Punto de vista: AriaBlaid
AriaBlaid abre los ojos después de la larga noche que ha tenido, mira al techo de la habitación y se restriega los ojos con las manos para desperezarse, un vistazo a la mesita de noche la despavila por completo. La sorpresa se deja ver en sus oscuros ojos y mira su cartera con un suspiro cansado, levantarse de la cama le parece imposible pero lo consigue con esfuerzo y, después de ver los 291€ pasa la mano nerviosamente por su cabello y decide tomar el periódico que compró el día anterior instantes antes de entrar al hotel.
después de mirar la sección de trabajos marca algunos con un volígrafo y saca un currículum de su carpeta, mira de forma fugáz algunas pinturas que hizo en el viaje a España y ojea perezosamente el papel en el que ve sus estudios y sus dibersos trabajos, también suspira al ver lo poco que habla de su pintura, abandonar su sueño le pesa tanto que siente como se le empañan nuevamente los ojos.Se obliga a mantener la compostura, sonríe con tristeza al dejar el currículum para observar fotografías de premios y reconocimientos a sus cuadros, fotos en las cuales su cabello rojo refulje y en sus ojillos ónice puede verse la alegría pura, una sonrisa sincera. Todo se le hace tan lejano, ¿Cuantas modelos no han pasado por sus trazos? Pero dejar a su familia fue algo obligatorio, el cambio de imagen es necesario para empezar con otra etapa en su pintura, una mas naturalista, si cabe.
alejando todos los recuerdos de su familia llama primero a un restaurante para concertar una entrevista de trabajo y, después para una cita en la peluquería, definitivo, el cambio ha de ser definitivo. Tal vez apuntarse al rutinario hecho de caminar de un sitio a otro durante una hora para bajar de peso, una nueva forma de vestir, dejar de lado tanto blanco y centrarse en ponerse mas color, tal vez pintarse a sí misma otra vez.
Aria se pone de pie y con una sonrisa esperanzada sale al fin del lugar.
se despide de la recepcionista con una sonrisa, mira con cara extrañada al hombre que duerme en el suelo y sale a preciados con el ceño fruncido
camina por la ciudad, el tramo hasta la peluquería es un poco largo pero lo mira todo con tanta curiosidad que casi siente como una niña
ya cercana a la peluquería según las indicaciónes que lleva en un papel observa un club, se anota mentalmente la futura entrada.
ya en la calle Alcalá se para a mirar la peluquería y entra con pasos rápidos y cortos.
va cambiando el color de las paredes mentalmente, indica con voz baja lo que desea en su cabello y jugueteando con sus dedos se plantéa también arreglarse las uñas.
se encuentra consigo misma en el espejo y también pinta el marco del espejo mentalmente, harían falta flores, fuxias y cremas, tal vez un rosa pastél, poner las sillas en blanco, una música más suave…
sonríe al darse cuenta de su forma de colorear el mundo
después de ordenar su cabello se queda mirándose en un espejo distraídamente, ha empezado su metamorfósis sigue su camino a el restaurante de amburguesas
ya por el paseo del prado Aria lo mira todo con ganas de tomar un pincel entre los dedos y pintar cuanto se cruce en su camino.
una alegría serena la embarga, siente que se quedará sin mejillas de tanto sonreír.
¡Aquí! aquí es mi nuevo comienzo.
ya en frente del cabaret en el que se uvica el restaurante los nervios se apoderan de ella. Nunca fue de mucho contacto con la gente, sus mejores amigos fueron los pinceles, los artistas se alejan de la gente porque hay tanto arte en tantos detayes que se sienten inferiores por no poder captarlos todos, por no poder atrapar un ápice de persona e interpretarlo en colores y formas, en canciones y versos. Entra al cabaret indecisa de lo que hará
Se consuela con el cambio, con la nueva Aria y se asegura que ella si podrá capturar un ápice de cada obra de arte que se choque con sus pupilas.
al entrar al cabaret la música la absorve, saca su vena artística y los colores se presentan en su mente como caricias cambiantes.
Escuchas un blues basado en una estructura armónica europea.
el bals francés la apresa en sus colores fríos, la gente en su ir y venir la envelesa con sus distintas sonrisas, las damas separadas de la multitud tan distintas y tan sensiblesEscuchas un potente Rift de Blues Rock
entonces ve el restaurante y la chica que trabaja en él, de alguna forma se reconocen sin conocerse y Aria se prenda de la posivilidad de trabajo, ¿Se verá en sus ojos aquella necesidad de ser alguien, de hacer algo?deja de contemplar el arte, entra al restaurante de una vez por todas.
Buenos días, señorita, Soy Aria, Aria Blaid. -Da su mano a la joven camarera que la mira con la misma curiosidad que tenía Aria por la multitud anterior- –¿Tiene alguna experiencia vendiendo? -Pregunta la joven- –Sí, claro, he trabajado en Irlanda vendiendo flores, He vendido perfumes, y por supuesto, he vendido pinturas y cuadros.
la camarera asiente conforme y le dice: –Ayúdame a vender estas amburguesas, te daré 1.50€ por cada una, vamos a ver que haces.
Aria sonríe y reprime el impulso de saltar y abrazar a la ahora supervisora.
toma las amburguesas entre sus manos y empieza a esperar.
después de terminar su turno, Aria sale con una sonrisa del lugar, las manos le duelen, ha hecho una buena venta y se ha sacado un muy buen dinero en unas horas
se plantea comprar la ropa que tanto ayudaría a su cambio de looc. Pero decide aprovechar para descansar un rato en el paseo del prado
Un cliente Abona una consumición.
El barman trata a los clientes de forma esquisita.
de camino a la salida se fija en un bar al cual termina por entrar y pide un bonito con pimientoEl barman gestiona las consumiciones.
disfruta de la comida y le sonríe al camarero con dulzura, deja el dinero en la mesa y se va, ha tenido que ver arte en cada parte por la que ha caminado y necesita pintar, el familiar picor en los dedos es muestra de llo.ya entrada la noche Aria se acerca al club que vio de camino al trajo, mira a los guardias con curiosidad y decide detayar sus trajes, el cartel de la entrada, como se reflejan las luces en las puertas…
Música actual suena a todo volumen.
oyes sirenas a lo lejos
la sonrisa que se forma en sus labios es enorme, un destello alegre le baila en los ojos y se deja llevar por la música, ve el café y la barra y decide que al día siguiente desayunaráallímira a la recepcionista absorviendo cada parte de lo que ella quisiera ser, se visualiza con esos ismos tacones, los mismos colores en la ropa y pide la abitación.
entra cansada a la habitación, acomoda nuevamente sus cosas, el escritorio le parece perfecto para pintar, la cama parece gritar su nombre y un suspiro agotado se escapa de sus labios
tiene tanto por pintar, los ojos tan cansados y decide pintar, si no no podrá dormir. Ordena nuevamente las pinturas, (Ir por ellas no fue molestia) Un trazo, dos, ya a las tres de la madrugada el rostro de una sílfide le devuelve la mirada, sostiene una flor violeta que vio en el paseo del prado y tiene la sonrisa de la camarera, en sus ojos puede verse el azul media noche de el club y entre el cabello lleva adornos relacionados con flores salvajes que vio por la calle. El hada yace sentada con un vestido para vailar un bals y el cesped en otros lugares verdes toma el color del otoño, hojas castañas pueden verse en el aire y los labios rojos de la creatura, los mismos labios de la recepcionista tienen una sonrisa amistosa y traviesa.
los labios de una, la sonrisa de otra. El arte es la mejor mezcla de lo mejor. En las alas de la fantástica sílfide pueden verse en detalles apenas notorios juegos de luces, como los del cabaret y el club.
Aria sonríe conforme con su cuadro y decide acostarse mientras el cuadro se seca.