Punto de vista: Aletheia
Aletheia, teniendo las alarmas de peligro disparadas, prefiere no
esperar a que Gilbert envíe por ella, así que decide comunicarse en
directo con Daniel.
—Puede que ese tal Ives haya despachado al Cabrone, pero no tengo
garantías de que Daniel no quiera quitarme del medio con alguien más,
porque nadie me quita de la cabeza que ese mandato provino de
Imperium. Ahora, faltaría saber si fue el propio Daniel, o si en
cambio fue Gilbert. Quizá llamarle cobarde de forma tan directa y
haberle besado —grave error por mi parte— le generó algo más que
repulsión. En todo caso, prefiero no arriesgarme y desaprovechar esta
oportunidad —piensa, mientras conecta el USB y enciende el ordenador.
Bienvenido a TailsAleth…
Conectando a VPNServer…
Accediendo a la UndergroundNet…
Accediendo a la HackNet, autenticando datos… acceso autorizado.
—a estas alturas —suponiendo que sepan un poco lo que hacen— estarán
muy entretenidos desarmando mi ramnsonware y dudo que se hayan
percatado por donde me colé. Sin embargo, modifiquemos un poco esta
vez —y mientras decide qué ruta seguirá, sonríe maliciosa, imaginando
la cara que ha de haber puesto Daniel—.
Activando DarkExploit…
Revisemos tu IDS.
Tal como lo imaginé, tiene soporte de codificación limitada así que, vamos allá.
Activé una nueva excepción a mi IP en el firewall y teniendo en cuenta
los hallazgos, desencadené un ataque para engañar al IDS, haciendo un
envío de paquetes fragmentados con la ruta del archivo passwd
utilizando, además, una codificación de caracteres distinta, con los
datos en la misma posición. De esa forma, una vez que el IDS
reensambló los paquetes, tuve acceso libre; Eso no solo me permitió
obtener dicha información, sino que me facilitó mantener al IDS
Engañado, mientras ejecutaba el módulo para escanear y deshabilitar el
NLA del Acceso Remoto, configurar una Shell inversa y volver a
infiltrarme.
Luego, envié solicitud de conexión al certificado intermedio del IDS,
así me conecté con el servidor mediante protocolo seguro, y el IDS a
su vez, se conectó con el servicio que estaba solicitando, es decir,
un man in the middle (MITM) y pude capturar así todos los paquetes que
detectó el IDS durante el ataque.
Mientras todos esos procesos seguían su rumbo, me dediqué a ofuscar
el payload que iba a utilizar para que me permitiese hacer una copia
del disco duro de Daniel… Lo que hice una vez que se estableció la
conexión vía RDP y obtuve privilegios de administrador.
Sin perder tiempo, creé un fichero en texto plano con el siguiente mensaje:
Espero te haya satisfecho la prueba.
Esta vez no hay daños en tus sistemas, puedes verificarlo con tu jefe
de seguridad.
Tu socio, me dijo que quieres hablar.
Hablemos, no busco pelea, solo trabajar.
Puedo serte útil, lo sabes.
Envía un mensaje al 649683889; con la fecha de nuestra entrevista; es
mejor que no uses a tu socio, me tiene demasiada repugnancia.
Atte, La Bruja.
Una vez dejé todo listo, borré mis rastros, todos los logs y salí del
ordenador de Daniel sin ser vista y sin posibilidad de que
descubriesen cómo me infiltré esta vez.
Medité durante una hora, necesitaba tener la mente relajada y el ánimo
en equilibrio. Aunque podría haberme detenido y esperar, no quise
dejar cabos sueltos.
—Gilbert tiene demasiada mala leche como para arriesgarme a que me
fastidie la oportunidad de ingresar en Imperium, solo por su repulsión
y su creencia de que estoy loca. Estoy poniéndome en bandeja de plata
ante sus narices; Gilbert es un cabrón hijo de puta, pero no puedo
equivocarme esta vez —pensé—. Iba a ser doloroso, pero era la mejor
alternativa; una simple fotografía la habría tomado como montaje.
Accediendo a Gabriel’s Cloud…
Por favor, ingrese su contraseña…
Ingresé la contraseña sin perder tiempo; las manos me sudaban
temblorosas al teclear, pero no cometí errores.
Autenticación realizada con éxito.
Fui directo a la carpeta videos; seleccioné uno de los que hicimos en
homenaje a Gabriel en su penúltimo concurso de Cata por parejas, en el
que había quedado en segundo lugar.
Aunque no debía distraerme, no aguanté la tentación de verlo…
Inicio de la reproducción
Una vez inicia el video, Aletheia se estremece y sin poder evitarlo,
comienza a llorar en silencio.
En primer plano se observa el rostro de Gabriel; la cámara se va
alejando para hacer el encuadre perfecto de medio cuerpo.
—Deja de grabarme, amor; y ven a festejar conmigo —el rostro de un
joven asombrosamente parecido a Jeremy Gilbert, sonríe y hace señas a
alguien que maneja la cámara.
—Espera, no seas impaciente. Esto tenemos que dejarlo para cuando
seamos ancianos y ya no podamos recordar las fechas —la voz de
Aletheia, risueña, hace que el joven sonría con picardía. En sus ojos
se ve, cuánto la ama.
—No necesito videos para recordar estos momentos a tu lado —de pronto
la imagen tiembla, mientras el joven se acerca y su rostro, ahora casi
de close up, muestra cierto matiz de deseo. La cámara se queda inmóvil
y en escena aparece Aletheia, con sus movimientos felinos tan
característicos; el joven ríe con deleite, se acerca y la abraza con
fuerza. Sin dejarle pronunciar palabra, la besa apasionadamente. Un
estallido de aplausos y vítores, hace que el joven voltee hacia la
cámara. Por un instante, pareciera ser el rostro de Jeremy Gilbert, el
que aparece fijo en aquella toma.
Fin de la reproducción
Aletheia suspira y se estremece.
Respirando profundo, repite el proceso anterior, ahora en el ordenador
de Jeremy Gilbert.
En el escritorio crea una carpeta con el nombre de Gabriel Durand.
Dentro, coloca el video y una copia del artículo de periódico que, en
su momento, reseñó las extrañas circunstancias de la muerte de un
joven Detective del departamento de narcotráfico venezolano,
aficionado al vino y la viticultura quien tenía por nombre Gabriel
Durand. Algunos indicios hacían sospechar la intervención de los Evita
en un posible ritual de purificación, pero no se hallaron pruebas ni
evidencias concluyentes. Además de los ficheros, dentro de la carpeta
incluyó un ejecutable con atributos ocultos que cifraría la carpeta
una vez finalizado el video. Usó un algoritmo de cifrado con un
blindaje tal, que al intentar romperlo, inutilizaría la información
degradándola de tal forma que no podrían obtener de ella ni un solo
bit que sirviese para algo.
Puede que Gilbert sea capaz de hacer empatía, dada la muerte de su
hermano a manos de los Evita; pero no puedo fiarme de él, aunque en el
fondo me gustaría creer que tiene sentimientos —suspiré y fui por un
trozo de papel—. Me sentía agotada por tanta tensión, pero me tomé el
tiempo para limpiar mi rastro del ordenador de Gilbert y me apresuré;
no tenía tiempo que perder.
Abandonando la HacNet
Abandonando la UndergroundNet
Apagué mi ordenador y guardé el USB.
En el trozo de hoja escribí:
Dejé algo para ti en el escritorio de tu ordenador; no es peligroso.
Míralo, si acaso puedes hacer un lado tu repulsión hacia mí, y quieres
ciertas respuestas.
Puedo lograr muchas cosas, solo si no te interpones en mi camino; Yo
haré lo imposible para no cruzarme de nuevo en el tuyo.
La Bruja.
PD: Seguí tu consejo y me comuniqué con Daniel; no volverás a ser
paloma mensajera, al menos no, para contactar conmigo.
Salí de la habitación, me dirigí a Plaza España y me colé una vez más
en la torre; aprovechando el mejor momento, deslicé la nota bajo la
puerta de Gilbert; Afiancé mi capucha y salí al frío de la madrugada.
Regresé a mi habitación y a pesar de estar aterida de frío y exhausta,
me desnudé, y me tumbé en la cama. En menos de 5 minutos, el sueño se
hacía cargo de mí.