Auxita está sola, sentada en una silla de la sala de espera de la clínica, con su agenda apoyada en el regazo y el bolígrafo en la mano derecha. En su expresión puede notarse mucha fatiga, sus ojos están algo rojos, las ojeras por un mal sueño son evidentes y su cara en sí parece hasta algo pálida. No obstante se dispone a escribir, aguardando el siguiente reporte médico sobre el estado de salud de su hermana.
Auxita escribe, como si se lo relatara a alguien: «Pasa el tiempo, Aurora está internada y sin despertarse, le están sedando para que no se mueva y su herida, que según dijeron fue muy profunda, pueda cicatrizar sin problemas, la cirugía fue de por sí muy compleja por eso la mantienen en terapia intensiva. Yo estoy debastada, si bien Mark me anima a que la vaya a ver en cuanto la lleven a cuidados intermedios, todavía no me animo a hacerlo, es que me cuesta creer que esté en una cama, con aparatos y tuvos conectados. Escribo porque ya no tengo fuerzas, no tengo lágrimas y hasta la voz se me fue; Mark me está acompañando y a él también lo veo mal, se siente culpable por lo que pasó aunque intento que entienda que esto fue un accidente. En cuanto a mí, es un impacto que no pensé recibir, verla caer así y perder sangre me dejó muy mal, de hecho esa imagen aún no me la puedo sacar de la cabeza y las pocas veces que puedo conciliar el sueño, las pesadillas con esa misma imagen son las que me abordan. En los primeros momentos de su internación me la pasaba llorando y gritando desesperada, pero ahora ya no puedo hacerlo, siento que las fuerzas se me fueron. Y es que ella es todo para mí, no quiero ni imaginarme que pueda morir y dejarme a mi suerte, sola; al menos tengo el apoyo de josé a quien le escribí un sms contándole, quiso venir pero al parecer Madrid está revuelto en estos días, por lo que le dije que no era necesario; pensé escribirle a jorge también pero hasta ahora estoy dudando, no sé si sea buena idea, además, se lo contará a Diego y no quiero ni que me escriba ni que venga, porque si el sms que recibió Mark resulta ser verdadero, no sé cómo reaccionaría ante él, por lo pronto sigo creyendo que esto pasó porque Aurora intervino para salvar a Mark, y nada más, prefiero creer eso de momento y no añadir más histeria a la que ya de por sí tengo con la situación. Ahora que estoy tranquila por decirlo así, solo vienen a mi mente momentos con mi hermana. Cuando éramos pequeñas, ella siempre tan sola, tan alejada del resto y yo tan diferente, tan social; pero siempre supe tener una conexión importante con ella, siempre nos entendimos aún siendo tan distintas. Pienso en cuánto hemos crecido, cuánto han cambiado las cosas, y que en este momento quisiera hacer lo que fuera para ser yo quien esté allí internada, y no ella. Sonrío un poco imaginándola al reaccionar y protestando por no poder moverse, pienso en decirle que se regrese a paraguay, no quiero que se siga exponiendo así. Aguardo con impaciencia a que reaccione, quiero escucharla hablar, verla abrir los ojos; quiero poder ayudarla a recuperarse y decirle cuanto la quiero, aunque me mande a la china después. Hermana de mi alma, mi mitad, mi gemela. Sos fuerte, siempre lo fuiste y lo serás más que yo. Dame la alegría de volver a verte bien, y yo voy a intentar no darte más dolores de cabeza. No sé qué haría si me dejás sola, no sé cómo le explicaría esto a mamá y a papá, quienes por cierto aún no saben de esto, no me atrevo a llamarles porque de hecho no me siento en condiciones de contarles. Por favor quedate conmigo, te necesito y te quiero; tendré que animarme a verte así, aunque se me rompa el corazón en trocitos. Todo sea por vos, mi Auro…»
Auxita finalmente ya no puede escribir más, solo firma y dibuja muy cerca de su nombre un corazón partido en dos, y cierra su agenda, suspirando y reprimiendo unas lágrimas.