Punto de vista: Aurora
Iniciando la relación.
una habitación alquilada por Aurora.
Aurora y Gerardo duermen, luego de otra apasionada noche en la que ambos han vivido una experiencia única. Amanece, Gerardo se despierta primero y tras abrir los ojos y adquirir por completo la conciencia, mira a Aurora y se queda pensando.
Gerardo se mueve lentamente de modo a no despertarla, busca en su mochila un pequeño cuaderno parecido a un libro, un bolígrafo y lo abre. Se vuelve a acomodar en la cama muy cerca de Aurora y ayudado por la luz del día que entra por la ventana, se guía para escribir mientras la mira de tanto en tanto.
Gerardo suspira lo más lento que puede al terminar cada línea, además de mirar a la chica profundamente dormida.
«Pensé que este momento nunca llegaría y ahora que llegó, dejo en un papel plasmadas mis desordenadas emociones, tal como me las dejaste ahora que finalmente me has permitido ir más allá de simplemente conocerte.
Siento que la vida es distinta, soñaba con este momento y aunque han sido infinitas las veces que creí que no llegaría, hoy es realidad y veo como todo mi mundo finalmente se ilumina con tu sola presencia.
Despertar y que lo primero en poder apreciar muy cerca mío sea tu cuerpo perfecto, tu rostro relajado y libre de seriedad que muestras en vigilia…tu hermoso pelo rubio desparramado en la almohada y esos ojos, que con su intensidad al mirarme con luz propia me desafían a no acercarme demasiado a tí.
Esto, mi amada, es lo que me devuelve la felicidad, lo que me hace reafirmar que sin duda alguna, eres la Aurora que llega a mi vida luego de una noche oscura que parecía no tener final, un eterno sueño que parecía no poder ser real.
Soy tan afortunado de que me hayas dejado entrar en tu vida, acceder a tu cuerpo en detalle y sin miedos, explorar tus tan ocultas emociones y ese lado noble que tienes, pero no lo quieres mostrar. Es tan mágico conocer a la mujer que está muy dentro de la coraza, es tan único sentirme dueño de eso y que tú misma me digas, confiada pero con voz firme, no lo compartas con nadie.
Bendigo tu vida y todo lo que eres. Quiero conservar este momento eternamente, quiero ir superando más barreras y cumplir mi sueño de tener una vida a tu lado. Sin quitarte tu esencia, sin robarte tu libertad; porque eso eres tú, eso me ha enamorado y es eso lo que te hace ser, en definitiva, la única dueña y señora de mi alma.
Gracias por dejarme soltar de tí las cadenas del resentimiento y del rencor, gracias por dejarme conocer el manantial de tus lágrimas que jamás has dejado ver, aunque quizás creas que no soy merecedor de tan grandiosa revelación. Las guardaré como un tesoro infinito y valioso, las tendré impregnadas en mi corazón y me las llevaré a la tumba.
Quiero ser solo para tí y tenerte solo para mí, quiero que comprendas el amor que siento, y que sepas que jamás permitiré que eso, ni ninguna otra cosa dañe tu ser, tu alma renovada. Que dirijas mi vida como te gusta, que me dejes seguir conociendo a la distinta, a esa que tal vez nunca salga a luz ante los demás.
Agradezco a la vida por tu existencia, por unirla con la mía, y pido porque este sueño hecho realidad permanezca para siempre intacto entre nosotros. Te amo, Aurora.»
18 de junio de 2019; de un romántico empedernido, para una cautiva liberada.
Gerardo cierra el cuaderno, lo posa suavemente sobre la mesita de luz de su lado y vuelve a mirar a Aurora, que no se ha movido de su lugar.
Gerardo se acerca con lentitud y dudando, luego se decide y tras rozar sus labios, la abraza y la levanta, situándola en su regazo.
Ante esto Aurora despierta sobresaltada, intenta moverse pero Gerardo la sostiene con fuerza entre sus brazos y su reacción inmediata es suspirar y tensar su cuerpo por completo.
Aurora abre los ojos, ve la cara sonriente de Gerardo y se relaja,
Murmuras: «idiota…no hagas eso de vuelta. Creí cualquier cosa.»
Gerardo dice: «buenos días, corazón…tranquila, es para que tengas un despertar diferente.»
Gerardo mantiene la sonrisa mientras la mira.
Aurora se aclara un poco la voz.
Dices: «buenos días. Sí, ya veo»
Gerardo dice: «hablando de despertar…habrás visto que perdiste la apuesta»
Dices: «mmm sí, igual pudiste haber puesto alarma, eso no sirve.»
Gerardo ríe y la vuelve a sostener con fuerza entre sus brazos.
Aurora se estremece ante eso y levanta la cabeza para besarlo.
Gerardo se acerca y la besa intensamente, Aurora luego se separa, tomando aire y entrecerrando los ojos.
Murmuras: «dejalo, ya fue mucho descontrol.»
Gerardo asiente y la mantiene entre sus brazos, pero libre para moverse.
Aurora se reacomoda y lo mira fijamente.
Gerardo dice: «y no, no puse alarma. Mirá, allá está mi celular.»
Gerardo le señala un escritorio que hay en la habitación; Aurora gira levemente la cabeza, ve el celular y asiente, redirigiendo la vista.
Dices: «te creo solo porque si te hubieras levantado a apagarla yo la sentiría, tengo el sueño muy ligero.»
Gerardo sonríe, asiente y la vuelve a besar.
Gerardo dice: «ni tan ligero, eh? Estoy despierto hace más o menos 15 minutos y no me sentiste. Aceptalo, terminaste muerta anoche.»
Aurora no dice nada pero se muerde levemente el labio inferior.
Dices: «hijo de la gran puta, no te lo creas tanto.»
Gerardo niega, sonriendo y guiñando un ojo.
Gerardo dice: «no, nunca. Además, yo también quedé frito, no lo dudes. Sos demasiado espectacular y perfecta.»
Aurora sonríe
Gerardo dice: «vamos a desayunar? Dejame traerte el desayuno acá por hoy, sí?»
Aurora niega y se dispone a levantarse de la cama
Dices: «jamás vas a conseguir dejarme 5 minutos acostada después de despertarme, y si por ahí se da es porque tengo que estar en extremo cansada o enferma. Así que olvidate.»
Gerardo asiente y también se levanta.
Gerardo dice: «entiendo, pero me gustaría hablar contigo de algo, y no creo que te sientas cómoda conversando sobre esto en el comedor del hotel, solo por eso te decía.»
Dices: «no me jodas, y ahora qué…»
Aurora se pone muy seria, Gerardo se acerca a ella y le toma las manos.
Gerardo dice: «tranqui mi vida, si no te parece no pasa nada, ya sabes.»
Dices: «es que ya sé que si no es ahora, va a ser en algún momento. Así que prefiero librarme de una.»
Gerardo asiente, feliz
Gerardo dice: «qué pido para vos?»
Gerardo le suelta las manos y se acerca al teléfono para llamar al servicio de habitaciones.
Dices: «una fruta, la que sea, café y pan con un poco de queso.»
Gerardo asiente y marca el interno. Mientras tanto Aurora busca ropa en el armario y de a poco se va vistiendo.
Gerardo termina de hablar y cuelga, también busca ropa en su mochila y se viste.
Al cabo de un tiempo ambos están listos, Aurora saca un botellín de agua del mini bar y se lo bebe lentamente.
Gerardo la mira hacer algo embobado, Aurora voltea y lo ve, riéndose irónicamente.
Dices: «cambiá esa cara, te parecés a uno de los ex de mi hermana así. No me jodas.»
Gerardo ríe enormemente.
Gerardo dice: «en serio, tanto se nota? Bueno…imagino que es la expresión de alguien enamorado.»
Dices: «sí, claro. Espero no verme nunca así de patética.»
Tras un tiempo llega el desayuno de ambos a la habitación, en cuanto la camarera que se los ha traído se retira, ambos se acomodan utilizando el escritorio como mesa y se miran a los ojos por un breve momento, para luego comenzar a desayunar.
Gerardo toma la iniciativa, carraspeando levemente.
Aurora lo mira, expectante mientras se come su manzana de a poco.
Gerardo dice: «bueno, a ver como empiezo…primero quiero contarte que estoy muy feliz, sabés? Hace mucho no me sentía así, la verdad.»
Dices: «ah, bien por vos. pero por qué?»
Gerardo dice: «es que es genial que estemos juntos, que podamos ir compartiendo cada vez más cosas. Y vos, cómo estás?»
Gerardo sorve café, un tanto nervioso tras hacer tan crucial pregunta.
Aurora simplemente lo mira, manteniendo la mitad de su manzana en una mano.
Dices: «igual que siempre. Es difícil que cambie radicalmente mi estado de ánimo, tanto para bien como para mal.»
Gerardo asiente, comiendo un pedazo de torta.
Gerardo dice: «pero la cuestión es la siguiente, mi Auro…pasa el tiempo, pasan cosas y me hago una pregunta. «qué somos ahora?»
Aurora se extraña ante la pregunta y lo expresa en su rostro.
Dices: «qué somos de qué, tenés una crisis de identidad? O cual es tu problema? Porque al menos yo, tengo todo en su lugar y sé perfectamente lo que soy y lo que quiero. Explicate, Gerardo.»
Gerardo suspira y sorve más café, dejando el resto de torta sobre el platito.
Gerardo dice: «cual es nuestra situación, somos pareja, amigos con privilegios, o qué onda? A eso me refiero concretamente.»
Aurora queda pensativa mientras termina de comer la manzana.
Dices: «es de no creer, necesitás guiarte por esas etiquetas para saber cual es tu lugar? Me extraña de vos, boludo.»
Gerardo niega mientras come un poco más.
Gerardo dice: «no precisamente…pero sí me gustaría tener esto más definido…lo que yo siento por vos no es solo atracción física, mi vida. Y te lo dije claramente desde el principio, yo te amo.»
Dices: «sí, todo muy lindo, pero yo también te fui muy clara, no quiero una relación sentimental fuerte, no me gusta. No sé qué más te tengo que decir sobre eso para que entiendas.»
Gerardo le toma una de las manos, al ver que se comienza a molestar un poco.
Gerardo dice: «bueno a ver…por favor no te enojes conmigo, creeme que entiendo tu postura, solo te preguntaba por saber. Pero decime…para vos, qué es el noviazgo?»
Aurora se pone cada vez más seria ante el tema planteado, mientras toma su taza con la mano libre y bebe café.
Dices: «qué preguntas hacés vos…Pero bueno, te digo, una pareja tradicional, digamos…hace exactamente todo lo que no me gusta a mí. Besarse o agarrarse de la mano en cualquier lugar sin importar que les vean, contar cada día que van cumpliendo de estar juntos, decirse cosas cursis si cabe y la moda de ahora…publicar mutuamente fotos en redes sociales, escribiendo cosas que en sus miserables vidas se dirían a la cara.»
Gerardo sonríe, escuchando atentamente.
Dices: «además de las fotos, para no variar, presumen cada lugar a donde van, cada regalo que se hacen. Eso resulta patético cuando te enterás por ahí que en realidad se viven peleando, incluso a veces llegando a violencia física. Eso es para mí una exposición innecesaria y una forma de hipocresía moderna, Brizuela.»
Gerardo asiente.
Gerardo dice: «pero sabés que no en todos los casos es igual, verdad?»
Dices: «claro que sé eso, pero es lo que me tocó ver de cerca a mí, por lo menos.»
Gerardo dice: «entiendo…y disculpame pero, si yo te pidiera que fuéramos novios, sin hacer nada de todo eso que dijiste…aceptarías? Aunque yo también te pondría una pequeñita condición…que no me llames por mi apellido, que así parecés una militar.»
Gerardo ríe
Aurora sonríe levemente y se lleva pan a la boca.
Dices: «me sale solo, idiota, así acostumbro a llamarlos a muchos, excepto a mis familiares y alguno que otro.»
Aurora se detiene para comer más, luego sigue.
Dices: «sos atrevido…pero mirá, podés pedírmelo y yo pudiera aceptarlo, pero estoy convencida de que en algún momento vas a querer que haga lo que la sociedad impone y en serio, no me quiero pelear contigo por esas estupideces.»
Gerardo la mira mientras se termina su café.
Dices: «de hecho venís haciendo eso, solo que hasta ahora yo te lo permito porque al fin y al cabo, son cosas necesarias. pero esto de la pareja, en verdad, para mí no es de vida o muerte y además no me gusta. Me forzarías a limitarte a las malas y creeme, no quiero andar así.»
Gerardo se levanta, tomando discretamente un pequeño trozo de torta en la mano. Se le acerca y la abraza por detrás.
Gerardo dice: «me dejás decirte algo? Es cierto que tiendo a ser romántico y como decís, guiarme mucho por lo que la sociedad impone, pero también soy consciente de que me enamoré de una mujer diferente a las otras, por ende si quiero estar con ella, me tengo que adaptar a las diferencias. Si tenés que ponerme límites hacelo, pero te juro por lo más sagrado mi amor, que si llega a pasar, no va a ser más de una vez. Lo que menos quiero es que te estreses, hermosa.»
Aurora termina su café y voltea ligeramente para mirarlo.
En ese momento Gerardo aprovecha y en un movimiento rápido, con una mano le abre los labios y con la otra le mete el pedacito de torta en la boca, para luego besarla con intensidad.
Aurora mastica y traga como puede al verse sorprendida por la acción del hombre y corresponde al beso.
Murmuras: «desgraciado»
Aurora se separa un poco y sonríe, alza una mano para quitarse una miga de la comisura de los labios, pero Gerardo se acerca y se lo quita, mordiéndola un poco y relamiéndose.
Aurora lo mira, suspirando
Murmuras: «estás demasiado mal de la cabeza, en serio.»
Gerardo asiente, sonriendo con picardía.
Gerardo murmura: «vos me tenés así de mal, María Aurora Ríos Duarte.»
Aurora se estremece ante el tono del hombre y la forma en que ha dicho su nombre completo, intenta recomponerse y lo mira fijamente.
Gerardo le sostiene la mirada, con gesto de placer al notarla estremecida.
Gerardo dice: «pero volviendo a lo que te decía…si por casualidad considerás que esto de la relación atenta contra vos, o te sentís incómoda, tenés toda la libertad de mandarme a la mierda de tu vida sin remordimiento alguno. Yo ya voy a saber y lo voy a asumir, vida. Pero por favor, dame una oportunidad, te lo ruego.»
Aurora lo sigue mirando, con ojos muy abiertos y brillantes.
Dices: «te acabo de decir, es precisamente a eso a lo que no quiero llegar…pero bueno, definitivamente sos persistente y para colmo, masoquista. Pedirme que te mande a la mierda sin remordimiento, sabiendo que eso no me cuesta nada…mmm.»
Aurora sonríe, maliciosa
Gerardo dice: «voy a hacer mi máximo esfuerzo para que no tengamos que llegar a eso, mi Auro. Todo sea por vos y para vos, por estar contigo soy capaz de entregarte el control de la relación, de mi vida si querés.»
Dices: «tampoco para que exageres.»
Aurora lo mira con intensidad
Gerardo corresponde del mismo modo y suspira.
Gerardo murmura: «Entonces…me dejás ser tu novio a nuestra manera, por favor?»
Aurora baja la mirada, como buscando no hacer ver sus emociones.
Murmuras: «hija de mil Gerardo…jamás la tuve tan difícil en la vida…por qué tenés que hacerme esto?»
Aurora suspira un poco, luego alza la mirada cuando gerardo le toma el mentón con ambas manos.
Gerardo murmura: «por qué es tan difícil? Sé sincera…sentís algo por mí, verdad? yo lo noto en tus ojos, corazón.»
Aurora asiente, mientras muestra ansias por besar a Gerardo pero este no la deja, complacido al ver los gestos pasionales tan característicos de ella.
Murmuras: «me gustás, ya te dije…me siento bien contigo, pero es que no sé…»
Gerardo la mira, esperando que siga
Murmuras: «quiero estar contigo, pero siendo libre, no sé como explicarte.»
Gerardo asiente y le sonríe.
Gerardo murmura: «entonces, por qué no habríamos de intentarlo? Yo no te voy a quitar tu libertad, confiá en mí. Vamos mi reina, aceptame por favor…»
Gerardo asoma cada vez más el rostro al de Aurora pero sin permitir que esta lo bese como quiere, lo que hace que se note un tanto inquieta.
Murmuras: «mmm acepto…pero no me obligues a ponerte límites, porque en verdad, aunque no me cueste actuar, tampoco sería agradable para mí hacerlo porque…te quiero, y con la gente que quiero actúo…diferente.»
Aurora habla algo tensa y reflejando duda en su mirada.
Gerardo le regala una amplia sonrisa y se acerca, besándola tiernamente en los labios
Aurora se vuelve a relajar y corresponde al beso.
Gerardo dice: «gracias, gracias por esto, mi corazón. No te voy a fallar, tenelo por seguro. Tengo una meta y es no perderte, así que siempre voy a estar pendiente de ir por el camino correcto. Te amo y esta oportunidad es un gran regalo para mí.»
Aurora sonríe y asiente, poniéndose seria y muy firme luego.
Dices: «las únicas condiciones van a ser…si querés referirte a mí de forma cursi, que sea en la intimidad. Lo mismo para besarme o cualquier otra cosa. Cuando me tengas que presentar por ahí decí que somos pareja, la palabra novia me jode profundamente la existencia y me parece de lo más ridícula.»
Gerardo pone cara de estar pensativo, como si tomara nota mental de todo lo que oye.
Dices: «y no esperes que te llame de otra forma que no sea tu nombre, a veces puedo decirte hermoso…o de última tu apellido, si por ahí estoy muy enojada. Que cuando eso pasa no me pongo a pensar y es automático el tema.»
Gerardo se ríe y asiente.
Gerardo dice: «como quieras, mi reina. Nunca voy a olvidar este momento.»
Murmuras: «creo…creo que yo tampoco.»
Aurora sonríe
Ambos dan por terminada la charla para que Aurora se prepare para ir al taller y Gerardo también lo haga, para llevarla en el coche.