Punto de vista: Diego.
Diego se despierta mal dormido, deprimido, enojado con todo el mundo. Descubre la cama fría, helada, Jazmín no está.
Diego se viste con lo primero que puede pues tiene frío. Se levanta perezosamente, busca a Jazmín por toda la casa. Ella no está. Mientras él se está haciendo un café en la cocina, recuerda la pesadilla que tuvo entonces. Soñó que estaba en casa de su abuela. Ella estaba junto a una amiga chismosa suya. Ambas se habían enterado de lo que sucedió en España con Diego y los machos, y Diego recuerda que su abuela le obligó a acostarse en la cama en que él durmieracuando iba a visitarla. Entonces ella que era una mujer malgeniada y de carácter duro esperó a que Diego se desnudara y cuando este lo hizo, comenzó a azotarle recriminándole de todo. Su abuela estaba enojadísima, gritaba y le azotaba fuerte.
Diego mientras pone a calentar el café cae en cuenta, al ver sobre la barra el regalo envuelto que nunca abrió y su móvil.
Diego recoge el regalo y lo abre. Dentro hay un reloj muy moderno
Es un reloj de caballero con eslabones de acero y platino y la mika antireflectante.
El reloj actualmente marca 5:08 p.m.
Diego piensa, «Ta muy bueno, sí».
Diego cae en cuenta que se ha despertado tardísimo y no almorzó siquiera. Pero Jazmín no está y él se muere de frío.
Diego guarda el reloj en un estante, dentro de su envoltorio. Para no ser desconciderado, recoge el móvil dispuesto a darle las gracias a Yuly.
Diego examina el móvil y está lleno de notificaciones. Hay mensajes de felicitación, llamadas perdidas, mensajes con tono emergente, y ve que Carolina le ha enviado una carta.
Diego busca el contacto de Yuly y le escribe.
[Humor Cyberlifeano]: ¡Que me viene la epifanía! Mundo virtual guardado.
SMS enviado: «Hola Yuly ya vi el reloj muy lindo muchas gracias espero que estes bien besos»
Diego decide bajar a la torre a recoger la carta, así tal cuál, hecho un siruja. Baja a la torre por la escalera, no quiere perder tiempo con el ascensor, total caminar un poco no hace mal a nadie, sufre con el dolor de su brazo al moverlo, puta que lo re parió, y finalmente se acerca al buzón. Recoge su carta.
muy feliz cumple diego, espero hayas tenido un excelentísimo día, deseo que se cumplan tus mayores anhelos. carolina .
..
Diego sonríe y sube de nuevo, casi corriendo. Cuando entra, cierra de un fuerte portazo y suelta una risotada sin saber por qué.
Diego recoge el móvil, cerrando el puño con él como dispuesto a revolearlo. La pantalla ha sido tocada en varios ángulos y se han abierto un montón de iconos. Diego cierra todo y busca el contacto de Carolina.
SMS enviado: «Hola Caro muchas gracias por la carta cuando quieras nos juntamos no te preocupes que igual no te perdiste de gran cosa un abrazo enorme te quiero»
El pitido del microhondas que ya ha sonado varias veces le recuerda a Diego que se dejó el café dentro.
Diego con la taza en mano se sienta frente a su ordenador y lo enciende. Mientras toma café, piensa. Llega a la misma conclusión de siempre, que la vida es una puta mierda, o él es una mierda y solo hace sufrir a la gente que lo quiere. Piensa en los machos, todos o casi todos arrestados y culpables. Piensa en la suerte que tuvo al poder salir. Piensa en Jazmín, Yuly, Luhanna… que no tenían nada que ver, pero están libres. Sabe que Luhanna está enojada con él, sabe que hizo cagadas tanto al haber sido cómplice sin quererlo de una macana de 2 años atrás, o casi 2, como al no haber previsto que Melany podría aparecer y arruinar la fiesta. «Pero Melany… La puta que la parió, se las da de che ghevara! Jumm!» Es que Diego no la logra entender. Sí la entende en parte, los machos apalearon a una mujer, sí, a un trabesti, él lo sabe. Sabe que los machos son homofóbicos, salvo él mismo y Jorge. Pero no puede entender esa sed de venganza constante que tienen ambos, el uno por el otro, aquello de no poder descansar en paz hasta destruír al otro. Él quiere que se muera ella antes de morir él, la cree mala persona, terrorista, no soporta que sea más lista que ellos, no soporta que pueda empuñar armas sin más. Y ella, vaya a saberse. Le ha explicado algo a iego en la celda una vez, pero él o no lo procesa o no lo entiende o la tención no les permitió comunicarse o él ya no tiene mucha capacidad de razonamiento. Y el tiqui, ¿qué? Él no tenía nada que ver, y ahí está, preso, cuando ni siquiera le pertenecen las drogas encontradas. Bien, Diego sabe que los machos, si salen vivos de ahí, lo más sedguro es que lo manden a cagar, lo hagan culpable de todo, lo destrocen, lo hagan meter preso, con ellos nunca se sabe. Jorge también, preso con los demás. ¿Y Jazmín qué? No está.
Diego temblando de frío vuelve a revisar entre mensajes y finalmente encuentra lo que buscaba.
SMS Jazmín: «Diegui me fui a dormir a casa de Luhanna no puedo quedarme con vos cuando vuelva tenemos que hablar besos»
Diego se alarma, sí sí. Ese «tenemos que hablar» provoca que el corazón le latiera aceleradamente de preocupación. «No me digas que vamos a terminar?» Pero claro, una vez más todo se le fue de las manos y… A lo mejor… Ahora sí, no quede otra que ir a la farmacia más cercana, comprar 5 tabletas de dormonid, tomárselas todas a la vez a sabiendas de que no sobreviría, y morir sin joder a la gente, ni que lo jodan. Pero por ahora esperar, no apresurarse. Sí no va a soportar empezr un año más de fracaso de vida así, sin los machos, sin Jazmín, con una española que se las da de heroína de enemiga, viviendo en una ciudad socialmente zombie. Se cansa de pensar pelotudez y media y se va a la cama. Cuando Jazmín llegue… ya se sabrá.