ahora que me encuentro sentado en el sillón de mi casa, sí, mi casa, me doy cuenta de que al fin se hizo realidad aquello que parecía un sueño guagiro.
veo a arnidrú corretear por todas partes y parece como si todo hubiera pasado ayer.
cuando fui trasladado al piso tutelado, el tiempo que pasé agobiándome ahí encerrado, cuando surgió la posibilidad de volver a caminar y la recuperación, hasta que finalmente vinieron las dos llamadas que tanto esperaba.
la primera cuando fui a la comisaría para iniciar los trámites de recuperación mediante la vía militar y ahora, que al fin me entregaron la llave de mi casa y todo aquello que nunca debió dejar de pertenecerme.
entro y los recuerdos me invaden. aquí estuve hecho polvo después del conflicto, aquí pasé momentos felices al lado de una persona que ahora mismo no sé si nunca me quiso; la verdad es que a estas alturas ya no me importa, y tantas otras cosas.
pero entro y también me lleno de emoción al saber que ya no tendré qué soñar con que al fin tengo mi casa.
cuántas veces estuve asomándome por los ventanales del piso tutelado imaginando que salía aunque fuera al rellano? cuántas veces veía pasear a la gente en la calle imaginando que era yo quien paseaba, cuántas veces me asomaba por la mirilla para contemplar a los vecinos e imaginar que era yo quien me dirigía a mi casa; ni qué decir de todas las veces que veía pasar el ascensor desde la mirilla e imaginaba que era yo quien lo pulsaba para ir a mi casa.
ahora ya no tendré qué imaginar nada, porque al fin tengo lo mío. ahora sí podré decir: voy a mi casa, sí, mi casa.