Punto de vista: Romina.
Al día siguiente de la borrachera.
Una habitación alquilada por Marian.
Marian está sentada en una silla, con los ojos entrecerrados y bebiendo café para intentar mantenerse despierta. Se le notan ojeras, producto del escaso y mal sueño.
Romina se remueve en la cama, abriendo de a poco los ojos.
Marian siente el movimiento y abre los ojos, mirándola.
Marian dice: «buen día, Romina»
Romina se gira hacia la fuente de sonido, viendo a Marian sin reconocerla en principio.
Murmuras: «em, quien sos? Cómo sabés mi nombre?»
Marian dice: «me llamo Marian, no sé si me recordarás…anoche coincidimos en el club»
Romina piensa, incorporándose un poco para mirarla mejor.
Dices: «creo que te vi en algún momento, me sos conocida»
Romina se aprieta la cabeza.
Dices: «Qué resaca me mando…»
Marian la mira fijamente
Marian dice: «recordás algo de lo que pasó en la fiesta?»
Romina vuelve a poner gesto pensativo.
Dices: «sí, la fiesta estuvo buenísima, tomé unos cuantos…un guardia me llevó hasta una silla…mmm»
Romina sigue pensando y niega con la cabeza, algo atribulada.
Marian la mira, comprendiendo lo que expresa con sus conductas no verbales.
Dices: «me acuerdo que un tipo así bien lindito se me acercó, me dijo un par de cosas… creo que también vi a otro más allá, parecía gay o metro, yo que sé.»
Marian asiente.
Marian dice: «te acordás de lo que te dijo?»
Romina niega.
Dices: «solo me acuerdo que me señaló al gay ese, yo lo miré y creo que me reí de él, no sé bien»
Marian dice: «sí, así fue»
Dices: «después de eso tengo vagos recuerdos, creo que fuera del club ya…es más ahora que pienso, tu voz se me hace hasta más conocida que tu cara»
Marian suspira y se lleva el vaso de café a los labios, se lo termina y tira el vaso a una papelera.
Dices: «y ahora estoy acá, no sé ni cómo.»
Marian asiente, se friega los ojos con ambas manos y mira a la chica.
Marian dice: «te puedo contar lo que pasó, si estás en condiciones de escuchar y asumirlo.»
Romina baja la mirada, luego vuelve a ver a Marian a los ojos.
Dices: «tan mal estuve?»
Marian la mira fijamente sin responder.
Dices: «bueno, contame»
Romina inclina la cabeza hacia un lado, presionándose con la mano.
Dices: «espera, no tendrás algo para el dolor de cabeza? En serio esto me re pegó por lo que veo.»
Marian se levanta y rebusca en su bolso un instante, encontrando un analgésico.
Marian dice: «siempre llevo remedios de este tipo conmigo, así que estás de suerte.»
Romina asiente e intenta levantarse de la cama como si estuviera sin resabios de borrachera.
Marian la mira y niega.
Marian dice: «eh, despacio.»
Romina asiente, quedándose sentada. Luego mira la habitación y ve que es diferente a la que alquilaba.
Dices: «dónde estamos?»
Marian le pasa el analgésico con un vaso de agua.
Romina la mira agradecida y se traga rápidamente la pastilla.
Marian dice: «en un hotel que está en una calle llamada preciados»
Romina vuelve a pensar y asiente, dejando el vaso sobre la mesita de luz.
Dices: «aah si, vine antes a visitar a una amiga a una pieza parecida a esta.»
Marian asiente, mientras se vuelve a dejar caer en la silla, cansada.
Marian le cuenta a Romina con lujo de detalles lo que ha sucedido, incluso que al llegar a la habitación tuvo que bañarla y prestarle un pijamas para que pudiera dormir cómoda.
Romina oye lo último y acaricia el pijamas, bajando la mirada y asintiendo.
Dices: «me re pasé…uff.»
Marian asiente.
Marian dice: «te voy a hacer una pregunta algo delicada, Romina. Te parece?»
Romina intenta enfocar la mirada hacia la chica y asiente.
Marian dice: «vos solés tomar con frecuencia de esta manera?»
Romina niega.
Dices: «me gusta ir a fiestas, tomar de vez en cuando, pero si te referís a que me emborrache siempre, no»
Marian asiente.
Marian dice: «sos muy joven y linda…deberías plantearte el no salir al menos un tiempo. Entre descontroles así y el alcoholismo hay una delgada línea, sabés?»
Romina suspira.
Dices: «no estarás exagerando? Te cuento que volví a tomar después de bastante tiempo»
Marian niega.
Marian dice: «creeme que no, soy psicóloga y sé de lo que te hablo, más de lo que podés llegar a imaginarte»
Dices: «aah…»
Romina mira a Marian, avergonzada.
Marian detecta el gesto de la chica y se le acerca, tomándole una de las manos.
Romina se la sostiene, dudando.
Marian dice: «tranquila, lo peor ya pasó. Ahora lo que hay que ver es qué vas a hacer luego de esto.»
Romina piensa
Marian le sigue sosteniendo la mano, mirándola serena a pesar de su cansancio.
Dices: «dijiste que te mencioné a Magy? Ella es una amiga mía, concretamente mi ex maestra…capaz la pueda llamar, es la única persona que tengo en Madrid, además de algunas que otras que conocí en el club precisamente»
Marian asiente
Dices: «solo que me muero de la vergüenza, no sé como lo va a tomar…ay no sé.»
Marian piensa un instante.
Marian dice: «si es tu ex maestra, imagino que tendrá varios años más que vos. Por lo cual, quiero pensar que su reacción no sería hostil, al menos que me digas que es una persona con un carácter algo…fuerte, por decírtelo de modo simple.»
Romina piensa y niega.
Marian le suelta la mano y se sienta nuevamente.
Dices: «es muy buena, pero mis merecidos retos me los va a dar, segurito»
Romina sonríe.
Marian le devuelve la sonrisa.
Marian dice: «entonces la llamamos? Igual sabés que podés contar conmigo para lo que necesites, yo no voy a juzgarte por nada, no lo hago de hecho.»
Romina suspira y asiente
Marian dice: «te dejé una tarjeta en tu cartera con mis contactos, junto con un papel que estaba en el bolsillo de tu ropa. Estaba doblado por la mitad, no quise leerlo pero igual creí que podría ser importante para vos, así que te lo dejé ahí.»
Romina recuerda de pronto.
Dices: «aah sii! Es el número de esa pintora tan famosa, AriaBlaid. Me dijo que podía ayudarme…espero no haya visto el show que monté, mierda.»
Romina se levanta de la cama y busca su cartera, mirando frustrada a todos sitios.
Marian dice: «buscás tu cartera? Está en el primer cajón del mueblecito.»
Romina asiente, abre el cajón y encuentra el bolso, lo saca de allí y cierra, despacio.
Romina se gira mirando a Marian
Marian sigue sentada en la silla y le sostiene la mirada.
Dices: «gracias…no sé qué decirte»
Marian dice: «no te preocupes, no fue nada aunque parezca lo contrario.»
Dices: «con llamar a Magy creo que va bastar, tengo que ir a traer mis cosas y mi auto del club»
Marian dice: «ahora preocupémonos en llamarla, luego si querés vamos las 3 juntas para agilizar la cosa. Por mí no hay ningún problema.»
Romina asiente.
Romina saca el móvil del bolso, lo desbloquea y busca el contacto de Margarita, marcándole un tanto indecisa.
Punto de vista: Margarita.
Comunidad de Madrid; restaurante Imperium Food.
Margarita se encuentra llevándole un pedido a una familia que está en el restaurante, compuesta por una pareja y 3 niños.
Margarita entrega los pedidos y se aleja de la familia sonriente, a anotar su venta en una planilla.
Llamada entrante de Romina.
Margarita anota y deja el boli sobre la mesita posteriormente, mira el móvil que suena y al ver que es Romina, se apresura en contestarle.
Margarita dice por teléfono, «hola Romi?»
Romina dice por teléfono, «hola, Magy…andás ocupada?»
Margarita oye la voz un tanto disfónica de la chica y se alarma.
Margarita dice por teléfono, «estoy trabajando en el restaurante de Imperium. Pero, te pasa algo?»
Se oye fuerte y claro un suspiro de Romina en el teléfono.
Romina dice por teléfono, «sí, te tengo que contar…pero tiene que ser personalmente. Será que te falta mucho para terminar tu turno?»
Margarita piensa, leyendo la planilla de reojo.
Margarita dice por teléfono, «creo que me faltan 2 o 3 ventas más para llegar a mi cupo del día, pero si es urgente pido permiso y voy.»
Romina dice por teléfono, «no, no pierdas tus ventas, yo puedo esperar. Mientras tanto hago algunas cositas por acá, voy a mudarme a Preciados.»
Margarita dice por teléfono, «hasta que al fin entraste en razón…vaya, me alegro entonces»
Margarita dice por teléfono, «igual si querés que te ayude no hay drama»
Romina dice por teléfono, «no dejá, tengo una amiga que me puede ayudar, además sabés que no tengo demasiadas cosas, nos vemos en el restaurante cuando termine de mudarme, que tengo un hambre feroz»
Margarita piensa por un momento, mirando a la gente pasar a su alrededor.
Margarita dice por teléfono, «qué raro que no comas en el club como siempre lo hacés, pero en todo caso acá te espero.»
Romina dice por teléfono, «dale, allá voy y te cuento. Te veo en hora y media más o menos»
Margarita dice por teléfono, dale. Nos vemos, Romi.»
Romina ha colgado.
Pasado el tiempo…
Margarita espera a Romina cerca de una mesa
Romina entra al restaurante, con la cara escondida entre las manos.
Margarita la ve y le hace un gesto para que se acerque a la mesa ya que es la única libre en todo el local.
Romina se acerca a paso lento, mirando a Margarita.
Margarita nota algo raro en ella
Dices con acento argentino, «hoola nena! Te ves rara. Vení, sentate acá»
Romina asiente, mueve una silla y se sienta.
Romina dice: «antes de contarte puedo comer? Quiero una hambur completa y una drogacola, porfis.»
Margarita la mira y sonríe
Dices con acento argentino, «te lo traigo, esperame»
Romina asiente, sin poder corresponder a la sonrisa.
Margarita va a concretar el pedido
Romina saca el móvil del bolso y lo mira, con gesto nervioso y manteniéndolo en una sola mano. Mientras que con la otra, cubre parte de su rostro.
Margarita le trae su pedido a la chica al cabo de unos minutos. Lo pone frente a ella y le toca el hombro, al notarla muy distraída con el móvil.
Romina percibe el contacto de Margarita y el olor de la comida, alzando la mirada.
Dices con acento argentino, «che, dejá el aparato.»
Romina ríe un tanto nerviosa y se dispone a darle un gran mordisco a su hamburguesa.
Margarita va a un mostrador cercano, anota la venta en una planilla y luego se quita el delantal, entregándolo a una camarera.
Margarita vuelve a donde está Romina y se sienta frente a ella.
Romina come y la mira.
Romina dice: «me vas a matar…pero, anoche me enfiesté en el club y me mandé una borrachera que ni te cuento.»
Margarita la sigue mirando sin emitir comentario alguno.
Romina le comenta todo lo que le ha dicho Marian de principio a fin, incluyendo la conversación que han tenido hace un par de horas.
Margarita la escucha y asiente.
Dices con acento argentino, «bueno, creo que en este momento no estás para escuchar sermones, pero sos consciente de que lo que pasó no fue nada bueno, verdad?»
Romina asiente mientras sigue comiendo.
Dices con acento argentino, «y qué pensás hacer ahora con todo esto? Ya te pudiste mudar del club?»
Romina dice: «sí, esta chica Marian se fue conmigo, sola no me iba ni cagando. Hasta a la recepcionista del alojamiento me daba vergüenza mirar.»
Margarita asiente comprensiva.
Romina come, ya casi terminando la hamburguesa.
Romina dice: «ahora la dejé durmiendo en mi habitación en tanto arreglen la suya, ni durmió bien por estar pendiente de mí y eso me da una pena que no te imaginás, Magy.»
Dices con acento argentino, «bueno, es normal.»
Margarita se pone algo más recta mirando a Romina.
Dices con acento argentino, «me dijiste que esta chica te recomendó no salir por un tiempo…dejame decirte que fue lo más acertado que te pudieron sugerir.»
Romina termina su hamburguesa, abre la botella de drogacola y tras servirla en un vaso le da un trago.
Romina dice: «me va costar un poco pero tengo que quedarme quieta, sobre todo porque no sé la consecuencia que pudiera tener esto.»
Margarita suspira y asiente.
Romina toma algo más de drogacola y deja el vaso vacío sobre la mesa.
Romina dice: «lo que sí es que quiero llamar a esta chica Aria…bajo el riesgo de que me haya visto tomada. Si me ayuda bien, si no…»
Romina suspira, afligida.
Dices con acento argentino, «y probá a ver…por ahí lográs algo.»
Romina le señala la botella a Margarita.
Romina dice: «tomala si querés, yo no me la voy a terminar.»
Margarita asiente y se sirve la drogacola, luego bebe.
Romina dice: «menos mal me llegué a comprar la casa en Guadalajara, si acá no me salen las cosas me voy ahí y bueno, que sea lo que tenga que ser. Trabajo de lo que venga y voy para adelante como se pueda.»
Margarita la mira, dejando el vaso en medio de la mesa.
Dices con acento argentino, «ya tenés casa? En ese sentido te pregunto…no te plantearías traer a tu mamá a España? Porque veo que a Argentina no querés volver»
Romina piensa
Romina murmura: «tan mal anda?»
Margarita la mira a los ojos
Romina la mira también, con algo de alerta.
Murmuras con acento argentino, «no es que esté mal malísima, pero…no puede seguir mucho tiempo sola, lo de tu papá le sigue afectando, y allá sabés bien que no tiene a demasiada gente a su alrededor, por como es ella.»
Romina asiente
Romina dice: «si tengo un buen laburo la puedo traer, dependo de eso.»
Dices con acento argentino, «bueno, ella siempre puede trabajar también, y sabés que en su profesión se gana mucho.»
Dices con acento argentino, «además le haría muy bien para que no siga deprimiéndose.»
Romina dice: «no sé como estará la cosa para los arquitectos acá en España, habremos de ver no sea que la traigamos al pedo»
Margarita asiente, de acuerdo
Romina dice: «pero bueno de a poco…voy a solucionar esto, si Aria me ayuda a pesar de la gilada que me mandé genial, si no, ya lo voy viendo por el camino.»
Dices con acento argentino, «sí, me parece razonable.»
Margarita sonríe
Romina se relaja un poco y sonríe en respuesta, al notar que Margarita dentro de todo ha sido comprensiva con ella.
Romina dice: «cuánto cuesta esto? Te lo pago y vamos, dale? Que quiero ver como está Marian.»
Margarita niega y se levanta de la silla
Dices con acento argentino, «dejá, te invito yo.»
Romina sonríe
Romina dice: «gracias por bancarme esta, Magy…ojalá nunca cambies.»
Dices con acento argentino, «de nada, pero intentá no volver a caer en lo mismo si querés tener un digno futuro, Ró»»
Romina dice: «mmm lo voy a intentar…»
Margarita asiente y va rápidamente hasta el mostrador, deja dinero junto con su planilla y se lo señala a una camarera que tiene cerca. Intercambian sonrisas para que luego se vuelva a acercar a Romina.
Romina se levanta de su lugar, guardando el móvil en el bolso.
Dices con acento argentino, «nos vamos a preciados directo?»
Romina dice: «no mira, todavía tengo el auto estacionado frente al club, vamos por él ahí y hacemos el trayecto en él hasta Preciados.»
Margarita asiente
Ambas salieron del restaurante, fueron a buscar el coche de Romina para luego ir hasta Preciados