Punto de vista: Guillem.
comunidad de Madrid; Hospital Universitario La Paz; UCI.
Es un espacio aséptico dividido en varios boxes a los cuales se accede separando una cortina que no llega a rozar el suelo. A la derecha ves la isla de enfermeras, donde además se ubica el puesto de control y monitoreo de constantes. Junto a la isla observas las puertas de un par de despachos y una pequeña pero cómoda habitación de descanso para el personal sanitario que está de guardia.
Guillem entra a la UCI, hace un gesto de cabeza hacia las enfermeras y sigue hacia el final del pasillo.
Guillemse detiene frente al cristal observando a Gina.
Un par de enfermeras se ocupan derevisar los monitores y colocarle la medicación.
Guillem siente una mano en el hombro.
Guillem se gira un instante.
Raymond lo ve con atención.
Raymond dice con acento alemán, «quieres pasar? Más temprano vino Fábrega y esa fisio tan guapa que se agenció Moreno.»
Guillem lo mira y asiente.
Dices con acento catalán, «pero antes, dime como está?»
Raymond se gira hacia el cristal.
Raymond dice con acento alemán, «va lento, pero seguro. No hubo convulsiones, así que el lunes la sacaré del coma inducido a ver cómo reacciona.»
Raymond se gira para ver a Guillem a los ojos.
Raymond dice con acento alemán, «es difícil precisar tiempos, pero sigo convencido de que se va a recuperar. solo hemos de esperar con paciencia.»
Guillem asiente, algo más relajado.
Raymond dice con acento alemán, «supe que lo de ayer fue todo un acontecimiento. Es bueno que pasen cosas así.»
Guillem asiente en silencio.
Raymond dice con acento alemán, «ve, háblale… es algo que sabes hacer muy bien.»
Guillem se gira y entra, colocándose bien la mascarilla.
Raymond se lleva las manos a la espalda y observa la escena.
comunidad de Madrid; Hospital Universitario La Paz; UCI; Subunidad de cuidados Especiales.
Es una unidad dedicada a la atención de pacientes que requieren cuidados extremos. cuenta con tres camas, equipo para monitorización cardíaca, equipos para brindar ventilación controlada, Oxígeno, equipo para electroencefalografía, electrocardiografía y DEA (Desfibrilador Externo Automático).
Guillem espera a que las enfermeras terminen con su trabajo antes de acercarse.
Las enfermeras asienten al verle y salen una vez terminan de colocar la medicación y la revisión de los monitores.
Guillem hace un gesto de cabeza y se acerca a la cama.
Guillem observa a Gina y respira profundo.
Guillem le toma de la mano izquierda con suavidad.
Guillem comienza a contarle como ha sido la celebración de Reyes en el hospital infantil.
Guillem cierra los ojos sin dejar de hablarle a Gina.
Comunidad de Madrid; Hospital Universitario La Paz; Hospital Materno-Infantil.
Estas instalaciones se inauguraron en julio de 1965, justo un año después de la inauguración del Hospital General. Desde entonces se han convertido en un punto de referencia nacional e internacional en la atención médica de niños y mujeres. La Maternidad, una torre poligonal de 16 caras con 18 plantas, fue durante muchos años un emblema en la ciudad y en ella han nacido hasta ahora un total aproximado de 725650 niños. La apertura de la Maternidad de La Paz supuso el fin de los partos domiciliarios y el impulso necesario para el desarrollo de la Ginecología y Obstetricia en España. Asimismo, se empezó a atender no solo a la mujer gestante sino también al propio feto. Desde la torre de Maternidad se ven los rascacielos de las Cuatro Torres, que cubren con su alargada sombra esta ciudad hospitalaria. El área materno-infantil, se encuentra salpicada de dibujos y murales en las paredes, lo que contrasta con sus baldosines negros jaspeados. El Infantil de La Paz fue el primer hospital monográfico pediátrico con todas las especialidades médicas y quirúrgicas y hoy es centro de referencia nacional para 20 patologías complejas pediátricas. Es, además, el único hospital de España acreditado para realizar todos los trasplantes de órgano sólido en niños. El 30% de los niños que reciben atención en este centro proceden de otras Comunidades Autónomas e incluso de otros países, especialmente de Europa y Latinoamérica. Actualmente el 70% de las habitaciones del Hospital Infantil son individuales y permiten que los padres convivan con el niño.
Te encuentras con Lourdes, Kiara, Irina y Fabián.
Guillem entra a toda prisa.
Lourdes sonríe al verle.
Lourdes dice con acento toledano, «relájate, te estábamos esperando.»
Guillem asiente y sonríe ahora más relajado al ver que no ha llegado tarde.
Todos se giran y se adentran entre la red de pasillos del hospital.
Dices con acento catalán, «pero la chica, Abi no ha venido todavía?»
Guillem camina junto a Lourdes.
Lourdes gira hacia la derecha antes de hablar.
Lourdes dice con acento toledano, «sí, se están alistando en el almacén de lencería, a los chicos y sus familiares los hemos ido llevando al jardín infantil.
Guillem sonríe.
Lourdes se detiene junto a los demás y toca la puerta.
Abigail abre, su gesto muestra una gran concentración.
Abigail dice: «por la vírgen del rocío, ya pensaba que iba a tener que reclutar a estos buenos celadores, pasad, que llevamos el tiempo justillo.»
Kiara se acerca y le da dos besos a Abigail.
Abigail le devuelve los besos y se hace a un lado para que todos entren.
Guillem abre los ojos perplejo.
Lourdes pasa y cierra la puerta.
Dentro del almacén, celadores y enfermeras van organizando las bolsas con los regalos, las cestas con caramelos variados y doña Pepi, disfrazada ya de pastora, va arreglando a dos críos que van dando saltitos intentando tocarse las aureolas y las alas que llevan en la espalda.
Pepi dice con acento gallego, «hijiños, quieteciños aquí, que os vais a quedar sin plumillas.»
Los niños ríen, pero luego se quedan muy quietos al ver al señor Mijail ya con su disfraz puesto, inclinando a su camello como si fuese a morderles.
Pepi contiene una risita.
Pepi dice con acento gallego, «no, no, portaos todos bien que falta ya poquiño y luego vamos a hacer una meriendiña y os vais a chupar esos dediños traviesiños.»
Lourdes sonríe y se acerca a Abigail.
Lourdes dice con acento toledano, «dime, con qué te puedo echar un cable?»
abigail mira todo a su alrededor y piensa.
Abigail abre mucho los ojos.
Abigail dice: «Pues Falta vestir a los otros dos reyes, así que si me ayudas a vestir aquí al doctorcillo, porque la Pepi tiene que vigilar a aquel par de diablillos. te lo agradecería, la verdad.»
Lourdes asiente y coge de la mano a Guillem.
Guillem ve a Fabián.
Fabián alza las palmas y niega con la cabeza.
Fabián dice: «a mí ni me mires, yo paso de disfraces.»
Justino se acerca y niega con la cabeza.
Justino dice: «Sois los amos del bisturí, pero os acojonais cuando os tocan las tareas más sencillas.»
Justino dice: «yo sí no me acojono, así que chiquilla, tú ven aquí y haz esa magia tuya, que yo te hago de rey con dromedario y todo, ¿eh?»
Lourdes y Kiara ríen.
Almudena dice: «bueno, mientras no te pienses que el camello es un monoplaza de esos que mencionas siempre, todo perfecto, Justi.»
Justino ríe.
Justino dice: «yo a mi dromedario este le voy a poner un par de patines y ya vereis, que llego de un solo tirón a Belén y más allá. Pasa que estais apollardaos y no os enterais, pero yo hice mis pininos en las carreras.»
Kiara mira a Justino.
Kiara dice: «Justino, entonces te vamos a bautizar el Alonso de camillas y sillas de rueda.»
Justino niega mientras se va poniendo el disfraz.
Justino dice: «Mire señora de Moreno, a mí me deja con mi nombre de pila que luego empiezan a llamarme Alonso o de la Rosa y ¿sabe quien va a responder a eso? rita la cantaora porque no me voy a enterar… así que quite quite, yo me quedo Justino Sánchez González, que así me puso mi madre que Dios tenga ya en su gloria.»
Abigail ríe mientras ayuda al hombre a terminar de disfrazarse.
Todos ríen con el intercambio entre Kiara y el celador.
Veinte minutos después…
En una especie de caravana, personal sanitario, los participantes de la celebración y Lourdes, hacían varios viajes hacia la azotea.
Comunidad de Madrid; Hospital Universitario La Paz; Hospital Materno-Infantil; Jardín Infantil.
Es un espacio de juego ubicado en la azotea del edificio. El jardín tiene tres elementos circulares que funcionan como distintas zonas de juego, unidas con caminos para poder recorrer todo el espacio, y la cubierta está forrada con un original césped artificial con árboles artificiales plantados en grandes maceteros.
Varias decenas de niños, muy bien abrigados esperan junto a sus familiares.
El sol brilla en lo alto, contrarrestando la brisa helada que mueve las hojas de los árboles artificiales de vez en cuando.
Los primeros en aparecer son los mellizos román y Julián.
Los niños van dando saltitos sobre los caminos, cantando la canción de Pica Pica:
«Da venen dos Ddedes Nagos,
da venen dos Dedes Nagos
taminito de Bedén.
Odé odé Hodanda y odé
Hodanda da se ve, da se ve, da se ve.tagaditos de fuguetes,
tagaditos de fuguetes
pada ed Niño de Bedén.
Odé odé Hodanda y odé
Hodanda da se ve, da se ve, da se ve.»Tras los niños, Camina Samuel con su traje de ángel Gabriel y tras él, van desfilando, arrojando caramelos a los niños y sus padres, Guillem, el señor Mijail y Justino, con sus disfraces de Gaspar, Melchor y Baltasar.
Los mellizos siguen cantando la canción, pero se devuelven a coger caramelos, para salir corriendo y dar saltitos entre los niños que ríen y gritan, aplaudiendo.
Justino comienza a gruñir como camello igual que el señor Mijail.
Los niños más pequeños abren los ojos como platos, impresionados.
Tras la caravana, Kiara, Pepi, Abigail y Almudena, llevan como pueden varias bolsas de regalo.
Lourdes, junto a otro personal del hospital, va colocando unas mesas y la comida que van a disfrutar durante la merienda.
entre los niños está Benxamín con su madre y la pequeña Citlali con sus dos padres.
Justino, haciendo honor a su forma de llevarlo todo, comienza a moverse a toda prisa, tras los mellizos que ríen y gritan, corriendo entre los niños.
En el centro del jardín, las mujeres vestidas de pastorcillas van dejando los regalos.
Lourdes se acerca a ellas para ayudarles a repartirlos.
Fabián, de pie a un lado, observa todo el alborozo infantil.
La madre de Citlaly distingue a Fabián, le dice algo al oído a su pequeña y se levanta para acercársele.
Ameyal dice: «dotorcito, asté es bueno que venga aquí.»
Fabián mira a la mujer.
Ameyal se fija en el rostro de Fabián y lanza una serie de palabras en Náhuatl.
Ameyal toma a Fabián de la mano y lo lleva hasta donde está Yoalli con Citlali.
La niña mira a los mellizos con los ojos muy abiertos, aplaudiendo.
Fabián mira a la niña y respira profundo.
Yoalli se levanta y le tiende la mano a Fabián.
Fabián se la estrecha.
Yoalli dice: «Nosotros agradecidos con asté, porque asté salva nuestra Citlali.»
Ameyal asiente y sonríe.
La sonrisa de la mujer muestra una profunda emoción.
Ameyal mira a su hija y la mirada se le ilumina.
Kiara, desde el centro del jardín mira a Fabián.
Guillem y el señor Mijail comienzan a moverse entre los niños y sus padres.
El señor Mijail va haciendo ruidillos como un camello.
Los niños ríen.
Samuel se acerca para pillar a los mellizos y ayudar a doña Pepi, que ha comenzado a ir tras ellos.
Los niños se acercan a Benxamín.
Julián le da uno de sus caramelos a Benxamín, el niño extiende la mano derecha y lo coge, pero no puede romper el papel que lo envuelve.
Román ladea la cabecita y hace una mueca frunciendo los labios señalándole a su hermano el caramelo en manos de Benxamín.
Samuel se inclina.
Samuel dice con acento venezolano, «quieres que te ayude a abrirlo, peque?»
Benxamín alza la cara para ver a Samuel y abre tanto la boca, que la mascarilla se le ladea.
Samuel sonríe.
Román se acerca y le quita el caramelo a Benxamín.
Benxamín, Samuel y Julián lo miran.
Román se enfrasca en una pelea con el papel del caramelo hasta que lo rompe.
La madre de Benxamín observa lo que hace el niño, un poco sorprendida, mientras le arregla la mascarilla a su hijo en posición correcta.
Román asiente con la cabeza para sí mismo y se acerca a Benxamín.
Román dice: «tu quita eto y abe da bota…azí, ande…»
Román abre la boca frente a Benxamín.
Benxamín mira a su madre y luego a Román.
Nina asiente, conmovida ante el gesto del otro niño.
Benxamín levanta la mano derecha y se baja la mascarilla. Luego abre la boca y Román le mete el caramelo con cuidado.
Samuel sonríe.
Julián mira a su hermano y luego mira los otros caramelos que tiene en la mano.
Román dice: «tú abe tadamedo y pone azi…pote no pede abid que tene pupa, vez?»
Román señala el brazo izquierdo de Benxamín.
Julián abre mucho los ojos como si le hubiesen revelado un gran descubrimiento.
Román asiente con la cabeza como diciendo, te das cuenta?
Román corre hacia Guillem y comienza a tirarle del faldón.
Julián le sigue detrás muy de cerca.
Guillem se gira y mira a los mellizos.
Dices con acento catalán, «qué pasa, campeones?»
Julián dice: «osotos da tadamedos a ellos que tene pupa.»
Guillem intenta seguir la explicación de los niños y luego de un rato, cae en cuenta y asiente.
Guillem le da la bolsa con los caramelos que le quedan.
Los pequeños ángeles van corriendo hacia varios niños que muestran escayolas en brazos o piernas, al final no se fijan en si pueden o no pueden romper los caramelos.
Los niños van abriendo las bocas, mientras los mellizos les llenan de caramelos.
Los adultos se miran unos a otros, enternecidos con aquel par de angelillos que se van ocupando de repartir los caramelos.
Samuel mira la escena junto a Benxamín.
Benxamín dice con acento asturiano, «tienes alas de ángel.»
Samuel asiente y sonríe.
Nina lo observa y suspira, el joven tiene la estampa de un ángel de verdad.
Benxamín dice con acento asturiano, «me vas a llevar contigo al cielo?»
Samuel lo mira, luego mira a su madre a la que se le han empañado los ojos.
Samuel se sienta junto al niño.
Samuel dice con acento venezolano, «No, no voy a llevarte al cielo, peque. Yo solo vine a acompañar a los Reyes Magos y a dar regalos.»
Benxamín lo mira y luego asiente mirando a los demás niños.
Benxamín dice con acento asturiano, «bueno, está bien porque yo no quiero dejar sola a mi mamá, ¿sabes?»
Samuel asiente, comprensivo.
Nina se lleva una mano a la boca reprimiendo el llanto.
Samuel, dándose cuenta de la situación, mira al niño para distraerlo.
Samuel dice con acento venezolano, «Oye, quieres que te lleve a por tu regalo? Te gustaría?»
Benxamín abre mucho los ojos y asiente; luego mira a su madre que ya se ha compuesto un poco.
Benxamín dice con acento asturiano, ¿Puedo?»
Nina dice con acento asturiano, «claro que sí, cariño.»
Benxamín dice con acento asturiano, «vale.»
Benxamín se pone la mascarilla, pero le queda torcida.
Samuel le arregla la mascarilla, se pone en pie y lo coge en brazos.
Justino sigue entreteniendo a otros niños, mientras Guillem y el señor Mijail comienzan a repartir los regalos.
Algunos padres van llevando a sus hijos a recibir el obsequio.
Los niños ríen de felicidad por la sorpresa.
Ameyal va a cargar a Citlali, pero la niña le tiende los brazos a Fabián.
Fabián mira a la pequeña y luego a su madre.
Ameyal dice: «asté puede llevar, ¿sí?»
Fabián asiente y coge a laniña en brazos.
Citlali le pasa un brazo por el cuello a Fabián.
Yoalli le pasa un brazo por los hombros a su mujer.
Ambos comienzan a hablar en Náhuatl en tono muy bajo.
Fabián se acerca con la niña hasta donde están los juguetes y los demás niños recibiendo regalos.
Citlali se remueve, algo nerviosa por la cantidad de gente.
Fabián la estrecha con cuidado, meciéndose un poco para reconfortarla, pero sin estar muy seguro de si hace lo correcto.
Citlali se calma un poco y mira todo con los ojos muy abiertos.
Abigail mira a la niña y le sonríe.
Citlali mira a Abigail y le tiende los bracitos.
Abigail coge a la niña en brazos.
Citlali balbucea cosas ininteligibles mientras va cogiendo los abundantes rizos de Abigail.
Fabián cierra los ojos un instante.
Kiara se le acerca.
Kiara dice: «epa muñeco, como lo llevais?»
Fabián mira a la niña y luego se fija en Benxamín que se acerca en brazos de Samuel.
Fabián dice: «es impresionante… todo esto»
Kiara da una mirada alrededor y asiente.
Kiara murmura: «esa niña es un bizcocho. Mira que plantarle cara a la putaremalparía para todo esto… ya con eso le hago un busto ahí fuera en la plaza si quiere.»
Fabián suspira, fijándose en Abigail y Citlali.
Abigail coge una bolsa de manos del señor Mijail y va con Citlali a buscar a sus papás.
Ameyal se les acerca con la boca abierta al ver el regalo.
Ameyal coge a la niña en brazos.
Abigail ayuda a Ameyal a abrir la bolsa.
Fabián, Kiara y los demás observan la escena.
Citlali da palmas al ver la muñequita de trapo de pelo oscuro, vestida como una princesita rusa.»
Ameyal coge la muñeca como si fuese a romperse en cualquier momento.
Abigail sonríeal ver la reacción de la niña cuando la madre le da la muñeca.
La niña aferra la muñequita a su pecho con fuerza.
Yoalli habla con Abigail.
Ambos padres se toman de la mano.
Ameyal comienza a hablar con mucha rapidez en náhuatl.
Yoalli comienza a traducir lo que dice su mujer.
Yoalli dice: «nosotros agradecidos por todo, todo lo que hacen para nuestra citlali.»
Abigail se emociona.
Yoalli dice: «mi Ameyal dice que asté ser buena como dotorcito, y ella pide a dioses salud y estrella de bien en el camino de asté.»
Abigail le estrecha la mano a ambos y piensa en Gina y Auxita.
Abigail dice: «Gracias por vuestras bendiciones.»
Ameyal asiente y sonríe.
Abigail se esfuerza para no llorar de tan emocionada que está.
Fabián mira la escena, conmovido.
Guillem se acerca a Fabián.
Dices con acento catalán, «¿Cómo vas, tio… pudiste descansar?»
Fabián niega con la cabeza.
Kiara dice: «estoy que le doy una mezcla de hiervas a ver si así cae largo a largo.»
Guillem mira a su amigo y luego a Kiara.
Dices con acento catalán, «esperemos que no sea necesario, Kia. Por el momento todo está bajo control, así que tratemos de enfocarnos en este momento tan lleno de afecto y alegría, nos hará bien a todos.»
Kiara dice: «besucón, llevais toda la razón. Gina no querría vernos con cara de cura estreñío, así que vamos, estos peques se merecen que este día sea inolvidable.»
Los mellizos se acercan a Fabián.
Fabián baja la mirada al sentir que le tiran del pantalón con insistencia.
Julián y Román están peleándose con los envoltorios de los caramelos.
Román dice:» tene queabid da boca ande, azí.»
Román abre mucho la boca.
Fabián mira al niño.
Julián asiente, tirándole todavía del pantalón.
Guillem le guiña un ojo a Kiara.
Fabián se acuclilla quedando a la altura de los dos niños.
Julián le pone la mano pegostosa a Fabián en la mejilla.
Julián dice: «tu nas ande, tene que abid pada dos tadamedos.»
El niño pone dos dedos en los labios de Fabián.
Fabián abre la boca, Román mete su caramelo con cuidado y Julián lo imita.
Fabián cierra la boca y comienza a chupar los caramelos.
Los niños asienten a la vez con la cabeza.
Román dice: «disto… ahoda tu nas tontento.»
Julián mueve la cabeza con entusiasmo.
Los niños miran alrededor, hasta que se fijan en su próximo objetivo y salen corriendo a repetir la operación.
Fabián se yergue y esboza una sonrisa.
Kiara sonríe y coge de la mano a Fabián.
Kiara dice: «vamos muñeco, todavía quedan algunos regalos.»
Fabián se deja guiar.
Cerca de los regalos, el señor Mijail está con Samuel y Benxamín.
Mijail coge una de las bolsas.
Mijail mira a Benxamín.
Mijail dice con acento ruso, «tú porta bien todo año,sí?»
Benxamín asiente con la cabeza y los ojos muy abiertos.
Mijail le extiende la bolsa al niño.
Benxamín coge la bolsa con la mano derecha y agita un poco el paquete.
Benxamín dice con acento asturiano, «para mí, de verdad?»
Mijail asiente, muy serio y solemne.
Benxamín dice con acento asturiano, «gracias. ahora lo puedo abrir?»
Mijail da una palmada y asiente.
Benxamín mira a Samuel.
Benxamín dice con acento asturiano, «me ayudas, por fis?»
Samuel dice con acento venezolano, «claro que sí, peque.»
Samuel ayuda al niño a romper la bolsa de regalo.
Benxamín abre los ojos al ver el carrito de bomberos, con su escalera, la manguera y su conductor vestido de bombero junto a un perro blanco con manchas negras.
Benxamín agarra el carrito con la fuerza que puede.
Mijail observa al niño.
Mijail dice con acento ruso, «Gusta a ti, ¿sí?»
Benxamín asiente mucho con la cabeza.
Mijail asiente, satisfecho.
Mijail dice con acento ruso, «tú ahora juega y más tarde comida.»
Mijail les hace señas para que se junten con los otros niños.
Samuel asiente y lleva al niño con su madre.
Nina está junto a otros padres y sus hijos.
Samuel deja a Benxamín en el asiento y se acuclilla.
Benxamín le muestra el carrito a su madre.
Nina lo observa con atención.
Samuel dice con acento venezolano, «bueno, peque ahora te dejo con tu mamá.»
Benxamín se gira y mira a Samuel.
Benxamín dice con acento asturiano, «vas a volver otro día?»
Samuel mira a Nina.
Samuel dice con acento venezolano, «sí, puedo venir a visitarte si a tu mamá le parece bien.»
Benxamín dice con acento asturiano, «Y te sabes cuentos? Porque a mí me gustan los cuentos.»
Samuel sonríe.
Benxamín comienza a rodar el carrito por el asiento.
Samuel dice con acento venezolano, «sí, me sé algunos cuentos. Y puedo traer otros y los leemos. Ya sabes leer?»
Benxamín niega con la cabeza.
Benxamín dice con acento asturiano, «solo tengo…»
Benxamín deja el carrito en su regazo y abre su mano derecha y muestra sus cinco dedos.
Samuel lo mira y asiente.
Samuel dice con acento venezolano, «bueno, entonces yo te los leo y te enseño las letras.»
Benxamín asiente varias veces con la cabeza.
Samuel sonríe.
A Benxamín se le mueve la mascarilla otra vez al sonreír de oreja a oreja.
Samuel se yergue y le acaricia con cariño el pelo.
Samuel va a alejarse, pero Nina lo detiene.
Nina dice con acento asturiano, «Gracias, mi Benxamín es todo lo que tengo… gracias por esto.»
Samuel niega y le da un apretón en la mano.
Samuel dice con acento venezolano, «no es nada, señora. Lo hacemos con todo el gusto.»
Nina derrama unas lágrimas y se seca con rapidez antes de volver con Benxamín.
Almudena se dispone junto al resto de personal sanitario a recoger todos los desperdicios de papel de regalo.
Un rato después…
Pepi dice con acento gallego, «bueno, a ver, hijiños, quién quiere meriendiña?»
Los niños lanzan grititos de alegría a la vez que van diciendo, yo, yo, yo.
Pepi asiente y con ayuda de las enfermeras, Lourdes y el resto de los adultos presentes, comienza a dar de comer a todos.
Abigail mira a los mellizos y se lleva la mano a la boca.
Abigail dice: «madre mía del amor hermoso, pero si esos enanos no han comido tarta, la tarta se los ha comido a ellos, la vírgen.»
Julián y Román están llenos de chocolate hasta en la punta de la nariz.
Pepi va repartiendo el roscón de reyes entre los adultos.
Varios padres se acercan a Fabián para manifestarle su agradecimiento.
Abigail va de un lado a otro tomando fotos a los niños con sus juguetes, sus padres, el personal sanitario y por supuesto, los angelillos traviesos y los reyes magos.
Lourdes observa todo con gran alegría y satisfacción.
Abigail habla en voz alta.
Abigail dice: «A ver, acercaos, acercaos y poneos juntitos todos… así, ahora cuando os diga vais a decir quesito y a sonreír todos a la vez, chiquiiillos!»
Los adultos cogen a sus hijos, Justino pilla a los mellizos, los reyes se acomodan como pueden junto al resto de personal y Almudena, Kiara, Pepi, Lourdes, Samuel y Fabián se unen al gran grupo siguiendo las instrucciones de Abigail.
Todos sonríen ampliamente y varios clics continuos se escuchan.
De vuelta al presente, Guillem sonríe recordando aquella fotografía, mientras acaricia la mano de Gina con el pulgar.
Dices con acento catalán, «Tienes que ponerte bien para que puedas ver las fotos, Gin, te van a encantar, ha sido un día tan especial.»
Una enfermera entra a la unidad.
La enfermera dice: «doctor, le están buscando desde hace rato en el servicio de psiquiatría.»
Guillem se gira y asiente.
Dices con acento catalán, «Gracias, Anastasia. Podrías llamar y decir que bajo enseguida?»
La enfermera asiente y sale hacia la isla.
Guillem se gira y mira a Gina una vez más antes de salir.
Guillem se inclina para hablarle en catalán.
Guillem habla en voz baja.
Murmuras: «has de posar-te bé, carinyet. Tots et volem i t’estem esperant.»
Guillem se yergue y tras unos segundos, abandona la unidad a toda prisa.