Punto de vista: Cielo.
Cielo se mira en la cámara del teléfono, un segundo antes de que el dispositivo se apague.
Murmuras con acento madrileño, «mierda…»
La chica acaricia la pantalla rota del móvil y lo lanza a la papelera.
Cielo recuerda a Topacio con su saludo avitual, caminando en la plaza y con un helado en las manos mientras sale de la pensión en la que se ospeda;
no le cae bien, demasiado… ¿Irritante?
Comunidad de Madrid; Pensión El Escondrijo
estás en una pensión con los suelos de madera y aspecto bastante humilde, cada habitación disfruta de un pequeño baño, cama, escritorio, un armario y un aire que hace de calefacción en en el invierno.
Cielo sale de su habitación, observando la habitación de Naia con preocupación; cada vez son menos las noches que pasa allí, y cada vez menor el tiempo que la ve. La alegraría saber que ha encontrado un sitio diferente en el cual estar, pero la conoce lo suficientemente bien, tanto como a la señora Lola.
La señora Lola heredó aquel lugar, según le había contado alguna vez; pero lo lleva cada vez peor y cielo sabe que si le queda un mes o dos será demasiado tiempo
Cielo baja las escaleras, que resuenan a cada paso que da
Un rato después
Cielo se encuentra en la plaza del ángel, tirita un poco ante el ligero viento que se percive y camina hasta el lugar en el que le dijeron que podía alquilar una bicicleta
Comunidad de Madrid; Plaza de Santa Ana
Ves calderón y lorca aquí.
Salidas visibles: oeste, teatro, cerveceria, calle-del-principe, y bici-fun-tour
Comunidad de Madrid; Bici Fun Tour
Ves Un encargado, Una bicicleta marca fun tour modelo B1, Una bicicleta Tandem marcaFuntour t1, Una bicicleta tandem marca Fun Tour, y Una bicicleta marca Fun tour aquí.
Ves a un joven sonriente que está en buena forma. Lleva unos vaqueros ajustados y una camiseta negra con el dibujo de una bicicleta en alto relieve de color plateado, que dice Móntame y te daré la experiencia de tu vida.
Cielo ríe ante el mensaje de la camiseta del chico y se acerca a él, lo analiza unos segundos mientras le sonríe, manos a los costados y los pies apuntando a ella, sonrisa abierta, dedos sin cruzar, asiente; tal vez sea un buen chico. Su desconfianza la agota por momentos pero logra sobreponerse.
El encargado dice, hola! bienvenida! buscas una bici para alquilar, o prefieres un tandem? no, no, espera.
el encargado la mira sonriendo.
el encargado dice, «pareces ser chica de bicicleta»
Cielo asiente y señala una bicicleta.
Dices con acento madrileño, «de hecho voy a llevarme esa.»
el encargado dice: «Claro, en qué color vas a llevarla?»
Dices con acento madrileño, «en blanco, gracias.»
Cielo paga el dinero del alquiler
Ahora montas en Una bicicleta marca Fun tour y te alistas para iniciar tu paseo.
El encargado sonríe al ver a la chica subirse a la bicicleta sin haber salido de la tienda.
Cielo comienza a pedalear pensando en su amiga y el momento en que tuvo que contarle sobre el tal Dorian.
Comunidad de Madrid; Plaza de Santa Ana
Ves calderón y lorca aquí.
Cielo resopla por el esfuerzo, sigue pedaleando hasta que abandona la plaza recordando aquella tarde cuando lo vio llegar aquel día a la pensión, jugando con un Rolex y hablando con Lola, que no le quitaba de encima la vista al reloj. Se quedó agazapada mientras observaba como Dorian sacó provecho del interés de la mujer, dándole el reloj a cambio de entrar en la habitación de naia, excusándose en darle una sorpresa a la chica que le gustaba.
Tristemente la mujer se tragó aquel cuento y se alegró, tanto que se apresuró a ponerse a sus órdenes si necesitaba alguna ayuda para la sorpresa. Para nadie era un secreto que Naia era una chica solitaria y algo triste, mucho más desde la muerte de su padre.
Cielo sabía que habían pasado algunos años desde la muerte del padre de Naia y sabía también que poco tiempo después, su madre le había seguido los pasos y que ahora Naia se las arreglaba para sobrevivir; tenía los 20 años en su sitio, aunque le parecía una persona demasiado distraída. Al poco tiempo de conocerla le había tomado un gran aprecio; por esto mismo, cuando vio entrar a Dorian en su habitación y Naia seguía sin aparecer, decidió intervenir.
cielo se acercó hasta la puerta, sigilosa.
Dices con acento madrileño, «Y naia? vienes a dejarle ese peluche, es muy lindo, si quieres puedo entregárselo por ti, somos vecinas.»
Dorian dio un respingo pero al girarse y ver a la chica, se relajó y adoptó su expresión de siempre.
Cielo observaba a Dorian con cierta candidez sabiendo que eso lo despistaría respecto de ella, su edad y sus verdaderas intenciones; odiaba mentir, pero Naia era su amiga y los 23 años que tenía debían servir para algo.
Dorian la vio de arriba a abajo y sonrió; al hacerlo, Cielo se estremeció reprimiendo la repulsión que le provocó aquella mirada.
Dorian dice con acento inglés, «Sí, venía a traerle este regalo, pero veo que tiene uno igual, así que… lanzaré este a la vasura, creo que no se pierde mucho.»
Cielo mantuvo la pose reprimiendo el impulso de estrangularlo ahí mismo. su mente vagaba entre las formas de estrangularle con lentitud de forma muy dolorosa o ser piadosa y causarle una muerte rápida por decapitación, quizá. La rabia se empezaba a acumular en todo su cuerpo mientras ella seguía sonriendo como si nada. Aquel gato que Dorian pretendía tirar a la papelera era Idéntico al último regalo de Naia por parte de sus padres.
dorian dio un par de pasos hacia ella, permitiéndole observar mejor la habitación. Por el rabillo del ojo vio al gato de peluche y apretó los dientes solo un instante; debía mantener la pose de niña ingénua un poquito más.
Cielo contaba en silencio con lentitud 1… 2… 3… el objetivo era aquietar sus impulsos.
dorian seguía aproximándose a ella con el peluche en la mano.
cielo lo observó un instante y asintió al tiempo que se apoyaba en la puerta. siendo honesta, Dorian le parecía un guiri de esos todos pijos.
Cielo contuvo las ganas de reírse, Dorian, bien peinado y con un polo blanco y jeans, ¿Quien era capaz de utilizar jeans en verano? putos niños repipis. mierda, volvía a descentrarse, no podía resultar encantadora ni atractiva en ese momento.
dorian alzó una ceja mientras observaba a la chica.
Cielo era consciente de que no era muy curvilínea, tenía músculo y fuerza convinados con agilidad por el deporte, pero no destacaba por tener pechos ni trasero, mas bien, sería una tabla con complejo de colchoneta inflable, Pero una con lindos ojos e inteligencia; así que manteniendo la fachada de ingenuidad, se puso recta, descruzó las piernas y se encargó de que sus pies apuntasen a dorian.
Cielo miraba a dorian a los ojos, empezando a hablar mientras se enroscaba un mechón de cabello.
Dorian se fijó en el efecto de aquel pelo tan peculiar, con las puntas teñidas en aquel degradé de azules.
cielo se mordió la lengua antes de soltarle una réplica mordaz. Nadie se metía con su pelo y salía ileso; su color preferido era el turquesa y y… eso no iba a cuento. se centró en el chico y maldijo por no tener mas escote y vestir una camiseta de cuello redondo que ponía (With energy with cofee) en blanco; eso no era atractivo, mucho menos la pantaloneta que le había rovado a su hermano en una visita. Pensándolo bien, La pantaloneta llena de calaveras con pizzas en los ojos resultaba de lo más sicodélica en aquella situación.
Dices con acento madrileño, «bueno… entonces, te dejo marchar…»
oyes sirenas cerca de aquí.
Dorian la observaba con cierta curiosidad y un brillo cínico en la mirada.
Cielo sabía que no le gustaba lo que veía, estaba segura de que su primer pensamiento sería del tipo: te faltan curvas, nena; pero no le importaba, ya habría fijado la vista en sus chanclas de chocolacius y le importaba mucho menos. Ella amaba el chocolate.
Dorian asintió y salió de la habitación.
Cielo lo siguió con la mirada hasta que se perdió por las escaleras y soltó el aire que estaba reprimiendo sin darse cuenta.
Cielo se quedó de espaldas un momento, cerró la puerta, abrió el armario de Naia y la maldijo bajito por cada curva que sí tenía y no ser una colchoneta inflable.
oyes un claxon cerca de aquí
Cielo tomó unas deportivas del fondo del armario de Naia, por suerte calzavan lo mismo.
Murmuras con acento madrileño, «detrás de tanta mierda gótica tenía que haber ropa normal, joder.»
Cielo se puso las zapatillas a toda máquina y sacó una camiseta negra, cogió un short de jean y salió corriendo de la habitación, llegó a la calle a tiempo de ver a dorian caminando sin el gato de peluche rumbo a subirse en un auto.
Cielo se apoyó en una pared para recobrar el resuello, mientras observaba el coche de dorian alejarse a gran velocidad.Tres votes de basura se encontraban alineados cerca del callejón.
Cielo corrió hasta el primero, abrió la tapa, arrugó la nariz por el holor y siguió al segundo, miró el reloj de florecitas que tenía en la muñeca.
Murmuras con acento madrileño, «Bueno, ¿Y qué? Se suponía que era mi día de ser vaga.»
Asomándose en el segundo, vio una cabecita negra.
Murmuras con acento madrileño, «bien!»
Cielo iba a meter la mano para coger el vendito gato, pero la asquerosa vola de pelos salió de un brinco del pestilente cuvículo.
Cielo reprimió un chillido; era un gato de verdad, fayo de percepción.
Murmuras con acento madrileño, «mal, cielo mal, por esto no servías como detective. »
Cielo miró a ambos lados y se dispuso a levantar la tapa del tercer bote cuando vio, tirado en el suelo, el peluche de naia. lo tomó a toda velocidad y corrió a la pensión, cual niño que encuentra un regalo bajo su almhoada.
Cielo se metió a su habitación y se quitó la ropa de Naia. Olisqueó un poco y maldijo por no haberse duchado, así que se miró al espejo y se metió a la ducha, un día de descanso después de un mes y tenía que pasarle eso.
20 minutos después ya estaba lista con el cabello recojido, vistiendo una camiseta de color verde que ponía con chocolacius tu vida será mejor y una pantaloneta negra de su padre. Decidió esperar a Naia, el reloj de florecitas estaba en la vasura, puto inglés superficial.
Murmuras con acento madrileño, «nininini mira mi rolex, ninini. »
cielo lo imitaba sacándo la lengua ante el espejo.
dos horas mas tarde llegó Naia, ensimismada en un libro y con el cabello recogido en un peinado que cielo juró jamás hacerse en su vida.
gritas: «naia!»observas como la gente va y viene.
Naia dejó el libro y se la quedó mirando. Sus ojos se abrieron como platos al observar el peluche de su querido gato negro en manos de cielo.
Cielo comenzó a explicarle todo desde el principio y cuando hubo terminado, le devolvió su gato.
Naia entró en su habitación para devolverle su ropa, y ambas se organizaron para sacar el gato falso de la habitación.
Cielo no olvidaría jamás la palidez de su amiga al descubrir lo que había dentro del gato sustituto: Una cámara de última tecnología.
Desde ese día Naia no quedó tranquila. Cielo supo que iba a buscar un lugar seguro al cual ir; ella también esperaba encontrar algo mejor para quedarse. En el fondo Se alegraba de no moverse con gente rara, ella prefería a la gente normal. Solo conocía a sus clientes y así para ella estaba bien, le pagaban, investigaba algo, entregaba lo que encontraba y se largaba.
De vuelta al presente.Comunidad de Madrid; calle del príncipe de Vergara
Salidas visibles: colegio, consejo, farmacia, y universidad
Vas reduciendo la velocidad al llegar a tu destino hasta que te detienes.Cielo acava de llegar.
escuchas jaleos y gritos cerca de aquí.
oyes una discusión a lo lejos
Cielo se encuentra al lado de la sede universitaria; por desgracia su mente tenía la costumbre de vagar por diversos recuerdos al punto de abstraerse.
cielo respira y se baja de la bicicleta
Desmontas y finalizas tu paseo.Una vez se hubo recuperado, cielo vuelve a montar en la bicicleta y se dirige a la calle de preciados.
Después de pedir información cielo va a una frutería a ayudar un poco a vender.
trabajos barios y de todos los tipos que pueda avarcar, ahí radica su encanto
cielo mira su volsillo, saca la billetera de sus jeans a media pierna y observa el dinero con el que cuenta, piensa teñirse el cabello de rubio y ponerse las puntas plateadas.
Tienes 255.78 euros.
Tu cuenta bancaria tiene -0.0 euros.
Cielo frunce el ceño, tendrá que quedarse con su azul mientras compra el ordenador que necesita para poder trabajar al menos un poco, porque ni de coña va a viajar a zaragoza solo para comprarse una tablet que de paso va a costarle 4 veces más que un portátil.
Cielo suspira y niega ante la idea, ¿Desde cuando ha querido algo más de lo necesario?
Un compañero de la tienda se le queda mirando las tetas aunque luego intenta disimular.
Cielo mira su camiseta blanca de tirantes y se aleja del almacén, está sudando un poco por el calor del lugar. Parada bajo el ducto del aire acondicionado disfruta un poco del frescor y se reacomoda la coleta.
Cielo le agradece al encargado por la oportunidad del empleo y se marcha al finalizar su turno.
Vuelves a la tienda.
Comunidad de Madrid; Una frutería de barrio
Ves un tendero y un cuadro titulado Disfruta la fruta aquí.
Cielo coge su bicicleta y sale en busca de algún lugar mejor donde pueda pernoctar.