Punto de vista: Margarita
Una habitación alquilada por Margarita
Margarita termina de ordenar su habitación, se sienta en la cama y toma su móvil de la mesita de luz, desbloqueándolo y buscando un contacto en él con rapidez.
Margarita le da al botón llamar una vez que encuentra el número y aguarda pacientemente, oyendo el tono que se produce del otro lado
Gloria descuelga la llamada y se establece la comunicación.
Gloria dice por teléfono, «hola?»
Margarita suspira al oír la voz de su amiga tan apagada
Margarita dice por teléfono, «hola, Glo? Estás bien?»
Gloria dice por teléfono, «sí. Quien habla?»
Margarita dice por teléfono, «no me reconocés? Soy Magy.»
Gloria dice por teléfono, «aaah, Magy. No, no te había reconocido, disculpá. Qué contás?»
Margarita dice por teléfono, «nada, llamaba para saber cómo andás vos, en realidad»
Gloria dice por teléfono, «igual que siempre, querida…padeciendo la soledad, el castigo que me dio la vida, quitándome a mi marido y sin saber nada de mi hija, mi única hija»
Margarita dice por teléfono, » pero si de tu hija siempre sabés, yo te vengo contando cosas»
Gloria dice por teléfono, «sí, aunque tampoco es que me digas mucho, ahora me estás llamando después de no sé cuánto tiempo vos»
Margarita dice por teléfono, «perdoname Glo, andaba re ocupada con cosas, justo por eso te estoy llamando ahora. Decime una cosa…no te planteaste la opción de venirte para España? A lo mejor estarías mejor acá, y más cerca de la Romi incluso.»
Gloria dice por teléfono, «pero qué decís querida…si Romi no quiere saber nada de mí. para qué voy a ir a joderle la vida allá?»
Margarita suspira, pasándose una mano por la cara.
Margarita dice por teléfono, «qué joderla ni qué nada, sos su mamá y tiene que entender que estás muy sola, encima según lo poco que pude ver la cosa en Argentina está cada vez peor en cuanto a economía…en serio te vendría bien venir.»
Se produce un breve silencio del otro lado
Gloria dice por teléfono, «y mirá, la verdad…por un lado quisiera ver a mi Ro, abrazarla, pedirle perdón por haberme equivocado con ella en algunas cosas…pero la verdad no sé…»
Margarita dice por teléfono, «escuchame, vamos a hacer una cosa…Venite a España, si no tenés plata te mando yo lo que pueda para el pasaje, y a la Ro no le vamos a decir nada hasta tanto llegues. Te parece? Así no la sobrealertamos»
Gloria dice por teléfono, «pero Magy, no sé…»
Margarita se pone muy seria y retiene a penas otro suspiro, de modo a no mostrarle a Gloria su molestia
Margarita dice por teléfono, «pero qué es lo que no sabés, Gloria? Para mí no hay mucho que pensar…vení, acá vas a estar bien, te vamos a intentar recuperar de la depresión, vas a estar cerca de tu hija y por ahí quien sabe…hasta encontrás trabajo en tu profesión. No sé qué tanto vas a dudar.»
Gloria dice por teléfono, «ya te dije, no quiero joder más a la Ro, comprendé, ella me odia…mmm prefiero morirme acá sola, total…»
Margarita niega con la cabeza y aleja un poco el teléfono, para soltar ahora sí el aire que ha estado conteniendo.
Margarita dice por teléfono, «a ver como te explico esto, Glo…ella no te odia, es joven y hay cosas que todavía no dimensiona, pero sabés? No hace mucho le hablé de traerte a España, y te cuento que me dijo que sí, quería que vinieras. No te parece eso suficiente para dejar de pensar que te odia, eh?»
Gloria se vuelve a quedar callada por un instante, para luego hablar con la voz un tanto quebrada.
Gloria dice por teléfono, «en serio quiere que me vaya? bueno…»
Gloria no puede evitarlo más y llora al teléfono
Margarita dice por teléfono, «sí Glo, tu hija quiere verte, es verdad que a lo mejor van a tener que hablar, aclarar cosas…pero creeme, no se niega a que vengas, incluso tiene una casa ya acá, pueden vivir ahí tranquilamente juntas.»
Gloria dice por teléfono, «Magy, es una bendición que vos sigas en nuestras vidas querida…bendigo que te hayas ido allá y la hayas convencido, de otro modo eso no hubiera sido posible…Si de verdad me decís que quiere que me vaya yo voy, la re extraño, no sabés cuánto. al igual que a mi querido esposo.»
Gloria dice por teléfono, «pero solo con una condición…que si me siento morir me manden para acá, no quiero ir a terminar en un país ageno, quiero morir en mi amada Argentina. sí?»
Margarita niega de nuevo con la cabeza e intenta mantenerse serena.
Margarita dice por teléfono, «mirá, será como vos quieras, pero dejame decirte algo. De morirte nada, vas a ver que en cuanto te estabilices acá la cosa va ir mejor para vos y ya no vas a tener esas sensaciones. Vamos, confiá en mí por única vez en tu vida, Gloria»
Gloria dice por teléfono, «pero qué decís querida, si siempre confié en vos, de hecho sos la única en quien confío y a quien agradezco que hoy en día esté cuidando de mi único tesoro, de mi linda Romina»
Se oye a una Gloria algo más tranquila
Margarita dice por teléfono, «sí, hago lo que puedo, igual ella tiene su vida, sus cosas…pero siempre estoy pendiente. Entonces, venís para acá? Te mando plata para el pasaje? o cómo hacemos?»
Gloria dice por teléfono, «no tranquila, tengo suficiente para comprarme un vuelo directo, no te aflijas. Voy a ver eso en la brevedad, quiero verlas lo más rápido que me sea posible, quiero abrazar a mi Ro y decirle cuánto la amo»
Margarita sonríe ligeramente al conseguir su propósito.
Margarita dice por teléfono, «perfecto, entonces vamos a estar comunicándonos por mail, cualquier cosa me avisás. Está bien? Igual no le voy a decir a la Romi de esto, vamos a sorprenderla.»
Gloria dice por teléfono, «dale, es un hecho. A ver si le puedo llevar de los alfajores que tanto le gustan.»
Margarita dice por teléfono, «no, mejor no te compliques, en un club acá en Madrid venden unos alfajores muy muy parecidos a los que hay allá, y a la Ro le encantan. Traé suficiente plata para comprarle unos cuantos y ya está»
Gloria dice por teléfono, «aah, mejor! Bueno, estamos hablando, voy a ir preparando maletas y cosas, muero por verlas a las 2 y nada…a ver si dejo de sentirme tan sola…»
Margarita dice por teléfono, «ya vas a ver que acá todas vamos a estar mejor. Te dejo, estamos en contacto para coordinar tu viaje, Glo»
Gloria dice por teléfono, «Gracias querida Margarita…Gracias de todo corazón. Hablamos, saludos a mi princesa si le contás que me llamaste.»
Margarita dice por teléfono, «siempre le cuento cuando te llamo. Que estés bien, querida.»
Margarita cuelga la llamada, deja el teléfono nuevamente en la mesita de luz y tras buscar ropa, se mete al baño a darse una ducha.
Unos días más tarde…
Comunidad de Madrid; Restaurante Imperium Food
Ves una camarera aquí.
Margarita está con mucho trabajo en el restaurante, los clientes no paran de llegar y ella no ha descansado desde que empezó su turno.
Margarita anota una de las ventas en una planilla, cuando de repente recuerda algo tras mirar la hora en un gran reloj de pared
El ambiente en el restaurante se torna bastante ruidoso; entre los murmullos de los clientes, la música funcional e incluso el sonido de los conciertos y demás espectáculos provenientes del cabaret, donde también hay bastante afluencia de personas.
Margarita intenta adentrarse hacia la cocina del local para evitar el ruido, saca el móvil y tras pensar un momento, busca el contacto de Romina
Margarita le da al botón de llamada con algo de urgencia y aguarda
El teléfono da tono
Romina ha descolgado la llamada y se establece la comunicación.
Romina dice por teléfono, «hola Magy»
Margarita dice por teléfono, «hola, Romi. Contame, por dónde andás?»
Romina dice por teléfono, «estoy en Zaragoza, me llamaron para una entrevista de trabajo y estoy esperando que me reconfirmen para ir a donde me tienen que entrevistar. Por qué? Qué pasa?»
Margarita suspira
Margarita dice por teléfono, «en Zaragoza…a unas cuantas horas de acá de Madrid, verdad? No vas a poder venir…»
Romina dice por teléfono, «sí, 3 horas y un poquito más. Pero qué, para qué me necesitás?»
Margarita camina inquieta por el pequeño lugar donde se encuentra mientras otras trabajadoras la miran con mala cara al ver que no hace nada a pesar de la enorme cantidad de clientes.
Margarita dice por teléfono, «es que bueno, no te iba a contar porque era sorpresa pero me veo en la necesidad…tu mamá va estar llegando al aeropuerto de Barajas más o menos en una hora…y quería pedirte que la busques, a mí me va ser imposible.»
Romina dice por teléfono, «qué? Mamá viene a España? Pero…»
Margarita dice por teléfono, «pero nada, Ro, ya no hay vuelta atrás, está volando para acá así que protestar no te va servir de nada.»
una brisa acaricia tu cara
Romina dice por teléfono, «ya veo…pero por qué no la podés buscar vos? A caso no podés dejar tu laburo allá e ir un ratito al aeropuerto? Yo no me puedo mover de acá, en cualquier momento me pueden llamar, la tienda donde postulé para trabajar está en Zaragoza»
Margarita dice por teléfono, «en cualquier otra circunstancia dejaría el laburo como decís…pero justo hoy estamos abarrotados acá en el restaurante. pero bueno, veo como lo soluciono y voy por ella, en el estado mental en el que está no puede andar sola por mucho tiempo en un lugar que no conoce, no te imaginás lo mal que está, romina»
Romina dice por teléfono, «bueno pero perdoname…si no hubieras querido traerla a escondidas de mí y me hubieras contado de esto antes, capaz nos organizábamos e iba para Madrid un ratito, ahora ya no hay tiempo y es como te digo, no me puedo mover de acá hasta tanto me entrevisten. No quiero perder la oportunidad, Magy.»
Margarita dice por teléfono, «pero qué decís? Traerla a escondidas nada…en fin, no puedo discutir contigo ahora, ya veo como soluciono esto. Eso sí, vas a tener que acondicionar tu casa porque como te reitero, ella no está como para hospedarse mucho tiempo en habitaciones pequeñas de hotel, necesita comodidad y muchos cuidados. Espero sepas entender eso»
Romina dice por teléfono, «si si, eso lo entiendo…por ahora mantenela ahí con vos, yo recién voy a poder librarme cuando me entrevisten, antes no. Cuando me vaya vemos lo de la casa, no falta mucho por reacondicionar la verdad, de repente limpiarla algo pero poco más.»
Margarita dice por teléfono, «bueno, ya está…cualquier cosa te estoy avisando.»
oyes risas a lo lejos
Romina dice por teléfono, «dale Magy. Saludos a mamá, decile que nos vamos a ver pronto.»
Margarita dice por teléfono, «le digo. Nos vemos.»
Margarita cuelga la llamada y guarda el móvil en el bolsillo de su delantal
Margarita se dirige hasta la camarera que coordina los trabajos de los empleados temporales, le explica del mejor modo posible que le ha surgido una urgencia y que debe salir del restaurante. La camarera se niega en principio y le señala el local abarrotado, Margarita asiente y vuelve a hablarle un poco más, hasta que luego de cierto tiempo la convence, con la condición de que a penas resuelva la urgencia debe regresar al restaurante, a lo que Margarita está de acuerdo.
Margarita se quita el uniforme de trabajo y sale disparada hasta la calle para llamar un taxi.
Subí al taxi a penas lo vi llegar, fui hasta el aeropuerto y en menos de una hora, Gloria había bajado del avión. Gestionamos su entrada al país y a penas terminada esa faena, y tras recoger su equipaje, volvimos a llamar otro taxi que nos llevara hasta el hotel de preciados; por el camino íbamos hablando aunque a decir verdad me preocupaba mucho verla tan demacrada y apagada, la depresión por la muerte de su marido la había llevado a niveles inimaginables de dejadez y tristeza. Llegamos al hotel, gestioné las cosas para que nos dieran una habitación doble, de modo a estar juntas y como para ayudarla por si necesitaba algo. Todo el tiempo me mostraba ansias por ver a Romina, le dije que tendríamos que esperar porque andaba ocupada, pero que más temprano que tarde la veríamos. Me aseguré de que Gloria quedara cómoda en la habitación y le dije que tenía que salir, que andaba apurada porque en el restaurante donde trabajaba me estaban necesitando. Le dije que trataría de no tardar, la veía algo incómoda pero al final terminó aceptando. Volví a mandarle un mensaje a Romina, le envié el número de habitación de hotel donde estábamos por si pudiera venir a Madrid y ver a su mamá, necesitaba que me ayude con esto, Gloria debía recuperarse y yo sabía que ver a su hija serviría de mucho. Romina no contestó a mi mensaje, guardé el teléfono y me centré únicamente en trabajar, para luego llegar exausta esa noche, conversar un poco más con Gloria y casi obligarla a cenar, para que luego pudiéramos dormir ya que mañana sería otro día pesado en el que habríamos de ver si por fin pudiéramos comenzar a reencausar las cosas.