Punto de vista: Aymara.
Los sucesos del día y la presión cada vez más insistente de Mayra tienen a Fabián al límite.
Fabián coge a Aymara con fuerza por el brazo izquierdo.
Fabián dice: «A donde coño crees que vas? No has terminado de comer y te pusiste insulina para un montón de calorías.»
Aymara se frena, tensa, hablándo mientras le da la espalda.
Dices con acento venezolano, «haz el favor de soltarme. Y modera tu tono, que ya te dije, no soy tu sumisa, Fabián.»
Fabián dice: «Esto no va de D-S, Aymara. Va de tu salud. No mezcles las cosas.»
Aymara se da la vuelta al sentir otro tirón de Fabián, está muy enfadada y alza el tono sin darse cuenta.
Dices con acento venezolano, «en serio crees que no puedo llegar a casa y hacer una merienda, o prepararme algo más de comer? Tan inútil y dependiente te crees que soy?»
Fabián dice: «Joder, no se trata de eso, coño… No vayas por allí.»
Fabián comienza a subir el tono también.
Dices con acento venezolano, «entonces, ¿de qué coño se trata, Fabián?»
Fabián la sigue sujetando con fuerza del brazo.
Fabián dice: «Se trata de que estés bien, de que cuides tu salud, que no te pase nada… ¿olvidas como de mal estuviste hace un año?»
Aymara forcejea para zafarse del agarre de Fabián.
Dices con acento venezolano, «suéltame, Fabián. Por supuesto que no me he olvidado; aquí el que olvida que soy ciega y no incompetente eres tú.»
Fabián aprieta más el agarre.
Fabián dice: «no, no voy a soltarte.»
Aymara intenta empujarle con la otra mano.
Fabián la sujeta con el brazo libre por la cintura y la pega a su cuerpo.
Fabián se inclina para hablarle.
Fabián murmura: «no voy a soltarte, ni a dejar que algo te pase… no voy a dejar que nada ni nadie te dañe, ni siquiera tú misma.»
Fabián lesuelta del brazo, sujetándola ahora con ambas manos por la cintura con posesividad.
Fabián murmura: «ahora, vas a volver a la mesa y terminar de comer y luego hablaremos tú y yo.»
Aymara niega con la cabeza, respirando con fuerza.
Murmuras con acento venezolano, «no… y suéltame.»
Fabián respira profundo cerca del cuello de Aymara. Su aroma lo excita sin remedio endureciendo su polla y Aymara se da cuenta.
Murmuras con acento venezolano, «suéltame Fabián, estás haciendo una escena.»
Fabián murmura: «me importa una puta mierda la escena.»
Murmuras con acento venezolano, «a ti no, pero a mí sí. Es casa de Kia y la cena es para todos ustedes. No puedes comportarte de esta manera.»
Fabián baja las manos hacia las caderas de Aymara, apretándola con fuerza estrechando el contacto entre ambos.
Guillem alza las cejas sorprendido ante las reacciones de Fabián.
Aymara se estremece al sentir la erección de Fabián apretándose contra su vientre.
Murmuras con acento venezolano, «ya basta, Fabián.»
Fabián habla en voz baja pero con tono autoritario.
Fabián murmura: «Basta y una mierda que basta.»
Aymara forcejea una vez más sin darse cuenta de que eso excita más a Fabián, que la sujeta ahora con mucha más fuerza.
Todos siguen con atención el intercambio, pero guardan silencio mirándose los unos a los otros.
Murmuras con acento venezolano, «quién coño te crees, Fabián? No eres mi amo, no te importo una mierda como dices. Me has evitado todo este tiempo y ahora quieres que te crea de que te preocupas por mí?»
Fabián la rodea por la cintura con fuerza, inmovilizándola.
Anzola mira a Guillem como preguntándole si han de hacer algo o no.
Guillem se lleva la copa a los labios y sorbe, dirigiendo su mirada hacia la pareja con cierta preocupación.
Fabián murmura: «me importas, claro que me importas, no te das cuenta cómo me tienes?»
Murmuras con acento venezolano, «Aquí no, Fabián, por favor, estamos frente a todos.»
Fabián, incapaz de contenerse, alza la voz cogiendo a Aymara por la muñeca.
Fabián dice: «Maldita sea.»
Fabián aprieta el agarre sobre la muñeca de Aymara y echa a andar hacia el pasillo que da a las habitaciones, llevándola casi a rastras.
Guillem y Anzola se miran, luego miran a las mujeres.
Kiara se levanta.
Kiara dice: «mejor recojemos, esto va a llevar mucho más de lo que pensaba.
Irina dice: «No sería mejor…»
Kiara niega con un movimiento de cabeza.
Kiara dice: «ese par tiene que hablar y decirse todo lo que se tengan que decir.»
Guillem dice con acento catalán, «estoy de acuerdo contigo en que tienen que hablar, pero no estoy seguro de que este sea el mejor momento, Kiara. Fabián es como una olla de presión justo hoy; el día ha sido un infierno emocional.»
Kiara mira a Guillem.
Kiara dice: «el muñeco sería incapaz de hacerle daño…»
Guillem dice con acento catalán, «en realidad sí que puede hacérselo, Kiara.»
Kiara abre mucho los ojos y luego los achica comenzando a enfadarse.
Guillem alza las palmas de ambas manos.
Guillem dice con acento catalán, «no me mal entiendas. No quiero decir que vaya a golpearla. Pero si somos honestos, ya lalastima emocionalmente rehuyéndole, no aceptando todo lo que ella significa para él. vosotros lo vísteis, es territorial, pero no es capaz de afrontarlo; tampoco de dejarla ir, o no habría hecho ese trato de que le ayude en su casa. Se engaña a sí mismo y no sé qué pueda salir de ahí. Además, está Mayra y eso lo empeora todo.»
Guillem mira hacia el pasillo un instante.
Kiara dice: «esa putaremalparíacoñoesumadre… tendría que lanzarle una maldición wayú.»
Guillem mira a Kiara.
Guillem dice con acento catalán, «Mayra es un verdadero problema y creédme, no es exageración. Pero justo ahora el mayor problema es Fabián y su negación a aceptar lo que siente por Aymara.»
Guillem suspira.
Guillem se pasa la mano por el pelo.
Guillem dice con acento catalán, «Jamás he visto a Fabián de esta forma.»
Anzola mira a Kiara y asiente en acuerdo con Guillem.
Kiara mira hacia el pasillo y luego a los demás.
Kiara dice: «y qué coño hacemos? No le podemos denunciar en algún lado? Me refiero a la putaremalparia de Mayra.»
Belkis se levanta.
Belkis dice: «mientras todo sea en el plano personal, no, a menos que comprobemos que ella es peligrosa… si no, todo mundo lo que piensa es que ella está encoñada con Fabián y no va a ser la primera que pase por ahí. Otras tias han ido tras él y han salido mal paradas por una u otra razón.»
Belkis murmura: «Además, creo igual que Guillem que el mayor problema ahora es que Fabián siga reprimiéndose de esta forma. Eso es lo que lo está afectando más.»
Kiara resopla.
entre tanto, en una de las habitaciones.
Fabián entra y cierra la puerta pasando el pestillo.
Aymara se zafa.
Aymara se frota el brazo y la muñeca.
Fabián la observa.
Fabián murmura: «maldición, Aymi, déjame ver.»
Aymara da un paso atrás.
Dices con acento venezolano, «Estás fuera de control, Fabián. ¿qué coño te está pasando?»
Fabián camina de un lado a otro, frotándose el cabello y restregándose la cara.
Fabián se le acerca.
Fabián dice: «déjame ver, coño.»
Aymara alza el tono.
Dices con acento venezolano, «No voy a quebrarme porque me agarres con fuerza, Fabián; no soy de cristal.»
Fabián gruñe, frustrado.
Fabián dice: «no tienes idea, no tienes ni puta idea de lo que soy capaz, Aymara.»
Aymara se tensa.
Dices con acento venezolano, «no, claro que no… ¿cómo voy a poder saberlo si no hablas conmigo? solo me evitas y no respondes a mis preguntas. Dejaste de atenderme, y ahora vives en el hospital a toda hora. solo sé de ti por Kiara. Tanta repulsión te da lo que te pasa conmigo? tan horrible te parece? Tan terrible te parezco yo, Fabián?»
Fabián dice: «No sabes lo que dices.»
Aymara habla, decidida.
Dices con acento venezolano, «entonces aclárame las cosas, Fabián. Deja de evitarme y Explícame porqué huyes de mí… ¿es el qué dirán? Es eso? ¿Te avergüenzas de sentir algo por mí? ¿es eso?»
Fabián niega con la cabeza, exasperado.
Aymara cierra los ojos, frustrada ante el silencio de Fabián.
Aymara respira intentando no romper a llorar.
Aymara habla con la voz quebrada.
Dices con acento venezolano, «muy bien, Fabián. hasta aquí. Le dejaré tus llaves a Kiara. Ya no iré a tu casa. Puedes pagar a alguien más. Yo buscaré algo más con qué mantenerme. Gracias por todo.»
Aymara pasa frente a él con paso inseguro, para intentar salir de la habitación.
Fabián la observa acercarse hasta la puerta e intenta no moverse, pero al final da dos zancadas hacia ella.
Fabián le coge la muñeca antes de que pueda girar el pomo y salir.
Fabián se pega al cuerpo de Aymara y la aprisiona contra la puerta.
Aymara da un respingo y jadea, sintiendo la erección de Fabián sobre la parte baja de su espalda.
Fabián le pasa el otro brazo por la cintura estrechándola contra su cuerpo.
Fabián murmura: «no… no»
Aymara traga grueso y cierra los ojos.
Murmuras con acento venezolano, «no podemos seguir así, Fabián. Al menos yo no puedo.»
DISCLAIMER
La escena que se describe a continuación puede no ser apta para menores de edad y personas sensibles debido a su contenido sexual explícito.
Fabián sube su mano desde la sujeción en la cintura hasta el pecho izquierdo de Aymara, apretando y amasando mientras respira con fuerza.
Aymara se estremece sintiendo el calor del cuerpo de Fabián.
Fabián murmura: «necesitas a alguien mejor, Aymara… alguien que esté limpio.»
Aymara se muerde el labio ante la caricia de Fabián sobre su pecho que se va intensificando cada vez más.
Fabián entrelaza los dedos de su mano con los de Aymara, haciendo que esta suelte el pomo de la puerta.
Aymara traga de nuevo, intentando resistirse a la dominación de Fabián.
Murmuras con acento venezolano, «crees que necesito sexo vainilla, es eso, Fabián?»
Fabián se pega más a ella, frotándose por instinto contra sus nalgas.
Fabián lleva la mano hacia el pubis de Aymara buscando su clítoris para frotarlo con su dedo índice y su dedo medio.
Aymara gime flojito; su cuerpo comienza a traicionarla.
Aymara Jadea en respuesta a lo que Fabián le está ahciendo y por instinto echa la cabeza hacia atrás, apoyándose sobre su pecho.»
Fabián siente que va perdiendo el control con mucha rapidez y se aparta un poco, respirando profundo varias veces, sacudiendo la cabeza como si así pudiese aclararse la mente y alejar la lujuria y el deseo.
Aymara encoge los dedos de la mano, acercando así los dedos de Fabián hacia su centro.
Fabián cierra los ojos apretando los dientes al sentir el calor del cuerpo de Aymara.
Fabián se excita y vuelve a pegarse a Aymara, respirando con rapidez.
Fabián murmura: «sí… y yo… no puedo dártelo… y tú no puedes darme lo que yo quiero…»
Aymara habla con la voz entrecortada.
Murmuras con acento venezolano, «entonces… si no puedo darte lo que necesitas… márchate… deja que consiga a alguien que me quiera… que me trate como una mujer… no como una muñeca de cristal… deja que consiga un amo que sí me valore»
Fabián se tensa al escuchar la palabra amo en boca de Aymara.
Fabián alza la voz.
Fabián dice: «cállate, no sabes de qué hablas.»
Aymara se tensa en respuesta al tono de Fabián.»
Dices con acento venezolano, «crees que no sé lo que es el BDSM?»
Fabián la suelta y da un paso atrás.
Aymara se apoya con ambas manos en la puerta.
Los segundos parecen transcurrir con lentitud.
Aymara se recompone y se da la vuelta para encarar a Fabián.
Fabián la mira con el anhelo de atarla, dominarla y poseerla, de darle un placer tan grande que no pueda estar con nadie más… solo con él.
Aymara se comienza a quitar el jersey que lleva puesto.
Fabián traga,la boca se le seca.
Fabián murmura: «qué coño crees que estás haciendo? vístete, Aymara.»
Aymara niega.
Aymara se acerca siguiendo su voz y su respiración.
Aymara se queda a unos pasos de Fabián.
Fabián extiende la mano hacia ella y luego la deja caer.
Aymara lleva las manos hacia atrás y se desabrocha el sujetador.
Fabián se muerde el labio inferior al sentir que su polla se endurece más.
Fabián procura no desviar su mirada hacia los pechos de Aymara.
Aymara deja caer al suelo su sujetador.
Fabián no puede evitarlo y baja la mirada.
Los pechos llenos y redondeados de Aymara descansan entre sus manos.
Aymara da dos pasos acercándose a Fabián.
Aymara separa los dedos, dejando que sus pezones asomen, firmes.
Aymara se suelta los pechos.
Fabián se relame al ver como caen los pechos de Aymara.
Fabián siente que la polla se le tensa todavía más y fijarse en sus pezones rosados no le ayuda.
Fabián murmura: «Aymara, en serio… No sigas con esto, por favor»
Aymara da otro paso y se pega a Fabián; a tientas busca sus manos hasta que las encuentra y las lleva hasta sus pechos.
Fabián cierra los ojos y traga, sintiendo el calor y la suave piel de Aymara en sus manos.
Fabián murmura: «no puedo, Aymara… Detente porque yo no voy a poder hacerlo si sigues con esto…»
Aymara guía las manos de Fabián para que explore sus pechos.
Fabián se tensa en la medida en que sus dedos palpan las delgadas cicatrices.
Fabián aprieta los dientes negando con la cabeza.
Imágenes de Aymara siendo azotada en sus hermosos pechos acicatean su instinto y lo erotizan.
Aymara lo suelta y se gira.
Las manos de Fabián caen a ambos lados, mientras echa la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados y las imágenes bullendo en su mente.
Aymara habla con la voz firme.
Dices con acento venezolano, «mira, Fabián… Es hora de dejar las cosas claras.»
Fabián abre los ojos, sus pupilas se dilatan observando a Aymara.
Aymara se desabotona el vaquero y se los baja dejando parte de sus nalgas a la vista.»
Fabián sigue el contorno de las pequeñas y delgadas cicatrices, primero con la vista, luego con la yema de sus dedos.
Fabián se imagina azotando aquellas nalgas, arrancando gemidos a esa voz tan dulce.
Aymara se estremece ante el contacto de aquellos dedos.
Aymara se sube los vaqueros, girándose despacio hacia donde cree está Fabián.
Dices con acento venezolano, «conozco bien ese lado oscuro que crees que solo te pertenece… No soy ni tan santa ni tan vainilla, ni tan frágil, Fabián; no como tú te has inventado para convencerte de que no me mereces, para reprimir lo que sientes… Lo que quieres hacerme.»
Fabián cierra los ojos tensando todo su cuerpo.
Fabián respira profundo varias veces, intentando sosegarse para no abalanzarse sobre ella.
Entre tanto, fuera de la habitación.
Irina mira a Kiara.
Irina dice: «Están tardando mucho, Kia.»
Belkis sale de la cocina, Guillem sale tras ella.
Belkis dice: «Ya nos ocupamos de todo, te dejamos la cocina como tacita de plata.»
Kiara mira a Guillem.
Guillem mira hacia la habitación, luego se fija en el móvil en el sofá.
Guillem se acerca al sofá y mira el móvil más de cerca.
El móvil muestra la aplicación de mensajes.
Guillem coge el móvil y lo lee.
Guillem murmura con acento catalán, «hostia puta…»
Kiara se tensa y le quita el móvil.
Kiara lee y pone mala cara.
Kiara dice: «Hija de puta.»
Las voces de Fabián y Aymara comienzan a escucharse cada vez con más intensidad.
Kiara deja el móvil en la mesa y va hacia la habitación, Guillem y Anzola le siguen.
En la habitación…
Fabián abre los ojos y comienza a subir el tono otra vez.
Fabián dice: «vístete, Aymara.»
Aymara alza la barbilla.
Dices con acento venezolano, «Y qué si no lo hago? a qué le temes tanto, Fabián? ¿Temes perder el control, es eso?Porque es evidente que me deseas… Y aunque lo niegues, yo sé que no es solo sexo, soy ciega, no idiota.»
Fabián alza la voz.
fabián grita: «qué coño es lo que quieres? que yo también te marque de esa manera? tú también eres una masoquista irrresponsable? Tú también quieres volverme loco?»
Aymara se tensa en respuesta.
Aymara grita: «A qué te refieres con yo también? de qué coño me estás hablando? ¡Habla de una maldita vez! ¡Habla de una vez, Fabián, deja de ser un cobarde!»
Fabián no resiste más la presión y se abalanza hacia Aymara, empujándola contra la puerta.
Fuera de la habitación…
Un golpe seco se siente contra la puerta.
Kiara mira a los dos hombres.
Kiara dice: Muñeco, abre la puerta, vamos… abre la puerta, Fabi.»
Anzola dice: «Fabián, tio, abre la puerta, hablemos, macho.»
Guillem dice con acento catalán, «¿no tienes las llaves de esta puerta?»
Kiara suspira y cierra los ojos pensando.
Kiara murmura: » no tengo puta idea de dónde están.»
Guillem mira a las otras mujeres.
Guillem dice con acento catalán, «Buscad vosotras las llaves, intentaré ver si puedo abrir la puerta o hacer que Fabián salga de ahí.»
Kiara asiente, preocupada y se junta con Belkis e Irina para buscar las llaves.
Guillem comienza a golpear la puerta.
Gina se acerca a Guillem.
Gina dice con acento madrileño, «Fabi, cariño, abre la puerta.»
Otro golpe se siente sobre la puerta.
Gina se sobresalta.
Guillem dice con acento catalán, «Fabián, tio, abre la puerta… venga macho, vamos a hablar aquí fuera… Fabián? Venga, tio, abre la puerta.»
En la habitación…
Fabián siente los golpes en la puerta, a la gente hablando del otro lado;pero es presa de las sensaciones de tener a Aymara prisionera contra la puerta mientras le come la boca casi con violencia y le pellizca los pezones con fuerza hasta hacerla gemir en su boca, empujando sus caderas contra ella y chocando contra la puerta.
Aymara se deja llevar y mete sus manos bajo la sudadera de Fabián.
Fabián comienza a balancear sus caderas contra el cuerpo de Aymara cada vez más rápido.
Aymara gime y jadea, subiendo sus manos hasta alcanzar los hombros de Fabián.
Fabián mete una de sus manos entre sus cabellos y tira con fuerza, haciendo que Aymara exponga su cuello.
Fabián le muerde el labio inferior tan fuerte que ambos sienten el sabor de la sangre entre sus lenguas.
Aymara le clava las uñas con fuerza en los hombros.
Fabián jadea y gruñe, mientras pellizca sus pezones hasta hacerla gemir más fuerte y va descendiendo por su cuello.
Aymara le clava las uñas en el pecho, haciendo que Fabián se excite más.
Fabián le muerde entre el trapecio y el cuello con fuerza, succionando luego la piel una y otra vez.
Aymara gime arañándo el torso de Fabián con fuerza.
Fabián baja sus manos hasta sus nalgas y la aprieta contra sí, frotando su erección contra la pelvis de Aymara.
Fabián vuelve a comerle la boca sin sutileza, metiendo una de sus manos en sus vaqueros abiertos, para frotar la zona de su clítoris.
Aymara echa la cabeza hacia atrás, gimiendo por las sensaciones.
Fabián siente como las bragas de Aymara comienzan a humedecerse.
Aymara le clava las uñas en el pecho.
Fabián gruñe, maldiciendo por lo bajo.
Fabián la arrastra hacia la cama.
Ambos se mueven a trompicones.
Desde afuera Guillem sigue intentando que Fabián entre en razón.
Fabián empuja a Aymara contra la cama.
Fabián le quita los zapatos y coge la cinturilla de los vaqueros, bajándoselos con violencia, arrastrando en el tirón las bragas.
Aymara jadea.
Fabián le separa las piernas con una rodilla.
Fabián le mira el coño húmedo y se imagina lo resbaladizo que estará a su tacto.
Fabián sube la mirada detallando el cuerpo de Aymara con lujuria, hasta que llega a su rostro.
La mente de Fabián se activa; imágenes de Aymara atada a la merced de sus manos se dibujan constantemente haciendo que se recree y se excite.
Fabián habla con tono autoritario.
Fabián murmura: «te correrás solo cuando yo te lo permita.»
Aymara cree saber lo que Fabián necesita para que deje de reprimirse y guarda silencio.
Fabián le coge el rostro con fuerza.
Fabián murmura: «Lo has entendido? Harás lo que te ordene, cuándo y cómo te lo ordene.»
Aymara sigue sin responder, presionando a Fabián.
Fabián aprieta el agarre.
Fabián murmura: «responde, lo has entendido?»
Aymara asiente con la cabeza entrecerrando los ojos.
Fabián inspira y le come la boca hundiendo su lengua cada vez más profundo, mientras desciende con una mano hasta la unión entre sus piernas.
Aymara mete sus dedos en el cabello de Fabián.
Aymara gime al sentir cómo Fabián la explora y saca sus dedos de su cabello para arañarle los costados con fuerza.
Fabián roza los labios vaginales de Aymara y es mucho mayor la sensación de lo que había imaginado.
Fabián mete los dedos en la vagina de Aymara sin mucha delicadeza.
Aymara comienza a gemir con más fuerza.
Fabián acalla los gemidos de Aymara con su boca mientras entra y sale con sus dedos.
Aymara lleva sus manos hasta la espalda de Fabián intentando acercarlo a ella y vuelve a arañarle.
Fabián gime y se excita más sintiendo las uñas de Aymara.
Fuera de la habitación…
La tensión y el nerviosismo que todos experimentan es palpable.
Kiara mira a las chicas.
Kiara dice: «lo siento, pero yo tiro tierrita y no juego más, esas llaves del coño no aparecen en ninguna parte.»
Irina y Belkis se miran, frustradas también.
Gina dice con acento madrileño, «bueno, pero ya no se oyen golpes ni tampoco se les oye gritar. A ver, sé que Fabián no ha estado bien, pero sería incapaz de forzar a ninguna mujer y a Aymi mucho menos; está loco por ella aunque no quiera reconocerlo.»
Kiara la mira.
Kiara dice: «parece que ese es justo el problema, que no quiera reconocerlo, Gin. A Guillem le preocupa que pierda el control, Mayra ha estado presionando mucho.»
Gina bufa.
Cerca de la habitación…
Guillem y Anzola se miran.
Anzola murmura: «eso es lo que yo creo que es?»
Guillem exhala con fuerza, pasándose la mano por el pelo.
Guillem murmura con acento catalán, «me temo que sí, me temo que sí.»
Anzola murmura: «cuando caiga en cuenta, va a estar más hecho mierda.»
Guillem hace una mueca y niega.
Guillem murmura con acento catalán, «no lo sé, pero es posible, sí.»
Las mujeres se acercan.
Irina se sonroja ante los ruidos que salen de la habitación.
Belkis mira hacia la puerta, perpleja.
Belkis dice: «Ostras… están…»
Los hombres la miran y asienten.
Kiara se queda mirando a la puerta, luego mira a los demás.
Gina mira hacia la puerta y luego mira a Kiara.
Kiara dice: «parece que las llaves ya no van a hacernos falta.»
Kiara mira a Guillem.
Kiara dice: «tienes idea de qué tan malo va a ser, besucón?»
Guillem cierra los ojos y niega, mirando hacia la puerta cuando los gemidos y jadeos se intensifican.
Guillem vuelve a ver a Kiara.
Guillem dice con acento catalán, «con la inestabilidad que ha tenido últimamente, es difícil predecir algo así… Creo que lo único que podemos hacer es esperar y prepararnos para contener a cada uno, porque él no es el único que saldrá removido de ahí dentro.»
Kiara suspira.
Kiara dice: «mejor hacemos chocolate, creo que lo vamos a necesitar …»
La voz autoritaria de Fabián se oye pero no se entiende lo que dice.
Kiara mira hacia la puerta y gira hacia la cocina.
Kiara dice: «y ellos también, creo.»
Las mujeres se apartan de la puerta y van todas hacia la cocina, seguidas por Guillem y Anzola.
En la habitación…
Fabián se ha desnudado por completo y permanece sudoroso entre las piernas de Aymara, mientras la observa temblando por el esfuerzo de contenerse para no correrse.
Fabián mira en detalle a Aymara tendida sobre aquella cama con el coño brillante y siente como se moja, listo para hundirse en ella.
Fabián intenta frenarse, pero la respiración jadeante de Aymara lo está volviendo loco.
Fabián se inclina sobre ella y le muerde los pezones.
Aymara se muerde el labio y repprime un gemido, arqueándose por instinto.
Fabián le lame y le succiona los pezones con un ritmo constante.
Aymara inspira varias veces para poder contener el deseo de correrse.
Fabián vuelve a jugar con sus dedos entre las piernas de Aymara mientras muerde, lame y chupa sus pezones unificando el ritmo.
Fabián siente como la vagina de Aymara se tensa.
Fabián levanta la cabeza.
Fabián murmura: córrete, Aymi, córrete para mí, cielo.»
Fabián alcanza su punto G y presiona, frotando el clítoris con el pulgar al mismo tiempo.
Aymara se tensa y gime, pero no se corre.
Fabián alza la cabeza de nuevo.
Fabián saca los dedos de la vagina de Aymara.
Fabián se incorpora Y coge a Aymara con fuerza, poniéndola boca abajo.
Fabián murmura: «maldita sea. No has debido desafiarme, Aymara.»
Fabián coge las almohadas y las coloca bajo el vientre de Aymara, levantándole el culo.
Fabián le separa las piernas, colocándose entre ellas, de rodillas.
Fabián se inclina sobre su espalda para hablar en tono muy bajo pero indiscutiblemente autoritario, acercándose mucho a su oído.
Fabián susurra: «ahora voy a marcarte y a castigarte; y aún así no sabrás de todo lo que soy capaz.»
Aymara se estremece ante la amenaza excitándose más.
Fabián se sienta sobre sus talones, mirando el culo de Aymara advirtiendo la excitación que genera en ella, la espectativa del castigo.
Fabián inicia los azotes usando la palma abierta en cada nalga, sosteniendo la intensidad y la frecuencia hasta que su coño está húmedo y resbaladizo y sus nalgas están rosadas y sensibles al tacto.
Fabián ha estado atento a las reacciones del cuerpo de Aymara, escuchando el tono de sus gemidos y se sorprende del autocontrol que tiene y de lo mucho que eso lo excita.
Aymara respira casi jadeante, Fabián se inclina sobre ella para hablarle una vez más al oído mientras le acaricia con sensualidad la piel sensible, rozando sus labios vaginales, una y otra vez, provocándola con una de sus manos.
Fabián susurra: «córrete, cielo, hazlo. Quiero ver cómo te corres para mí.»
Aymara se tensa, pero no se corre negándole a Fabián la satisfacción.
Fabián maldice, tirándole del cabello.
Fabián murmura: «Estás jugando con fuego, Aymara.»
Aymara lo sabe, pero es consciente de que de eso depende que puedan estar juntos o no a partir de ahora.
Aymara siente el glande de Fabián cerca de sus nalgas goteando y levanta las caderas.
Fabián gruñe al sentir la piel de sus nalgas rozándole el glande y le tira del cabello con más fuerza.
Fabián murmura: «¿Qieres que te folle, Aymara… entonces córrete para mí.»
Aymara levanta más las caderas haciendo que el glande de Fabián roce su perineo.
Fabián se tensa ante la sensación y mantiene el cabello entre sus dedos hasta levantar la cabeza de Aymara.
Fabián la explora con los dedos notando lo apretada que está su vagina apesar de la lubricación.
Aymara Gime, mientras se esfuerza en levantar las caderas, rozando el Glande de Fabián con sus labios vaginales, mojándolo con sus fluidos.
Fabián jadea y baja la cabeza para morderla donde le ha dejado el chupetón, sacando sus dedos.
Aymara gime con fuerza.
Fabián cede ante su propio anhelo de verla correrse por y para él.
Fabián se coge la polla con una mano y la guía entre los labios vaginales de Aymara.
Fabián cierra los ojos y empuja su pelvis hacia adelante abriéndose paso al interior con lentitud, procurando no hacerle daño.
La vagina de Aymara se contrae de forma involuntaria.
Aymara suelta un gemido que hace que Fabián se estremezca.
Fabián se doblega ante el impulso de llenarla y empuja con fuerza hasta que se introduce por completo y sus cojones golpean el clítoris de Aymara.
Aymara vuelve a gemir por la sensación del pene de Fabián penetrándola hasta el fondo; el roce es intenso apesar de lo mojada que está.
Fabián susurra: «estás… tan… caliente.»
Aymara se muerde el labio cuando Fabián le tira del cabello una vez más.
Fabián se mueve hacia atrás, sin salirse del todo, atrayendo a Aymara, dejándola a gatas.
Aymara tiembla sosteniéndose con las rodillas y las palmas sobre el colchón.
Fabián la empuja por la espalda, forzándola a apoyar los codos.
Fabián baja la mirada; observarse a sí mismo entrando en aquella vagina tan apretada le pone mucho.
Fabián la coge con fuerza de las caderas y vuelve a balancear su pelvis hacia adelante, llenándola por completo otra vez.
Aymara suelta un gemido y da un respingo por la fuerza de la penetración y la sensación sobre su clítoris.
Fabián dice: «córrete, Aymara… Córrete ahora, nena.»
Aymara se muerde el labio, tensándose para evitar que el orgasmo se produzca.
Fabián sisea al sentir como la contracción de los músculos vaginales le aprieta y pierde la batalla del autocontrol.
Fabián ve el destello de un espejo de pie que refleja ambos cuerpos unidos en aquella postura tan carnal y comienza a moverse, adentro y afuera, adentro y afuera, cada vez con más fuerza sin dejar de mirarse al espejo.
Aymara se mueve hacia atrás al encuentro de cada penetración Aguantando las ganas de correrse, sin poder dejar de gemir cada vez más, hasta que por fin el deseo y el anhelo quiebran su resistencia.
Fabián siente como Aymara se corre con intensidad y se inclina sobre ella, haciendo que su pelvis choque con las almohadas, entrando con fuerza y permaneciendo inmóvil dentro de ella.
Fabián susurra: «joder…»
Fabián siente las contracciones de la vagina de Aymara y aprieta los dientes y las nalgas para no correrse.
Fabián mete una de sus manos bajo el cuerpo de Aymara hasta que alcanza su clítoris.
Fabián se sostiene con una mano empujando sus caderas hacia adelante estableciendo un ritmo constante con movimientos muy cortos y rápidos, mientras a la vez frota el clítoris con dos dedos haciendo círculos provocando que Aymara gima y se retuerza por la sobreestimulación.
Fabián comienza a ser víctima de su propio castigo y se deja caer sobre el cuerpo de aymara, gimiendo y jadeando.
Fabián susurra: «estás… tan… apretada… y caliente…»
Aymara contrae su vagina de forma voluntaria, apretando el miembro de Fabián.
Fabián la muerde una vez más donde la había mordido antes.
Aymara jadea sintiendo como el pene de Fabián se llena y está a punto de correrse.
Fabián hace un esfuerzo por contenerse, pero el corrientazo que le atraviesa desde los huevos hasta la espalda le anuncia que el punto de no retorno está a la vuelta de la esquina y no lo logra.
Fabián gime y jadea, soltando un gruñido gutural mientras alcanza el orgasmo al mismo tiempo que Aymara.
Aymara gime sintiendo los espasmos de Fabián eyaculando al ritmo de cada una de sus contracciones, ahora involuntarias.
Aymara gira la cabeza aún jadeante; el peso del cuerpo de Fabián la aprisiona deliciosamente contra el colchón.
Fabián pasa su otra mano bajo el cuerpo de Aymara y la abraza con fuerza, temblando, aferrándose a ella como si fuese a escapar o desaparecer en algún momento repitiendo su nombre y cosas que ella no logra entender.
Aymara siente los primeros síntomas de una hipoglucemia y respira profundo para no desesperarse pero le cuesta respirar.
Fabián afloja el abrazo, comenzando a adormilarse, pero se tensa al sentir el cambio en la respiración de Aymara.
Fabián levanta las caderas, saliéndose de la Vagina de Aymara.
Aymara acusa el vacío que deja Fabián, pero está comenzando a sentirse desorientada.
Fabián se espabila estirándose con rapidez para encender la luz de la mesita.
Fabián gira el cuerpo de Aymara y la ve pálida.
Fabián murmura: mierda, maldita sea… estás hipoglucémica, verdad?
Aymara asiente con la cabeza, temblando y sudorosa.
Fabián se levanta con rapidez y se pone el calzoncillo.
Fabián abre la puerta de la habitación y sale corriendo a la cocina.
Las mujeres se impresionan al ver su aspecto, Guillem se pone de pie casi de un salto y sale tras él.
Guillem dice con acento catalán, «qué coño ha pasado, macho.»
Fabián habla en tono severo.
Fabián dice: «¡ahora no, tio, ahora no!»
Fabián coge el azucarero lleno de terrones de azúcar y corre de vuelta a la habitación.
Fabián se sienta en la cama y se inclina sobre Aymara, revisando su pulso.
Fabián le abre la boca a Aymara y mete un pprimer terrón bajo la lengua.
Fabián murmura: «vamos, cielo… nena, mueve la lengua.»
Aymara obedece, moviendo el terrón hasta que logra morderlo para deshacerlo.
Fabián la ve tragar y mete otro terrón.
Kiara entra con un zumo de cajita y una pajita.
Kiara mira el aspecto de Aymara, pero no dice nada al respecto
Kiara dice: «dale este zumo, muñeco, es lo que suele usar cada vez que tiene un bajón.»
Fabián coge la cajita y le lleva la pajita a los labios a Aymara.
Fabián murmura: «vamos cielo, bebe el zumo.»
Aymara comienza a chupar de la pajita.
Kiara asiente al ver que Aymara se va recuperando y le quita el azucarero a Fabián de las manos.
Kiara mira a Fabián.
Kiara dice: «Voy a estar fuera, muñeco… si necesitan alguna cosa pega el S.O.S y vengo en un peo.»
Fabián asiente sin dejar de mirar a Aymara.
Kiara sale de la habitación, cerrando con suavidad.
Aymara se termina el zumo, Fabián coge la cajita y la deja en la mesita.
Fabián mira a Aymara.
Fabián habla con tono severo.
Fabián dice: «Te das cuenta, Aymara? Esto no puede ser, tienes que entenderlo; ¿qué habría pasado si me quedo dormido?»
Aymara se incorpora algo temblorosa.
Fabián la observa sintiendo que el deseo vuelve a arder en su interior.
Fabián cierra los ojos y se levanta de la cama, encendiendo la luz de la habitación.
Aymara espera un momento a que Fabián regrese a la cama.
Fabián se acerca.
Fabián maldice en voz alta al ver las mallugaduras y los moratones que ya comienzan a formarse en la piel de Aymara.
Guillem abre la puerta con rapidez y entra.
Guillem alza las cejas al ver a Aymara.
Fabián le corta el paso para que no vea a Aymara desnuda, pero Guillem ha visto suficiente.
Fabián dice: «fuera de aquí, tio, si te necesitamos yo te aviso, sal ahora… fuera.»
Fabián da un paso hacia Guillem, este retrocede.
Guillem alza las palmas de cara a Fabián y sale de la habitación.»
Fabián se gira, pasándose la mano por la cara, frustrado y con sentimiento de culpa.
Dices con acento venezolano, «Ven aquí, Fabián.»
Aymara palmea el colchón a su lado.
Fabián se acerca a ella, pero le cuesta mirarla, porque su aspecto le excita y le genera culpa a la vez.
Dices con acento venezolano, «Siéntate aquí conmigo, tenemos que hablar.»
Fabián se sienta, aymara se le acerca y le toma las manos.
Fabián está tenso pero al final se deja hacer.
Aymara pasa las manos de Fabián por su cuerpo.
Fabián vuelve a tensarse al sentir que la polla se le endurece de nuevo mientras roza la piel de Aymara.
Dices con acento venezolano, «No hay fracturas, no estoy rota en ningún lado. Tampoco sangro… estoy bien, en realidad más que bien.»
Fabián retira las manos y se frota la cara.
Fabián observa los labios de Aymara, hinchados y las marcas que dejaron sus dedos sobre la piel de su rostro y se muerde el labio.
Aymara espera paciente a que Fabián hable.
Fabián dice: «pero tuviste una hipoglucemia moderada, aymara; eso no es de tomar a la ligera.»
Aymara asiente.
Dices con acento venezolano, «como otras que he tenido durante la madrugada. Esto puede pasar, tenga una sesión o no, Fabián, no ha ocurrido por tener sexo contigo.»
Fabián se pone de pie, exasperado y excitado a la vez.
Fabián la observa y comienza a caer en cuenta de como la ha follado y niega con la cabeza.
Fabián murmura: «querrás decir por haber sido follada.»
Aymara se encoge de hombros.
Fabián dice: «¿Te quedas así… tan tranquila?»
Aymara vuelve a asentir.
Fabián la mira, incrédulo.
Dices con acento venezolano, «De acuerdo, ha sido sexo intenso, pero ha sido consensuado.»
Fabián dice: «¿Sexo consensuado? ¡Me abalancé sobre ti, te he dejado marcas por todo el cuerpo, Aymara, por amor de Dios!»
Aymara se sienta con las piernas cruzadas.
Dices con acento venezolano, «¿quieres que lo analicemos? me puse una dosis para una comida calórica que no fue tal y luego tuve una actividad intensa en corto tiempo. Eso es todo, Fabián. No lo saques de contexto, no sigas reprimiendo lo que deseas, eso es lo que te tiene así.»
Fabián se deja caer en el colchón.
Aymara se gira hacia donde cree que está Fabián.
Dices con acento venezolano, «No ha sido sexo vainilla, no. ¿y qué? ¿Qué te hace creer que mis preferencias han de ir siempre por ahí? ¿Crees que por ser ciega no me gusta el sexo duro, el BDSM?»
Fabián la mira.
Fabián dice: » aymara esto de hoy, sabes que no ha sido del todo BDSM… además, a qué te refieres? así como?»
Dices con acento venezolano, «Tenso, irritable, explosivo, intolerante; en pocas palabras fuera de control. ¿Desde cuando no tienes una sesión? No me refiero a sexo, ya sabes a qué me refiero. Y bueno, si entramos en tecnicismos, no, pero hay que tener en cuenta otras consideraciones, Fabián.»
Fabián baja la mirada y luego cierra los ojos, no puede creer que esté teniendo esta conversación con ella.
Fabián murmura: «no lo sé, hace mucho. Y no sé si pueda verse así, Aymara, lo seguro, sensato y consensuado no es algo alternativo.» »
Dices con acento venezolano, «Igual que yo, pero yo no soy una dominante nata como tú, soy una switch. O al menos solía serlo. Y no, no lo es… pero que hoy no hubiésemos hablado antes, es un atenuante, Fabián. No digo que tenga que ser así, solo te digo que nos ha podido el deseo, el instinto y las ganas exacerbadas por habernos reprimido por tanto tiempo, eso es todo.»
Fabián se muerde el labio, escuchándola hablar así.
Fabián murmura: «tú… antes…»
Fabián no sabe cómo preguntarle.
Aymara se sorprende por su actitud, pero decide explicarle, pensando que quizá eso es lo que necesita Fabián.
Dices con acento venezolano, «Sí, antes de quedarme ciega practicaba BDSM, pero nunca me había animado a subir de nivel y comprometerme en un contrato, por ejemplo. Ya sabes que los Switchs no somos bien aceptados por todo mundo. Luego de quedarme ciega tomé la decisión de avanzar… pero lo hice con la persona equivocada.»
Fabián aprieta los puños con fuerza. Imágenes de Aymara siendo azotada de forma brutal vienen a su mente y le enfurecen demasiado.
Fabián habla con la rabia contenida.
Fabián dice: «quién te marcó, nena?»
aymara niega.
Dices con acento venezolano, «eso ya no importa. Respecto de tu pregunta de antes. No soy masoquista y menos irresponsable. Me equivoqué una vez y esa fue la consecuencia.»
Aymara busca sus manos a tientas.
Fabián se deja coger anhelando su contacto.
Dices con acento venezolano, «no sé que ha pasado contigo antes, Fabián, pero no eres un tipo oscuro sin control. ahora no, pero tienes que analizar lo que vivimos hoy con objetividad. Vas a ver de qué te estoy hablando.»
Fabián niega, llevándo las manos de aymara a su boca para besarle las palmas.
Fabián dice: «ha sido una locura, aymara. No acordamos palabra de seguridad, tomaste un riesgo muy elevado resistiéndote de esa forma; ni siquiera usamos preservativo; no te preparé adecuadamente teniendo en cuenta el tiempo que llevabas sin tener sexo con nadie. He sido un bestia.»
Aymara asiente, entrelazando sus dedos con los de Fabián.
Dices con acento venezolano, «El riesgo fue hasta cierto punto sopesado. No estábamos solos, Kiara Irina, incluso Belkis y Gina saben atender una hipoglucemia, aunque sea severa; y no sé, tengo la idea de que Guillem habría podido actuar si hubieses pasado tu propio límite y está ese otro colega tuyo también. Ha sido intencional por mi parte y te pido que me perdones por ello… he provocado de forma deliberada tu instinto de dominación y e forzado el intercambio de poder… lo siento, pero en el fondo no me arrepiento de nada.»
Fabián la observa, pensativo.
Fabián murmura: «He podido hacerte daño, Aymi… cada vez que lo pienso, me vuelve loco. tienes que entenderlo, si algo te pasa, si te llegase a lastimar… yo no podría vivir con eso.»
Aymara niega con la cabeza, buscando su rostro para acariciarle con ternura.
Dices con acento venezolano, «Estás equivocado si crees que eres un sádico patológico, Fabián… Estuve con uno y te aseguro que tú no lo eres en absoluto.»
Fabián la mira a los ojos deseando creerle.
Fabián dice: «No lo sé, Aymi. Tengo mucha mierda encima y no quiero llenarte.»
Dices con acento venezolano, «no empieces de nuevo con eso, Fabián. Mira, es así de simple… ¿Después de lo de hoy, estás dispuesto a dejarme ir?»
Fabián niega con la cabeza y luego cae en cuenta de que Aymara no le ve.
Fabián dice: «no, ni de coña… te quiero, aymara. No es que te desee, que quiera follarte o… atarte o azotarte; es que te quiero en mi vida…»
Fabián se queda perplejo al darse cuenta de lo que acaba de decir y guarda silencio.
Aymara sonríe, sabiendo que Fabián comienza a hablar de lo que siente sin reprimirse.
Fabián frunce el cejo.
Fabián dice: «Hablo en serio, Aymara; hay muchas cosas que lo complican todo, cosas que no sabes… y no sé… quizá cuando sepas todo lo que tengo en mi cabeza y mi vida, salgas huyendo.»
Dices con acento venezolano, «Yo también te quiero… Y la verdad, no tengo pensado salir huyendo porque no es mi estilo. si no me quisieras, eso lo cambiaría todo. Pero sé que me quieres, así que deja que yo decida qué sentir, qué hacer y qué pensar; no lo hagas por mí nunca más.»
Fabián se recuesta y la atrae hacia sí, besándola y acariciándola sin fuerzas para seguir negando y reprimiendo lo que siente por ella.
Aymara se separa y luego se apoya en su torso, relajándose con el contacto y el calor de su cuerpo.
Aymara habla en voz baja.
Murmuras con acento venezolano, «ahora mismo no, pero mañana hablaremos del resto de cosas que te están atormentando. ahora mismo necesitamos descansar el cuerpo y la mente.»
Fabián murmura: «Te quiero, cielo… como nunca he querido a nadie… eso me da miedo.»
Aymara se pega más a él.
Murmuras con acento venezolano, «Y yo te quiero a ti, Fabián… tanto, que duele cuando no estás.»
Fabián le acaricia la espalda con la yema de un dedo, hasta que Aymara se duerme.
Fabián estira el brazo y tira del nórdico, cubriéndose y con él a Aymara.
Fabián siente como si el peso sobre sus hombros y su mente comenzasen a ceder por fin.
Fabián se relaja y cierra los ojos; minutos después se queda dormido, vencido por todo lo vivido durante el día.
Fuera de la habitación…
Kiara acaba de despedir a gina y a Belkis que se han ido a su casa, quedando pendiente por si alguna otra cosa ocurriese.
Kiara mira a Irina.
Kiara dice: «vamos Rina, vamos a dormir, quédate conmigo y este par de machotes que duerman en este cuarto, en el sofá no, que me lo deforman con esos cuerpos que tienen de gorilas.»
Guillem y Anzola asienten y se ponen de pie.
Guillem se acerca a la habitación donde está Fabián con Aymara y abre solo un poco la puerta.
Guillem se relaja al verlos durmiendo juntos.
Guillem cierra de nuevo la puerta con mucho cuidado.
Guillem murmura con acento catalán, «parece que la tormenta ha sido superada con éxito.»
Kiara murmura: «menos mal, besucón… mira que si no, la culpa no me iba a dejar descansar en paz ni después de muerta.»
Guillem sonríe y le estampa dos besos en las mejillas a Kiara.
Guillem murmura con acento catalán, «ve y descansa… veremos como amanece mañana.»
Kiara asiente y entra en su habitación, Irina entra tras ella.
Guillem entra en la otra habitación, cerrando la puerta tras de sí.