Punto de vista: Aletheia
Luego de conversar con Arais, Lilu y Aras en el canal, Aletheia se cambia de ropa para irse a ver a Franc
Aletheia coge el móvil, lo desbloquea y teclea
[EFU] Aletheia: «permiso para abandonar finca el renacimiento, desstino aldea Esperanza»
[EFU] Arais: «s.y. autoriza la solicitud »
[EFU] Aletheia: «copiado »
Aletheia coge las llaves, abre la puerta y sale de la casa
Comunidad de Madrid; Finca el Renacimiento
Ves Nisan Moco y un coche deportivo de color negro aquí.
Aletheia cierra la puerta con llave y camina hacia la garita
Aletheia abandona la finca.
Comunidad de Madrid; Una carretera desértica
Aletheia se acerca a la garita de la aldea para identificarse
Los guardias comprueban tu identificación y te acompañan a la aldea.
Aldea Esperanza
Aletheia entra y saluda a algunos soldados, también a algunos refugiados
Aletheia camina hacia las viviendas
Edificio de viviendas
Aletheia toca a la puerta de monse
Monse dice: «ya te esperábamos, pasa… estamos a punto de sentarnos a cenar»
Aletheia le sonríe
Monse sonríe en respuesta y abre la puerta para que pase
Aletheia entra
Monse cierra la puerta
Franc ve a su madre y sale corriendo
Aletheia se agacha y lo abraza con cariño, lo llena de besos
Aletheia se sienta junto a Franc
Los otros niños, Monse y Yordi, se sientan
La cena va transcurriendo con la charla de los niños, que van contando lo que han ido haciendo en el día
casi una hora después, Yordi está ayudando a su mujer a recoger la mesa y lavar los platos, mientras Aletheia se ocupa de llevar a los niños a lavarse los dientes antes de dormir
Aletheia se ocupa primero de las niñas, Soraya y Aurora; luego de su hijo y de Paulino, el hijo de Monse
Los chicos armaron algo de jaleo, pero aletheia pudo poner algo de orden antes de que todo se saliera de control y el baño terminase hecho un desastre
Aletheia deja a los niños en su habitación y va con las niñas. Les ayuda a ponerse el pijama y a acostarse
Aletheia se fija que Soraya parece ahora mucho más relajada que antes y que en efecto se lleva bastante bien con Aurora
Dices con acento catalán, «venga, cerrad los ojitos de princesa y a soñar bonito, la próxima vez os toca historia a vosotras»
La hija de Monse sonríe, pero al final cierra los ojos y se duerme, Soraya tarda un poquito más, pero al final también se duerme con los mimos que le hace Aletheia
Aletheia las arropa y sale, dejando la puerta entreabierta
Aletheia entra en la habitación de los niños y los encuentra jugando a los soldados
Dices con acento catalán, «a ver, hombrecitos… Es la hora de terminar el turno e iros a los barracones como buenos soldados que sois »
el hijo de Monse hace que se cuadra y se queda esperando la respuesta de Aletheia
Franc se cuadra también, mirando a Paulino y a su madre que, se une al juego y también se cuadra
Dices con acento catalán, «venid, pequeños soldados, tenéis que vestiros apropiadamente para entrar en los baracones »
Los niños asienten y forman en fila
Aletheia los mira y reprime la risa
Aletheia ayuda a Paulino a ponerse el pijama
Dices con acento catalán, «muy bien, soldado Sánchez… está usted listo, Proceda a entrar en su barracón»
Paulino asiente y se sube corriendo a la litera
Aletheia ayuda a Franc a ponerse el pijama, mientras el niño le pregunta varias cosas, entre ellas su apellido
Aletheia le va contestando
Dices con acento catalán, «ahora usted, soldado Muñoz… también está listo para entrar en su barracón »
Franck asiente muy serio y se deja hacer por aletheia, quien lo acuesta y lo arropa
Aletheia le da a su muñeco Pipo
Franc mete al muñeco bajo la cobija
Paulino dice: «hoy no hay hitoria?»
Aletheia sonríe
Dices con acento catalán, «sí, pero vamos a contar una historia cortita, ¿vale?»
Los niños asienten
Aletheia comienza a contar la historia del soldado valiente
Esta es la historia de un soldado muy, muy valiente, muy respetuoso y muy honorable.
Paulino dice: «y muy fuete?»
Aletheia asiente
Franc dice: «y mu gande también?»
Aletheia asiente
Los niños dicen a la vez: y con pitola?
Aletheia asiente
Murmuras con acento catalán, «sí, pero no usaba la pistola sino cuando era muy necesario, si no, no.»
Paulino dice: «pote era bueno»
Aletheia mira al pequeño
Dices con acento catalán, «sí, porque era muy bueno»
Aletheia sigue contando a los niños como el soldado se fue una vez a una misión a un país muy lejano donde la arena era roja y todo lo que hizo para salvar a sus compañeros que estaban ahí en peligro porque unos soldados los habían cogido y les estaban haciendo daño y este soldado no podía dejarles ahí, porque los compañeros y amigos no se abandonan; luego de mucho luchar, este soldado pudo rescatar a sus compañeros y ayudar a muchas personas, hasta que por fin regresó con sus compañeros a la base donde todos estarían esperando partir a otra misión para seguir salvando personas de otros países.
Aletheia se fija que los niños se han quedado dormidos
Aletheia besa a su pequeño y sale sin hacer ruido, dejando la puerta entornada
Monse la mira y sonríe
Monse dice: «bonita historia»
Dices con acento catalán, «tú crees? »
Monse asiente
Monse dice: «Por lo general, vemos a un soldado y ya pensamos en disparos, guerra, violencia y muerte. casi nunca vemos esa parte del honor, la lealtad, el compañerismo y el valor. Damos por sentado que ese es su trabajo, pero poco vemos lo humano que hay tras cada uniforme, el desprendimiento de sí mismo que cada soldado muestra cuando arriesga su vida por salvar la de otros. Es bonito inculcar eso, Aletheia. así sea contando una historia ficticia»
Aletheia la mira y suspira
Dices con acento catalán, «pero no todos son así, Monse. es lamentable pero hay soldados que no deberían vestir uniforme.»»
Monse asiente
Monse dice: «porque en la vida hay de todo tipo de personas, Aletheia. Lo importante es que tú, intentas darle a los niños una imagen que pueden conocer y escoger»
Aletheia mira hacia la habitación de los niños
Aletheia respira profundo
Dices con acento catalán, «quiero que mi hijo crezca sabiendo que hay gente buena también en la vida, Monse. No me refiero a crearle falsas ilusiones o expectativas, sino que crezca sabiendo que hay alternativas, que uno puede decidir ser bueno o no serlo; que sepa que aunque exista de por medio la violencia, eso no lo es todo y no siempre es la mejor solución. No sé si hago lo correcto, pero al menos lo intento; por eso le cuento estas historias. Por eso trato de darle todo lo que puedo, y no, no me refiero a cosas materiales; me encantaría que Franc fuese un hombre que crezca sin miedos irracionales, que confíe en sí mismo, que tenga valores y que ame sin reprimirse, que tenga alternativas y sea feliz»
Aletheia suspira
Dices con acento catalán, «en fin, que sea todo lo que yo no soy, ¿sabes?»
Monse la mira
Monse dice: «Yo no puedo decir que te conozca demasiado, Aletheia; pero puedo decirte que al menos yo, como muchos de los refugiados que estamos aquí, vemos en ti una mujer increíble. Nos tratas con respeto, e incluso con afecto…estás pendiente de qué necesitamos, de si estamos contentos; y ni hablar de cómo eres con los niños, así no sean tuyos… mi hija siempre está, porque tehia dice esto, o lo otro.»
Aletheia respira profundo
Monse la coge de la mano y le da un apretón
Dices con acento catalán, «intento cambiar, evolucionar y dejar muchas cosas atrás, Monse… miedos, prejuicios y sobre todo, muchas culpas… pero es difícil…»
Monse asiente, comprensiva
Monse dice: «crecer a veces duele; cambiar no es fácil.»
Murmuras con acento catalán, «lo sé…»
Monse la observa un rato
Monse dice: «Tienes mucho para dar ahí dentro»
Monse le señala el pecho
Aletheia la mira y suspira
Monse dice: «A veces todo se trata de dejarse fluir y de dejarse querer, Aletheia»
Dices con acento catalán, «Quizá es que llevo demasiado tiempo tirando yo sola; tanto que ahora no sé como hacer las cosas de manera diferente»
Monse le ccoloca un mechón detrás de la oreja
Monse dice: «estoy segura de que hallarás la forma, de que lograrás darte permiso… a veces hay que aprender a desaprender»
Aletheia la mira
Monse le sostiene la mirada y le sonríe
Monse dice: «en todo caso, si en algo te puedo ayudar, aquí estoy…y si te sirve, muchos aquí pensamos que haces muchísimo y por eso, algunos ya te comenzamos a querer»
Aletheia la mira, emocionada
Monse dice: «yo, en particular, creo que haces mucho y volviendo al tema de los niños sí que algo les queda, Aletheia. Yo les oigo a veces mientras juegan, cuando cuentan las cosas que hacen y siempre alguna cosa dicen de tus historias. De hecho cuando no vienes, me parece que un poquito triste se quedan, porque yo soy pésima para contarles historias así… Tina se esfuerza, pero Lola se queda con los cuentos de toda la vida»
Monse se ríe
Aletheia sonríe
Dices con acento catalán, «trataré de venir más veces.»
Monse le coge de la mano
Monse dice: «tranquila, le das calidad a Franc y eso es lo que más importa. en realidad, nos la das a todos, aunque no te des cuenta de ello como nosotros»
Aletheia se relaja un poco
Dices con acento catalán, «es bueno saberlo, muchas gracias, Monse.»»
Monse niega
Monse dice: «no tienes que agradecerme nada, mujer.»
Aletheia suspira
Dices con acento catalán, «bueno, voy a marcharme ya, estaré aquí mañana en la mañana, por si Franc pregunta, vale?»
Monse sonríe
Monse dice: «De acuerdo. Se lo diré. sin embargo no te preocupes, no pasa nada si llegas un poquito más tarde.»
Aletheia la mira y asiente
Monse y aletheia caminan hasta la puerta
Monse abre la puerta
Dices con acento catalán, «buenas noches, Monse. Despídeme de Yordi, por favor.»
Monse dice: «seguro, lo haré.»
Monse le da un abrazo con cariño.
Aletheia se sorprende un poco pero le corresponde
Monse dice: «ve con cuidado, Aletheia. Descansa, mañana nos vemos.»
Aletheia asiente y se marcha, se despide de Monse con la mano , quien la mira salir del edificio desde su puerta.
Monse cierra la puerta.