Punto de vista: neutro
Nora termina de procesar las raíces de serpentaria, recoge todo y deja el laboratorio impecable, como siempre.
Nora sube las escaleras, llega a su camarote, abre y entra dejando la puerta medio abierta.
Jairo entra sin tocar a la puerta.
Nora revisa el arma, coloca el cargador y verifica el seguro.
Jairo dice con acento caleño, “atracamos en breve”
Nora asiente y enfunda el arma, colocando la funda a resguardo entre su piel y las prendas que viste.
Jairo la observa, en silencio.
Nora dice con acento costeño, “¿cuántas veces ha llamado ya?”
Jairo suspira con fastidio.
Jairo dice con acento caleño, “Seis. Ese man jode demasiado con la edad que tiene.”
Nora ríe con ganas.
Nora dice con acento costeño, “ese man es un agua ’e bollo, se va a llevar una sorpresa.”
Jairo se encoje de hombros.
Jairo dice con acento caleño, “vos sabrás, si fuese por mí ya lo habría convertido en fiambre. Es un agallúo, un atarván, como vos decís siempre de esos platúos.”
Nora se acerca a Jairo.
Nora dice con acento costeño, “Tranquilo, todo a su tiempo. Primero cerremos este negocio, luego lo demás.”
Jairo la mira.
Jairo dice con acento caleño, “como vos querás.”
El barco atraca. Un hombre se acerca al camarote de Nora y toca la puerta.
El hombre notifica que ya pueden bajar y que se han seguido las instrucciones al pie de la letra.
Nora le indica al hombre que puede marcharse.
El hombre asiente y sale, Jairo le sigue.
Nora mira el camarote, coge su pulsera y su anillo, se los coloca y también se coloca el reloj. Mira la hora y sale rumbo a la cubierta.
Varios minutos después, Jairo observa como Nora se sube a la limusina que llevaba rato esperándole.
Media hora después…
Nora, sentada cómodamente, mira por la ventanilla.
Un mensaje hace que el móvil de Nora vibre.
Nora saca con discreción el móvil, mira la pantalla.
[SMS] Jairo: “Nido a resguardo, pichones bajo protección.”.
Nora bloquea la pantalla y guarda el móvil.
Un hombre de aproximadamente 40 años, de rostro atractivo y muy bien vestido, viaja al lado de Nora.
Raúl dice con acento panameño, “¿No quieres beber nada, un poco de agua mineral?”
Nora le observa y esboza una sonrisa.
Nora dice con acento costeño, “Eres tan amable. Ahora mismo no quiero nada, quizá más tarde para celebrar…”
El hombre asiente.
La limusina se detiene al llegar a una calle con varios edificios que, se nota a simple vista, pertenecen a la administración pública.
El chofer abre la puerta, Nora baja de la limusina y el hombre baja tras ella.
Nora observa la calle en detalle, el hombre, con dos escoltas a lado y lado, camina con seguridad hacia una oficina.
Nora camina a su lado.
Ambos entran en la oficina, mientras los escoltas toman posiciones estratégicas.
Un notario les recibe y les hace tomar asiento.
Nora y Raúl se sientan y proceden a finiquitar el asunto que los llevó allí.
Veinte minutos más tarde, Nora verifica que la transacción bancaria se haya realizado con éxito.
Nora firma el documento y devuelve el lapicero al notario.
Raúl coge el documento de compra-venta, Nora se queda con una copia.
Raúl observa su reloj, Nora se fija en sus movimientos y su expresión.
Raúl se despide del notario, Nora hace lo propio y sale de la oficina tras el hombre.
Nora se fija en los escoltas y en dos nuevos hombres que entran.
Un joven, sentado junto a la pared, intercambia una mirada con Nora, esta le sonríe.
El joven saca su móvil.
El joven mira al hombre con los escoltas y a los recién llegados.
Raúl se detiene, su móvil ha recibido un nuevo mensaje.
Raúl se pone rígido, Nora se le acerca y le coge del brazo.
Nora murmura con acento costeño, “¿Todo bien, Raúl?”
Raúl la mira, un destello de comprensión aparece en su mirada.
Raúl murmura con acento panameño, “hija de puta”
Nora sonríe.
Nora murmura con acento costeño, “El aprecio es mutuo, Raúl. ¿Vamos a celebrar el negocio? Estoy segura de que te mueres de ganas.”
Un hombre y una mujer entran y se cruzan con Nora y Raúl.
Nora sonríe a la pareja, se fija un instante en el joven que se levanta de la silla y vuelve a ver a la pareja.
La chica intercambia una sonrisa con Nora.
Nora y Raúl salen de la notaría y suben a la limusina.
Raúl con la rabia contenida, mira a Nora.
Raúl dice con acento panameño, “¿Qué es lo que quieres?”
Nora lo mira de arriba abajo.
Nora dice con acento costeño, “primero, que pares este chisme, vamos a tener compañía. Lo otro te lo digo después.”
Raúl golpea el vidrio que separa los asientos de atrás del puesto del conductor.
La limusina se detiene.
Nora abre la puerta, dos hombres suben a la limusina.
Los escoltas de Raúl se acercan, Raúl asiente a los hombres, apretando los dientes.
Los escoltas suben al coche que sigue la limusina, Nora cierra la puerta.
Nora mira a Raúl.
Raúl le sostiene la mirada.
Nora dice con acento costeño, “Eres un gandío, Raúl. ¿qué dijiste… a esta la traiciono yo y me quedo con todo, ¿no?”
Raúl baja la mirada y traga.
Raúl murmura con acento panameño, “No es lo que parece, yo… yo te lo puedo explicar.”
Nora endurece el tono.
Nora dice con acento costeño, “Mejor será que cierres la boca, Raúl. A estas alturas tus explicaciones sobran. Tú lo que vas es a cantarme como un ruiseñor, y me vas a decir en qué otros puntos me están esperando. Y más vale que cantes ligero, o a tu pelaíto y a ese bombón amonao que tienes ahora, les sale agua helada, ¿me entendiste?”
Raúl se puso pálido y asintió.
Durante una hora, Nora y el hombre pasearon en la limusina.
En varios puntos de la ciudad, grupos de turistas armaban bololós por diferentes razones, aunque no hubo muertos que lamentar, apenas algunos heridos.
La limusina regresó al puerto.
El chofer abre la puerta, uno de los hombres de Nora baja, el otro permanece alerta dentro.
Raúl dice con acento panameño, “No puedes irte así, dime… dime dónde están, ¿qué vas a hacer con ellos? Ese no fue el acuerdo… yo te lo dije, te lo dije todo… te lo juro.”
Nora lo mira con algo de desprecio; se mueve para bajarse del vehículo.
Raúl la coge por el antebrazo con fuerza.
El hombre de Nora empuña el arma.
Nora se zafa de un tirón.
Raúl está pálido, suda copiosamente.
Nora dice con acento costeño, “Haberlo pensado antes, Raúl.”
Nora baja del vehículo, el hombre rompe en llanto.
Nora es escoltada por sus dos hombres hasta el barco.
La limusina es forzada a abandonar las cercanías del muelle.
Nora aborda, sus hombres se alejan, Jairo se acerca a ella.
Nora lo mira, esperando.
Jairo dice con acento caleño, “los pichones están ilesos. Ahora mismo están matando el filo.”
Nora asiente.
Jairo adopta una expresión adusta.
Nora dice con acento costeño, “termina de una vez, no le des tanta vuelta.”
Jairo dice con acento caleño, “los paquetes ya van de vuelta, pero tal como vos esperabas, Beto y Junior andaban de caza.”
Jairo sigue sin cambiar de expresión.
Nora suspira, algo exasperada por la actitud de Jairo.
Nora dice con acento costeño, “Supongo que con esto dejarás de creer que la marimonda es mico, ¿no? Le has servido por mucho tiempo; tú eres leal, pero él solo es leal a sí mismo. Mientras más pronto lo aceptes, menos te joderá. Ahora vamos, quiero terminar esto y seguir la ruta cuanto antes.”
Jairo asiente en silencio y le hace señas para que le siga.
Ambos bajan varias escaleras.
Jairo abre la puerta de algo que tiene toda la pinta de un calabozo.
Zona de calabozos del Venus.
Ves un pasillo con un par de celdas de dos metros y medio a cada lado. En la pared del fondo de cada celda, hay grilletes para manos y pies.
Jairo abre una reja, Nora entra.
Nora mira al hombre.
Beto
Es un hombre alto, moreno y con una cicatriz desde su ojo izquierdo hasta el borde de la mandíbula.
Nora dice con acento costeño, “Qué lindo volver a verte, Betico.”
Beto la ignora y mira a Jairo.
Beto dice con acento costeño, “el patrón quiere a la niña de vuelta, Jairo. Me pidió que te diga que…”
Nora le da un golpe en el estómago, el hombre se dobla.
Sin darle tiempo a reaccionar, Nora le coge con ambas manos por la cabeza y le da un rodillazo en la cara, rompiéndole la nariz.
Beto sangra profusamente, empapando la camiseta.
Beto murmura con acento costeño, “joputa”
Beto se abalanza contra Nora, cayendo al suelo sobre esta.
Nora esquiva un golpe del hombre, pero este le coge por el cuello.
Beto dice con acento costeño, “quieta, perra. Que el patrón te quiere sin un solo rasguño.”
Nora hace que se relaja y aprovecha un descuido de Beto que se distrae por un movimiento de Jairo fuera de la celda, para coger impulso y darle un cabezazo en la cara.
Beto pierde el equilibrio intentando cogerse la nariz; Nora aprovecha y le golpea en la nuez de Adán para desestabilizarlo.
Beto se lleva las manos al cuello, Nora le empuja y se lo saca de encima.
Beto cae de espaldas, tosiendo con fuerza.
Nora se pone en pie, lleva la cara y la blusa manchada de sangre.
Nora dice con acento costeño, “Vas a decirle a tu patrón, que la niña no quiere tener nada que ver con él, ¿entendiste?”
Beto asiente con la cabeza como puede.
Nora sale de la celda.
Nora murmura con acento costeño, “que le curen lo que le tengan que curar.”
Jairo asiente y se dirige a abrir la celda contigua.
Nora entra.
Junior la mira con altivez.
Junior dice con acento costeño, “¿qué, a mí también me vas a dar unas cuantas garnatás?”
Nora chasquea la lengua y niega.
Nora dice con acento costeño, “Pasan los años y tú no aprendes… sigues siendo un aguacatao que solo sirve para aguayuyos.”
Junior la mira con rabia.
Junior dice con acento costeño, “Yo no entiendo qué es lo que Rafael mira en ti… tú no sabes que es respetar, ni valorar todo lo que él te está ofreciendo.”
Nora lo mira y niega.
Nora dice con acento costeño, “Mira en mí lo que en ti no va a ver jamás. Eso es lo que mira. Lo que no termina de entender, es que a mí el respeto no se me impone, se lo tienen que ganar.”
Junior dice con acento costeño, “Deja ya de hablar tanta paja, termina de hacer lo que viniste a hacer.”
Nora sonríe apenas.
Nora murmura con acento costeño, “cuántas ganas de trillarse con la parca.”
Nora mira a Jairo y este asiente, abandonando la zona de celdas.
Algunos minutos después, Jairo regresa y entrega una jeringuilla a Nora.
Junior empalidece.
Nora lo mira, disfrutando del pánico que el joven intenta ocultar.
Nora dice con acento costeño, “Fíjate que acabo de darme cuenta de que tienes aire de mensajero.”
Nora inyecta el contenido de la jeringa en la yugular.
Junior arruga la nariz.
Nora dice con acento costeño, “A vaina, no me dirás que estás cagao, ¿no?”
Junior comienza a sentir los efectos de la sustancia, intenta abalanzarse contra Nora, pero cae al suelo.
Nora lo mira desde su posición.
Junior intenta hablar, pero no puede.
Nora dice con acento costeño, “Adiós luz que te guarde el cielo.”
Nora sale de la celda.
Nora murmura con acento costeño, “ya sabes lo que tienes que hacer.”
Jairo asiente.
Nora sale de la zona de celdas y sube las escaleras hasta la cubierta.
Nora camina hacia el salón de juegos. Dentro, un joven de unos 25 años, juega con un niño de unos 7.
El joven se tensa un poco al ver a Nora.
El chiquillo mira a la mujer y luego al joven.
Nora los mira y sonríe.
El joven se relaja, el niño se le acerca.
El niño pregunta: “¿Y mi papá, no va a venir de viaje con nosotros?”
Nora le acaricia con suavidad el lacio cabello.
Nora dice con acento costeño, “Esta vez no, pero seguro la próxima sí que viaja contigo y con Andrés.”
Nora lanza una mirada significativa al joven; este entiende y asiente.
Nora dice con acento costeño, “Este es un regalo que les hace tu padre, son como unas vacaciones adelantadas.”
El niño sonríe y mira a Andrés.
Andrés le devuelve la sonrisa.
Nora dice con acento costeño, “Tengo que hacer unas cosas, pero si quieren algo, solo es que lo pidan a Mariela.”
Andrés asiente, el niño salta de lo contento que está por aquella aventura en barco.
Nora sale del salón rumbo a su camarote.
***** *****
Tres días después…
Una finca ganadera en la costa colombiana
Rafael está en su despacho, cuando el movimiento de sus hombres le pone en alerta.
La puerta del despacho se abre.
Un hombre entra algo pálido y sudoroso.
El hombre dice: “Es Beto, patrón… trae un ataúd con él.”
Rafael se pone de pie y sale al salón.
Rafael mira a Beto, este baja la mirada y le extiende un sobre.
Rafael extrae la carta, reconoce aquella caligrafía pulcra y estilizada.
“Querido Rafael:
Podría decir que me siento halagada por tu insistencia, pero supongo que no es necesario ser hipócrita.
No sé qué parte del no, es la que no entiendes.
En todo caso, espero que mi obsequio te estimule a comprender y a que me dejes en paz de una maldita vez.”
Rafael levanta la mirada de la carta y ve el ataúd. Da orden de que lo abran.
Beto y otros hombres rompen los candados que sujetan la tapa.
En el interior, el cuerpo de Junior yace inerme.
Rafael empalidece.
Beto mira el cuerpo sin saber qué decir. Sabe que es hombre muerto.
Rafael se acerca más y posa su mano en el rostro de su primogénito, mientras en la otra mano lleva la carta.
Junior abre los ojos, dejando con la boca abierta a los presentes, incluyendo a Rafael.
Rafael baja la mirada y sigue leyendo.
“Espero que no haya una próxima vez, mira que de la catalepsia a bailar con la parca hay menos de un paso, querido tío; yo de ti no me emputaba más, que cuando me pongo de malas, me brotan los genes que tú bien conoces.
Por cierto, si quieres un consejo, deja las cosas en manos de Albeiro; Junior no tiene lo que se requiere y lo sabes.
PD: el pobre de Raúl no tuvo demasiadas opciones. Las garantías me las he llevado yo, así que te sugiero que le dejes en paz.”
Rafael guarda la carta y da orden de que lleven a Junior a su habitación y llamen al médico.
Una vez asegurado el estado de su primogénito, Rafael mandó llamar a Albeiro.
Rafael le extiende la carta.
Albeiro la lee y la devuelve.
Rafael dice con acento costeño, “Ocúpate mientras tanto”
Albeiro asiente y sale del despacho.
Rafael se queda pensativo, arrugando la carta en un puño.
***** *****
Nora está en la cubierta, disfrutando de la noche cundida de estrellas.
Jairo se acerca a ella.
Jairo la observa en detalle.
Jairo dice con acento caleño, “Ya no tenés las marcas del cuello.”
Nora lo mira de reojo.
Nora dice con acento costeño, “no iban a estar ahí para siempre. Además, en el fondo ese man no tenía la intención de ir mucho más allá.”
Jairo dice con acento caleño, “más bien no tenía la orden de ir más allá… las intenciones, eso ya es otra vaina.”
Nora se encoje de hombros.
Nora dice con acento costeño, “¿Los pichones?”
Jairo dice con acento caleño, “Ya en su nido. Desde Grecia conseguimos pasaje con escala en Roma y luego directo a Panamá.”
Nora asiente, satisfecha.
Jairo dice con acento caleño, “Al cóndor ya se le informó el cambio de ruta.”
Nora dice con acento costeño, “bien…”
Nora se queda mirando el reflejo de la luna sobre el mar.
Jairo la observa y se acerca un poco más.
Nora parece relajada.
Jairo dice con acento caleño, “Junior estuvo jodido con eso que le metiste… parece que a vos se te pasó un poco la mano con la dosis.”
Nora hace un gesto con la mano restando importancia.
Jairo resopla.
Jairo dice con acento caleño, “Albeiro llamó, dijo que se haría cargo él, de forma temporal. Ese man fue el que me dijo que el culicagao se pasó día y medio más tieso que un tronco. Hasta que no cagó, no se pudo recuperar del todo. Todavía está cagao de pensar que lo han podido enterrar vivo”
Nora murmura con acento costeño, “al Junior le hace falta que lo alineen de verdad. Rafael no ha sabido tener mano dura con él.”
Jairo murmura con acento caleño, “El patrón…Rafael tenía puestas sus esperanzas en otro lado.”
Nora se gira y lo mira a los ojos.
Nora murmura con acento costeño, “Anda… qué vaina.”
Nora se pone de puntillas y le da un beso en los labios.
Nora murmura con acento costeño, “Gracias por todo.”
Jairo niega con la cabeza.
Nora murmura con acento costeño, “me voy a la cama.”
Jairo le toma de la mano.
Jairo murmura con acento caleño, “querés que me quede con vos esta noche?”
Nora niega y le acaricia el rostro.
Nora murmura con acento costeño, “No es tiempo para culear, Ernesto te está esperando… otra noche puede ser.”
Jairo murmura con acento caleño, “De acuerdo.”
Nora se aleja rumbo a su camarote, Jairo se queda mirando como se pierde entre las sombras.