Madrid, un mes después de mi llegada.
Definitivamente necesito centrarme, ya basta de tantos malditos errores,
no me reconozco.
He hecho una maldita chapusa que ahora tendré que solucionar por mi
cuenta, pero remontémonos en la historia, quizás así pueda centrarme de
una jodida vez y aclarar mis ideas.
Nací en un rancho de la Sindicatura del Dorado, poblado del mismo nombre
hace unos 30 años.
Tenía una buena vida al lado de mis padres hasta que estos sufrieron un
accidente automovilístico cuando yo tenía 8 años, si, toda una puta
verga por donde la mireis.
Tenía un par de tíos más, pero, oh, sorpresa, para mi no había nada, me
quitaron lo poco que tenía y literalmente me enviaron a un orfanato en
Culiacán de donde pude escapar luego de 6 meces gracias a un amigo que
me hice.
Marco, Marco, tu recuerdo me quema en el alma, hermano, pero tengo que
centrarme o seguiré cometiendo idioteces.
Marco tenía 15 años, yo iva a cumplir 9, total, que nos escapamos y
andvimos en los barrios bajos hasta que un día a él lo reclutaron para
uno de los varios grupos de la zona, a nosotros nos reclutó el comando
de los Selestiales, anscrito al Cartel de los Dorados cuando este estaba
en su máximo apogeo.
Digo nos reclutaron, porque él logró que a mi también me reclutaran, a
él lo enviaron a entrenamiento militar, a mi, primero me enviaron 6 años
a terminar mis estudios, pero a partir de los 12 empecé a tener
entrenamiento militar, primero físico, alta montaña, pequeñas ciudades,
supervivencia y otras cosas hasta que cumplí los 15 años.
Ahí fue cuando me mandaron a entrenar de firme con armamento, al
culminar mi preparatoria me enviaron a misiones de entrenamiento fuera
del país.
por supuesto que ya había tenido que demostrar mi lealtad al equipo,
maté a mis dos tíos y a sus mujeres, dejé a mis primos vivos, pero eso
que más da, son muchos de los deudores a los que les debo algo en esta vida.
Marcos y yo éramos inseparables tanto así que muchas veces salíamos de
misiones juntos con nuestras cuadrillas, llegado el tiempo de 20
personas a cargo, misión que nos daban era misión cumplida.
Mi cuadrilla era la Estrella Fugaz, y la suya El Cometa de la muerte.
Nos enamoramos, tuvimos chicas, aprendimos juntos muchas cosas, la
lealtad era inquebrantable, aunque yo en secreto estaba enamorado de
Marcos nunca se lo había dicho hasta un día en una fiesta que estábamos
tan pedos que se lo solté, así,sin más.
Al otro día luego de pasar la borrachera me buscó para que habláramos
seriamente, quería saber si lo que le había dicho era verdad, y se lo
dije mirándolo a los ojos, si hasta ese momento nuestro destino había
estado unido, ahora lo estaría más si cabe.
El siguiente paso era ascender a controlar un equipo de 60 personas,
ambos ascendimos al tiempo y se nos dio nuevamente refuerzo de
entrenamiento, esta vez en tortura psicológica, física y armamento
calibre .50, blindaje de autos, explocivos, y recistencia física.
Aunque con nuestros equipos podíamos trabajar separadamente cuando nos
daban misiones en conjunto con los 120 elementos de las cuadrillas.
Éramos invatibles, por si fuera poco se nos asignó la seguridad de
mandos medios lo que nos dio oportunidad de seguir escalando posiciones,
ahora, yo era el primer guardaespalda de Marcos, su jefe de seguridad, a
su vez, él y yo teníamos nuestra cuadrilla y él tenía, además, el mando
de 4 cuadrillas más con sus respectivos jefes, en total, éramos 360
hombres más 140 anscritos a otro grupo que trabajaba con nosotros.
Las misiones ivan pasando, el dinero corriendo, el poder aumentando,
ahora nosotros éramos los mandos medios en el área de seguridad,
controlábamos entre ambos 5 estados, ahora a mi cargo tenía, además de
la seguridad de Marcos, 700 elementos, su grupo era de 1300 más el mío,
en total, unos 2500 hombres, con los anscritos de otras diviciones.
Pero un día la suerte se acabó para mi amado Marcos, calló en combate y
mi mundo se hizo pedazos.
La replesaria fue brutal, el comando al completo descontando los 25
caídos junto con mi jefe, mi amante y mi mejor amigo vengó la muerte de
esos 26 hombres, la sangre corrió como un río.
Fueron 6 meces de descontrol absoluto, estaba hecho polvo e hice polvo a
mucha gente, los niveles de violencia se dispararon, al final me
tubieron que sacar del área para que no me mataran, había puesto
fueriosa a mucha gente.
Logré mantener mi estatus gracias a todo lo que había hecho antes por el
cartel, ahora duraría 15 meces haciendo misiones suicidas, hasta que
fallé una que no debí fallar y me enviaron aquí con una misión que nunca
supe bien cual fue.
Marcos y yo sabíamos que teníamos contactos en Europa pero nunca nos
interesó el asunto, espero que Luis o Antonio puedan dar pronto conmigo
y me digan que diablos pasa y que debo esperar yo aquí, seguiré
trabajando con los de EPS si es que me admiten luego de la chapusa de
ayer, ya basta de esto, Marcos me hubiera pateado ya por invécil.
Como me haces falta, Marcos.