Punto de vista: Héctor
Comunidad de Madrid; puerta del sol
Ves La estatua de la Mariblanca, La estatua ecuestre de Carlos III ,Un coche blindado bMR, y mitsumitsi montero aquí.
Héctor saca un cigarro y lo enciende
Héctor fuma desesperado
Héctor mira el lugar
Observas un dron de vigilancia cruzar toda la ciudad.
Héctor mira el control militar
Héctor se acerca al control
Lilu mira monitores en el control
Sergio ve acercarse a un hombre
Héctor tira el cigarrillo
Sergio dice con acento leonés, «perdón, no puede pasar de esa línea»
Héctor Dice: «disculpe»
Sergio mira a Héctor
Héctor Dice: «vengo a entregarme»
Sergio dice con acento leonés, «a entregarse?»
Caty llega desde la calle de preciados.
Héctor Dice: «si, atropellé a un hombre hace como un mes»
Sergio hace un gesto al hombre para que se acerque
Héctor se acerca
Sergio dice con acento leonés, «dígame su nombre y apellido »
Héctor Dice: «Héctor Rosales»
Sergio mira a Lilu y se pone al ordenador
Sergio murmura con acento leonés, «permiso»
Sergio teclea
Lilu asiente
Sergio mira al hombre de nuevo
Sergio vuelve a su lado
Sergio dice con acento leonés, «deme su identificación »
Héctor le entrega el documento
Sergio se cuelga el fusil
Sergio coge el documento y lo revisa
Sergio dice con acento leonés, «por qué se entrega?»
Héctor Dice: «por la culpa»
oyes sirenas a lo lejos
Sergio dice con acento leonés, «la culpa de salir corriendo o la de hacerlo a propósito?»
Héctor Dice: «de salir corriendo»
Lilu sigue mirando los monitores
Sergio dice con acento leonés, «deje todas sus cosas en esa bandeja »
Sergio señala una bandeja en el mostrador
Héctor comienza a sacar cosas de sus bolsillos
ttatti llega desde el este.
Sergio mira fijamente los movimientos del hombre
Sergio dice con acento leonés, «separe los brazos del cuerpo »
Héctor saca un puñal de la bota y lo deja en la Bandeja
Héctor obedece
Sergio mira el arma
lilu mira la bandeja de reojo
Sergio dice con acento leonés, «Jiménez, mete todo eso en una bolsa y etiquétala »
Sergio cachea al hombre
lilu dice con acento Jienense, «me ocupo»
Sergio dice con acento leonés, «dese la vuelta, las manos a la espalda »
Héctor obedece al soldado
lilu saca una bolsa hermética y mete las cosas dentro precintándola
Sergio descuelga unas esposas de su cinturón y se las coloca a Héctor
Sergio las aprieta y coge la cadena
Sergio mira a lilu
lilu pone una etiqueta en la bolsa con el nombre de Héctor
lilu dice con acento Jienense, «listo»
Sergio coge la bolsa
Sergio dice con acento leonés, «andando, caballero »
Sergio dice con acento leonés, «Jiménez, voy a base »
Héctor sigue al soldado
lilu dice con acento Jienense, «yo permanezco aquí señor»
Sergio sale del control h camina con el hombre hacia el blindado
Sergio abre el coche.
Sergio entra en Un coche blindado bMR.
Un coche blindado bMR
Te encuentras con Sergio.
Sergio cierra las puertas.
Sergio indica el asiento al hombre
Héctor se sienta en el lugar indicado
Sergio se sienta en el asiento del conductor y arranca el motor
Sergio se coloca el fusil sobre las piernas y ajusta el cinturón
El vehículo se pone en marcha.
Sergio dice con acento leonés, «y ese puñal?»
Sergio mira por el retrovisor
Héctor Dice: «era de mis tiempos en el ejército»
Sergio dice con acento leonés, «eso tiene más de 10 centímetros »
Sergio dice con acento leonés, «está considerado arma blanca»
Héctor Dice: «nos enseñaron a tener un arma encima siempre»
Sergio conduce hacia la base militar
Sergio dice con acento leonés, «y en el ejército le enseñaron a atropellar y salir corriendo?»
Dices: «no, pero aprendí a hacer los vuelos de la muerte»
Sergio pasa los controles deteniéndose en cada uno para identificarse
Héctor Dice: «no sé si los conoce»
Sergio apaga el motor.
Sergio dice con acento leonés, «con cazas?»
Sergio se desabrocha el cinturón
Dices: «con lo que sea»
Dices: «cargueros»
Sergio dice con acento leonés, «aquí lo llamamos kamikazes »
Sergio dice con acento leonés, «quédese ahí »
Sergio abre las puertas.
Sergio sale de Un coche blindado bMR.
Han cerrado el vehículo desde fuera.
Abren el vehículo desde fuera.
Sergio Dice: salga
Comunidad de Madrid; Plaza central de la base militar de S.Y.
Ves un furgón militar médico, Maz 710, land Kruisset, Land Róber Defender, y Un coche blindado bMR aquí.
Te encuentras con Sergio.
Sergio cierra Un coche blindado bMR
Empiezas a seguir a Sergio.
oyes sirenas a lo lejos
Sergio coge la cadena y tira del hombre hacia el complejo
Complejo de instalaciones
Te encuentras con Sergio.
Sergio formaliza la entrada del hombre
Sergio camina con él hacia la galería
Unos guardias te arrastran hacia una celda subterránea y te dejan caer en ella.
Unos guardias se llevan a Héctor a una celda.
una celda.
Sergio entra en la celda.
Sergio dice con acento leonés, «dese la vuelta »
Héctor se da la vuelta
Sergio le quita las esposas
Sergio dice con acento leonés, «al muro»
Héctor camina hasta el muro
Sergio dice con acento leonés, «feliz estancia»
Héctor Dice: «gracias»
Sergio sale de la celda y cierra, bloqueándola
Cuando el soldado se fue, comencé a reflexionar acerca de toda mi vida
Había nacido hace 55, casi 56 años, a mitades de 1962 en un pueblo en el medio de la provincia de Santa fe´, en Argentina. Mi infancia fue complicada. Ayudaba a mi padre, que trabajaba de peón rural en un campo a 30 kilómetros de distancia de nuestro hogar junto a mi madre. Estudié en una escuela rural que me enseñó a leer y escribir y nada más. Allí hice la primaria y secundaria. A los 18, fui a hacer el servicio militar. Lo terminé sin espectáculos y tenía una vida sin hacer por delante. Logré conseguir un trabajo como transportista. Todavía recuerdo el viejo camión cargado con lo que sea. Frutas, verduras, animales… en ese camión, transporté de todo. Con mi trabajo, ayudé a mis viejos ya jubilados los 2 a seguir viviendo. Cuando tenía 21 años, conocí a una chica. Recuerdo que nos unimos en matrimonio a los 23 míos y 24 de ella. Me dio un hijo hermoso antes que la muerte me la llevara. Estuve un largo tiempo de luto. Con la ayuda de mi madre y padre,, criamos a Pablo, mi hijo. Conseguí un campo cerca de la casa de mis padres. No era grande, pero era lo suficiente para vivir cómodamente. Unos amigos me regalaron una vaca y un caballo. Compré un camión deteriorado y lo arreglé un poco y comencé a trabajar. En 10 años, Pablo había crecido, el campo me daba algunas ganancias y vivíamos contentos y con el estómago lleno. Mis padres fallecieron con meses de diferencia. Primero falleció mi madre y 2 meses después, mi padre. Lloré, como solo había llorado una vez. Cuando murió mi esposa.
La vida siguió con sus vaivenes. Todo siguió bien aproximadamente 20 años. Me enteré que el hijo de un político local que tenían dinero para dar y prestar quería los campos que eran de mi propiedad. Primero me los pidió bien, me los quiso comprar. Luego me hizo una pequeña amenaza, ya no me gustó. Luego con ayuda de su padre, me los quitaron. Nunca descubrí como lo consiguieron. Tenía las escrituras y los papeles correspondientes. Una mañana, llegaron a mi puerta una camioneta de la policía y un camión de mudanzas. El hombre me pidió que me retirara del lugar. Si hubieran sido menos, seguro los mataba con la escopeta que tenía en la casa. Pero ni yo que era medio bravo me animaba a trenzarme en batalla con 10 hombres armados. Me retiré de mi casa, sin antes abrirles el corral a los animales. Me dije para mí mismo. Si querés trabajar la tierra, puedes empezar a buscar los animales. Cargamos algunas cosas en las camionetas que teníamos con Pablo y otras en el camión de mudanzas que el hombre amablemente había dispuesto para mi uso. Me acerqué y le murmuré amenazante: A esta la ganaste. Si te llego a encontrar fuera del país, te mato. El hombre me miró y asintió. Subí a la camioneta, Pablo ocupó la otra. El camión nos siguió. Me dirigí a una casa de empeños y vendimos todo excepto nuestras ropas. Sacamos aproximadamente 10000 euros. repartimos el dinero con Pablo. Él se fue a España, yo me fui a descansar en una playa en Brasil. Estuve 2 meses en Brasil y ya con los bolsillos casi vacíos y con un bronceo, tomé rumbo a España. Perdí el rastro de Pablo. Llegué a Madrid como al 20 de agosto. Conseguí pequeños trabajos como vendedor de cereales y repartidor de pizzas. Supe que estaban en guerra. Estuve alerta por si había un ataque. Conseguí un departamento en la torre de Madrid con un descuento por entregar el dinero en efectivo. En enero conseguí un Suvaru BRZ en una subasta de S.Y.
Una noche mientras conducía el coche anteriormente mencionado por la calle de Preciados no me percaté de un cuerpo que estaba en la orilla de la calle. Cuando sentí un golpe, me detuve un momento y miré. Lo que parecía un cuerpo humano estaba rodeado por un charco de sangre. Salí lo más rápido, posible de la escena. Me dirigí al Centro Comercial, allí lo estacioné. Me metí en los camiones de las pizzas, me fui a repartir. Cuando volví, el auto ya no estaba. S. Y ya lo volvían a tener. Unas semanas después me entregué. No supe más nada de la persona que atropellé. No sabía si había sobrevivido a mis capacidades o falta de ellas para la conducción. Ahora estoy en esta celda reflexionando de lo que hice mal y de lo que no hice. Pensé en mi hijo perdido, sabrá dios lo que habrá sido de él. ¿estaría muerto? ¿Estaría luchando? o estaría en su casa, tomando mate mientras piensa lo mismo que yo. Me dormí reflexionando y pensando.