Cae la noche de verano sobre Madrid, estoy sentada en la cafetería el encuentro con un batido de plátano y el portátil sobre la mesa. Y es que de pronto siento la necesidad de escribir. Las letras llegan hasta mis dedos, ahí encuentran su lugar y se hacen palabras como hace muchísimos meses no ocurría. Miro a mi alrededor y no puedo evitar preguntarme qué historia tendrá cada persona que está aquí? De dónde vendrá y hacia dónde irá? Les esperará alguien en una tranquila casa de la torre? Pasarán la noche en una habitación de hotel, como yo?
No tengo respuesta a estas preguntas. más bien debo replantearme qué haré con mi vida ahora que volví a Madrid, cómo le daré forma. No puedo seguir como hasta ahora, trabajando de cualquier cosa, quiero impulsar mi carrera como escritora.
Han sido casi dos años viajando por Argentina, México y Colombia. Me quedo con fotografías y recuerdos de esa época. Pero a mi mente le cuesta entender que llega la hora de armar proyectos, replantearse la situación y seguir. Con lo que he ganado pude comprar un auto, algo de ropa y nada más. Sigo dando vueltas con mi mochila y mi portátil por la ciudad, casi como cuando regresé. No me he planteado alquilar o comprar un piso y ahora que tengo ideas para un nuevo libro echo de menos un espacio menos ruidoso, decorado a mi gusto y al que pueda llamar mío. Si mis padres estuvieran vivos me darían una regañina por mi estilo de vida, y creerían que tenían toda la razón del mundo cuando decidieron oponerse a que estudiara letras, cosa que igual terminé haciendo. Eso sí, solo después de sacar la licenciatura en diseño gráfico para darles gusto a ellos. Aún así me dolió tanto perderlos! Sentía que aquí no me quedaba nada, así que me fui a viajar por América con la módica cantidad cobrada por los seguros.
¿Qué me pasa? Por qué de pronto siento esa necesidad imperiosa de escribir, de tener un espacio propio? Lo único que tengo claro es que debo escribir, tomar fotografías nuevas y dejar de vivir como una zombie. Estos trabajos temporales me están matando, físicamente hablando.
Supongo que cualquier momento es bueno para empezar de nuevo a escribir, y a vivir.