Son las ocho y media de la mañana y me encuentro en un taxi camino del trabajo.
Hace una mañana agradable y ya se ve bastante tráfico a esta hora.
Mientras el coche sale de la plaza de España me acomodo en el asiento trasero y miro a la calle absorta en mis pensamientos.
una punzada de nostalgia crece en mi interior al pensar en mi querido hogar. Mis padres… mi hermana… mi perro.
no es que me arrepienta de haber tomado la decisión de continuar con los estudios en Madrid. Deseo tener mi propia vida y disfrutar de la libertad que me da la independencia familiar.
Pero ahora en estos momentos sintiéndome lejos de mis seres queridos, estas cosas me parecen menos importantes que cuando decidí llevarlas a cabo.
Un frenazo del vehículo me saca de mi ensimismamiento y
el taxista toca la bocina enfadado. Un vehiculo ha invadido su carril de forma inesperada obligándole a parar bruscamente.
el taxista lanza varios improperios y prosigue su marcha enfadado.
Tras reponerme del susto y con el corazón acelerado, vuelvo a sumirme en mis pensamientos.
echo de menos a mi familia. Sobretodo las risas de mi hermana. Es curioso como valoras las cosas mas nimias cuando no las tienes a tu alcance.
Tal vez debería haber pasado mas tiempo con élla. Concluyo mordiendome el labio inferior y con una pizca de remordimiento. .
El taxi se detiene en un semáforo en rojo y Los peatones cruzan de un lado a otro de la calzada,
mientras Un vendedor pregona con voz cascada sus productos.
Instantes despues, el semáforo cambia a verde y el taxi vuelve a iniciar la marcha.
Consulto mi reloj de pulsera. Las ocho cuarenta y tres.
me felicito por haber salido con tiempo. Siempre es mejor hacerlo así y evitar las prisas y sorpresas de ultima hora.
El taxista dice; Le molesta que ponga la radio?
Dices; De ningún modo. Póngala usted.
el taxista trastea unmomento con el dial de la radio mientras conduce con una mano.
presto atención sin mucho interés mientras veo por la ventanilla como pasa la ciudad ante mí. .
-Siempre es lo mismo -digo para mis adentro. «Pan y circo».
Todo se basa en captar la atención de los ciudadanos en cosas superfluas.
Nos hacen trabajar como esclavos y luego nos dan una chuchería para que no nos revelemos contra el sistema. Y el deporte es una de esas chucherías en la que la mayoría de los seres humanos entramos como borreguitos camino del matadero.
me sobresalto al ver que eltaxista, medio vuelto hacia mi me mira sonriendo.
Durante unos instantes le miro sin saber como reaccionar y pregunto. Sucede algo?
La sonrisa del hombre se hace mas amplia y dice; -hemos llegado, señorita.
Perpleja, miro por la ventanilla y al ver la frutería caigo en la cuenta de mi realidad.
Se encuentra usted bién, señorita? Pregunta el taxista frunciendo el ceño con gesto algo preocupado.
-El que…? Cómo dice? Respondo aturdida.
-ah, sí. Disculpe mi atolondramiento. He debido quedarme dormida.
Cuánto es? Pregunto al hombre sintiendo como se va disipando mi confusión.
Con las mejillas algo arreboladas, Pago la carrera, y salgo del coche apretando el bolso contra mi cuerpo.