Punto de vista: Aletheia
Disclaimer
Las escenas que se describen a continuación ofrecen contenido sexual explícito que puede no ser apto para menores de 18 años y personas sensibles
Aletheia está acurrucada en la cama sin poder dormir, repasando lo ocurrido con Melany y sus alucinaciones
Aletheia decide dejar de lado ese tema y pensando en el intercambio por el canal entre él y Melany, intenta fantasear un rato
Quince minutos después, aletheia desiste de fantasear, la verdad no logra imaginarlo más allá de verle desnudo y sudoroso, acariciando su torso.
Aletheia respira profundo varias veces buscando relajarse para poderse dormir, hasta que por fin lo logra
Aletheia comienza a soñar
Mientras Aletheia camina por un pasillo largo, voces se escuchan cada vez más cerca.
A través de una puerta entreabierta, un haz de luz ilumina la habitación.
Aletheia se queda de pie sin entrar; desde donde está, puede ver la escena.
Él yace en una cama enorme, atado de pies y manos. Una sábana le cubre solo de la cintura hacia abajo; la muestra de su excitación se vislumbra con el bulto entre sus piernas.
A los pies de la cama, una preciosa mujer de ojos azules, se va desnudando poco a poco, mientras él le habla en ruso.
él insiste, la mujer niega.
ella se acerca y le venda los ojos, él intenta protestar, pero ella le calla, comiéndole la boca apasionadamente.
él suspira profundo y le dice algo en ruso, ella se muerde el labio y se acerca para desnudarle por completo.
aletheia le ve tan henchido que le provoca rozarlo, pero permanece inmóvil fuera de la habitación.
ella le dice algo en ruso, el miembro de él se contrae; su glande comienza a verse brillante. ella le roza con un dedo la superficie y recoge su humedad, la saborea, mientras le dice más cosas en ruso.
Aletheia ve como él se muerde el labio y forcejea para soltarse.
Desnuda, la mujer se sube a horcajadas sobre él y comienza a frotar su sexo con aquel miembro cada vez más turgente.
ella se recuesta sobre él, frota su sexo y sus pechos con deliberada lentitud; se nota que eso lo excita cada vez más.
él vuelve a hablarle en ruso, pero esta vez ella no contesta. Se incorpora y acerca su sexo al rostro de él, sin dejar que pueda tocarle, ni siquiera con la lengua.
Ella comienza a tocarse, sus gemidos irrumpen melódicamente en la escena.
él le habla, ella lo ignora mientras se toca y de vez en cuando, roza su boca con los dedos empapados con su esencia.
él sigue hablándole, ella se deja llevar y baja un poco la pelvis para que él pueda alcanzarla. ansioso, comienza a lamerla y saborearla; ella se aprieta los pechos y pellizca sus pezones al ritmo de aquella lengua.
ella se gira y se inclina para acoger aquel miembro entre sus labios y comenzar una competencia placentera.
Mientras él más la lame, ella más rápido lo succiona.
él jadea, ella lo acoge con fuerza, casi hasta la garganta, respirando despacio para contener el reflejo de arcadas.
Ella traga y él lame y chupa su clítoris, introduce su lengua entre aquellos labios jugosos; ella mordisquea y a su vez lo lame, succiona y saborea.
ella se incorpora y vuelve a girarse, dejando su sexo a merced de la boca de él.
Él vuelve a decir algo en ruso, ella le contesta descendiendo un poco más su pelvis y aferrándose al cabezal de la cama.
En un instante se nota que ella es presa de la ansiedad por sentirlo y se va deslizando hasta que su sexo roza de nuevo aquel miembro. Ella lo guía hasta la entrada y luego se deja caer, haciendo que él se deslice en su interior con fuerza en un solo movimiento. él jadea, ella gime.
El placer en el rostro de ambos es más que evidente.
Él empuja sus caderas hacia arriba, ella se deja caer una y otra vez, agarrándose los pechos y cabalgándole con fuerza.
El sonido de la carne contra la carne habla por sí solo.
Él da un tirón y rompe una de las cuerdas, ella se sobresalta pero no se detiene, está muy cerca de correrse.
Él se arranca la venda, quiere mirarla.
Él da otro tirón y la otra cuerda se rompe. la coge con firmeza por las caderas y la guía, una y otra vez contra su miembro, penetrándola con fuerza hasta que siente como ella se corre con un orgasmo potente.
Los gemidos de ella son música en los oídos de él.
Él se mueve despacio para salir de ella.
con dos movimientos secos, rompe las cuerdas que le atan los tobillos.
él le susurra al oído, ella cae sobre su torso estremeciéndose; él mete una de sus manos entre ambos, hasta que alcanza su clítoris y comienza a estimularlo; primero con lentitud y delicadeza, luego va aumentando el ritmo y la intensidad; ella comienza a gemir de nuevo, mientras él va sintiendo como su vagina se va tensando y lo aprieta
Aletheia ve que sigue henchido y palpitante, brillante por los flujos que lo empapan.
Él la levanta en peso y hace que se gire quedando boca arriba; poco a poco la va invitando a que se deslice, hasta que su glande roza su sexo, abriéndose paso con lentitud en su interior, a la par que sigue frotando y jugando con aquel clítoris, también turgente por la excitación.
él la penetra despacio, colmándola por completo; ella gime.
Desde donde Aletheia está, puede ver cómo su miembro se pierde casi por completo dentro de aquella mujer.
Aletheia suspira
Él le habla al oído mientras con una mano la estimula y con la otra le invita a cerrar las piernas; él junta sus piernas y apoya los pies sobre la cama; la invita a que ella apoye sus talones en sus rodillas y poco a poco comienza a mover sus caderas, empujando dentro de ella.
El roce es cada vez más intenso, ambos gimen y jadean.
Mientras la penetra despacio y lo más profundo que puede, no deja de susurrarle al oído. Ella se coge los pechos, pareciera por sus gestos que le pide más y más.
Él intensifica sus movimientos, coordinando la penetración con el roce de sus dedos; poco a poco va sintiendo como su vagina lo aprieta y lo lleva cada vez más hacia dentro.
Él le sigue susurrando, ella comienza a negar con la cabeza, gime, jadea y se retuerce.
ella parece suplicarle, el niega sin dejar de tocarla ni penetrarla, ahora un poco más rápido.
Aletheia identifica en la mujer que está a punto de correrse
La mirada de aletheia se cruza con la de él; él pareciera resoplar de fastidio.
Los gemidos cada vez más intensos de ella hacen que él olvide que ha visto a Aletheia y se centre en la mujer.
La mujer suplica, él parece concederle el deseo; ahora la penetra más rápido y sus dedos frotan haciendo círculos y apretando, hasta que ella alcanza otro orgasmo.
Aletheia lo observa, ve como él tensa su cuerpo, los glúteos, está tratando de contener su propio orgasmo.
él le habla al oído, ella asiente y se mueve despacio haciendo que él salga de ella.
Ella se pone a gatas, apoyando los antebrazos en el colchón. él se levanta, se coloca tras la mujer y la ccoge de las caderas empujando con fuerza y entrando por completo en ella.
La mujer jadea, el le da con la mano abierta una palmada sonora, luego otra y otra, mientras empuja cada vez con más velocidad y fuerza.
Ella gime, él le dice algo en ruso.
Él cierra los ojos un instante intentando conntrolar la respiración, ella empuja contra él, haciéndole perder la concentración.
él abre los ojos y alza la mirada hacia el espejo. su reflejo empujando tras la mujer lo excita. vuelve a cruzar la mirada con aletheia ahora a través del espejo y sin dejar de verla, comienza a correrse.
Aletheia se muerde el labio con fuerza, siente las bragas mojadas.
La mujer cae laxa sobre el colchón, él le acaricia la espalda y las nalgas y se acerca a susurrarle al oído.
Aletheia los observa distraída.
él se le acerca y la mira con rabia, Aletheia traga grueso. Sin pensarlo la coge del brazo y la saca a empujones, casi arrastrándola por el pasillo.
—¡Lárgate! —ordenó y aletheia sale cagando leches del sitio.
Aletheia se despierta, son las cinco menos diez, así que desactiva la alarma.
Murmuras con acento catalán, «menudo cabreo, mare meva»
aletheia se levanta y se dispone a comenzar con su rutina de entrenamientos.