Aquí se irán publicando las escenas de rol tanto de trama principal, como las que querais publicar los jugadores. Debido a la naturaleza de este foro, si se admite contenido NSFW.
Era una mañana soleada en Turín, y el bullicio de estudiantes llenaba los pasillos del instituto. El aroma a café y croissants flotaba en el aire, pero para Vittoria Martini, todo esto era solo un telón de fondo mientras caminaba por el pasillo, con su usual aire de desinterés. A su lado, Gemma "La Bella" Rossi no paraba de hablar sobre su última compra en Milan, mientras Marco "El Hacker" Di Marco revisaba algo en su teléfono con una mirada concentrada. Mirabella "La Artista" Ferrara, algo apartada, garabateaba en su cuaderno, y Luca "El Atleta" Ventura estaba en su usual estado de aparente calma, aunque no parecía poder evitar sonreírle a cualquier chica que pasaba por su lado.
Vittoria, con su actitud desafiante, caminaba como si el mundo entero se abriera ante ella. Hoy no era un día común. Habían planeado meterse en un pequeño lío para pasar el rato. Se sentía invencible, acompañada de su grupo de amigos que siempre estaban listos para seguirla en sus locuras.
“Vittoria, ¿en serio vamos a hacer esto?” preguntó Mirabella, levantando la vista de su cuaderno. "No me gusta cuando haces estas cosas, sabes que podría salir mal."
Vittoria la miró de reojo, sus ojos brillando con una mezcla de arrogancia y diversión. “¿Qué, tienes miedo? Relájate, Mirabella. Lo peor que puede pasar es que alguien termine con un par de problemas. Nada que no podamos manejar."
Gemma, que siempre sabía cómo sacar ventaja de cualquier situación, sonrió de manera astuta. “Lo que no me gusta es que no lo hagamos a lo grande. Si vamos a robar un examen de matemáticas, al menos hagámoslo de manera profesional."
Marco se rió, ajustando sus gafas mientras deslizaba su dedo por la pantalla del teléfono. “No te preocupes, Gemma, ya estoy trabajando en ello. La impresora en el aula de informática está justo donde necesitamos. Esto va a ser pan comido."
Vittoria, confiada en el plan de Marco, se encogió de hombros. “Vamos, será divertido. Luego, de paso, podemos robarles algunas respuestas a esos idiotas que se creen tan listos.” Miró a Luca, que estaba sonriendo como siempre, pero ahora parecía algo inquieto. “Tú, Luca, ¿no vas a ayudar o vas a quedarte ahí siendo un atleta con la cabeza en las nubes?”
Luca levantó las manos en señal de rendición. “Está bien, está bien. ¿Qué necesitas de mí?”
En ese momento, un profesor cruzó el pasillo y Vittoria lo miró con desdén. “Este lugar es una broma. Vamos a mostrarles a todos quién manda aquí,” dijo, casi como un susurro, pero con una autoridad que solo ella podía tener.
La campana sonó, y el grupo se dirigió al aula de matemáticas con paso firme, ya sabían que estaban cruzando una línea peligrosa, pero en el mundo de Vittoria, esa era la única forma de sentirse viva. Mientras caminaban, un pensamiento cruzó por la mente de Vittoria. Tal vez, solo tal vez, hoy las cosas no salgan como las planeamos...
Pero no podía volver atrás ahora. ¿Qué serían las reglas de la vida si no las rompía ella misma?
El grupo llegó al aula de matemáticas con el timbre de la campana todavía resonando en sus oídos. Era una sala clásica, con pupitres de madera desgastada y una pizarra llena de ecuaciones difíciles que nadie realmente se molestaba en entender. Vittoria entró con su paso seguro, como si fuera la reina del lugar. Sus amigas la seguían, cada una con su propio aire, pero todas sabían lo que estaba en juego. El plan estaba en marcha.
“Marco, ¿está todo listo?” preguntó Vittoria, mirando al hacker que, aunque parecía distraído, estaba totalmente enfocado en su misión.
Marco sacó su teléfono y sonrió de manera cómplice. “Todo listo. Sólo tienes que distraer al profesor, como siempre, y yo me encargaré del resto. Puedo hackear la impresora en cinco minutos. Nadie sabrá que tuvimos algo que ver.”
Vittoria asintió con confianza. “Deja eso en mis manos,” dijo, lanzando una mirada desafiante a Gemma. “Tú, Gemma, tú haces lo tuyo. Hazle creer a todos que eres la chica más brillante de la clase, como siempre.”
Gemma sonrió, su rostro maquillado con sutileza pero siempre perfecto. “Deja eso a mí, querida. Es solo cuestión de saber cómo mover las piezas.”
Mirabella, aunque algo reacia, observaba con desaprobación. “¿Estás segura de que esto es lo correcto? ¿Por qué no simplemente estudiar como todos los demás? El dinero no puede arreglar todo, Vittoria."
Vittoria la ignoró, centrándose en lo que realmente importaba: salir con su victoria. No tenía tiempo para las críticas filosóficas de Mirabella. "Cállate y disfruta el show. Algunos de nosotros preferimos hacer las cosas a nuestra manera."
El profesor, un hombre canoso que ya se veía algo aburrido por su rutina diaria, entró en el aula y, como siempre, se dirigió directamente hacia su escritorio. Sin prestarle mucha atención a los estudiantes, comenzó a organizar sus papeles, completamente ajeno a lo que se estaba fraguando detrás de él.
Vittoria se levantó de su pupitre con una sonrisa arrogante. Se acercó al profesor, con la mirada fija en él, sabiendo que tenía que ser rápida. “Profesor Rossi, ¿me permite hablar con usted un momento? Es sobre mi calificación, realmente estoy preocupada por mis notas,” dijo con un tono dulzón, fingiendo una timidez que no sentía en lo más mínimo.
El profesor, un hombre ya veterano que había visto pasar miles de alumnos, levantó la vista, visiblemente cansado. “Vittoria, no es hora de hablar de eso. Estamos a punto de comenzar la clase.”
Pero Vittoria no se dio por vencida. Con un suave toque en su brazo, continuó, esta vez más insistente. “Por favor, profesor, sé que tiene muchas preocupaciones, pero… podría ayudarme si me da solo unos minutos. Estoy segura de que puedo mejorar.”
El profesor, casi sin darse cuenta, cedió. “Está bien, pero solo unos minutos. Luego regrese a su puesto.”
Mientras Vittoria mantenía al profesor ocupado con sus "preocupaciones académicas", Marco aprovechó el momento para deslizarse discretamente hacia la computadora del profesor, ya conectada a la impresora. En cuestión de segundos, comenzó a hackear la red, su rostro iluminado solo por la luz de la pantalla.
Gemma, desde su pupitre, observaba a los demás, asegurándose de que nadie sospechara lo que sucedía. Luca, sentado atrás, parecía disfrutar el caos mientras charlaba con algunos compañeros, sin mostrar ninguna señal de nerviosismo. Mirabella, en cambio, no podía evitar mirar con incomodidad a su amiga. Pero no dijo nada más.
Unos minutos después, Marco levantó la cabeza, sonriendo con una mezcla de satisfacción y arrogancia. “Está hecho,” dijo en voz baja. “Los exámenes están impresos y listos para ser distribuidos.”
Vittoria, sin perder un segundo, se acercó a su grupo y les entregó las copias del examen. “Así se hace,” dijo con una sonrisa triunfante, mientras el profesor regresaba a su escritorio, ajeno a la conspiración que se había fraguado en su propia clase.
Pero justo cuando todos pensaban que lo habían logrado sin problemas, un estudiante, notoriamente nervioso y observador, levantó la mano.
“Profesor Rossi, ¿por qué las preguntas del examen están diferentes de las que vimos en clase ayer?”
El silencio cayó en la sala. Vittoria sintió cómo su corazón dio un pequeño vuelco. Todos en el aula miraron al profesor, quien frunció el ceño, comenzando a sospechar.
“¿Qué quieres decir con eso, Luca?” preguntó el profesor, mirando al chico que había hablado.
Vittoria se tensó, su mirada calculadora al instante. Esto podría ser un problema.
Luca, el chico que había levantado la mano, se dio cuenta rápidamente de que su comentario había echado a perder la perfecta operación que había logrado Vittoria. Su sonrisa, que antes era confiada, se desvaneció mientras observaba al profesor, quien ahora comenzaba a caminar hacia la mesa del grupo de Vittoria, claramente sospechando algo.
“¿Qué quieres decir con eso, Luca?” repitió el profesor, ahora más alerta, con una mirada fija en los exámenes recién impresos sobre la mesa. Todos en el aula estaban mirando con expectación, y la tensión aumentaba con cada segundo.
Vittoria, que no perdía la calma ni en los momentos más peligrosos, se levantó con total naturalidad, como si no hubiera ocurrido nada. "Profesor, claro que son las mismas preguntas," dijo, forzando una sonrisa mientras tomaba uno de los exámenes y lo mostraba al grupo. “Tal vez Luca se ha confundido, es tan distraído a veces. Puede que no haya estudiado lo suficiente."
Mirabella, que ya sentía la tensión en el aire, se cruzó de brazos y miró a Vittoria con desaprobación. "Vittoria," murmuró, "esto está mal. Si el profesor descubre lo que estamos haciendo, podríamos..."
"¡Cállate, Mirabella!" interrumpió Vittoria en un susurro feroz, pero con voz firme. "Esto se resolverá rápido. Relájate."
Luca, al ver la dirección en la que iban las cosas, intentó suavizar el momento, levantándose para hablar con el profesor. “Profesor, estaba bromeando. No es nada importante, realmente. Todo está bien.” Pero su tono no convenció a nadie, ni a los compañeros, ni mucho menos al profesor.
El profesor se detuvo frente a su mesa, mirando a todos los estudiantes con sospecha. “A ver, ¿por qué no me lo explican entonces? Esto no parece normal,” dijo, levantando las cejas mientras sus ojos se fijaban directamente en Vittoria. Ella lo sabía, era cuestión de tiempo antes de que las piezas encajaran.
Fue Marco quien actuó de inmediato. Aprovechando que el profesor estaba distraído con el grupo, se levantó y con un movimiento rápido, apagó la computadora del docente. Todo sucedió en un parpadeo, pero el profesor se volvió hacia él, aún más confundido.
“¿Qué hiciste?” preguntó el profesor, pero Marco le respondió con una sonrisa astuta.
“Lo siento, profesor. La computadora debe haberse congelado. Estos sistemas tienen esos problemas a veces.” Marco lo dijo con una calma tan natural que incluso Vittoria tuvo que admirar la destreza del chico. "Lo arreglaré enseguida."
Pero el daño ya estaba hecho. Aunque el profesor no tenía pruebas, la sospecha estaba en el aire. Vittoria, sabiendo que el momento era crucial, decidió actuar con audacia.
"Profesor, ¿realmente cree que necesitaríamos hacer algo así?" dijo con una sonrisa encantadora mientras se acercaba al hombre. "Somos solo chicos de 16 años, solo queremos aprobar y hacer nuestro trabajo."
El profesor, aún desconcertado pero sin pruebas claras, frunció el ceño. “Vittoria, esta actitud tuya es sospechosa. Espero que no estemos cruzando límites aquí.”
Vittoria se mantuvo firme, sin perder su postura desafiante. "¿Límites? ¿Qué límites? Yo solo intento pasar esta clase como cualquiera de los demás." Se giró hacia su grupo de amigos y les hizo una señal con la mano. "Nos vamos. Esto no tiene sentido."
El profesor la miró fijamente, pero no dijo nada más. Sabía que sin evidencia sólida, no podía hacer mucho. Al final, la campana sonó y todos los estudiantes comenzaron a recoger sus cosas. El ambiente estaba cargado de tensión.
Vittoria, mientras recogía sus libros, no podía evitar sentir un poco de adrenalina. Habían salido de esta, por ahora. Pero lo sabía, ya era cuestión de tiempo antes de que alguien comenzara a investigar más a fondo.
“¿Ves, Mirabella?” dijo Vittoria, mientras caminaba hacia la puerta. “Esto es solo otro juego. Y si vamos a jugar, mejor hacerlo bien. La próxima vez, no dudes tanto.”
Mirabella la miró, claramente molesta pero resignada. “Espero que no te arrepientas de esto.”
Gemma, que hasta ese momento había estado observando con una sonrisa complacida, dio un paso hacia Vittoria. “Eso estuvo cerca. Pero lo hicimos, y eso es lo que importa. Nadie va a cuestionarnos. No ahora.”
Luca, que se sentía incómodo por el giro de los acontecimientos, sacudió la cabeza. "La próxima vez, no jodamos con el examen, ¿vale? No me gusta esta presión."
Marco, siempre en su mundo, se quedó atrás un momento, mirando la computadora del profesor que todavía estaba apagada. “Es un juego peligroso. Pero bueno, como dijo Vittoria, nadie se dará cuenta.”
Con el grupo de amigos reunido en la puerta, Vittoria dio un último vistazo al aula. El profesor aún se encontraba al fondo, con la cabeza baja, como si tratara de entender qué acababa de suceder.
"Nos vamos," dijo Vittoria, con voz autoritaria. "Esto ya está hecho."
Mientras salían del aula, todos sabían que, aunque se habían salido con la suya esta vez, la situación no terminaría ahí. El instituto tenía sus propios secretos y reglas, y Vittoria sabía que en su vida, siempre había que estar un paso adelante.
El sol de la tarde comenzaba a ponerse sobre los tejados de Turín, tiñendo el cielo con tonos cálidos de naranja y rosa. Los chicos salieron del instituto, cada uno con una mezcla de alivio y adrenalina. Aunque la amenaza del profesor seguía rondando en el aire, por ahora, habían logrado zafarse de la situación.
Vittoria caminaba al frente, con paso firme, como siempre, con una actitud desafiante y segura de sí misma. Los demás la seguían, algunos con menos convicción, pero todos conscientes de que, por alguna razón, todo en su vida giraba alrededor de ella.
"¿Cómo lo ves, Gemma? ¿Lo conseguimos?" preguntó Vittoria, mirando a su amiga, que había sido clave para mantener la fachada de normalidad en el aula.
Gemma sonrió, una sonrisa astuta que nunca perdía. "Obvio. Lo que no entiendo es por qué te arriesgas siempre a jugar con fuego, Vittoria. Eres como un maldito imán para problemas."
Vittoria levantó una ceja. "¿Y qué? No me asustan los problemas, Gemma. Lo único que me asusta es perder."
Marco, que caminaba unos pasos detrás, metió las manos en los bolsillos de su chaqueta. "A mí no me preocupa el profesor. Me preocupa más si alguien descubre lo que hicimos con la impresora. Eso sí que podría ser un lío de verdad."
Vittoria se giró para mirarlo, su expresión seria pero calculadora. "Relájate, Marco. Si alguien quiere abrir la boca, ya les habrá quedado claro que esto no fue una coincidencia. Y en cuanto a la impresora, ya sabes que no me dejo atrapar. Los expertos siempre saben cómo borrar las huellas."
"Sí, claro," dijo Marco, sonriendo de manera enigmática. "Es lo que me gusta de ti, Vittoria. Siempre estás un paso adelante."
Mientras tanto, Mirabella, que había caminado en silencio hasta ese momento, no podía evitar sentirse incómoda por el desenlace de la situación. Aunque no estaba dispuesta a mostrarlo, no le gustaba esa sensación de estar constantemente al límite.
"Lo que no entiendo," comenzó Mirabella, mirando a los chicos con una expresión seria, "es por qué no pueden hacer las cosas de manera normal. ¿Por qué siempre recurrir a estos trucos? Hay formas más sencillas de conseguir lo que queremos."
Vittoria la miró con desdén. "Lo normal es para los mediocres, Mirabella. Yo no quiero ser como ellos. Y si quieres estudiar y ser aburrida, allá tú, pero no esperes que me quedé atrás por miedo a romper las reglas."
Mirabella suspiró, pero no dijo nada más. Sabía que, en el fondo, cualquier intento de hacerla cambiar de opinión sería inútil.
Al salir por la puerta principal del instituto, el aire fresco de la tarde les dio la bienvenida. La ciudad estaba llena de vida, con gente caminando por las calles, coches pasando rápidamente y el bullicio de las terrazas cercanas llenas de estudiantes y turistas. En el horizonte, las montañas de los Alpes se veían como una sombra distante, majestuosa pero ajena al caos de la ciudad.
Luca, que parecía haber dejado atrás sus dudas, se acercó a Vittoria con una sonrisa relajada. "Oye, ¿quién quiere una fiesta esta noche? He escuchado que hay una en el centro, y podría ser divertida. Es lo que necesitamos después de este desastre, ¿no?"
Vittoria lo miró con una sonrisa de complicidad. "Eso suena perfecto. Es lo que necesito, en realidad. No hay mejor manera de celebrar que con un poco de diversión. Tú siempre sabes cómo proponer algo bueno, Luca."
Gemma también se unió a la conversación, su voz llena de entusiasmo. "¡Yo me apunto! Pero que sea algo grande, algo que nos haga destacar. No quiero que nadie se olvide de nosotras."
"Perfecto, ya tenemos plan entonces," dijo Vittoria, sacando su teléfono móvil. “Voy a mandar algunos mensajes y asegurarnos de que esta noche sea memorable. Todo el mundo tiene que saber que la fiesta la anvientaremos nosotras.”
Mientras caminaban hacia la salida del instituto, Vittoria se sintió como siempre: en control, lista para dominar su mundo. Pero en su interior, un pensamiento inquietante seguía rondando. Esto no se va a quedar así por mucho tiempo. Alguien va a investigar lo que pasó en la clase de matemáticas. Pero mientras tanto… mejor disfrutar.
Con una sonrisa maliciosa, se giró hacia su grupo. "Chicos, esta noche va a ser épica. Y el instituto puede esperar. Nadie nos va a detener."
El aire en el centro comercial de Turín estaba lleno de energía y exclusividad. Los escaparates relucían con prendas de lujo, mientras que las dos chicas, Vittoria y Gemma, recorrían las tiendas con una actitud tan desinhibida que atraían miradas curiosas por donde pasaban. Vittoria caminaba a su propio ritmo, como siempre, con la cabeza alta y una sonrisa segura, como si el mundo fuera suyo por conquistar. Su cabello rubio platinado brillaba bajo las luces del centro comercial, y su presencia era como una explosión de energía en medio de la multitud.
Gemma, más calculadora y elegante, la seguía de cerca, su estilo sofisticado y sus pasos firmes proyectando una aura de autoridad. A pesar de ser su mejor amiga, Gemma tenía siempre la habilidad de hacer todo parecer effortless, como si nada fuera tan importante como su perfección.
"Vittoria, ¿de verdad necesitas más ropa? Este es el cuarto vestido que eliges," dijo Gemma con una risa de diversión, pero también con una mirada crítica. "Tienes toda la ropa que el mundo podría desear."
Vittoria la miró con una sonrisa juguetona, cruzando los brazos sobre su pecho. "Y lo necesito, Gemma. La gente no puede dejar de mirarme. ¿Qué sentido tiene ir a la fiesta si no destaco? No quiero ser como esas chicas aburridas y planas que se conforman con lo que tienen."
Gemma levantó una ceja, haciendo un gesto con la mano como si de alguna forma estuviera aceptando el reto. "Tienes razón. Nadie va a robarte protagonismo esta vez. Pero, por favor, no hagas que todo el centro comercial sepa que estás aquí, no es necesario ser tan obvia."
Vittoria rió y caminó hacia el área de vestidos de noche, donde un conjunto de vestidos brillantes captó su atención de inmediato. "¿Obvia? Gemma, querida, ser obvia es mi arte. Además, ¿quién no quiere ver qué tiene para ofrecer la hija de Martini?" Su tono era provocador, pero había una chispa de orgullo detrás de sus palabras.
Gemma rodó los ojos, pero no dijo nada más. Sabía que era inútil discutir con Vittoria cuando se ponía así. "Tienes razón. Vamos a hacer que todos te miren esta noche, como siempre. Solo espero que no hagas que el chico de los tatuajes se quede mirando como un idiota otra vez," agregó, haciendo un guiño.
"¿Quién, Leo? ¡Lo tengo totalmente dominado!" Vittoria respondió con una sonrisa altanera, antes de deslizarse en un vestido de satén negro. La tela resbalaba sobre su cuerpo con suavidad, destacando su figura esculpida, y el escote profundo acentuaba la sensualidad de su cuello. "¿Lo ves? Este es mi estilo. Nadie va a dejar de hablar de mí."
Gemma se acercó al espejo y observó a su amiga con una mirada evaluadora. "Este es... impecable. No solo vas a ser el centro de atención, vas a ser la única que importa." Gemma asintió con aprobación, pero una ligera sombra de celos se coló en su voz. Siempre sabía que Vittoria era el imán de todas las miradas, pero eso no le restaba el deseo de ser ella también la estrella de la noche.
"Obvio. Pero, Gemma, yo sé que tú vas a hacer lo tuyo también. Mira, este," dijo Vittoria mientras levantaba un vestido de lentejuelas plateadas que brillaba como diamantes. "Te lo imaginas, ¿verdad? Toda la pista de baile iluminada por ti."
Gemma sonrió con suficiencia y se dirigió al probador, quitándose el vestido que llevaba puesto para probarse el que había elegido. "Sabes que yo siempre apuesto por el clásico, pero con un giro. Este vestido de terciopelo rojo tiene mi nombre, y voy a dejar claro que soy tan ardiente como el color."
A medida que ambas se cambiaban, las conversaciones seguían siendo ligeras pero cargadas de picante. Se ayudaban mutuamente con los detalles: Vittoria arreglaba el corsé de Gemma mientras ambas se miraban en el espejo, bromeando sobre lo que harían esa noche. "Lo bueno de ser nosotras," decía Vittoria, "es que no tenemos que preocuparnos por quién nos ve. La gente se pregunta si somos de otro mundo."
"Y lo somos," respondió Gemma, mientras se pasaba el rímel, sus ojos fijándose en su reflejo con una mezcla de confianza y un toque de picardía.
Tras unos minutos, ambas salieron del probador, mirando sus elecciones en el espejo del vestidor como si ya se imaginaran las fiestas y la noche de celebraciones que les esperaba. Vittoria estaba en el vestido negro, que resaltaba aún más su cuerpo tonificado y su actitud desafiante, mientras que Gemma llevaba el terciopelo rojo que hacía resaltar su belleza sofisticada y algo distante.
En el coche de Vittoria - De camino a casa.
Al salir del centro comercial, la noche ya había comenzado a instalarse en las calles de Turín. La ciudad brillaba bajo las luces de la calle, y el aire fresco de la tarde se mezclaba con la emoción de lo que estaba por venir. Vittoria y Gemma subieron al coche de lujo de Vittoria, un coche negro brillante con ventanas oscuras, donde su chofer, un hombre alto y de aspecto severo, ya las esperaba en la entrada del aparcamiento. El sonido del motor arrancando se sumó al ambiente de sofisticación que las rodeaba.
El coche comenzó a avanzar, con el chofer manejando con precisión mientras las chicas se acomodaban en los asientos, riendo y charlando como si nada pudiera arruinar esa noche.
"¿Lo tienes todo listo para la fiesta?" preguntó Gemma, dándose vuelta en su asiento mientras se acomodaba el cabello.
"Claro que sí. Esta vez, las reglas las hago yo," respondió Vittoria con un brillo de emoción en sus ojos. "Y sabes, esta vez no quiero que nada se quede en el aire. Quiero que todo el mundo hable de nosotras. Nadie va a olvidar esta noche."
Mientras el coche avanzaba por las calles, dos vehículos más les seguían de cerca, custodiando la seguridad de las chicas. Sus escoltas, siempre atentos, aseguraban que todo estuviera bajo control mientras ellas se sumían en su conversación sobre los chicos que verían, las miradas que capturarían y los secretos que compartirían en la fiesta.
Gemma suspiró y miró a Vittoria con una sonrisa astuta. "Sí, pero ya sabes, al final siempre nosotras tenemos el control. Es nuestro mundo. Los demás solo están viviendo en él."
"Exacto," dijo Vittoria, dándole una mirada desafiante. "Y esta noche... todos lo van a saber."
A medida que el coche se acercaba a la lujosa mansión de Vittoria, las luces brillaban y la música en sus auriculares se mezclaba con la emoción palpable de la noche. Estaba claro: la fiesta aún no había comenzado, pero el mundo ya sabía que Vittoria Martini estaba en camino.
En casa de Vittoria - Preparativos para la fiesta.
La casa de Vittoria era un reflejo de su personalidad: grande, lujosa y con toques de una vida llena de contrastes. El aire en su habitación estaba impregnado con el olor de perfumes caros, mientras la música de un DJ de renombre sonaba suavemente desde el sistema de sonido. Las paredes estaban decoradas con cuadros abstractos y muebles de diseño contemporáneo, con una vista panorámica de la ciudad de Turín desde las ventanas.
Vittoria y Gemma se encontraban frente al espejo grande de la habitación, rodeadas de maquillaje y accesorios. Vittoria, con su actitud indomable, estaba decidida a causar una impresión inolvidable esa noche. Se estaba aplicando una base perfecta sobre su piel, que resplandecía de vitalidad bajo las luces de la habitación. Sus ojos verdes esmeralda estaban intensamente delineados con un toque de sombra dorada, dándole una mirada hipnótica y desafiante. El maquillaje era audaz, como ella, pero sin perder esa chispa de sensualidad.
Gemma estaba a su lado, con su estilo más pulido y sofisticado. Se concentraba en su cabello, usando planchas para crear ondas suaves y perfectas que caían en cascada sobre sus hombros. Su maquillaje, más sutil pero igualmente sofisticado, resaltaba sus ojos oscuros y labios carnosos con un toque de rojo vibrante.
"Me estoy matando por lo bien que te ves," dijo Gemma mientras se pasaba el lápiz labial. "Este vestido te queda espectacular, pero ¿segura que no vas a causar un desastre esta noche?"
Vittoria sonrió, mostrando sus labios carnosos, ligeramente curvados en una expresión de diversión. "Ya sabes que no me gusta pasar desapercibida. Además, el caos es divertido." Se miró en el espejo, viendo cómo su vestido de satén negro abrazaba perfectamente su figura, realzando su busto generoso y su cintura estrecha. El escote era profundo, pero mantenía un aire de misterio.
Se giró hacia Gemma, que ya estaba lista con su vestido rojo de terciopelo. "Tú también te ves increíble. Aunque, ¿estás segura de que no te vas a robar todas las miradas con ese vestido?"
Gemma se miró en el espejo con una sonrisa arrogante. "Obvio. Pero al final, siempre soy yo quien controla la fiesta."
La música comenzó a subir de volumen, y la energía en la habitación de Vittoria creció. Ambas chicas se ponían los zapatos altos, y mientras se movían con agilidad, sus cuerpos se destacaban con la gracia de quienes nacieron para brillar.
"Lo que quiero esta noche," dijo Vittoria mientras se colocaba un collar de diamantes alrededor de su cuello, "es hacer que todos se arrepientan de no habernos notado antes. Esta es nuestra noche."
Gemma se ajustó un aro de oro en su oído y asintió. "Vamos a robarles la atención, sin lugar a dudas."
Ambas se miraron una vez más en el espejo grande, sonriendo de manera cómplice antes de abrir la puerta. En ese momento, la noche ya había comenzado para ellas, y no había vuelta atrás. El mundo iba a conocer el poder de Vittoria y Gemma, y nadie olvidaría quiénes eran.
El trayecto a la fiesta
La lujosa mansión de Vittoria quedaba atrás, y el coche negro de Marcco deslizaba por las calles adoquinadas de Turín, rumbo a una fiesta de élite que prometía ser una de esas noches memorables. Marcco estaba al volante, como siempre impecable y tranquilo, pero al tener a Vittoria tan cerca, algo en su interior se desestabilizaba. La tensión entre ambos era palpable, algo que siempre había estado en el aire entre ellos, pero que aquella noche parecía más intensa, casi eléctrica.
Vittoria ocupaba el asiento del copiloto desde el principio. Se acomodó de manera que sus piernas largas y tonificadas quedaron expuestas, ligeramente cruzadas de una forma que dejaba poco a la imaginación. Su vestido negro ajustado a su figura resaltaba su silueta perfecta, marcando cada curva con una sensualidad natural. A lo largo del trayecto, su mirada no dejaba de jugar con la del conductor, hipnotizando a Marcco con su presencia tan seductora.
Vittoria (deslizando una mano por su muslo, sin apartar los ojos del espejo retrovisor, mientras su voz se hace suave y provocadora):
"Marcco..." (Hace una pausa, alzando las cejas con una sonrisa juguetona)
"¿Sabes lo que me gusta de ti? Que no necesitas que te diga nada para saber exactamente lo que quiero." (Su tono es cálido, pero cargado de deseo. Le dedica una mirada traviesa desde el asiento delantero, una mirada que lo desafía a resistirse).
Marcco, sin poder evitarlo, se ve atrapado en la intensidad de esa mirada. Sus manos aprietan ligeramente el volante, pero su mente está distraída, absorbiendo cada palabra, cada gesto de Vittoria. Ella lo conoce demasiado bien. La manera en que él intenta mantenerse serio solo provoca más su encanto. Vittoria sabe que está tomando el control, y le gusta.
Marcco (sin poder evitar la tensión en su voz, mirando el camino pero con el rostro ligeramente enrojecido):
"Vittoria..." (Su tono se vuelve más grave, casi un susurro)
"No sé si debería... Pero no puedo evitarlo."
Vittoria sonríe de nuevo, satisfecha al notar cómo Marcco comienza a perder la compostura. La electricidad en el aire es casi palpable. Mientras él se esfuerza por mantener el control, ella no hace más que intensificar el juego. Su cuerpo se mueve con la confianza de alguien que sabe lo que provoca, y sus palabras caen como susurros calientes en el aire.
Vittoria (en un tono bajo, insinuante, mientras se inclina ligeramente hacia él, acortando la distancia entre sus cuerpos):
"Es curioso, Marcco... sabes que podrías tenerme... pero también sabes que siempre estaré un paso adelante. ¿No te da miedo eso?" (Su voz se desliza como una caricia, cargada de un deseo que no es solo físico, sino también emocional, un deseo de control absoluto).
Marcco se permite una ligera sonrisa, como si estuviera disfrutando de la lucha interna entre mantener su postura o sucumbir a la tentación. A pesar de su autocontrol, la intensidad de Vittoria lo está desarmando. Sabe que está jugando con fuego, pero no puede alejarse.
Marcco (bajando la voz, casi una confesión):
"No... no me da miedo. Me atrae."
La respuesta lo sorprende incluso a él, pero lo dice sin dudar, como si todo lo demás fuera irrelevante. Vittoria, con la sensualidad de un felino, se recuesta en su asiento, saboreando el momento, sabiendo que tiene a Marcco justo donde quiere.
Mientras tanto, Gemma, sentada en el asiento trasero, observa todo desde el espejo retrovisor. Su mirada está fija en las luces de la ciudad, pero hay una incomodidad palpable en su rostro. La tensión entre Vittoria y Marcco siempre la ha perturbado un poco, pero esa noche parece más evidente que nunca. Intenta concentrarse en su música, pero no puede evitar sentir celos. Sabía que Marcco estaba completamente cautivado por Vittoria, y aunque no le gustaba admitirlo, una parte de ella deseaba que la atención se dividiera más equitativamente.
Gemma (en voz baja, intentando distraerse, se quita un auricular para hablar con su amiga):
"Vittoria, ¿no crees que Marcco te ha dado ya suficiente de su atención por hoy?" (Su tono es un poco molesto, aunque lo intenta disimular con una sonrisa. Es claro que su celosía está tomando forma).
Vittoria, sin inmutarse, se gira hacia ella con una sonrisa traviesa, completamente consciente de lo que Gemma siente.
Vittoria (respondiendo con una risa ligera, sin mirarla demasiado):
"Cariño, si no te concentras en la música, puede que empieces a sentirte demasiado... celosa." (La sonrisa de Vittoria es encantadora pero desafiante, como si disfrutara de cada palabra, sabiendo que Gemma está incómoda).
Gemma no responde, se pone el auricular de nuevo, fingiendo que la música la transporta, pero en su mente, no puede dejar de pensar en el juego que se está desarrollando entre Vittoria y Marcco. A pesar de su intento de mantener su postura, la tensión entre los dos amigos es evidente, y Gemma no puede evitar sentirse como la tercera en discordia.
El coche sigue su marcha, y las luces de Turín pasan rápidamente mientras la música suave suena de fondo. La fiesta está cerca, y mientras el ambiente dentro del coche se carga con la tensión entre los tres, Vittoria sigue jugando con su poder sobre Marcco. Cada gesto, cada mirada, se siente como una coreografía perfectamente ensayada, donde ella tiene el control absoluto. Marcco, aunque consciente de que no debería, sigue cayendo en su trampa, incapaz de resistir el magnetismo de Vittoria.
Vittoria (en un susurro, mirando a Marcco con una sonrisa que podría derretir el hielo):
"Sabes que esta noche, todo es posible. Y lo que quiero... lo tendré."
Marcco apenas responde, como si el aire se hubiera vuelto denso, impenetrable. La noche apenas comenzaba, pero la sensación de lo que podría suceder era más que clara. Mientras Gemma sigue con su música, Vittoria y Marcco compartían un espacio en el que, en ese momento, solo existían ellos dos, atrapados en un juego de deseo y provocación que aún no había llegado a su clímax.
Llegada a la fiesta – La noche se intensifica.
El coche de Marcco llegó finalmente a la entrada del club, un lugar exclusivo en el centro de Turín, al que solo un círculo selecto de personas podía acceder. Las luces de neón brillaban desde la puerta, iluminando el rostro de Vittoria con tonos violetas y azules que acentuaban su belleza cautivadora. El club estaba lleno de gente bien vestida, tanto hombres como mujeres, que reían, conversaban y se movían al ritmo de la música electrónica que salía de los altavoces.
Marcco estacionó el coche cerca de la entrada, y un par de guardias de seguridad abrieron la puerta del vehículo para que Vittoria y Gemma pudieran salir. Vittoria salió primero, siempre consciente de las miradas que atraía. Su figura deslizó entre la multitud con una seguridad arrolladora, como una diva que sabe que el mundo entero gira a su alrededor. Gemma la siguió, un paso detrás, pero no por menos importante. Ambas, con sus vestidos ajustados y su actitud desafiante, ya comenzaban a atraer la atención de todos los presentes.
Vittoria (girando ligeramente hacia Gemma, en un susurro cargado de complicidad):
"Esta noche va a ser... memorable." (Sonríe de manera altanera, sintiendo la mirada de las personas seguirlas, un placer palpable en su voz).
Gemma, con una sonrisa un tanto forzada, observa cómo las luces del club iluminan a su amiga. Aunque envidiosa, no puede evitar sentirse cautivada por el magnetismo de Vittoria, siempre capaz de robarse el centro de atención. Por un momento, decide dejar que la noche la lleve y seguirla como su sombra.
Mientras tanto, en el interior del club, la energía era frenética. La pista de baile estaba llena de gente, pero en una esquina, más tranquila, estaban ya otros amigos. Luca había llegado junto con su grupo, destacando entre los demás con su porte atlético y su carisma natural. Estaba con un grupo de chicas que lo rodeaban, riendo y disfrutando de la noche. En su mano, una copa de cóctel que levantaba cada vez que se encontraba con algún conocido.
Luca (en voz alta, como si estuviera tratando de asegurarse de que todos lo escucharan, riendo mientras choca su copa con la de otro amigo):
"¿Ya vieron cómo está todo aquí? Esto es lo que yo llamo una fiesta." (Sonríe ampliamente, disfrutando del reconocimiento y el ambiente que le rodea).
Vittoria, al verlo desde lejos, no puede evitar sonreír con cierto desdén. Sabe que Luca disfruta de ser el centro de atención, pero ella no tiene intención de compartirlo. Esa noche, la reina de la fiesta es ella.
Vittoria (a Gemma, con una sonrisa divertida mientras observa a Luca, aún desde lejos):
"¿Crees que esta noche se va a quedar con todo el protagonismo, Gemma?"
Gemma mira a Luca por un instante, luego gira la mirada hacia Vittoria, respondiendo con un encogimiento de hombros.
Gemma (con tono algo cansado):
"Sabes que Luca siempre lo intenta, pero no tiene nada que hacer cuando entras tú en una habitación." (Hace una pausa y sonríe, aunque no tan genuinamente como solía hacerlo).
"Eres imparable."
Vittoria no responde de inmediato. En su lugar, se acerca más al centro del club, notando que Marcco aún está cerca de la entrada, observándola en silencio. Con una mirada rápida, Vittoria le lanza una sonrisa traviesa, como un recordatorio de lo que sucedió en el coche, sabiendo que la noche estaba lejos de terminar.
Vittoria (casi cantando su nombre al aire, mientras se aleja un poco):
"Marcco, ¿nos alcanzas dentro?"
Marcco asiente, su rostro aún algo tenso por la química que había compartido con ella en el coche, pero ahora más centrado en la misión de protegerla y acompañarla en su reinado nocturno. Sabe que la noche podría desbordarse de una manera que solo Vittoria sabe controlar.
De repente, la puerta del club se abre y Mirabella entra en escena. No llega a llamar la atención como las otras dos, pero su presencia tranquila y su look bohemio aportan una estética refrescante. Lleva una blusa suelta de color blanco, unos pantalones de lino de cintura alta y sandalias planas. Su maquillaje es mínimo y su cabello largo y oscuro está atado en un moño deshecho, lo que resalta su estilo relajado y menos interesado en el glamour que las demás.
Mirabella no parece apurada. Su mirada calmada y sus movimientos suaves contrastan con la energía frenética del lugar. Se dirige hacia la barra, donde ya se encuentran otros amigos y amigas que la saludan con una sonrisa.
Mirabella (sonriendo de manera serena, mientras pide un vaso de agua en la barra):
"Una bebida suave, por favor." (Su tono es tranquilo, con una ligera sonrisa en los labios, mientras observa el caos festivo que la rodea).
Vittoria la observa desde la distancia, un tanto divertida, pero también algo irritada. Mirabella nunca ha sido de las que buscan destacar, pero sabe que su amiga es completamente diferente. A pesar de sus diferencias, hay algo en la calma de Mirabella que le intriga y hasta la irrita un poco.
Vittoria (murmurando a Gemma mientras camina hacia la pista de baile):
"Mirabella siempre en su mundo, ¿no? ¿Por qué no puede dejar de ser tan... tranquila?"
Gemma, con una mirada algo distraída, asiente sin mucho interés en el tema.
Gemma (con un tono un tanto cortante, mientras fija la mirada en los chicos que las rodean):
"Cada quien tiene su estilo, no todos tienen que ser como tú, Vittoria."
Vittoria no responde, ya está demasiado atrapada en su propio mundo, lista para disfrutar de la noche, sintiendo cómo el ritmo de la música la invade. Sabe que tiene todo bajo control, y aunque Mirabella está allí, ella es quien tiene el centro de la atención.
La fiesta está en pleno apogeo, pero para Vittoria, solo es el comienzo. La noche promete, y con cada paso, las cosas parecen volverse más intensas.
El ambiente se calienta
Punto de vista: Vittoria.
Esena para mayores de 18 años.
Desde el principio, su actitud era electrizante. Apenas entró, tomó a Marcco de la mano y lo llevó directamente a la pista de baile.
Vittoria (gritando por encima de la música mientras lo miraba intensamente):
"¡Hoy no te quedas mirando, Marcco! ¡Vamos a bailar!"
Marcco, sorprendido pero complacido, dejó que Vittoria lo guiara. En cuanto llegaron al centro de la pista, ella comenzó a moverse con una intensidad que hipnotizaba. Su cuerpo se contorsionaba al ritmo de la música, sus caderas giraban en movimientos provocativos, y su mirada no se apartaba de Marcco. Él, por su parte, intentaba mantener la compostura, pero no podía ignorar cómo la cercanía de Vittoria encendía cada fibra de su ser.
Marcco (inclinándose para hablarle al oído):
"Vittoria, estás volviendo loco a todos aquí."
Ella sonrió, inclinándose hacia él, dejando que su aliento cálido rozara su cuello.
Vittoria (en un tono bajo y juguetón):
"¿A todos? No, Marcco, solo a ti."
Sus palabras eran una promesa y un desafío. Ella tomó sus manos y las colocó en su cintura, empujándose contra él mientras bailaban, ignorando por completo las miradas de los demás. Marcco, atrapado entre la tentación y el autocontrol, se permitió un momento para deslizar sus manos un poco más abajo, sintiendo la textura de su vestido.
Alrededor de ellos, los chicos comenzaban a acercarse. Uno en particular, Luca, no tardó en unirse, sonriendo con su típico aire despreocupado.
Luca (bromeando, intentando aliviar la tensión):
"¡Deja algo para los demás, Marcco! Vittoria no es solo tuya, ¿verdad?"
Vittoria rió, separándose de Marcco solo para acercarse a Luca.
Vittoria (desafiante):
"Claro que no soy de nadie... pero puedo ser de todos por una noche."
Ella tomó la mano de Luca y comenzó a bailar con él, igual de provocativa, dejando a Marcco atrás, quien la miraba con una mezcla de celos y admiración. Sus movimientos con Luca eran igual de intensos, sus cuerpos se sincronizaban perfectamente, y ella no dudaba en acercarse lo suficiente como para que sus labios casi se rozaran.
En un rincón, Gemma observaba todo con una expresión indescifrable mientras bebía un cóctel. La incomodidad era evidente en sus ojos, pero intentaba ocultarla detrás de una sonrisa falsa mientras charlaba con un grupo de chicos.
Gemma (dirigiéndose a uno de los chicos, con un tono irónico):
"¿No es divertido cómo algunas personas necesitan toda la atención para sentirse vivas?"
Mirabella, quien había llegado más tarde, estaba sentada cerca, sosteniendo una botella de agua. Observaba a Vittoria con cierta preocupación.
Mirabella (cruzando los brazos, hablando para sí misma):
"Esto va a terminar mal..."
De vuelta en la pista, Vittoria seguía acaparando las miradas. Uno de los chicos que había estado observándola toda la noche finalmente se acercó y le ofreció un cigarrillo. Ella lo aceptó, pero en lugar de dejarlo encenderlo, tomó el encendedor de sus manos y lo hizo ella misma, mirando al chico con una sonrisa descarada.
Vittoria (mientras exhalaba lentamente el humo, con los ojos fijos en él):
"¿Es esto todo lo que tienes para impresionarme?"
El chico rió nerviosamente, pero antes de que pudiera responder, Vittoria se giró y volvió hacia Marcco, quien todavía estaba cerca. Sin decir nada, le tomó la mano y lo llevó a un sofá en una esquina más oscura del club.
Marcco (mirándola, claramente confundido):
"¿Qué estás haciendo, Vittoria?"
Vittoria (acercándose tanto que sus labios casi tocaban los de él):
"Solo estoy divirtiéndome... ¿por qué no lo haces también?"
Sin esperar respuesta, ella tomó su rostro entre sus manos y lo besó, un beso cargado de deseo que dejó a Marcco sin aliento. Alrededor, las miradas continuaban clavadas en ellos, pero Vittoria no parecía importarle. En ese momento, solo existían ella y Marcco.
Vittoria suviéndose el vestido y haciéndose a un lado la ropa interior, con un mano le desabrochó los pantalones a su amigo y se montó ardiente sobre él, mientras gemmía en su oído.
Vittoria no dejaba de besar a Marcco dispuesta a volverlo loco de placer. No le importaba que la vieran dar ese show ni que la vieran casi semi desnuda, se exitaba más moviendo las caderas sobre él mientras que él envestía descontrolado dentro de ella.
De manera frenética Vittoria mientras mordía los labios de Marcco, acabó temblando y mojando a márcco mientras no podía evitar gritar alocada, la música aúnque alta en el club no sirvió para que esos gritos de placer pasaran desapercibidos.
Varios de los chicos rodearon a la pareja observando como Marcco follaba a Vittoria, algunos comenzaban a tocarse mientras la miraban a ella perder el control de esa manera.
Vittoria los miraba a descarada todos incluído a su amigo que respiraba agitado y se recuperaba de su éxtasis.
Vittoria dice: es hora de volver a la fiesta chicos, bailemos un poco más que aún la noche no acaba.
Se acomodó la ropa y el cabello que tenía desordenado para levantarse y caminar a la pista.
Mientras tanto, Gemma, al ver la escena desde la barra, apretó los labios y terminó su bebida de un solo trago. Mirabella, por otro lado, negó con la cabeza, murmurando para sí misma antes de salir al balcón a tomar aire fresco.
Uno de los chicos, un joven alto y atlético con cabello oscuro desordenado, conocido como "Dante el Fénix", por su actitud intensa y su habilidad para destacar en cualquier situación, se acercó lo suficiente como para hablarle al oído.
Dante "El Fénix" (sonriendo con descaro):
"¿Bailas así con todos, o yo tengo un pase especial?"
Vittoria lo miró de reojo mientras se movía al ritmo de la música, sus labios curvándose en una sonrisa pícara.
Vittoria (con un tono juguetón):
"Depende, Dante... ¿cuánto crees que vales el pase?"
Dante soltó una risa grave, pero antes de que pudiera responder, Vittoria giró hacia otro chico que le ofrecía un trago. Este era "Leo el Lobo", conocido por su mirada penetrante y su fama de conquistador. Aunque Vittoria no bebía, tomó el vaso, lo giró en su mano con elegancia, y lo dejó en la mesa cercana, sin romper el contacto visual con él.
Desde la barra, Gemma observaba todo con una mezcla de molestia y resignación. Decidió unirse a un grupo de chicos que no paraban de invitarle bebidas, intentando distraerse de la escena que protagonizaba su amiga.
Gemma (levantando su copa y sonriendo con sarcasmo):
"Bueno, si no puedes competir con el espectáculo, al menos puedes disfrutarlo desde aquí."
Uno de los chicos junto a ella, "Rico el Príncipe", apodado así por su estilo siempre impecable y su manera de tratar a las chicas como si fueran reinas, se inclinó para hablarle.
Rico dice:
"Tu amiga sabe cómo llamar la atención, ¿eh? ¿No te molesta?"
Gemma (sonriendo falsamente):
"¿Molestarme? Por favor, eso sería admitir que me importa."
En el balcón, Mirabella estaba sentada con una botella de agua en la mano, mirando la vista nocturna de Turín. Luca apareció detrás de ella, apoyándose en la barandilla.
Luca" (suspirando):
"Eres la única cuerda aquí, ¿sabes? Todos están perdiendo la cabeza."
Mirabella (sin mirarlo, en un tono seco):
"No soy yo. Solo es que este no es mi ambiente."
Luca rió, dándole un trago a su cerveza.
Luca dice:
"¿Y por qué viniste entonces?"
Mirabella (encogiéndose de hombros):
"Para asegurarme de que nadie termine haciendo algo estúpido... o al menos, algo irreparable."
De vuelta en la pista, Marcco decidió dejar de mirar desde las sombras. Se abrió paso entre los chicos que rodeaban a Vittoria, sus ojos fijos en ella. Cuando llegó a su lado, la tomó del cabello con firmeza, jalándola suavemente hacia él.
Marcco" (mirándola intensamente):
"Ya fue suficiente, Vittoria. Estás jugando con fuego."
Ella lo miró con una sonrisa desafiante, inclinándose hacia él.
Vittoria (con un susurro seductor):
"¿Y qué si me quemo? A veces el fuego es justo lo que necesito."
Marcco parecía debatirse entre reprenderla o seguir el juego. Finalmente, dejó escapar un suspiro y la abrazó por la cintura, llevándola más cerca.
Marcco la pegó a su cuerpo levantándole el vestido y deslizando su mano hasta colarla dentro de su ropa interior que ya estaba más que mojada.
Marcco (murmurando):
"No sé cómo logras que todo el mundo se vuelva loco por ti, pero te aseguro que algún día esto te pasará factura."
Ella rió suavemente, apoyando la frente contra la de él.
Vittoria (en un tono bajo):
"Hoy no, Marcco. Hoy solo quiero sentirme viva."
Los dos permanecieron en esa posición por un momento antes de que "Dante el Fénix" intentara interrumpirlos, tocando el hombro de Marcco.
Dante "El Fénix":
"Oye, hombre, déjanos algo a los demás. No seas egoísta."
Antes de que Marcco pudiera responder, Vittoria se giró hacia él con una sonrisa juguetona.
Vittoria:
"Tranquilo, Dante, hay suficiente de mí para todos."
Dante rió nerviosamente, mientras Marcco no soltaba a Vittoria. La noche seguía llena de tensión, deseos y un caos perfectamente diseñado por Vittoria para mantener a todos pendientes de ella.
En la barra, Gemma terminó su última copa y dejó el vaso con un golpe seco.
Gemma (murmurando para sí misma):
"Esta noche va a ser más larga de lo que pensaba."
el caos se hace presente en la fiesta.
Marcco, que no había quitado la vista de Vittoria, notó algo extraño: Dante "El Fénix" discutía acaloradamente con un grupo de chicos en un rincón oscuro. Entre ellos estaba Rico "El Príncipe", quien ahora parecía furioso. La tensión crecía, y Marcco, con su instinto siempre alerta, se dirigió rápidamente hacia Vittoria.
Marcco (tomándola por el brazo):
"Vittoria, tenemos que irnos. Ahora."
Vittoria (con un puchero):
"¿Qué? ¿Por qué? Apenas estoy empezando a divertirme."
Marcco (con firmeza):
"Confía en mí, esto va a ponerse feo."
Antes de que pudiera sacarla del lugar, se escuchó el ruido de un vidrio rompiéndose. Dante "El Fénix" había empujado a uno de los chicos, y pronto estalló una pelea. El caos se desató, con gritos y empujones que se extendieron rápidamente por la pista de baile. Vittoria, lejos de asustarse, parecía fascinada por el drama.
Vittoria (riendo nerviosamente):
"¡Mira eso, Marcco! Es como una película."
Pero Marcco no estaba para juegos. En un movimiento rápido, la cargó sobre su hombro mientras ella protestaba, y la llevó fuera del club. Una botella voló cerca de ellos, estrellándose contra una pared.
En el exterior, Mirabella estaba tratando de llamar un taxi mientras Gemma discutía con uno de los guardias de Vittoria, pero Marcco no perdió tiempo. Abrió la puerta de su auto negro, la metió dentro y arrancó antes de que nadie pudiera detenerlos.
Vittoria (riéndose mientras encendía un cigarrillo):
"Eres tan intenso, Marcco. Podrías relajarte un poco."
Marcco (mirándola de reojo):
"Relajarme no es una opción cuando te tengo a ti al lado."
En el camino, el auto aceleraba mientras Marcco revisaba los espejos constantemente. No era paranoia; sabía que algo iba mal.
Vittoria (jugando con el borde de su vestido):
"¿Qué pasa, Marcco? ¿No puedes manejar un poco más despacio? Podríamos disfrutar del viaje."
Marcco (sarcástico):
"Claro, porque perseguidores y caos son el ambiente perfecto para un paseo romántico."
Mientras tanto, en la fiesta, los guardias intentaban recuperar el control, pero cuando se dieron cuenta de que Vittoria había desaparecido, entraron en pánico. Gemma fue la primera en notar la ausencia de su amiga.
Gemmadice: (a los guardias, con un tono de frustración):
"¿Dónde está Vittoria? ¡Se supone que tienen que cuidarla!"
Los guardias comenzaron a llamar frenéticamente a sus contactos, pero Marcco y Vittoria ya estaban lejos.
Amanecer en las colinas de Turín
Marcco estacionó el auto en un camino solitario, con el sol comenzando a asomarse en el horizonte. Ambos estaban cubiertos de sudor, y el ambiente había cambiado. Vittoria, finalmente más tranquila, se recostó en el asiento mientras Marcco encendía un cigarrillo, claramente agitado.
Vittoria (mirándolo con una sonrisa pícara):
"¿Ves? Al final fue emocionante. Me llevaste lejos del desastre, como en esas películas donde el héroe salva a la chica."
Marcco (mirándola fijamente):
"No soy un héroe, Vittoria. Y esto no es una película. Lo que pasó allá fue serio, y estoy seguro de que no hemos visto lo último de esos tipos."
Mientras hablaban, el teléfono de Marcco sonó. Era uno de los guardias, informándole que habían contactado a Mássimo Martini, quien estaba en Neo-Madrid.
La noticia de la desaparición de Vittoria se esparció rápidamente por los círculos de la élite de Turín. Mientras tanto, Marcco y Vittoria, ajenos al caos que habían dejado atrás, permanecían en el auto, con ella jugando con un mechón de su cabello, sonriendo como si nada hubiera pasado.
Vittoria (suspirando):
"Bueno, Marcco, ¿ahora qué hacemos? ¿Esperamos a que el mundo venga por nosotros?"
Marcco la miró con una mezcla de exasperación y fascinación.
Marcco (encendiendo otro cigarrillo):
"No. Vamos a esperar, pero yo no pienso dejar que te pase nada. Aunque eso me cueste todo."
Y así, mientras el sol se levantaba sobre Turín, ambos permanecían en su propio mundo caótico, con el peligro acercándose más rápido de lo que imaginaban.
Se escucha a lo lejos a mássimo discutiendo con Camilo y rodricco.
Marcco suspira profundamente.
Dices con acento Turinés, "mi padre?. "
se escuchan disparos y gritos de mássimo.
Vittoria comienza a vestirse.
Dices con acento Turinés, "entra al baño caro mio."
Marcco niega con la cabeza.
Marcco sale por la bentana sin decirle nada.
Vittoria se sienta en la cama nerviosa.
Mássimo Marttini ha llegado.
Vittoria baja la mirada nerviosa.
Mássimo se le haserca molesto y le lebanta la mirada.
Dices con acento Turinés, "padre..."
Dices con acento Turinés, "¿cuando llegaste?. "
Mássimo dice con acento turinés, "quieres savér cuando llegué. "
Vittoria tiembla ligeramente intentando mantener e control.
Asientes afirmativamente.
Mássimo grita: "cuando me dijeron que diste un púto espectáculo porno, y estábas desaparesida!"
Dices con acento Turinés, "fue, algo sin inportancia padre, un amigo me salvó de una pelea en el club donde estábamos, me salvó la vida, te lo juro."
las sábanas de la cama de vittoria están en el suelo.
Mássimo grita: "¿sin inportancia?, ¿sin importancia?, vittoria es encerio? no contestabas el puto teléfono!. Por qué putas dices que no tiene inportancia!. "
Mássimo se altera cadavéz mas.
Dices con acento Turinés, "se me descargó el celular..."
Mássimo grita: "y, sí había problemas, ¿por qué mierda no fuiste de inmediato con mis guardias?. "
Dices con acento Turinés, "todo pasó rápido, yo estaba distraída y marcco me sacó cargando del club. "
Vittoria mira asustada a su padre.
Mássimo grita: "deja de poner excusas!. "
Mássimo grita: "ya vasta vittoria!. "
Mássimo grita: "¿así querías recibírme después de mi cumpleaños?. "
Dices con acento Turinés, "yo, no hice nada padre, todo se salió de control pero no fue culpa mía. "
Mássimo grita: "¿no hisiste nada?, y el espectáculo que diste que. "
Mássimo grita: "vittoria! vasta!, saves que hacer en situaciones así! y quien estubiéra con tigo deviste decirle!"
Mássimo se agarra el pecho cadavez con peor aspecto.
Dices con acento Turinés, "cálmate padre, no pensé que lo sabrías."
Suspiras profundamente.
Mássimo grita: "deja de minimisar y de justificar tus axiones vittoriaaaaaaaaa!. "
Dices con acento Turinés, "padre, tú mejor que nadie sabe, que tengo una adicción al sexo. No pude contenerme y no pensé en nada más en ese momento."
Mássimo grita: "no era nesesario en público, vittoria! te expusiste de la peor forma!. "
Dices con acento Turinés, "soy una ninfómana padre, no puedes esperar algo mejor de mí."
Mássimo se agarra con mas fuerza el pecho, y rodrico se le acerca, pero mássimo lo manda al suelo de un golpe.
gritas: "padre!. "
Vittoria comienza a llorar, asustada.
Mássimo grita: "cállate!. "
Mássimo grita: "ahora tú vas a decirme que hacer?. "
rodrico se levanta tambaliante, y dice: "Señor perdón pero, no debe alterarse así. "
Mássimo grita: "cállate!, cállense todos!. "
Mássimo mira a vittoria.
Vittoria se linpia las lágrimas mirando a su padre asustada.
Mássimo dice con acento turinés, "no vas a decir nada, solo eso, que no esperabas que lo supiera. "
Mássimo la mira con furia, como nunca lo había hecho antes.
Dices con acento Turinés, "escuseme padre. No vuelve a pasar..."
Mássimo le lanza unos audífonos grandes a su hija. Son los mismos que Mássimo le daba cuando no quería que escuchara un enfrentamiento, una masacre o una noche de sexo.
Dices con acento Turinés, "Mi dispiace tanto, padre, questo non accadrà più, lo giuro."
Mássimo dice con acento turinés, "y no te los quitas hasta dentro de 3 horas. "
Dices con acento Turinés, "¿qué vas a hacer padre.
Mássimo grita: "deja de cuestionarme, vittoria!. "
Vittoria se levanta temblorosa, y se acerca a Mássimo.
Dices con acento Turinés, "Per favore, non fare niente, padre, non prendertela con le tue guardie, è colpa mia per quello che è successo."
Vittoria lo mira suplicante.
Rodrico mira a mássimo preocupado.
Mássimo grita: "¡¿Y qué quieres que haga, Vittoria?! ¿Que te lo deje pasar, como todas las malditas cosas que haces, eh? ¡¿O que no te imponga un castigo?!"
Mássimo mira aún más molesto a su hija.
Dices con acento Turinés, "¿a qué castigo te refieres?. "
Mássimo grita: "no me contestes con otra puta pregunta!. "
Mássimo grita cada vez mas, está a nada de estallar.
Vittoria llorando, baja la mirada desesperada, teme que le haga algo a marcco.
Mássimo dice con acento turinés, "no vas a decir nada. "
Dices con acento Turinés, "lo, siento..."
Dices con acento Turinés, "no volveré a desaparecerme así padre,, pero perfavore no hagas nada. "
Mássimo dice con acento turinés, "pon, te, los audífonos."
Dices con acento Turinés, "no, per fabore, noo."
Lloras desconsoladamente.
Mássimo grita: "¿Entonces? ¿Qué propones que haga, eh? ¡¿Vas a cambiar?! ¡No, verdad! ¡Haz lo que te estoy diciendo, Vittoria Martini!"
Rodrico vastante tenso dice: "Per favore, ascolti suo padre, signorina Vittoria. "
gritas: "no quiero que mates a nadie"
Mássimo grita: "entonses?. "
Mássimo la mira a los ojos intimidante.
Vittoria baja la mirada.
Dices con acento Turinés, "si le haces algo a marcco, me pierdes para siempre."
La cara de mássimo se transforma completamente.
Rodrico, preocupado por vittoria, y sabiendo que su jefe no está jugando dice: "¿Quiere que nos llevemos a otra casa a la señorita vittoria, señor?... "
Mássimo dice con acento turinés: "Bene, entonces, ¿me estás diciendo que te importa más ese crío que tu padre? ¿Lo prefieres proteger y no te importa ponerme en vergüenza? Bien."
Lloras desconsoladamente.
gritas: "no, yo no dije eso padre, pero estás siendo injusto. "
Mássimo grita: "¿Y tú no lo eres? ¿Con todo lo que haces? ¿Por cómo me lastimas? ¿Por cómo ves solo por ti y justificas tus acciones?"
Mássimo mira a Rodrico.
Mássimo dice con acento turinés: "Empaquenle sus cosas y déjenla con ese crío."
Dices con acento Turinés, "¿qué?"
Mássimo contiene las lágrimas a dolorido e impotente.
Dices con acento Turinés, "¿Me estás hechando de esta casa?"
Dices con acento Turinés, "no, tú no puedes hacerme esto. "
Mássimo grita: "¡Contéstame, Vittoria!"
Mássimo grita: "tu no eres injusta?. "
gritas: "tú bien sabes por qué soy así, desde que me violaron prefiero buscar el placer yo misma, antes que un maldito vuelva a obligarme!"
gritas: "y me violaron porque tú estabas, muy ocupado con tus malditos negocios!. "
Mássimo grita: "¡No, no he sido el mejor padre, Vittoria, pero te he cuidado, te he protegido! ¡Te he mimado, te he dado una vida de ensueño, y no eres recíproca!"
gritas: "quieres un ejemplo de bambina, y no lo soy, y nunca lo seré!"
Mássimo grita: "¡Ahí está tu problema! Te encanta hacerte la víctima, y está bien, pero en vez de mejorar, ¡mírate! ¡No mejoras! ¡No avanzas como persona! ¡No es justo, Vittoria!"
Lloras desconsoladamente.
Mássimo grita: "En cambio, en cuanto me hice cargo de ti, mejoré todo lo posible, Vittoria, ¡y te consta! Aunque, honestamente, no sé si lo ves."
Lloras desconsoladamente.
Dices con acento Turinés, "bene, si te abergüenzo, me voy entonces padre, no es la primera vez que vivo en la puta calle. "
Mássimo grita: "¡No me avergüenzas, me lastimas!"
Mássimo grita: "date cuenta de una puta vez!. "
Dices con acento Turinés, "tú y mi madre también me lastimaron, y me aguanté. "
Mássimo aplaude con fuerza.
Mássimo dice con acento turinés, "bien, vittoria, de nuebo minimisas tus actos y lo justificas. "
Dices con acento Turinés, "yo te admiro siendo como eres, a pesar de que eres un mafioso. Y ni qué decir de mi madre, una drogadicta, y ahora me reprochas que tenga ninfomanía, padre?"
Mássimo dice con acento turinés, "no te reprocho tu emfermedad, te reprocho que no mejores como persona, que no quieras salir de ese agujero. "
Vittoria camina a su armario y comienza a sacar sus cosas.
Dices con acento Turinés, "está bene padre, me voy si eso quieres. "
Mássimo dice con acento turinés, "no, no quiero pero ya es hora de que salgas de tu burbuja y que mires las cosas como son. "
Mássimo dice con acento turinés: "El día en que en serio quieras mejorar, que te hayas dado cuenta, aquí estaré siempre."
Rodrico, que está parado en la puerta mirando a su jefe dice: "¿donde quiere que la llevemos, señor?. "
Vittoria llorando recoge su ropa y la guarda en una mochila.
Mássimo dice con acento turinés, "con alguno de sus amiguitos. "
Rodrico dice que sí con la cabeza y sale a preparar el auto.
Mássimo, ya no le dice nada más, y sale del cuarto entre lágrimas de dolor
Vittoria cierra la mochila con su ropa, recoge su computadora y sale del cuarto quedándose de pie en el pasillo.
La cuidadora de Vittoria, Clarisa llega desde la cocina y la abraza.
Vittoria la abraza con tristeza.
Dices con acento Turinés, "Starò bene, Clarisa, non preoccuparti, penso che posso vivere con Marco, o con Gema, non lo so."
clariza la abraza con fuerza entre lágrimas mientras niega con la caveza.
Dices con acento Turinés, "ya escuchaste a mi padre."
clarisa dise, hay, di segnore mássimo.
Suspiras profundamente.
Dices con acento Turinés, "tengo que hacerlo clarisa, no quiero que se le ocurra matar a nadie. "
clarisa dice, hay, segmorina, per que lo hiso.
Dices con acento Turinés, "y en cuanto a mi problema de ninfomanía, pués yo creo que eso no tiene remedio, ni caso tiene ir a terapia, ya lo he intentado y te consta que no sirven."
clarisa niega con la caveza y dice, no. segnorina, ni si quiera lo a intentado de manera correcta.
Dices con acento Turinés, "fui un año aterapias cuando recién me violaron clarisa, no sirven. "
clarisa dice, sí, pero fue muy resiente, devería ir de nuebo, y hacerle caso a su padre. estoy deacuerdo con él, pero no está bene que la corra de esa manera.
clarisa llora desconsoladamente.
Lloras desconsoladamente.
Dices con acento Turinés, "lo he abergonzado clarisa, no tengo remedio, no sono una buena bambina."
Dices con acento Turinés, "dejé de serlo desde los 12 años. "
clarisa dice, no escuche todo segnorina, perfabore se lo ruego, mejore ya, per fabore, intente ir a terapia o lo que sea, pero no puede seguir así, y menos se puede ir de la casa.
Rodrico llega suviendo la escalera y mira a Vittoria para decirle: "¿Ya Tiene todo listo señorita vittoria?. "
clarisa la mira suplicante.
Asientes afirmativamente.
Rodrico toma la mochila y la computadora de vittoria.
Vittoria abraza a Clarisa.
clarisa abraza a vittoria.
Dices con acento Turinés, "vendré cuando mi padre se valla de viaje, o no esté, te lo prometo."
clariza aciente con la caveza.
Vittoria baja las escaleras junto con rodrico.
Rodrico le abre el auto y ella sube mientras se limpia las lágrimas.
Dices con acento Turinés, "lléveme a la casa de Marcco, Rodrico, ya sabe donde es."
Vittoria mira por la ventanilla pensativa y triste, no quería dejar su casa, ni a su padre pero tampoco puede cambiar de la nnoche a la mañana, ni romper esa corasa que la protege del dolor de aquella violasión.
Vittoria a unos minutos de llegar a la casa de Marcco. decidió llamarle para no llegar así.
El teléfono da tono.
Marcco ha descolgado la llamada.
Marcco te dice por teléfono, "que quieres vittoria. "
Dices por teléfono, "ciao caro mio, ¿qué pasa,? ¿por qué me hablas así?"
Dices por teléfono, "¿Sigues molesto caro mio?"
Marcco te dice por teléfono, "tu que cres!. "
Marcco te dice por teléfono, "dime, que pasa. "
Dices por teléfono, "Desde que regresamos de lo del club, no he salido con nadie caro mio, ya no estés así conmigo, pasó algo muy cerio. "
Marcco te dice por teléfono, "me cuesta creérte, pero dime, te escucho. "
Dices por teléfono, "Mi padre estaba dispuesto a matarte caro mio. "
Dices por teléfono, "Estaba muy furioso, y el caso es que me hechó de la casa."
Marcco te dice por teléfono, "sí, algo así me esperaba. "
Marcco te dice por teléfono, "¿qué?, cómo que te a echado!. "
Dices por teléfono, "si, me dijo que si tanto te defendía, que me fuera contigo. "
Marcco te dice por teléfono, "hay vittoria, por que lo hiciste!"
Marcco te dice por teléfono, "no, no está bien"
Dices por teléfono, "¿por qué hice qué cosa?, defenderte lo haría siempre caro mio. "
Marcco te dice por teléfono, "amore, es tú padre! dios... donde estás?"
Dices por teléfono, "y lo del club, ya sabes como soy, y al final tú me salvaste de un lío esa noche. "
Dices por teléfono, "estoy a unas calles de tu casa, rodrico me está esperando para dejarme allí. "
Marcco te dice por teléfono, "hay vittoria, bene, ya sabes cuál es mi pisso, hablaremos de esto ¿okéy?, de momento, me emfrentaré a mis padres."
Dices por teléfono, "ay, caro mio lo que faltaría es que tambiénn te echen a tí por culpa mía..."
Marcco te dice por teléfono, "no creo, pero, ya ven"
Dices por teléfono, "bene caro mio. "
Cuelgas la llamada.
Dices con acento Turinés, "Vamos Rodrico. "
Rodrico dice: "La recibirán, señorita Vittoria?. "
Asientes afirmativamente.
Rodrico aciente y conduce preocupado.
Rodrico estaciona el auto, y ayuda a bajar a Vittoria.
Dices con acento Turinés, "gracias por traerme. "
Rodrico dice: "Es mi deber señorita Vittoria, cuídese mucho. "
Asientes afirmativamente.
Vittoria camina a la torre de departamentos en la que vive Marcco.
Vittoria pulsa el número de la planta.
El ascensor de la Torre para en La planta número 3 y las puertas se abren.
sales del elevador.
La planta número 3
Llamas a la puerta.
La puerta de apartamento bittali ha sido abierta desde dentro.
Vittoria entra tímida.
Entras en la casa.
El vestíbulo da la bienvenida con un suelo de baldosas de terracota en tonos cálidos, acompañado de paredes pintadas en beige con detalles en estuco blanco. Un perchero de madera oscura tallada y un banco tapizado en terciopelo verde oliva ofrecen comodidad y funcionalidad. La sala de estar se abre con una luz natural que entra a través de grandes ventanas con cortinas de lino en un tono crema suave. El mobiliario incluye un sofá en forma de "L" tapizado en gris claro, decorado con cojines en tonos mostaza y azul cobalto. Una mesa de centro de madera oscura con bordes curvados añade un toque clásico, mientras que una alfombra persa en tonos neutros completa el espacio. En una esquina, una estantería de hierro forjado y madera expone libros y objetos decorativos de diseño turinés.
Ves Un juego de recibo clásico, Una mesita ratona clásica con Una lámpara de sal en forma de iceberg y Una fuente de bambú con tallas de madera, Una chimenea decorativa de piedra, y Una marina de intenso azul con rociones de espuma blanca aquí.
Salidas visibles: salon, cocina, terraza, despacho, baño, cuarto-sencillo, y habitacion-matrimonial
Vittoria entra con el rostro cerio.
Marcco mira con determinación a sus padres
Marcco dice con acento turinés, "y sí se queda, ¿qué van a hacerme,?¿he?. "
Vittoria los mira apenada.
La tensión en el apartamento se siente tan densa como el frío que cubre Turín en invierno. El ambiente cálido y acogedor del interior contrasta con las miradas cargadas de emociones que se cruzan entre Marco, sus padres y Vittoria.
Antonio, el padre de Marco, un hombre alto de semblante severo y voz autoritaria, fue el primero en romper el silencio.
Antonio dice: "¿Qué hace aquí? ¿Ahora también traes tus problemas a nuestra casa, Marco? ¡Como si no tuviéramos suficientes preocupaciones!. "
Adriana, su esposa, intentó mantener la compostura, pero incluso su tono contenía un leve reproche.
Marcco sonríe.
Adriana dice: "Antonio, por favor, cálmate. Esto no es manera de tratar a una invitada. "
Marcco dice con acento turinés, "¿así?, mi único problema, son ustedes!. "
Sin embargo, sus ojos se dirigieron a Vittoria, evaluándola con una mezcla de preocupación y desaprobación.
Marcco dice con acento turinés, "la única rasón por la que los tolero es: por educación, y por ser agradecido. "
Marcco dice con acento turinés, "por nada mas"
Marcco mirava a su padre con total desprecio y odio
Antonio (alzando la voz.
Antonio dice:" ¡Desde que Vittoria está contigo, no haces más que meterte en problemas! ¿Crees que no sabemos lo del club? ¿Crees que no vemos cómo cambiaste desde que la conociste? Vittoria es una mala influencia, Marco. Y no quiero que esta relación arruine tu futuro. "
Vittoria baja la mirada.
Marcco grita: "¿ahora te preocupas?, ahora te interesa mi futuro, cuando núnca me apollaste en mi sueño de ser desarrollador?, nunca víste mi potencial, mis deseo!. Siempre viste por lo que tú querías que yo fuera, así que no, antonio y no te digo padre por que no te lo merezes!. Vittoria se queda, no pienso aceptar lo contrario, y si no, me láaaargo!."
Marcco golpéa a su padre con totál desprecio.
gritas: "Amore!"
Adriana, su madre se interpone entre ambos, preocupada.
Marcco grita: "tienes idéa de cuantas vezes busqué tu aprobación?. "
Marcco grita: "tu apollo?"
Marcco grita: "y que me decías!. "
Marcco grita: "no, marcco, eso solo te quita tiempo!. "
Marcco grita: "si me volví así, es por que me faltó un padre!. "
Adriana dice: "Hijo por favor, cálmate. "
Marcco grita: "lo vas a defender!. "
Marcco grita: "lo harás?. "
Marcco grita: "díme madre!. "
Adriana dice: "No se trata de eso hijo, esto podemos resolverlo con calma. "
Marcco niega con la cabeza.
Marcco grita: "ya me cancé de tu marido, de que venga a exijirme como sí tuviera el derecho, cuando núnca demostró ser un buen padre. "
El silencio se hizo dueño de la sala por unos segundos eternos. Adriana miró a Antonio, luego a Marco, y finalmente a Vittoria, que permanecía inmóvil, con los ojos empañados.
Marcco sonríe con amargura.
Marcco dice con acento turinés, "eso pensé..."
Adriana (con un susurro cargado de tristeza).
Adriana dice: "No quiero que te vallas hijo, ¿A donde vas a ir?. "
Marcco dice con acento turinés, "entonses ella se queda. Yo tengo mis aórros madre, por muchas cosas que desarrollé, cosas que nunca apolló tu esposo. "
Marcco dice con acento turinés, "con eso sobrebíbo. "
Antonio, mirando dolido a su hijo se alejó de la sala encerrándose en su despacho asotando la puerta.
Marcco frunce el ceño.
Marcco dice con acento turinés, "y ahóra se ará la víctima, como siempre. "
Adriana dice: Bene, que se quede pero, per fabore, no se metan en problemas hijo.
Adriana mira a Vittoria, y luego a Marcco.
Dices con acento Turinés, "yo, yo no quería traer problemas Signora Adriana. "
Dices con acento Turinés, "Nunca he incluenciado para que Marcco valla en contra de sus principios. "
Marcco dice con acento turinés, "no te esfuerses, vittoria, para ellos todos son mala influencia. "
Adriana dice: "A mí lo que me preocupa es la familia de la que bienes, Todos en turín sabemos que los Marttini son mafiosos, y no quiero que mi hijo corra peligro. "
Suspiras profundamente.
Dices con acento Turinés, "Mi padre no ataca personas hinocentes Signora. "
Adriana dice: "Cómo pudo echarte tu padre Vittoria, si eres menor de edad. ¿Estás segura que después no van a acusar a mi hijo de secuestro?. "
Dices con acento Turinés, "si lo estoy signora. "
Adriana Aciente sin mucho combensimiento.
Adriana dice: "El apartamento no es nada de lo que estás acostumbrada Vittoria, pero quédate en el cuarto de Marcco, solo respeten esta casa. "
Dices con acento Turinés, "grazie. "
ADriana se Marcha a su habitación dándole un último vistazo a los 2 jóvenes.
Marcco suspira profundamente.
Vittoria mira a Marcco.
Dices con acento Turinés, "Amore..."
Marcco dice con acento turinés, "antes de todo. "
Marcco dice con acento turinés, "bene, vittoria, puedes quedarte, pero boy a ser muy claro con tígo. "
Vittoria se sienta en el sofá mirando a marcco.
Marcco dice con acento turinés, "úna infidelidad más, y te olvídas de mí, para siempre. "
Dices con acento Turinés, "desde que fuimos al club, no he hecho nada más amore. "
Marcco dice con acento turinés, "vittoria, hablo muy encerio. "
Dices con acento Turinés, "Amore, entiéndeme, es que no busco serte infiel, pero mi adicción..."
Marcco dice con acento turinés, "déja de justificarte, ni si quiera te esfuersas por curarla, o almenos tratarla. "
Marcco dice con acento turinés, "te díje como me centía y solo te justificaste. "
Marcco dice con acento turinés, "así que te lo digo, vittoria, una más, y te olbídas de mí. "
Dices con acento Turinés, "Escúsame amore. "
Dices con acento Turinés, "bene amore..."
Vittoria mira a Marcco cariñosa.
Marcco suspira profundamente.
Marcco te abraza.
Dices con acento Turinés, "Me gusta que vamos a vivir juntos. "
Sonríes.
Abrazas a Marcco.
Marcco te abraza.
Marcco dice con acento turinés, "a mí igual, amore. "
Dices con acento Turinés, "Ya vamos a dormir, mañana hay instituto y ay que ir, aunque me choque. "
Frunces el ceño.
Marcco dice con acento turinés, "ya bamos, y deja de quejarte"
Te partes de risa.
Marcco sonríe.
Besas a Marcco.
Marcco te besa.
Vittoria se levanta del sofá tomando sus cosas del suelo.
Un cuarto sencillo confortable.
La segunda habitación está diseñada para ser un espacio multifuncional, ideal para huéspedes o como área personal de los miembros de la familia. Las paredes están pintadas en un tono blanco cálido, mientras que una pared de acento luce un papel tapiz con un sutil patrón geométrico en beige y gris.
Ves Una cama individual moderna, Una mesita de luz, Una cómoda mediana, y Una lámpara de sal en forma de iceberg aquí.
Salidas visibles: fuera
La estancia se ve iluminada por una suave luz azulada.
La luz titila dando movimiento al efecto de aurora boreal.
La luz cambia de tono adoptando los matices tornasoles de la lámpara.
En el techo se observa un efecto similar al de las auroras boreales.
apartamento bittali de color índigo
El vestíbulo da la bienvenida con un suelo de baldosas de terracota en tonos cálidos, acompañado de paredes pintadas en beige con detalles en estuco blanco. Un perchero de madera oscura tallada y un banco tapizado en terciopelo verde oliva ofrecen comodidad y funcionalidad. La sala de estar se abre con una luz natural que entra a través de grandes ventanas con cortinas de lino en un tono crema suave. El mobiliario incluye un sofá en forma de "L" tapizado en gris claro, decorado con cojines en tonos mostaza y azul cobalto. Una mesa de centro de madera oscura con bordes curvados añade un toque clásico, mientras que una alfombra persa en tonos neutros completa el espacio. En una esquina, una estantería de hierro forjado y madera expone libros y objetos decorativos de diseño turinés.
Ves Un juego de recibo clásico, Una mesita ratona clásica con Una lámpara de sal en forma de iceberg y Una fuente de bambú con tallas de madera, Una chimenea decorativa de piedra, y Una marina de intenso azul con rociones de espuma blanca aquí.
Marcco revuelve un espresso en la mesa de terracota, el aroma amargo chocando con el dulce de los cornetto rellenos de Nutella que Vittoria trajo "de paseo" por Via Roma. Ella, en camisón de seda negro, apoya los pies descalzos en la silla, mostrando uñas pintadas de rojo pasión.
Vittoria mordisqueando un cornetto)
Dices con acento Turinés, "«Mamma mia, caro, questo café sembra acqua sporca. "
Vittoria Le lanza una mirada de teatro
Marcco (golpea la taza contra el mármol, imperturbable):
Marcco dice con acento turinés, "«Parla quella che ieri ha confuso il sale con lo zucchero. "
Imita su voz aguda.
Vittoria (lanza una miga hacia él, riendo).
Dices con acento Turinés, "Calla caro mio. "
Dices con acento Turinés, "almenos en la casa marttini huele a linpio, no como este barrio aburrido en el que vives amore."
Te partes de risa.
Él se levanta de un salto, atrapándola contra la nevera. El imán con forma de Mole Antonelliana cae al suelo. Su aliento huele a café y rabia.
Marcco le susurra, "(¿Sabes qué huele de verdad, eh? Ese olor a Dior mezclado con el aroma de extraños que traes encima.) "
Vittoria lo empuja, falsamente ofendida
Ella salta sobre el sofá en L, lanzándole un cojín mostaza. Marcco lo esquivó, pero el golpe derriba la lámpara de sal iceberg, tiñendo el suelo de rosa.
Marcco recoge la lámpara, fingiendo indiferencia
Marcco dice con acento Turinés, "Bella figura, principessa. Adesso sembri una pazza in quelle mutande trasparenti. "
Vittoria se estira como una gata, mostrando deliberadamente el encaje negro
Dices con acento Turinés, "ay caro mio, ¿Celos? O es que no recuerdas cómo se desatan..."
Él se lanza sobre ella, hundiendo el sofá. Los dedos de Marcco encuentran su humedad caliente.
Vittoria lo araña, pero él no cede.
Marcco dice con acento turinés, "¿Así es como termina siempre, Vittoria? Con tú jugando a ser puta, y yo perdiendo neuronas pensando en ti?"
Los Ojos esmeralda de vittoria brillan con deseo por él.
Dices con acento Turinés, "ya deja de decir tonterías si, tu sabes que eres el único que, qué... "
Él la besa. No solo por amor, sino por desesperación. Es un beso que sabe a café barato, a noches sin dormir hackeando cámaras para asegurarse de que ella está viva, a rabia porque sabe que Luca o Alessandro o quien sea ya la habrán tocado hoy. Vittoria le hunde las uñas en la espalda, dibujando líneas rojas sobre los códigos binarios que lleva tatuados.
Vittoria entre besos dice: "odio esto, odio como me haces sentir a veces. "
Marcco la levanta contra la pared, junto a la chimenea decorativa de piedra):
Marcco dice con acento Turinés, "¿Estto?. "
Marcco le besa el hombro.
Vittoria se estremese disfrutando del momento.
Dices con acento Turinés, "tu eres mi Hacker favorito. "
Marcco la levanta con brusquedad, sus manos fuertes agarrando las caderas de Vittoria mientras la empuja contra la pared.
Vittoria enreda los dedos en su pelo oscuro, tirando con fuerza mientras sus piernas se cierran alrededor de su cintura. El roce del jean desgastado de él contra su piel desnuda la hace gemir.
Marcco dice con acento turinés, "Maldición, Vittoria... No me hagas creer que soy especial cuando sabes que en cualquier momento te irás. "
Dices con acento Turinés, "Eres especial, tonto. Especial como un virus... Entras en mi sangre y no puedo eliminarte."
Él la baja al suelo de baldosas terracota, el frío del piso contrastando con el calor de sus cuerpos. Vittoria se arrodilla frente a él, desabrochando su cinturón con los dientes mientras lo mira con una sonrisa que promete placer y ruina. Marcco le agarra la nuca, no con ternura, sino con la urgencia de un hombre que sabe que cada segundo con ella es prestado.
Marcco saca un condón de su bolsillo.
Marcco dice con acento turinés, "Espera... No soy como ellos. No te tomaré sin... "
Vittoria le arrebata el condón y lo lanza sobre la mesa.
Dices con acento Turinés, "No lo necesito. Quiero sentirte... todo. Incluso el riesgo."
La decisión los electrocuta. Marcco la levanta de nuevo, esta vez arrojándola sobre el sofá gris en L. Los cojines mostaza caen al suelo mientras él le quita el camisón de seda con un tirón, rasgando la tela sin ceremonia. Vittoria ríe, un sonido áspero que se convierte en un quejido cuando él entra en ella sin más preámbulos. El sofá cruje, amenazando con colapsar bajo el peso de su pasión violenta.
Marcco dice con acento turinés, "Eres mía... incluso cuando eres de todos. "
Dices con acento Turinés, "Sí... Y tú eres mi esclavo. ¿Feliz? "
Cuando terminan, caen lado a lado sobre el sofá destruido. La alfombra persa atrapa una lágrima solitaria de Vittoria, que ella niega con una carcajada forzada.
Vittoria encendiendo un cigarro electrónico con manos temblorosas
Dices con acento Turinés, "ahora tendremos que explicar a tus padres por que el sofá está jodido. "
Te partes de risa.
Vittoria se levanta, vistiéndose con ropas esparcidas por el suelo. En la puerta, se detiene para recoger el imán de La Mole Antonelliana caído.
Vittoria con el imán en la mano
Dices con acento Turinés, "Si alguna vez me dejas. "
Vittoria Sonríe, falsamente.
Dices con acento Turinés, "Guarda esto. Así recordarás que una Marttini nunca se queda en un solo lugar. "
Marcco no responde. Escucha cómo sus tacones repiquetean en las escaleras del apartamento Bittali índigo, cada paso un recordatorio de que el amor, para ellos, es solo otra forma de hacerse daño.
El viejo auto de Marcco entra al estacionamiento trasero con un rugido de motor ahogado y una tos de aceite quemado. Se desliza entre bicicletas y scooters hasta frenar con un quejido metálico. Un golpe seco al volante y el motor muere.
Marcco se pasa una mano por el cabello desordenado y suelta un suspiro. Aún lleva el aroma de Vittoria impregnado en la chaqueta, un rastro persistente de la madrugada que compartieron.
Abre la puerta con un chirrido y saca su mochila de tela gastada. El asa está deshilachada, y entre los parches cosidos a mano sobresale un sticker medio despegado que dice Hack the Planet.
Sin prisa, con las manos en los bolsillos, cruza el estacionamiento hacia el edificio de Ciencias.
por otro lado. Las escalinatas de mármol reflejan la luz matutina, y sobre ellas, Vittoria ajusta sus gafas de sol de diseñador con un gesto ensayado. A su alrededor, la mañana se llena del murmullo de estudiantes que la observan sin atreverse a interrumpir su pequeño espectáculo matutino.
—¡Vitti! —El grito agudo de Gemma rasga el aire.
La chica salta hacia ella con un vestido ceñido que desafía sin vergüenza el código de vestimenta del instituto. Su cabello oscuro brilla con una perfección estudiada, y su acento milanés convierte cada palabra en una melodía burbujeante.
Gemma dice con acento milanés, "Camilo juró que hoy te regala un collar de Bulgari si dejas a Marcco. "
Vittoria sonríe, disfrutando el efecto que esas palabras generan a su alrededor. Antes de responder, saca un espejo compacto y retoca su gloss con una delicadeza cruel.
Desde un rincón, apoyada contra una columna, Mirabella observa la escena con desdén. En una mano sostiene un aerosol rojo y, en la otra, un cigarrillo a medio consumir. Tras ella, en la pared, un ratón con corona emerge en trazos rápidos y certeros.
Mirabella dice con acento ferrarés, "Ignórala. "
—comenta sin levantar la vista de su obra—
Mirabella dice con acento ferrarés, "Sabes que Camilo tiene el encanto de una lombriz. "
Vittoria cierra su espejo con un chasquido y le dedica a Mirabella una sonrisa perezosa.
Dices con acento Turinés, "Las lombrices son útiles. Y Camilo..."
sus labios se curvan con picardía
Dices con acento Turinés, "Tiene sus usos."
La conversación es interrumpida por la campana. Vittoria suspira y, con un movimiento calculado, desciende las escaleras. La multitud se aparta, y ella atraviesa la entrada del instituto como si el edificio le perteneciera.
Su primer clase es el taller de arte.
El aula de arte es un caos perfumado a óleo y trementina. El sol se filtra por las ventanas altas, proyectando sombras de estatuas griegas falsas sobre el suelo de madera.
Vittoria entra sin apurarse y deja caer su bolso sobre una mesa. Se sienta con la despreocupación de una musa renacentista, cruzando las piernas mientras saca su esmalte negro.
Dices con acento Turinés, "Gemma, No te muevas."
Gemma obedece de inmediato, extendiendo las manos para que Vittoria le pinte las uñas.
de pronto el sonido de la puerta abriéndose de golpe corta el aire.
Camilo entra con una caja de terciopelo en la mano y una sonrisa de superioridad que no se molesta en ocultar.
—Para la reina del caos. —anuncia, abriendo la caja con un chasquido.
Dentro, un collar de Bulgari brilla bajo la luz del aula.
Vittoria lo observa sin tocarlo. Su expresión es indescifrable, una mezcla de diversión y desinterés.
Dices con acento Turinés, "Pero yo valgo más que piedritas brillantes, tesoro. "
Mirabella, desde su lienzo, apenas alza la vista de su pintura.
Mirabella dice con acento ferrarés, "Cuidado, Camilo. "
Mirabella comenta con su tono arrastrado.
Vittoria ríe, pero sus ojos se deslizan hacia la ventana.
Ella observa que En el jardín, Marcco camina con la cabeza baja, las manos en los bolsillos y la capucha de su sudadera cubriendo su rostro.
Su sonrisa se quiebra apenas un segundo. Lo suficiente para que Mirabella lo note.
Antes de que alguien diga algo, Vittoria se levanta.
Dices con acento Turinés, "Me aburrí."
Vittoria sale del aula sin mirar atrás.
Vittoria distraída camina hasta los baños de chicas.
El espejo refleja su imagen perfecta, pero Vittoria apenas se mira. Apoya la cadera contra el lavabo de oro falso y exhala el vapor de su cigarrillo electrónico. La esencia a cereza impregna el aire.
La puerta se abre y Gemma entra, con el collar de Camilo ya ajustado a su cuello.
Gemma dice con acento milanés, "—¿Por qué lo rechazaste?"
Gemma pregunta, divertida
Gemma dice con acento milanés, "¡Es un dios con billetera! "
Vittoria exhala una nueva nube de humo, sin prisa.
Dices con acento Turinés, "Porque Marcco rompería esa billetera... y a él. "
Mirabella entra detrás, limpiándose las manos manchadas de pintura roja.
Mirabella dice con acento ferrarés, "Lo dices como si de verdad te importara. "
Vittoria apaga el cigarro contra el lavabo, dejando una marca negra.
Dices con acento Turinés, "En esta vida, solo importa no aburrirse. "
Dices con acento Turinés, "Y marcco es el único que entiende eso. "
Su sonrisa vuelve, pero no llega a sus ojos.
Vittoria sale del baño dejando a sus amigas con la palabra en los labios.
Vittoria sale del instituto con un paso ligero, como si escapara de algo.
Las calles de Turín la reciben con el aroma del café y el sonido de autos y motos zumbando en la distancia.
para ella el instituto, con su caos y sus juegos de poder, queda atrás.
Vittoria camina sin prisa, dejando atrás los muros del instituto como quien se deshace de un abrigo incómodo. Su cabello dorado brilla bajo la luz del sol de media mañana, y sus gafas de sol reflejan los escaparates que pasa sin mirar.
El ruido del tráfico, el aroma del pan recién horneado y el café que emana de las pequeñas cafeterías se mezclan en una sinfonía caótica que le resulta extrañamente reconfortante.
Cruza una calle sin preocuparse por los autos que pitan a su paso. En su mundo, el tiempo y las reglas siempre se han doblado a su favor.
—Signorina, tenga más cuidado. —murmura un anciano desde su puesto de periódicos.
Ella le dedica una sonrisa breve y sigue caminando.
Empuja la puerta de vidrio de una pequeña cafetería en una esquina discreta. Es un lugar viejo, con estanterías de madera oscura y aroma a espresso fuerte. Un refugio de otro tiempo, alejado de la ostentación de los sitios que suele frecuentar.
El barista, un hombre de cabello canoso y delantal beige, la reconoce y asiente sin necesidad de palabras.
Dices con acento Turinés, "Un macchiato, sin azúcar."
Él se gira sin preguntar más, acostumbrado a su rutina. Vittoria se desliza hasta una mesa junto a la ventana, cruzando las piernas con elegancia y apoyando el codo en el respaldo de la silla.
Saca su teléfono, revisa mensajes sin responder de Gemma, Mirabella y, para su sorpresa, uno de Camilo.
—Aburrido, —murmura para sí misma, deslizándolos sin abrir.
Cuando el café llega, lo envuelve con ambas manos. El calor le reconforta los dedos, aunque su mente está lejos de allí.
Vittoria piensa, qué difícil es sobre llevar una relasión normal, yo amo a Marcco, pero siento que no puedo, no puedo controlar mis inpulsos.
Antes de él, vastaba con una mirada probocadora para que terminara en baños de clubs con desconocidos.
Suspiras profundamente.
Vittoria sopla suavemente su macchiato antes de dar el primer sorbo. El amargor le raspa la lengua, pero no hace gesto alguno. Afuera, la ciudad sigue su curso, indiferente, y ella se sumerge en la comodidad de estar sola… hasta que una presencia interrumpe su burbuja.
—¿Puedo? —dice La voz profunda, con un acento extranjero difícil de ubicar.
Vittoria levanta la mirada con pereza. Frente a ella, un hombre que no reconoce. Alto, de mandíbula angulosa y ojos oscuros como un espresso bien cargado. No parece un turista, pero tampoco pertenece al caos habitual de Turín.
Ella apoya la cucharilla en el platillo y entrecierra los ojos tras sus gafas de sol.
Dices con acento Turinés, "¿Siempre te sientas sin invitación?"
el joven dice, "Solo cuando hay alguien interesante en la mesa."
Vittoria sonríe, ladeando la cabeza con fingida indiferencia. Su piel se eriza ante la seguridad con la que él se mueve, como si todo a su alrededor le perteneciera.
Su mirada la recorre, pero no con la obviedad burda de los hombres que la rodean a diario. Hay algo afilado en su forma de observarla, algo que la reta sin necesidad de palabras.
Dices con acento Turinés, "—Espero no decepcionarte."
El joven dice, "Difícilmente lo harías."
el joven dice, Tienes el porte de una reina, pero la mirada de alguien que quiere escapar. —Su tono es tan casual que casi parece un comentario sobre el clima.
Vittoria juguetea con el asa de su taza. No le gusta que la lean tan fácilmente.
Dices con acento Turinés, "—¿Y tú qué eres? ¿Un psicólogo de café?"
El joven dice, "Solo alguien que sabe reconocer el aburrimiento cuando lo ve. "
Ella deja escapar una risa breve. Apoya un codo en la mesa, inclinándose apenas hacia él.
Dices con acento Turinés, "¿Y qué sugieres para… entretenerme?"
El desconocido sonríe, lento, como si ya hubiera previsto la pregunta. Se inclina lo justo para que su perfume —mezcla de madera y tabaco— roce su piel.
el joven dice, "Déjame mostrarte. "
Vittoria se deja guiar sin dudar, con pasos felinos, hasta la puerta trasera del café, donde un pasillo angosto la separa de los baños privados. Él no pregunta, y ella no se detiene.
El mármol rosa del baño refleja la escena en fragmentos dorados. Vittoria observa su propio reflejo en el espejo ornamentado, con una sonrisa torcida, una que no alcanza sus ojos. La mano del joven se desliza bajo su vestido negro de cuello alto, su aliento cálido choca contra su piel mientras sus labios rozan su clavícula.
Ella debería detenerlo. Debería pensar en Marcco. Pero el placer del peligro es más fuerte que la culpa.
Dices con acento Turinés, ""No me hagas perder el tiempo, amico.""
El joven sonríe con suficiencia, tomándola de la cintura para girarla y pegarla contra el lavabo de mármol frío. La espalda de Vittoria se arquea cuando él sube su vestido con dedos hábiles, deslizando la tela como si fuera un secreto compartido.
Él susurra contra su oreja, con una voz que apenas es un murmullo:
"Sabía que te gustaban el sexo con desconocidos.""
Vittoria cierra los ojos mientras su pulso se acelera. Su lencería de encaje negro es empujada a un lado con la impaciencia de alguien que no busca ternura, solo posesión momentánea. El sonido del cinturón desabrochándose la devuelve al presente, pero no lo suficiente como para retroceder.
Se aferra al borde del lavabo cuando él la penetra con un movimiento rápido y certero. El jadeo que escapa de sus labios es ahogado por su propia mano. Nadie debe oír. Nadie debe saber.
El ritmo es frenético, mecánico, vacío. Justo como a ella le gusta cuando quiere olvidarse de sí misma. Pero en cada embestida, no es el hombre detrás de ella a quien imagina. Es a Marcco, con su rabia contenida, con su manera de mirarla como si la odiara y la adorara en la misma intensidad.
El joven muerde su hombro, pero Vittoria no siente nada.
Él dice entre susurros:
"Dime que te gusta..."
Dices con acento Turinés, ""Mmmh... sí." "
Para ella decir eso es Una mentira fácil.
Los azulejos fríos contrastan con el calor de la transgresión. Sus uñas arañan la superficie del lavabo cuando el placer llega, rápido y sucio, como un disparo silencioso. Él termina con un gruñido ahogado contra su cuello y se aparta, subiendo la cremallera de su pantalón con la satisfacción de alguien que cree haber ganado algo.
Vittoria se sube la ropa sin prisa, con la elegancia cruel de quien no da las gracias. Se mira en el espejo de nuevo, limpiando con el pulgar la leve mancha de lipstick en la comisura de sus labios. No hay emoción en su reflejo. Solo un vacío familiar.
El joven se apoya contra la puerta, arreglándose la camisa con una sonrisa de suficiencia.
Él dice con acento turinés:
"Si alguna vez te aburres de tu vida... ya sabes dónde encontrarme.""
Vittoria le lanza una mirada felina antes de pasar junto a él, sin molestarse en responder. No necesita recordatorios de que ha sido infiel.
El aire frío la golpea al salir del café, pero no lo suficiente para borrar la sensación de manos extrañas en su piel. Prende su cigarro electrónico y exhala el humo de cereza con la indiferencia de quien acaba de cometer otro error y ya se ha acostumbrado a vivir con ellos.
Camina sin rumbo fijo, las luces de la ciudad reflejándose en sus gafas de sol.
El problema de amar a alguien como Marcco es que nunca es suficiente. Y el problema de ser alguien como Vittoria… es que nunca deja de buscar la forma de autodestruirse.
El aroma a salsa boloñesa y albahaca fresca llena el aire del apartamento Bittali. Las luces cálidas de la lámpara colgante proyectan un brillo dorado sobre la mesa de madera, decorada con sencillez: una botella de vino tinto, copas finas, y platos de cerámica blanca que contrastan con el rojo intenso de la salsa.
Vittoria está sentada a mi lado, radiante en su vestido rojo ajustado. Su piel de marfil resplandece bajo la luz tenue, y sus ojos esmeralda parecen aún más brillantes. Su mano descansa sobre la mía bajo la mesa, un gesto cariñoso que no logra calmar la inquietud que se agita en mi interior.
ADRIANA: (con una sonrisa cálida)
Adriana dice con acento turinés, "Vittoria, querida, la salsa te ha quedado deliciosa. No sabía que tenías talento para la cocina. "
VITTORIA: (con una sonrisa dulce, jugando con su tenedor)
Vittoria dice con acento Turinés, "Oh, signora Adriana, es una receta de mi Nana. En casa siempre cocinábamos juntas. Me alegra que le guste."
Adriana asiente, sus ojos llenos de una amabilidad casi maternal. Es extraño ver a mi madre tan complaciente con Vittoria, después de la tensión de hace unas semanas. Mi padre, Antonio, por otro lado, se mantiene silencioso, observando con una mezcla de desconfianza y miedo.
ANTONIO: (mirando fijamente su plato)
Antonio dice con acento turinés, " —¿Y qué tal las clases, Vittoria? ¿Te estás adaptando bien a ir en el auto poco lujoso de mi hijo al instituto?. "
Vittoria asiente con naturalidad.
Vittoria dice con acento turinés, "Sí, signor Antonio. Aunque lo que si me cuesta un poco adaptarme a las reglas… soy más de romperlas."
La respuesta, acompañada de una sonrisa traviesa, provoca una risa forzada de mi madre y una mueca de incomodidad en mi padre. Sé que su humor no es casual; Vittoria siempre sabe cómo provocar a la gente.
Tomo un sorbo de vino, intentando disimular mi incomodidad. Bajo la mesa, ella aprieta mi mano suavemente, como si quisiera decirme algo que no puede expresar en voz alta.
ADRIANA: (cambiando de tema)
Adriana dice con acento turinés, "Marco, cuéntanos más sobre tus proyectos. Últimamente estás muy enfocado en tu trabajo de desarrollo, ¿no es así?"
Antes de que pueda responder, Vittoria se adelanta.
VITTORIA: (con tono orgulloso)
Vittoria dice con acento turinés, " —¡Marco es un genio! Está trabajando en un sistema que podría revolucionar la seguridad informática. Siempre está varios pasos adelante."
Mi madre sonríe, pero mi padre frunce el ceño, aún desconfiando.
ANTONIO: (con frialdad)
Antonio dice con acento turinés, "Eso está muy bien, pero espero que también se concentre en sus estudios. No todo en la vida es hackear, ¿verdad?"
La palabra “hackear” cae con una aspereza evidente, casi como una acusación. Vittoria apenas reacciona; simplemente me mira con una expresión que no logro descifrar.
La tensión se espesa en el aire. Para romperla, mi madre se levanta y sirve el postre: un tiramisú casero, cubierto con cacao en polvo.
ADRIANA: (sirviendo con delicadeza)
Adriana dice con acento turinés, "Espero que te guste. Es la receta de la abuela de Marcco."
Vittoria se inclina hacia mí, su aliento frío a menta me hace estremecer.
VITTORIA: (susurrando al oído)
Vittoria susurra a Marcco, " —¿Te gusta?"
Su voz es suave, casi seductora, pero hay algo en su tono que me inquieta.
dices con acento turinés, "Está delicioso."
El sabor dulce del tiramisú no logra calmar la amargura de la duda que se instala en mi mente. ¿Qué es lo que está ocultando?
Mientras mastico la pasta y observo a Vittoria, noto una frialdad en su mirada. Esa misma frialdad que tenía la noche del club, antes de que todo se saliera de control.
Cuando la cena termina, Vittoria se despide con cortesía. Besando la mejilla de mi madre y dedicando un gesto apenas perceptible a mi padre. Todo parece estar bien… demasiado bien.
La cena ha terminado, pero el eco de la conversación aún resuena en mi cabeza. El perfume de Vittoria se mezcla con el aroma residual de la albahaca y el vino. Aquí, en la intimidad de nuestra habitación, las sonrisas ensayadas y las palabras medidas ya no tienen lugar.
Ella se desliza fuera de sus tacones con elegancia, dejándolos a un lado mientras se sienta en el borde de la cama. Su vestido rojo sigue abrazando su figura como una segunda piel, pero su postura ha cambiado. Su seguridad inquebrantable ahora parece un disfraz mal ajustado.
Me quedo de pie, apoyado contra la puerta, con los brazos cruzados. Mis ojos la recorren, pero no como antes. Ahora la observo como si intentara descifrar un enigma.
Dices con acento Turinés, "—La cena fue… interesante."
VITTORIA: (sonríe con un deje de picardía, jugando con un mechón de su cabello)
Vittoria dice con acento turinés, "Oh, ¿sí? A mí me pareció encantadora. Tu madre ha sido adorable conmigo."
Marcco arquea una ceja, notando la elección de sus palabras.
Dices con acento Turinés, "—Mi madre está encantada contigo. Mi padre, en cambio…"
VITTORIA se encoge de hombros, exhalando con desinterés
Vittoria dice con acento turinés, "Tu padre me teme. Es comprensible."
Vittoria se parte de risa.
Marcco dando un paso hacia ella, con un tono más firme
Dices con acento Turinés, "—¿Y debería hacerlo?"
Vittoria sonríe, pero no responde de inmediato. Se levanta con lentitud, acercándose hasta quedar apenas a centímetros de mí. Sus manos, suaves y frías, se deslizan sobre mi pecho. Su perfume es embriagador, pero mi mente se mantiene alerta.
VITTORIA: (con voz seductora, mirándome con intensidad)
Vittoria dice con acento turinés, "¿De verdad quieres hacerme esa pregunta, amore?"
Su aliento, con el sutil rastro de la menta, me golpea de lleno. Un detalle insignificante… o tal vez no.
Marcco frunce el ceño, apartándose ligeramente.
Dices con acento Turinés, "No es la única pregunta que tengo."
Vittoria ladea la cabeza, estudiándome como si yo fuera el problema. Luego suelta una risita suave, casi burlona, mientras se gira para servirse un poco más de vino.
VITTORIA: (con fingida inocencia)
Vittoria dice con acento turinés, "Siempre tan desconfiado."
Dices con acento Turinés, "—Dime la verdad. ¿Con quién estuviste antes de venir aquí?"
El aire se tensa. La pregunta queda flotando en el espacio entre nosotros. Vittoria se detiene a medio movimiento, su copa de vino a medio camino de sus labios. Su sonrisa se desvanece por un instante, pero se recupera con rapidez.
VITTORIA: (fingiendo confusión)
Vittoria dice con acento turinés, "¿De qué hablas caro mio?
Dices con acento Turinés, "—No hueles a tu perfume habitual. No masticas menta. Y tu forma de actuar… es demasiado perfecta. Como si quisieras asegurarte de que todo se viera bien."
Ella deja la copa sobre la mesa con un leve "clink". Sus ojos esmeralda, normalmente llenos de picardía, ahora se tornan afilados como cuchillas.
VITTORIA (cruza los brazos, con un dejo de desafío)
Vittoria dice con acento turinés, "¿Y si no te gusta cómo actúo, amore, por qué sigues aquí?"
Marcco dando un paso al frente, con voz baja pero firme
Dices con acento Turinés, "Porque quiero la verdad."
Vittoria suspira, pero no de la forma usual. Hay algo más en su expresión… algo que no es ni burla ni coquetería. Se muerde el labio inferior, dudando.
VITTORIA: (baja la mirada por un segundo, luego la levanta con decisión)
Vittoria dice con acento turinés, "No hice nada malo."
Dices con acento Turinés, "Eso no es una respuesta."
Ella sonríe de nuevo, pero esta vez es una sonrisa vacía. Da un paso hacia mí y desliza los dedos por mi cuello, sujetándome con suavidad.
VITTORIA: (susurrando, con un dejo de melancolía)
Vittoria susurra, "Si supieras todo de mí, tal vez ya no querrías seguir aquí."
Marcco tomando su mano con firmeza
Dices con acento Turinés, "—Prueba a contarme y veamos qué pasa."
Vittoria exhala, y por un instante, parece que está a punto de decir algo. Algo real. Pero entonces se aparta, recogiendo su copa de vino otra vez, bebiendo lentamente como si así pudiera disipar sus pensamientos.
Vittoria deja la copa de vino sobre la mesa con un suave tintineo. Se acerca a mí, su cuerpo rozando el mío, y me rodea el cuello con sus brazos, sus dedos acariciando mi nuca. Su perfume, una mezcla de menta y algo más, algo indefinido y excitante, me envuelve. Sus ojos esmeralda, antes llenos de desafío, ahora brillan con una intensidad que me deja sin aliento.
Vittoria dice con acento turinés, "—Amore… ¿por qué estás tan preocupado? ¿Acaso dudas de mi amor?" Su voz es un susurro, una caricia en mi oído. Sus dedos se deslizan por mi pecho, trazando un camino hacia mi abdomen. Su toque es ligero, pero electrizante.
Ella se inclina, sus labios rozando mi oreja, su aliento cálido contra mi piel. "No me hagas sentir que tengo que justificar mis acciones," susurra, su voz llena de una sensualidad que me desarma. Sus manos se mueven con una destreza que me hace olvidar, aunque sea por un momento, mis sospechas.
Sus dedos se desabrochan mi camisa, con lentitud, con una precisión que me hace estremecer. Sus labios se posan en mi cuello, dejando un rastro de fuego en mi piel. Su cuerpo se presiona contra el mío, su calor envolviéndome. La tensión sexual entre nosotros es palpable, una fuerza que nos atrae el uno al otro a pesar de la duda que me corroe.
Sus manos se mueven con una precisión que me deja sin aliento. Desabrocha mi pantalón, y sus dedos se deslizan por mi piel, explorando, descubriendo. Su toque es suave, pero firme, lleno de una sensualidad que me hace perder el control. Sus labios se posan en los míos, un beso profundo y apasionado que me hace olvidar todo lo demás.
El roce de la seda de su vestido contra mi piel me envía un escalofrío que recorre mi espina dorsal. El aroma a menta de su aliento se mezcla con el olor a su perfume, una fragancia dulce y embriagadora que me embriaga. Sus dedos, fríos al principio, se vuelven cálidos al contacto con mi piel, despertando una sensación de hormigueo que se extiende por todo mi cuerpo. Siento la suavidad de su pelo contra mi mejilla, la firmeza de sus muslos contra los míos.
Sus labios se mueven con una precisión exquisita, explorando cada centímetro de mi boca, saboreando, succionando, dejando un rastro de fuego en mi lengua. El sabor a menta se mezcla con el sutil gusto a vino tinto que aún persiste en sus labios, un sabor que me resulta tan excitante como misterioso. Siento la aceleración de mi pulso, el latido frenético de mi corazón, el calor que se propaga por mis venas como una corriente eléctrica.
En los ojos de Vittoria veo una mezcla de deseo y cálculo. Su mirada es intensa, penetrante, pero también hay un atisbo de ansiedad, de inseguridad. Sé que ella está jugando un juego, que está usando su sensualidad para desviar mi atención, para evitar que le haga más preguntas. Pero al mismo tiempo, siento que hay algo más, una vulnerabilidad que se esconde tras su máscara de seguridad.
La pasión se apodera de nosotros, un torbellino de besos, caricias y gemidos. Nos movemos juntos, en un baile de deseo y entrega, olvidando, aunque sea por un momento, nuestras dudas y nuestros miedos. Pero en el fondo de mi mente, la semilla de la sospecha sigue creciendo, una semilla que amenaza con romper la superficie de nuestro placer y destruir todo lo que hemos construido.
El sol de la tarde se filtra a través de los grandes ventanales de vidrio de la heladería, bañando el interior con una luz dorada. El lugar está lleno de vida: niños saboreando conos de colores, parejas compartiendo una copa de helado, y el suave murmullo de conversaciones entremezclándose con la música ambiental.
Vittoria llega tomando a marcco de la mano y mira los cono de helado.
Dices con acento Turinés, "de cioccolato quiero caro mio"
Marcco le sonríe al llegar al lugar
Marcco dice con acento turinés, "vale, quieres que yo te lo pida?"
Asientes afirmativamente.
Vittoria le da un pequeño beso tierno en los labios y dice que sí.
Marcco asiente afirmativamente.
Marcco dice con acento turinés, "con chispas?"
Dices con acento Turinés, "sí muchas. "
Sonríes.
Dices con acento Turinés, "nada mejor que il cioccolato de turín caro mio."
A Marcco le entregan el helado que pidió.
Marcco Vitali te da una copa de helado de chocolate con chispas de chocolate formando estrellas.
Vittoria mira el helado.
Sonríes.
Dices con acento Turinés, "ay amoore"
Marcco sonríe.
Dices con acento Turinés, "bello!"
Marcco sonríe.
Marcco dice con acento turinés, "gracie"
Besas a Marcco.
Dices con acento Turinés, "tú que pedirás?. "
Marcco la mira pensatibo
Marcco niega con la cabeza.
Marcco dice con acento turinés, "no tengo"
Vittoria se acordó de Mássimo al hablar del chocolate.
Dices con acento Turinés, "no tienes qué?"
Marcco dice con acento turinés, "idea, amore"
Sonríes.
Marcco se ríe suavemente
Dices con acento Turinés, "veamos, entonces comerás lo que yo te dé. "
Vittoria mira a marcco travieza.
Marcco asiente afirmativamente.
Murmuras con acento Turinés, "eso suena interezante caro mio. "
Marcco suspira profundamente.
Marcco niega con la cabeza.
Vittoria se acerca a él mordiéndose los labios.
Marcco le sonríe mientras niega con la caveza
Sonríes.
Vittoria le da la copa y se acerca al mostrador.
Espera un momento mientras preparan tu pedido...
Sacas tu tarjeta y pagas 20.5 euros.
Te entregan el helado que pediste. ¡Que lo disfrutes!
Vittoria le convida a Marcco, una copa de helado de Jiandufa y vainilla con chispas de colores que en conjunto forman circuitos de computadora .
Marcco sonríe.
Marcco dice con acento turinés, "que creatíva"
Marcco dice con acento turinés, "devería dejar de hakear y mejor ser programador de juegos, y hacerte tu juego de jelattos, amore"
Te partes de risa.
Coges la cucharita y saboreas una copa de helado de chocolate con chispas de chocolate formando estrellas
Dices con acento Turinés, "—Mmm… Perfetto."
Marcco Vitali coge una cucharita y saborea una copa de helado de Jiandufa y vainilla con chispas de colores que en conjunto forman circuitos de computadora .
Marcco Vitali coge una cucharita y saborea una copa de helado de Jiandufa y vainilla con chispas de colores que en conjunto forman circuitos de computadora .
Marcco asiente afirmativamente.
Ambos salen a la pequeña terraza de la heladería, donde unas pocas mesas están ocupadas por otras parejas y familias. Se sientan en una mesa junto a la ventana, la brisa de la tarde acariciando sus rostros.
Marcco se cienta frente a vittoria
Suspiras profundamente.
Dices con acento Turinés, "a mi padre le gusta ese cioccolato..."
Marcco dice con acento turinés, "que no es tu padre quien se adueño de la produxión de ese chocolate?"
Asientes afirmativamente.
Coges la cucharita y saboreas una copa de helado de chocolate con chispas de chocolate formando estrellas
Marcco estira una mano, acariciando la hermosa cavellera de vittoria
Marcco suspira profundamente.
Marcco Vitali coge una cucharita y saborea una copa de helado de Jiandufa y vainilla con chispas de colores que en conjunto forman circuitos de computadora.
Vittoria sonríe enamorada
Dices con acento Turinés, "sabes queextraño amore, que vallamos a las carreras de moto como antes en la maadrugada, cuando me escapava por la ventana de la casa. "
Sonríes.
Marcco se pone algo serio
Marcco recuerda las carreras, cerrando los ojos un momento.
Marcco suspira profundamente.
Dices con acento Turinés, ""en una de esas carreras nos conocimos, recuerdas?""
Marcco Recuerda el día con bastante precisión. En aquella ocasión, había tenido una discusión bastante fuerte con su padre y, para variar, su madre había acabado llorando. Marcco salió en aquella carrera junto con sus amigos y, en aquella ocasión, conoció a Vittoria. Llevaba un vestido de color lila ajustado a su cuerpo; era sensual y, simplemente, su presencia mataba, y llamaba la atención de todos.
Coges la cucharita y saboreas una copa de helado de chocolate con chispas de chocolate formando estrellas
buenanotte. Dijo Marco una vez que ella se le acercó.
Marcco asiente afirmativamente.
Marcco dice con acento turinés, "sí, lo recuerdo"
Dices con acento Turinés, "Yo había hido con Gemma, que se la pasaba quejándose de queese no era lugar parachicas de nuestra clase, y me jor le dije que se largara y que era niña mimada."
Sonríes.
Dices con acento Turinés, "y tú estabas tan hermoso caro mio, el mejor corredor de motos. "
Vittoria sonríe seductora mientras recuerda como se calentó aquella noche viendo a marcco
Coges la cucharita y saboreas una copa de helado de chocolate con chispas de chocolate formando estrellas
Coges la cucharita y saboreas una copa de helado de chocolate con chispas de chocolate formando estrellas
Marcco sonríe.
Marcco asiente afirmativamente.
Marcco dice con acento turinés, "lo recuerdo"
Marcco dice con acento turinés, "eran muchos los que querían que gemma se fuera"
Te partes de risa.
Marcco se ríe recordando
Dices con acento Turinés, "así, y eso por qué lo dices amore. "
Marcco dice con acento turinés, "por que algunos con los que fuí aquella noche me lo dujeron"
Te partes de risa.
Dices con acento Turinés, "Tan mal estuvo?"
Sonríes.
Marcco dice con acento turinés, "principalmente por que no soportavan sus quejidos y su voz chillona. "
Te partes de risa.
Marcco se parte de risa.
Dices con acento Turinés, "Gemma no te soporta. Siempre dice que te deje, aunque yo creo que tú le gustas. "
Marcco se pone algo cerio
Marcco niega con la cabeza.
Marcco dice con acento turinés, "no creo, tu sí?"
Asientes afirmativamente.
Dices con acento Turinés, "pero tu sei mio. "
Coges la cucharita y saboreas una copa de helado de chocolate con chispas de chocolate formando estrellas
Marcco sonríe.
Marcco dice con acento turinés, "no tengo ojos para nadie mas, vittoria"
Vittoria sonríe emmosionada por esas palabras, a la vez se siente mal, de no poderse controlar y ser con lui la peor novia.
Marcco dice con acento turinés, "y tú, vittoria?"
Marcco la mira a los ojos
Dices con acento Turinés, "io ti amo"
Marcco la mira a los ojos
Marcco no aparta su mirada
Dices con acento Turinés, "desde que pasó lo de la fiesta del club y todo esto creo que nos emos unido más. "
Marcco asiente afirmativamente.
Dices con acento Turinés, "No quería perderte y cuando mi padre se quería desquitar contigo, me asusté mucho. "
Coges la cucharita y saboreas una copa de helado de chocolate con chispas de chocolate formando estrellas
Te terminas una copa de helado de chocolate con chispas de chocolate formando estrellas.
Marcco La mira a los ojos con suma atención, en su mirada de amor, mucho amor, y una fe en ella casi ciega. Pero también hay duda, hay incertidumbre en su mirada, y se nota. Tal vez no a simple vista, pero es notorio.
Vittoria se termina el helado y se levanta a besarlo con amor y deseo.
Marcco la recive en sus brazos, embriagándose de su perfume.
Besas a Marcco.
Marcco La abrazaba con mucho amor, con ternura y con algo de deseo también, pero no podía contener ni evitar la duda que sentía, la incertidumbre, la pregunta de si realmente le era fiel, si de verdad lo amaba.
Vittoria en sus brazos se siente segura. Pero con el miedo constante a que él la descubra en alguno de esos encuentros vasíos y destructivos con desconocidos que solo la usan.
Marcco suspira profundamente.
Dices con acento Turinés, "caro mio"
Besas a Marcco.
Marcco dice con acento turinés, "amore mio"
Dices con acento Turinés, "entonces cuando volbemos a las carreras?"
Marcco niega con la cabeza.
Vittoria se acomoda mejor en sus brazos.
Marcco dice con acento turinés, "no pienso hacerlo, vittoria"
Dices con acento Turinés, "aay por qué amoore."
Marcco dice con acento turinés, "por que tengo que consentrarme en lo que hago. además, para que quieres regresar?"
Marcco la mira con duréza
Vittoria baja un poco la mirada.
Dices con acento Turinés, "Pués desde que vivimos juntos ya no salimos de noche caro mio"
Marcco dice con acento turinés, "pero para que quieres salir, amore"
Marcco trata de sonar relajado
Dices con acento Turinés, "Eso me gusta y lo sabes amoore. "
Besas a Marcco.
Marcco dice con acento turinés, "a otro lado si quieres vittoria. "
Suspiras profundamente.
Dices con acento Turinés, "a las discotecas?"
Marcco se levanta molesto
Marcco dice con acento turinés, "quieres que todos te vean vittoria?"
Marcco la mira molesto a los ojos
Marcco dice con acento turinés, "eso quieres?"
Vittoria se intimida un poco por el tono de marcco.
Niegas con la cabeza.
Dices con acento Turinés, "Deja tus celos caro mio."
Marcco la fulmína con la mirada
Marcco dice con acento turinés, "has lo que quieras, vittoria"
Niegas con la cabeza.
Marcco se da la vuelta
gritas: "karo mio ven "
Vittoria sale de traz de marcco.
Marcco camina molesto por el lugar
Vittoria le da alcance y lo abraza.
Dices con acento Turinés, "per que no Entiendes que ti amo"
Marcco grita: "por que no lo parece!"
Observas un Dron cruzar toda la ciudad.
Marcco grita: "por que parese que siempre buscas a otros vittoria!"
Suspiras profundamente.
Marcco dice con acento turinés, "vete"
Dices con acento Turinés, "estoy haciendo lo que puedo para controlarme caro mio, y te consta no seas injusto y me grites."
Marcco la mira lleno de celos
algunos chicos miran a vittoria con lujuria por el vestido negro corto ajustado que lleva puesto.
Marcco dice con acento turinés, "míra lo que estás pidiendo, vittoria, y estoy seguro como vas a ir vestida"
uno de ellos se acerca por detrás a vittoria sin que se de cuenta
Dices con acento Turinés, "Solo quiero que retomemos lo que hacíamos antes de que mi padre me hechára de casa."
Dices con acento Turinés, "juntos, como antes ívamos a todos lados."
El chico se acerca por detrás a Victoria, rozando ligeramente su trasero con una de sus manos. Se acerca más, mientras pone rostro de preocupación fingida. Y pregunta: ¿está todo bien por aquí?.
Marcco dice con acento turinés, "a las carreras, a discotecas, en cerio?"
Vittoria mira al chico y dice que sí con la cabeza.
el chico sigue tocando, finjiendo afirmar con la caveza
Vittoria se aleja antes que marcco lo vea.
Dices con acento Turinés, "bene, vamos a casa mejor. "
Vittoria suspira triste y busca la mano de marcco.
El chico, en un movimiento rápido para pasar desapercibido, mete la mano debajo del vestido de Victoria y acaricia y pellizca en un movimiento rápido, antes de pasarles por un lado.
Vittoria se sonroja un poco pero trata de calmarse.
Dices con acento Turinés, "ven. "
Vittoria le da un beso a marcco que la mira furioso.
Besas a Marcco.
Marcco niega con la cabeza.
Marcco no le dice nada, y se aleja de ella
Marcco no corresponde el beso y se aleja mas
Marcco dice con acento turinés, "vámonos ya!"
Marcco Vitali ha llegado.
Abres una de las puertas de Ferrozzi Meetou
Marcco entra en Ferrozzi Meetou.
Ves un vehículo con los cristales normales, sistema para bajar las ventanillas y el panel de control que contiene los indicadores para medir velocidad, distancia recorrida, y nivel de combustible frente al puesto del conductor. También está el panel de instrumentos del coche y unidas al volante, las palancas de cambio y de activación del limpiaparabrisas. Hacia el centro puedes ver los mandos para la calefacción, el aire acondicionado y la radio. Del lado derecho está la guantera y sobre esta, igual que del lado izquierdo, un conducto de ventilación. La tapicería de todos los asientos es de cuero, a juego con el color de la carrocería. Además, incorpora transmisión automática de múltiples velocidades para adaptarse a diversas condiciones de manejo, equipamiento tecnológico avanzado, como sistemas de navegación, cámaras de visión trasera, asistentes de conducción, y opciones de acabados y materiales de alta calidad.
Te encuentras con Marcco Vitali.
No ves salidas en este lugar.
Cierras el vehículo.
Vittoria se sienta en el copiloto con el rostro cerio y triste.
Marcco Arranca el motor rápidamente y sale del lugar a alta velocidad.
Dices con acento Turinés, "Oye, no es justo que salgamos a comer gelatto y terminemos el día así. "
Marcco dice con acento turinés, "no es justo?"
Marcco dice con acento turinés, "entonses lo justo es que axeda a todo lo que me pides y quieras exivirte?"
Marcco la mira furioso
Dices con acento Turinés, "No me gusta que me grites y peleemos así"
Marcco dice con acento turinés, "si quieres te llebo a las malditas carreras"
El vehículo se detiene al llegar a su destino.
Niegas con la cabeza.
Dices con acento Turinés, "te quier a tí."
Marcco la mira con mucha dureza.
Vittoria aprovechando que marcco apagó el auto se trepa sobre él.
Marcco dice con acento turinés, "demuéstralo..."
Dices con acento Turinés, "sono tuya. "
Marcco suspira profundamente.
Vittoria le acarici el pecho mientras lo besa amorosa y con pasión.
Marcco la apárta rápidamente, de forma un poco mas trankila, pero mostrando su molestia.
Vittoria tiene miedo de perder al único que la ama como es.
Marcco suspira profundamente.
Vittoria Siente que le está costandro trabajo mantener una relasión ceria. Pero no puede vivir sin él, sin su mirada furiosa y su toque dulce.
Dices con acento Turinés, "No sigamos así caro mio. "
Marcco dice con acento turinés, "no me pídas que se me quite el enojo de la nada vittoria"
Marcco suspira profundamente.
Suspiras profundamente.
Marcco la mira de vez en cuando de reojo, no sabe qué sentir. La molestia persiste, y más el enojo. La verdad, siente que todo apunta a que realmente lo que busca es exhibirse, ir a lugares públicos donde todos la vean, y eso le genera más dudas, más molestia, más incertidumbre. Ya no está tan convencido de que realmente esto pueda funcionar, pero sabe que no puede estar sin ella.
Dices con acento Turinés, "mañana tienes clases?"
Marcco asiente afirmativamente.
Vittoria lo mira cariñosa.
Besas a Marcco.
Marcco suspira profundamente.
Dices con acento Turinés, "subamos entonces, durmamos para quedescaances caro mio. "
Marcco asiente afirmativamente.
Marcco Vitali entra en la torre.
Te encuentras con Marcco Vitali .
Salidas visibles: fuera
el portero te mira disimuladamente
Pulsas el botón del elevador y este se pone en movimiento.
El ascensor de la Torre llega y las puertas se abren.
Marcco entra en El ascensor de la Torre.
entras en El ascensor de la Torre.
Al ingresar al ascensor, puedes ver tu reflejo en el espejo de medio cuerpo que se encuentra colocado en la pared posterior de la cabina. Si giras 180 grados, del lado derecho observas el tablero con los botones, los cuales van enumerados agrupando los números pares en la primera columna y los impares en la segunda. Sobre el tablero, una pequeña pantalla digital indica el número de planta, el ascenso y el descenso, mediante una flecha apuntando hacia arriba o abajo según sea el caso. Este ascensor te permitirá acceder a las diferentes plantas del edificio, Teclea 'ir' para acceder al menú de plantas.
Te encuentras con Marcco Vitali .
No ves salidas en este lugar.
El ascensor cierra las puertas y se pone en marcha.
El ascensor de la Torre para en La planta número 2 y las puertas se abren.
sales del elevador.
La planta número 2
Ves 2-A de color violeta, 2-B, 2-C de color verde azulado, 2-D de color crema claro, 2-E, 2-F de color índigo, 2-G de color azul, 2-H de color gris perla, y El ascensor de la Torre de Madrid aquí.
No ves salidas en este lugar.
Marcco abandona El ascensor de la Torre.
Marcco abre la puerta de su casa.
Marcco entra en apartamento bittali.
Entras en la casa.
apartamento bittali de color índigo
El vestíbulo da la bienvenida con un suelo de baldosas de terracota en tonos cálidos, acompañado de paredes pintadas en beige con detalles en estuco blanco. Un perchero de madera oscura tallada y un banco tapizado en terciopelo verde oliva ofrecen comodidad y funcionalidad. La sala de estar se abre con una luz natural que entra a través de grandes ventanas con cortinas de lino en un tono crema suave. El mobiliario incluye un sofá en forma de "L" tapizado en gris claro, decorado con cojines en tonos mostaza y azul cobalto. Una mesa de centro de madera oscura con bordes curvados añade un toque clásico, mientras que una alfombra persa en tonos neutros completa el espacio. En una esquina, una estantería de hierro forjado y madera expone libros y objetos decorativos de diseño turinés.
Ves Un juego de recibo clásico, Una mesita ratona clásica con Una lámpara de sal en forma de iceberg y Una fuente de bambú con tallas de madera con Una lámpara de sal en forma de iceberg y Una fuente de bambú con tallas de madera, Una chimenea decorativa de piedra, y Una marina de intenso azul con rociones de espuma blanca aquí.
Te encuentras con Marcco Vitali .
Salidas visibles: salon, cocina, terraza, despacho, baño, cuarto-sencillo, y habitacion-matrimonial
Cierras la puerta.
Un cuarto sencillo confortable. de color verde oscuro
La segunda habitación está diseñada para ser un espacio multifuncional, ideal para huéspedes o como área personal de los miembros de la familia. Las paredes están pintadas en un tono blanco cálido, mientras que una pared de acento luce un papel tapiz con un sutil patrón geométrico en beige y gris.
Marcco Vitali ha llegado.
Dices con acento Turinés, "menos mal ya están durmiendo."
Sonríes.
Marcco asiente afirmativamente.
Besas a Marcco.
Vittoria se separa y se desviste para ponerse una pillama de seda con dibujos de estrellas.
Marcco se desviste y sin decirle nada se acuesta en la cama
Marcco se tumba en la cama a descansar.
Vittoria sale del baño y mira a marcco con cierta tristeza, quisiera poder hacerlo feliz del todo, poder ser mejor que esta revelde ninfómana sin remedio
Vittoria se mete a la cama abrazándose a marcco aunque él no la toca.
Vittoria aburrida en la casa mirando su celular pensando inevitablemente a quien llamar. Marcco se la pasa metido en esa computadora y no me mira...
Vittoria mira su celular y busca algunos contactos.
Vittoria manda un mensaje a Américo.
ciao come estai, estai ocupado?
Américo, reunido con su grupete de amigos siente que el móvil le vibra en el bolsillo y lo saca.
Américo lee y sonríe socarrón, enseguida teclea una respuesta.
Per te Io nunca sono ocupado, bella.
Vittoria teclea la respuesta disumulando una sonrisa.
Voglio che ci vediamo
Américo sonríe abiertamente y responde de vuelta.
Adriana entra a la habitación buscando a marcco.
Adriana dice con acento turinés, "Marcco"
Marcco Escucha los tacones de su madre y, fastidiado, cierra la computadora. En su rostro se refleja algo de estrés, aunque finge una sonrisa para su mamá
Marcco dice con acento turinés, "si, mamá, ya boy"
Marcco suspira profundamente.
Vittoria mira a la señora de reojo y vuelgbe a su teléfono.
Adriana dice con acento turinés, "anda vamos que se nos hace tarde. "
Marcco Tras un largo suspiro, se levantó del escritorio donde estaba y, guardando su computadora, se acercó con lentitud hacia vittoria
Marcco dice con acento turinés, "amore, no tardo, sí"
Adriana Sale de la habitación.
Dices con acento Turinés, "encerio vas a ir?"
Marcco mira extrañado a vittoria
Marcco dice con acento turinés, "ya saves como es mi madre"
Vittoria bloquéa su teléfono.
Suspiras profundamente.
Marcco dice con acento turinés, "tratando de supuestamente, aliviar tenciones"
Dices con acento Turinés, "Yo quería salir. "
Dices con acento Turinés, "que saliéramos con Gemma, y bella. "
a marcco se le desvanese la falsa sonrisa del rostro
Marcco dice con acento turinés, "a donde"
Dices con acento Turinés, "no sé, estoy aburrida, pero te vas a ir. "
Dices con acento Turinés, "te espero "
Marcco dice con acento turinés, "podemos ir cuando vuelba"
Suspiras profundamente.
Dices con acento Turinés, "está bene."
Marcco murmura con acento turinés, "supongo..."
Marcco la mira raro, por alguna razón, se ciente algo incómodo
Marcco asiente afirmativamente.
Dices con acento Turinés, "ti amo caro mio "
Marcco dice con acento turinés, "espero no tardar vale"
Marcco dice con acento turinés, "ti amo"
Vittoria se levanta del sillón para despedirse con un beso.
Marcco te besa.
Besas a Marcco.
Sonríes.
Marcco sonríe.
Marcco Sale de la habitación, no sin antes voltearse ligeramente para observar a Vittoria por última vez.
Vittoria le lanza un beso travieza.
américo teclea con rapidez ante la perspectiva de darse un gustazo con la ragazza
Ci vediamo dove sempre, preziosa?
Vittoria levantándose del sillón para ir a su armario y buscar ropa sexi mientras responde: Sì, vieni a casa mia. Ti manderò l'indirizzo.
Sonríes.
Vittoria pienza,, Marcco tardará.
américo lee, se despide de los amigotes mientras teclea: Va bene, dammi la posizione. Arriverò in meno di quindici minuti, muoio dalla voglia di vederti, amore
Vittoria saca una lencería de encaje y sonríe mientras le manda la ubicación.
Américo escucha la notificación del móvil, registra la ubicación y sale a prisa en dirección a lo que considera una distracción más que entretenida.
Vittoria se mete a la ducha rápidamente y se queda en lencería y los labios rojos esperándo a Américo.
Suena el timbre de la puerta, quince minutos después.
Américo aguarda a que abran la puerta.
Vittoria sale de la habitación para abrir la puerta con una sonrisa seductora, lujuriosa en este momento no se permite pensar en nada más
Dices con acento Turinés, "ciao..."
Sonríes.
Américo, parado en el umbral, la mira de arriba abajo, con ganas de pegarle un bocado y comérsela entera.
américo le devuelve la sonrisa y se relame dándo un paso hacia ella.
Dices con acento Turinés, "ven amore. "
Américo se deja guiar por la chica.
Américo murmura: "sempre preciosa, piccola diabolessa"
Vittoria cierra la puerta de la casa y lleba al joven a la sala empujándolo al sofá.
Murmuras con acento Turinés, "¿Te gusta? "
Américo se deja caer con la chica sobre su regazo.
Américo asiente y lleva una mano a la nuca de vittoria para atraerla hacia sí y comerle la boca
Vittoria se entrega a los labios de américo besándolo apasionada.
Américo besa a la chica con avidez mientras le acaricia las nalgas
Vittoria pasa las manos por el pecho de américo acariciando algo anciosa.
Américo sube las manos hacia sus pechos y los pellizca como sabe que a ella le gusta.
Américo se traga los gemidos de vittoria y sigue acariciándole los pechos.
Vittoria gime moviéndose en círculos sobre él probocándolo.
Dices con acento Turinés, "Sai di cosa ho bisogno da te, amore."
"Américo extiende la caricia hacia las ingles de la chica y cuela los dedos bajo las tangas. Sonríe al sentirla ansiosa"
Américo comienza a provocarla jugando con sus dedos entre los pliegues algo húmedos.
Vittoria le desabrocha la camisa
Vittoria mueve las caderas buscando más contacto con sus dedos.
Américo eleva las caderas para rozar su pelvis y empujar sus dedos entre los pliegues resbaladizos.
CyberLife te desea que no te caigas.
Américo susurra: "voy a comerte entera, piccola diabolessa"
Américo la rodea con unbrazo por la cintura sin dejar de jugar con su clítoris, y la lleva bajo su cuerpo en el sofá.
Américo se quita la camisa y la mira con glotonería mientras le acaricia los pezones
Vittoria entre gemidos descontrolados le dice que si.
Américo le baja las tangas y se cierne sobre ella, besándole primero los pechos y descendiendo hacia su pelvis
Vittoria sabe que ya no hay vuelta atráz, debería detenerse pero ya no puede ni quiere.
Américo susurra: "voy a darme un festín contigo."
Américo saca la lengua y le da un mordisco en el monte de venus antes de lamerla de arriba abajo.
Vittoria acaricia el cabello de américo abriendo las piernas todo lo que puede para él.
Américo murmura: "Eso, diabolesa, entrégate al placer y te haré volar al infinito."
Sueltas un gemido.
Américo se dedica a besarle, lamerle y mordisquearle el clítoris como sabe que a ella la vuelve loca.
Américo introduce un dedo entre sus pliegues sin dejar de lamerle el clítoris.
Vittoria juega con sus pechos pellizcándose los pesones.
Vittoria grita de placer pidiendo más a américo.
"américo curva ligeramente el dedo buscando el punto preciso para estimularla y llevarla al orgasmo mientras sigue chupando con avidez."
CyberLife te desea que no te caigas.
Américo intensifica los movimientos de su lengua y los coordina con el dedo en respuesta a los gemidos y el cuerpo de la chica que se retuerce de placer bajo su boca.
Vittoria temblando violentamente y entre gritos de placer se corre en la boca de américo
américo saborea y disfruta del orgasmo de vittoria, pero quiere más.
CyberLife te desea que no te caigas.
Con rapidez, abre el broche, baja la cremallera y se enfunda un preservativo
Vittoria sonríe pervertida.
Américo coge a Vittoria de la cintura y la arrastra consigo hacia su regazo
Dices con acento Turinés, "vámos te quiero todo dentro de mí."
Sonríes.
Américo susurra en la boca de la chica: Móntame diabolesa
Américo la ayuda a introducirse el miembro poco a poco
Américo murmura: " así, engúlleme entero, diabolessa"
Vittoria lo monta y comienza a moverse sobre él mirándolo lujuriosa.
CyberLife te desea que no te caigas.
nr américo sonríe y le vuelve a comer la boca para tragarse los gemidos de la chica."
Américo la agarra con firmeza de las caderas para impulsarse hacia arriba y entrar más adentro y con más fuerza.
Américo susurra: "eres una diabolessa muy apetitosa"
Vittoria acaricia y aruña a américo.
Dices con acento Turinés, "sono más que eso, peró si. "
Américo busca el clítoris de la chica y lo frota con ritmo, mientras la penetra con firmeza.
Américo sonríe y acelera el ritmo
Vittoria besa a américo y le muerde los labios fuerte.
Américo le devuelve el beso con la misma intensidad.
Américo la levanta por la cintura y con agilidad la pone boca abajo sobre el sofá.
Américo dice:" levanta, piccola diabolessa, ahora sí vas a volar al infinito."
Américo se relame mirándole las nalgas y le muerde una para provocarla.
Dices con acento Turinés, "por eso eres mi favorito. "
Vittoria mueve las nalgas provocando a américo.
Américo ríe y la afianza por las caderas
Américo se aproxima y la penetra con firmeza.
Ameríco adelanta las caderas para ir al encuentro de vittoria
Con habilidad le coge de la melena y tira un poco como a ella le gusta.
Vittoria grita exitada no le inporta nada en este momento solo el placer, aunque sea por un rato.
Américo acelera las acometidas y se muerde la sonrisa, disfruta de sentirse constrenido por ella.
Américo la nalguea como a ella le gusta.
Vittoria mueve las caderas con cada movimiennto de américo.
En un restaurante en el centro de la ciudad, uno de los más conocidos, al menos para la clase de Marco, se encontraba el chico junto con su madre y su abuela. La comida le parecía agobiante, no por el hecho de estar precisamente con su familia, que realmente disfrutaba cuando no estaba la presencia de su padre molestando, sino porque, desde que dejó la casa, no podía dejar de sentir una sensación extraña en el pecho.
Marcco Está bastante ansioso; mira para todos lados y su cara es de incomodidad pura.
Américo jadea aguantando para alargar el placer.
Dices con acento Turinés, "necesito más amore."
Américo se inclina sobre ella y le mordisquea la nuca mientras se mete cada vez más hondo.
américo dice: sé lo que te gusta, diabolessa y te lo voy a dar."
Marcco dice con acento turinés, "Madre, ¿me permites un momento? Me gustaría salir para comprarle algo a la abuela."
dice marcco, finjiendo una sonrisa
Adriana con una sonrisa dice, "No tardes que tenemos que llevarla a su casa hijo. "
Marcco no tarda mucho en levantarse de la silla y salir prácticamente corriendo del restaurante, donde estaban sintiendo una sensación agobiante en su pecho y unas ansias de llegar de una buena vez a casa. Ni siquiera sabía por qué tenía esa sensación, pero su cuerpo le exigía correr.
Marcco Llegó a una calle que era secundaria del restaurante donde su madre había estacionado el automóvil. Sin perder el tiempo, se subió y arrancó a toda velocidad, deseando llegar a su casa.
en la casa.
Vittoria vuelbe a acomodarse sobre américo
Américo embiste a vittoria con fuerza. sus testículos golpean el clítoris de la chica, estimulándola.
Américo le come la boca a vittoria y la aferra de los hombros para empujarla contra sus caderas.
Vittoria besa a américo.
Los gemidos y jadeos se oyen en el salón y rebotan contra las paredes.
Américo dice:" así, diabolessa, dámelo todo."
Vittoria dice que si con una mirada lujuriosa.
Américo lleva la mano entre ambos cuerpos y le frota el clítoris a la chica para que goce al máximo.
Américo dice: "ya casi diabolessa, ya casi, dámelo todo, todo."
Minutos más tarde, Marco ya se encontraba en el ascensor, subiendo directamente hacia el piso donde vivía. Su cara te mostraba ansiedad y desesperación pura; el corazón sentía que le latía a mil por hora. Se sentía demasiado nervioso.
Vittoria gime sin parar de moverse sobre el chico.
Américo jadea y gime con los movimientos de vittoria
Américo se aferra a las caderas de vittoria muy cerca de correrse.
Vittoria grita acabando sobre américo.
Marcco Llegó al piso donde estaba su apartamento y, rápidamente, echó la mano a su bolsillo buscando las llaves. Una vez que las encontró, corrió a la puerta de su hogar e introdujo la llave en la cerradura. Entró con algo más de violencia, con fuerzas las necesarias.
Américo gruñe y jadea con fuerza... empuja una, dos, y a la tercera vez, se corre
Vittoria besa a américo
Américo le come la boca a vittoria mientras gime todatodavía embebido en el orgasmo
Marcco al entrar, se encontro con una ecena desgarradora, aí, en la sala de su casa, estáva vittoria, con otro hombre, con otro tipo
Américo se sobresalta por el ruido de la puerta y levanta la mirada.
Vittoria se separa de américo con torpesa aún aturdida.
Américo susurra con socarronería: Piccola diabolessa, parece que tenemos compañía.
Vittoria levanta la mirada para ver a Marcco.
Marcco mirava a vittoria
Marcco la mirava con odio, con furia, con decepción
Américo se quita el prreservativo y se viste sin perder de vista la escena.
Dices con acento Turinés, "caro mio..."
Américo, previendo la tormenta se despide sin mucho miramiento.
Américo dice: "Arrivedercci, bambina, un placer, como siempre."
Vittoria nisiquiera lo mira.
CyberLife te desea que no te caigas.
Américo le lanza un beso a vittoria y sale de la casa a prisa, sin darle tiempo a reaccionar al hombre que interrumpió la escena.
Marcco dice con acento turinés, "que vas a decir, vittoria..."
Vittoria busca su ropa tirada en el suelo.
CyberLife te desea que no te caigas.
Dices con acento Turinés, "Yo, no pude Marcco, no pude controlarme. "
Marcco se acerca a ella y la toma bruscamente del braso
Vittoria baja la mirada.
Marcco grita: "quiero que te largues ya! mismo, de micasa!"
Marcco la mira con dolor, con recentimiento, con odio
Dices con acento Turinés, "Marcco, perdóname... No tengo donde irme ahora, per fabore amore, hablemos..."
Marcco la jala bruscamente, hasta acercarla a la puerta
Vittoria intenta soltarse de marcco.
Marcco grita: "eres una puta, vittoria! eso es lo que eres! no eres nadie! no cirves! no eres mas que un púto depocito de cémen!"
Marcco grita: "y que bueno que te quedes en la calle, al finál, solo te falta cobrar"
Dices con acento Turinés, "Yo intenté Tú sabías lo que era, lo intenté caro, y no puedo. "
Producto de los gritos, una de las vecinas abre la puerta, preocupada.
Marcco dice con acento turinés, "pues te largas vittoria, te largas"
Marcco dice con acento turinés, "no pienso cuidar ni ver por una maldita prostituta!"
la vecina se aproxima y ve la puerta abierta, las ganas de cotillear la empujan a permanecer a la escucha.
Marcco dice con acento turinés, "lárgate!"
Dices con acento Turinés, "io ti amo, Ti giuro che ti amo"
Marcco no aguanta mas y le da una fírme bofetada
Marcco dice con acento turinés, "las putas como tú, no cienten"
Marcco dice con acento turinés, "lo acavas de demostrar"
Vittoria mira a Marcco con lágrimas, es más fuerte el dolor de separarse de él que esa bofetada.
Marcco la mira con ironía, con claras intenciones de lastimarla, de devolver el golpe
Tras el bofetón las vecinas se miran y prefieren retirarse por si acaso.
Marcco dice con acento turinés, "tal vez regreses, cuando me digas bien tus precios, maldita puta"
Marcco la toma con violencia del rostro
Dices con acento Turinés, "amore... no me digas eso, no me hables así. "
Dices con acento Turinés, "no quería lastimarte. "
Marcco dice con acento turinés, Gemma tenía razón, tú no eres más que una zorra y ya que estamos develando verdades, has de saber que ella folla mucho mejor que tú. "
Marcco grita: "ahora, lárgate!"
Vittoria mira interrogante a marcco luego de escuchar eso.
Dices con acento Turinés, "Espera. "
gritas: "Tú me dices puta, y estás diciendo que te follaste a la amica mia? "
Marcco grita: "sí, si lo hice! para que te des cuenta lo que se ciente vittoria, y saves que, se mueve mejor, gime mejor, es una experta en lacama, y sin entregarse con el primero que se le pone en frente"
Marcco grita: "mírate! tu te conformas con ser mas que un objeto de plaser, un objeto cual quiera"
Marcco dice con acento turinés, "te duele, vittoria? te duele? "
Marcco la mira con rencor
Vittoria empuja a marcco soltándose de él.
gritas: "vete a la mierda maldito ipócrita, traidor ahora soy yo la que no quiere vivir más contigo, debí dejar que te matara mi padre!."
Marcco se vurla de ella
Marcco se parte de risa.
Marcco dice con acento turinés, "y saves que? que bueno que te hechó tu padre, siendo don mássimo hasta yo me avrguensaria de tener a una puta como hija!"
Marcco dice con acento turinés, "es mas, hasta asco me daría"
Vittoria con furia y dolor le devuelbe la bofetada a marcco.
gritas: "cállate!"
Marcco dice con acento turinés, "no vales nada! no eres nadie! todos se abergüensan de tí, zorra"
Marcco dice con acento turinés, "en fín, ya lárgate, que quiero ver a gemma"
Marcco reaxióna al golpe, tomándola del pelo, y prácticamente arrastrandola hacia afuera
Vittoria furiosa se suelta del agarre de marcco.
Vittoria agarra los objetos decorativos de la sala y los estrella a propósito.
Marcco dice con acento turinés, "que, quieres dejar mi casa como te an dejado a tí?"
Vittoria corre al cuarto de marcco para sacar su ropa.
Marcco se acerca a ella y con brusquedad le quita lo que ella va sacándo, rompiendo pertenencias, desgarrando ropa. con claras intenciones de dejarla sin nada
gritas: "no toques mis cosas, son mucho para tí maldito pobre de barrio azqueroso!"
Marcco grita: "lo dice una puta cualquiera?"
Vittoria le quita las cosas a marcco.
Marcco saca unas monedas de su bolsillo y se las lanza a la cara
Dices con acento Turinés, "ni tú, ni ella vivirán para contarlo y burlarse de mí. "
Vittoria guarda algo de ropa y su computadora en su bolso.
Dices con acento Turinés, "Cometiste un error al traicionar una marttini, maldito hacker de barrio. "
Marcco se parte de risa.
Marcco dice con acento turinés, "ahora si te acuerdas de quien eres hija, no?"
Vittoria sale del cuarto mirando a marcco con ravia.
Vittoria sale de la casa no sin antes terminar de romper otros objetos de la sala.
Vittoria entra al ascensor derramando algunas lágrimas y sin tener claro a donde ir.
Vittoria sale del edificio y camina por las calles de turín con muchos sentimientos encontrados
Vittoria saca el celular y mira la lista de contactos, encontrando el de la persona a la que menos pensaba recurrir pero la única que podría ayudarla.
La noche cae sobre Turín como un manto oscuro, cubriendo las calles con un silencio inquietante. Las luces de los faroles iluminan tenuemente su camino, mientras Vittoria avanza con paso decidido, aunque su corazón late desbocado por la furia y la traición. Sus ojos, enrojecidos por las lágrimas que apenas puede contener, reflejan una mezcla peligrosa de dolor y rabia.
"Maldito... Marcco... Gemma...” masculla entre dientes, apretando los labios hasta que casi le duelen. Cada palabra de Marcco retumba en su mente como un eco cruel:
"Se mueve mejor, gime mejor..."
Su respiración se acelera y, sin darse cuenta, sus uñas se clavan en la piel de su mano, haciéndola sangrar. Pero el dolor físico no es nada comparado con el ardor de la humillación que le quema por dentro.
—Non lo perdonerò mai... mai... —susurra con voz temblorosa. Su mirada se endurece mientras alza la cabeza.
"Venganza..." Esa palabra resuena con fuerza en su mente. No piensa quedarse de brazos cruzados mientras Marcco y Gemma se burlan de ella. Si él jugó sucio... ella lo hará peor.
Y sabe exactamente a dónde ir para comenzar su plan.
Las calles de San Salvario la conducen hasta los límites del barrio industrial, donde la ciudad cambia de rostro. Aquí, lejos de los lujos y la elegancia de la Turín que ella conoce, las reglas son otras. El aroma a gasolina, caucho quemado y humo impregna el ambiente.
El rugido de los motores se escucha desde lejos, y cuanto más se acerca, más fuerte retumban las vibraciones en el suelo.
—Aquí es... —susurra Vittoria, mientras cruza la esquina donde las luces de neón parpadean, señalando el camino hacia las carreras clandestinas de motos.
La adrenalina está en el aire. Las motos rugen como bestias indomables mientras los corredores calientan los motores. Chicos con chaquetas de cuero, tatuajes y miradas desafiantes se mezclan con mujeres que huelen a peligro y deseo.
" Vittoria sabe que en este ambiente, las reglas no existen. Aquí puede encontrar hombres que no temen ensuciarse las manos… y ella necesita precisamente eso.
Vittoria se detiene frente a la multitud, su presencia no pasa desapercibida. Su melena rubia aún algo desordenada cae sobre su espalda, mientras que sus labios rojos, aún manchados por la rabia y el deseo de venganza, destacan bajo la tenue luz de las lámparas de neón.
Los ojos de algunos se fijan en ella… una chica como ella no suele frecuentar estos lugares.
—Mamma mia… ¿quién es esa bomba? —susurra uno de los corredores al verla pasar.
—No es de aquí… pero tiene cara de problemas. —responde otro, sonriendo con picardía.
Pero Vittoria no está aquí para jugar… está aquí para hundir a Marcco y Gemma, cueste lo que cueste.
Vittoria Con paso firme, se acerca a un grupo de chicos que conversan junto a sus motos. Sus ojos escanean a cada uno con frialdad, evaluando a sus posibles aliados. Busca a alguien peligroso, alguien que no tenga miedo de cruzar los límites.
Dices con acento Turinés, "Chi comanda qui? "
Vittoria pregunta con voz firme, aunque su tono sensual no pasa desapercibido.
Los chicos intercambian miradas, sorprendidos por su presencia, hasta que uno de ellos da un paso adelante.
“casio.” Un tipo alto, con cabello rapado a los lados, barba bien cuidada y tatuajes serpenteando por sus brazos. Su mirada es intensa, y en sus ojos se refleja una mezcla de curiosidad y peligro.
Caasio dice con acento turinés, "E chi sei tu, bellezza? —murmura, recorriéndola de arriba abajo con descaro."
Vittoria da un paso hacia él, sin miedo, clavando su mirada de fuego en la de Casio
Dices con acento Turinés, "Una donna che vuole vendetta… e che paga bene per chi la aiuta."
La sonrisa de Casio se ensancha.
Casio dice con acento turinés, "Mi piace già."
Vittoria acaba de entrar en un mundo donde las reglas son diferentes… y está lista para jugar sucio.
—Allora... parliamo d'affari, Casio. —susurra Vittoria con una sonrisa peligrosa, acercándose aún más.
Casio la miró con una mezcla de curiosidad y deseo. Su sonrisa socarrona no desaparecía, pero en su mirada había un destello de peligro.
—Bella… —murmuró, acercándose peligrosamente a ella—. Si quieres jugar este juego, primero tienes que demostrar que tienes agallas.
Vittoria arqueó una ceja, desafiándolo.
Dices con acento Turinés, "—Non ho paura, Casio. —sus labios se curvaron en una sonrisa atrevida—. Llévame donde quieras."
Casio sonrió, satisfecho.
Casio dice con acento turinés, "Bene… entonces súbete. —Le lanzó un casco negro que Vittoria atrapó en el aire con destreza."
La moto de Casio era una bestia negra, brillante, con detalles cromados que reflejaban las luces de neón. Una Ducati Panigale V4, puro músculo y velocidad. Vittoria se subió detrás de él, sintiendo la dureza del asiento y el calor de su cuerpo pegado al suyo.
—Sujétate fuerte, bella. No quiero perderte antes de tiempo. —murmuró Casio con una sonrisa traviesa, mientras encendía la moto y el rugido del motor vibraba en el pecho de Vittoria.
—Non preoccuparti... —susurró cerca de su oído—, yo tampoco planeo perder.
La carrera estaba a punto de comenzar.
Los motores rugían a su alrededor, las luces de neón reflejándose en el asfalto. El lugar se llenó de expectación, con chicos apostando billetes y chicas observando desde la distancia. El asfalto parecía vibrar con la tensión.
—Tre... due... uno… VAI! —el grito resonó en la noche.
Casio aceleró con fuerza. La moto salió disparada como una flecha, dejando atrás el rugido de los demás motores. Vittoria sintió cómo su cuerpo se pegaba al de Luca, su pecho presionado contra su espalda mientras sus manos se aferraban a su cintura.
—Tieniti forte, piccola! —gritó Luca por encima del rugido del motor.
El viento azotaba su rostro, despeinando sus mechones rubios. Sus ojos se clavaron en la carretera, la adrenalina la embriagaba. La carrera no era un simple paseo… era peligrosa.
Las curvas eran cerradas, traicioneras. Los corredores no tenían piedad, y cada uno buscaba sacar ventaja con movimientos arriesgados. Pero Casio manejaba con una destreza impresionante, zigzagueando entre los rivales y adelantándolos uno a uno.
esto por momentos le hacía recordar a Marcco, pero se obligó a reprimir los recuerdos y a dejar que el despecho la invadiera.
Dices con acento Turinés, "Cazzo, Casio… Sei bravo. "
—murmuró Vittoria con una sonrisa de admiración, sintiendo cómo la velocidad le hacía vibrar todo el cuerpo.
Casio dice con acento turinés, "Non solo bravo, amore… aceleró aún más al tomar una curva cerrada—, sono il migliore."
Dos corredores más intentaban alcanzarlos, pero Casio no les dio oportunidad. Con un movimiento preciso, controló la moto, inclinándose hasta casi rozar el asfalto, y cruzó la línea de meta primero.
El rugido de la multitud fue ensordecedor. Algunos vitoreaban, otros maldecían. Pero Vittoria solo sentía una cosa: triunfo.
—Lo sapevo... —susurró, con una sonrisa de satisfacción.
Casio detuvo la moto a un lado, apartándolos del bullicio.
Casio dice con acento turinés, "Brava, bella… —dijo, girando levemente el rostro para mirarla por encima del hombro—. Pero esto… solo fue el comienzo."
Dices con acento Turinés, "Non ho paura del peligro… —Vittoria deslizó las manos por su pecho, rozándolo con intención—. Y creo que tú tampoco."
Casio soltó una risa grave, llena de deseo contenido.
—Mi piace come giochi, Vittoria. —murmuró antes de volver a encender la moto—. Vamos… tengo un lugar en mente.
Vittoria desata el despecho en otros labios.
Casio condujo por calles oscuras y solitarias, dejando atrás la zona de las carreras. Las luces de la ciudad desaparecieron poco a poco, dando paso a un lugar más apartado, donde la única compañía era la noche y el sonido lejano de la ciudad muriendo en el horizonte.
El lugar estaba a las afueras de Turín, rodeado de almacenes y fábricas olvidadas. Las paredes cubiertas de grafitis daban testimonio de noches llenas de excesos y secretos. Casio detuvo la moto en un rincón oscuro, donde nadie los molestaría.
—Por aquí nadie nos va a interrumpir… —murmuró, apagando el motor y girándose para mirarla.
Vittoria se quitó el casco lentamente, agitando su melena rubia que cayó en cascada alrededor de su rostro. Su mirada ardía de desafío, mezclada con deseo y despecho.
Dices con acento Turinés, "Y ahora… ¿qué sigue, Casio? "
Vittoria —susurró, acercando su rostro peligrosamente al de él.
Casio la miró fijamente, sus ojos oscuros reflejando lujuria y peligro.
Prima… —murmuró con voz ronca, deslizando sus dedos por su mejilla—. Voy a probar esa boca que tanto me tentó durante la carrera.
Casio la besó con intensidad.
El beso fue hambriento, como si ambos quisieran devorarse. Sus labios chocaron con fuerza, sus lenguas explorándose sin piedad. Las manos de Casio descendieron por la espalda de Vittoria, atrayéndola más hacia él hasta que sus cuerpos quedaron pegados.
Vittoria gimió contra su boca, sintiendo cómo el deseo la consumía.
Mmm… —murmuró Casio, separándose apenas para mirarla—. Sabe a peligro… me gusta.
—Entonces no te detengas. —susurró Vittoria, desabrochando lentamente la chaqueta de cuero de él
Casio le sonrió de lado antes de girarla con firmeza, empujándola suavemente contra la pared cubierta de grafitis.
Sei pericolosa, bella… —murmuró contra su oído, mordisqueándole el lóbulo—. Y eso me enloquece.
Vittoria arqueó el cuello, dejándose llevar.
Las manos de Casio se deslizaron por sus caderas, levantando ligeramente su vestido para sentir la suavidad de su piel.
—¿Es así como negocias, Vittoria? —susurró Casio, rozando sus labios por el cuello de la chica, mientras su mano acariciaba lentamente el interior de sus muslos.
Dices con acento Turinés, "A veces… —jadeó Vittoria, mordiéndose el labio—. Una mujer tiene que usar... todos sus recursos."
Casio sonrió contra su piel, deslizando sus dedos por el borde de su ropa interior.
Casio dice con acento turinés, "Entonces... veamos qué tan convincente puedes ser, bella."
Sus labios descendieron por el cuello de Vittoria, dejando un camino ardiente que hizo que ella arqueara la espalda, buscando más. Su lengua dibujó círculos lentos antes de morder suavemente la base de su cuello, arrancándole un gemido contenido.
—Todos tus recursos, eh? —murmuró Casio, con un tono burlón pero cargado de deseo—. Entonces… ¿hasta dónde estás dispuesta a llegar?
Vittoria abrió los ojos lentamente, su mirada oscura y decidida se clavó en la de él. Sus manos, ahora libres, se deslizaron por el pecho de Casio, empujando su chaqueta de cuero hacia atrás, dejándola caer al suelo.
—¿Por qué no me dejas mostrarte? —susurró ella, su voz baja y seductora.
Sus labios volvieron a encontrarse en un beso intenso, lleno de urgencia y deseo. Vittoria tomó el control esta vez, empujando a Casio contra la pared y desabrochando rápidamente los botones de su camisa. La tela cayó abierta, dejando al descubierto su torso esculpido y cubierto de tatuajes que hablaban de una vida peligrosa.
Dices con acento Turinés, "—Mmm… —Vittoria deslizó sus dedos por su pecho, siguiendo las líneas de tinta negra que adornaban su piel—. ¿Esto también es parte del juego, Casio?"
Casio sonrió de lado.
Casio dice con acento turinés, "Todo en mi vida es un juego, bella… —sus dedos hábiles recorrieron el muslo de Vittoria, subiendo lentamente por debajo de su vestido—. Pero tú… —sus ojos brillaban con intensidad—, tú eres la apuesta más peligrosa."
—Sei troppo bella per resistere… —murmuró, su voz grave mientras sus labios recorrían su mandíbula.
Vittoria gimió suavemente, su cuerpo reaccionando al roce de sus dedos rozando la piel desnuda de sus muslos. Casio la tenía completamente a su merced, pero ella no estaba dispuesta a rendirse tan fácilmente.
Dices con acento Turinés, "Non così in fretta, Casio… —jadeó, moviendo las caderas para provocarlo."
Casio sonrió con malicia, sus ojos ardiendo con deseo y peligro.
—¿Te gusta jugar duro, eh? —susurró contra sus labios—. Entonces… —deslizó sus manos por sus caderas, apretándola contra él—, veamos quién gana esta ronda.
Casio dice con acento turinés, "Dio, Vittoria… —sus labios rozaron su clavícula mientras su mano deslizaba suavemente la tela de su vestido hacia abajo—. Te deseo tanto que duele.
Vittoria Atrapó el rostro de Casio entre sus manos, obligándolo a mirarla fijamente. Su mirada ardiente lo desafió, y su sonrisa juguetona volvió a aparecer.
—¿Y qué vas a hacer al respecto, Casio? —susurró con malicia, deslizando sus labios peligrosamente cerca de los suyos sin llegar a besarlo.
Casio no necesitó más provocación.
Casio dice con acento turinés, "Te voy a enseñar exactamente qué… —gruñó, tomándola de la cintura y levantándola con facilidad."
La pared rugosa de ladrillo rozó su espalda mientras Casio la devoraba sin piedad, sus labios y manos explorándola como si quisiera memorizar cada curva de su cuerpo. Vittoria sintió su cuerpo arder, entregándose al deseo que ambos habían contenido durante demasiado tiempo.
—Cazzo… Sei perfetta. —susurró Casio, mordiéndole el labio antes de besarla nuevamente.
Vittoria jadeó, aferrándose a su cuello, sintiendo cómo la controlaba por completo… y, por enésima vez, ya no le importaba perder el control.
Mientras sus cuerpos se unían en un torbellino de deseo y peligro, Vittoria sabía que esto… era solo una parte del plan.
Casio estaba cayendo en su juego. Y cuando llegara el momento… ella obtendría exactamente lo que quería.
—Tu sei mio, Casio… —susurró contra su oído, aunque en su interior sabía que pronto… él estaría jugando en su tablero.
Casio podía pensar que tenía el control, que ella estaba cayendo rendida bajo sus manos expertas y su cuerpo ardiente, pero Vittoria jugaba en otra liga.
Mmm… Casio… —susurró contra sus labios, su tono cargado de promesas que no pensaba cumplir del todo—. Eres bueno…
Casio sonrió contra su boca, su ego creciendo con cada gemido que arrancaba de ella.
—Solo bueno? —murmuró con una sonrisa ladina, rozando su nariz contra la de ella—. Pensé que ya te había demostrado lo contrario.
Vittoria sonrió, pero esta vez, la chispa en su mirada era diferente.
Dices con acento Turinés, "Aún no hemos terminado… —susurró, mordiendo suavemente su labio inferior antes de separarse apenas, dejando que el aire entre ellos se cargara de tensión."
—Aspetta… —susurró ella, deteniéndose de golpe.
Casio frunció el ceño, su mirada oscureciéndose con frustración y deseo contenido.
Casio dice con acento turinés, "¿Qué pasa, bella? —preguntó con la voz ronca, sus manos aún aferradas a sus caderas, manteniéndola cerca."
Dices con acento Turinés, "Antes de que sigamos… —sus labios rozaron su mandíbula mientras hablaba con voz melosa—. Quiero que hagamos un trato, Casio."
Casio levantó una ceja, claramente intrigado, aunque la lujuria aún nublaba sus pensamientos.
Casio dice con acento turinés, "Un trato? —sus ojos recorrieron su rostro, buscando respuestas—. ¿Y qué tipo de trato, principessa?"
Vittoria se separó suavemente, deslizándose de su agarre, pero no demasiado lejos. El espacio entre ellos era mínimo, lo suficiente para que Casio sintiera el vacío de su cuerpo, aumentando su deseo.
—Un pequeño favor… —susurró, caminando lentamente alrededor de él, como una cazadora acechando a su presa—. Algo que solo tú puedes hacer por mí.
Casio la siguió con la mirada, su instinto de supervivencia encendiendo una pequeña alarma, pero su deseo aún lo mantenía bajo su control.
Casio dice con acento turinés, "Estoy escuchando. —su voz era grave, pero sus ojos no podían apartarse de la manera en que Vittoria deslizaba su dedo suavemente por el borde de su camisa abierta, provocándolo."
Vittoria se detuvo frente a él, apoyando sus manos suavemente sobre su pecho desnudo.
Casio dice con acento turinés, "Lo que quieras, bella… —susurró, su voz ronca y cargada de deseo—. Pero tendrás que decírmelo bien…"
Vittoria sonrió con malicia, sus labios rozando su oído mientras su lengua jugaba con su lóbulo.
Quiero… —susurró, dejando que el suspenso lo envolviera—. Que le hagas daño a alguien por mí.
Casio se detuvo, su cuerpo tensándose al instante. Sus ojos oscuros buscaron los de Vittoria, ahora llenos de intriga y peligro.
Casio dice con acento turinés, "¿A quién? —preguntó, su tono ya no era solo lujuria, sino algo más oscuro, más primitivo."
Vittoria sonrió de lado, dejando que sus labios rozaran los suyos mientras respondía suavemente:
Dices con acento Turinés, "a Una traidora, que ha creído que puede divertirse a mis costillas. "
Dices con acento Turinés, "su nombre es Gemma. "
—sus ojos brillaban con una mezcla de celos y sed de venganza—. Quiero que sufra…
Casio entrecerró los ojos, su mandíbula apretándose ligeramente, pero Vittoria sabía que ya lo tenía donde quería.
Casio dice con acento turinés, "¿Por qué ella? —su tono era bajo, casi un gruñido, mientras sus manos seguían aferrándose a sus caderas, atrayéndola hacia él."
Dices con acento Turinés, "Porque se metió donde no debía… —sus uñas arañaron ligeramente su pecho, dejando una línea de fuego en su piel—. Porque necesito que entienda que nadie… —sus labios rozaron su cuello de nuevo—. Nadie me quita lo que es mío."
Casio sonrió peligrosamente.
Casio dice con acento turinés, "¿Y qué quieres que le haga, principessa? —sus labios bajaron por su clavícula, su lengua rozando la piel sensible, mientras sus manos comenzaban a deslizarse por sus curvas."
Vittoria cerró los ojos por un momento, disfrutando del poder que sentía al tenerlo bajo su control.
Dices con acento Turinés, "No quiero que la mates… —susurró, mordiendo suavemente su oreja antes de continuar—. Quiero que la destruyas… que le quites todo lo que ama. "
Casio gruñó suavemente, su deseo mezclándose ahora con un toque de sadismo que Vittoria reconoció de inmediato.
—¿Algo más? —preguntó con una sonrisa oscura, sus manos apretando su cintura, marcando su territorio.
Vittoria dejó escapar un gemido suave cuando él la giró, empujándola suavemente contra la pared.
Dices con acento Turinés, "Quiero que la humilles… —sus labios rozaron los suyos una vez más, pero esta vez Vittoria no dejó que él tomara el control—. Quiero que la hagas rogar… y cuando ya no tenga nada… —sus ojos brillaron con malicia—. La quiero de rodillas."
El deseo y la violencia se fusionaron en los ojos de Casio.
—sus manos bajaron bruscamente, agarrándola de las caderas y levantándola contra la pared.
Vittoria sintió cómo la pared fría chocaba contra su espalda, pero el calor del cuerpo de Casio la consumía. No hubo más palabras, solo una conexión cruda, intensa, donde el deseo y el peligro se entrelazaban.
Casio la penetró sin más espera, con fuerza, dominando el momento como un hombre que sabía exactamente lo que quería. Sus labios se apoderaron de los de Vittoria en un beso salvaje y desesperado, mientras su cuerpo la reclamaba con una intensidad brutal.
Cada embestida era una declaración de poder, pero Vittoria no era una víctima… ella también luchaba por el control, respondiendo con la misma pasión, envolviendo sus piernas alrededor de su cintura, dejando que él la consumiera por completo.
Dices con acento Turinés, "Casio… —murmuró entre jadeos, sus uñas clavándose en su espalda, arrastrándolo aún más cerca—. Más fuerte…"
Casio gruñó, obedeciendo sin dudar, su cuerpo dominando el suyo mientras el deseo los arrastraba a un abismo del que ninguno quería escapar.
La tensión crecía, el placer se intensificaba, y ambos sabían que esta noche no sería solo sexo… era el inicio de algo mucho más peligroso. Y cuando todo terminó, Vittoria sonrió contra su cuello, su respiración agitada mezclándose con la de él.
Dices con acento Turinés, "Ahora… —susurró suavemente, acariciando su cabello—. Sabes lo que quiero, Casio."
Casio la miró, sus ojos aún oscuros por la lujuria, pero ahora… también llenos de promesas peligrosas.
—Considéralo hecho, bella. —murmuró, su sonrisa torcida revelando que ya estaba completamente dentro de su juego.
Vittoria recogió su ropa del suelo con movimientos calculados, sin prisa, disfrutando de la sensación del poder que ahora tenía sobre Casio. Su cuerpo aún temblaba por el intenso encuentro que habían compartido, pero su mente ya estaba enfocada en su siguiente movimiento.
La bodega seguía envuelta en un ambiente clandestino y cargado de peligro. Las luces tenues colgaban de los cables expuestos en el techo, parpadeando de vez en cuando, proyectando sombras que bailaban sobre las paredes cubiertas de grafitis. El olor a aceite, sudor y deseo impregnaba el ambiente, mezclándose con el eco distante de motos rugiendo en las calles cercanas.
Vittoria se movió con gracia, sabiendo perfectamente que Casio no le quitaba la vista de encima.
Murmuras con acento Turinés, "¿Disfrutaste del espectáculo? —murmuró con una sonrisa traviesa, mientras deslizaba su vestido negro sobre su piel."
El vestido era ajustado, de tela satinada que se amoldaba a su cuerpo como una segunda piel, resaltando cada curva. El escote profundo dejaba ver parte de sus pechos aún sonrojados por el roce de las manos de Casio, mientras la abertura lateral del vestido dejaba al descubierto una pierna larga y seductora.
Casio dice con acento turinés, "Siempre, principessa… —ronroneó Casio, levantándose lentamente de la silla. Sus movimientos eran felinos, calculados, como si estuviera acechando a su presa nuevamente—. Pero… creo que me estoy volviendo adicto a ti."
Dices con acento Turinés, "Entonces… —susurró mientras se acercaba a él, deslizando sus dedos por su mandíbula áspera—, será mejor que te prepares, porque esto apenas comienza."
Casio dice con acento turinés, "Estoy más que listo, amore."
Vittoria se puso sus tacones de aguja negros, aquellos que resonaban con un eco seductor contra el suelo de concreto de la bodega. Caminó hacia la vieja mesa donde había dejado su bolso, sacando un pequeño estuche dorado para retocar su labial rojo intenso.
—Tenemos trabajo que hacer, Casio… —susurró, delineando sus labios con precisión.
Casio se acercó por detrás, deslizando sus manos firmes por su cintura, atrayéndola hacia él. Su aliento caliente rozó su oído mientras hablaba.
Casio dice con acento turinés, "¿Lista para cazar, principessa?"
Vittoria sonrió peligrosamente, sus ojos reflejando la oscuridad de su alma.
Dices con acento Turinés, "Más que lista. —Sus labios rozaron los de Casio con un beso fugaz antes de separarse bruscamente—. Vamos por esa perra."
Casio tomó su chaqueta de cuero y la colocó sobre sus hombros, sin apartar la mirada de Vittoria mientras ella caminaba hacia la salida. La puerta de metal rechinó al abrirse, dejando pasar el aire fresco de la noche turinesa.
Vittoria se acercó lentamente, sus caderas moviéndose con sensualidad mientras se detenía junto a la moto. Se inclinó levemente para subirse, dejando que la abertura de su vestido revelara más de su piel de porcelana.
Dices con acento Turinés, "¿Vienes o qué? —provocó, su tono juguetón pero lleno de poder."
—Sujétate bien, principessa… —susurró con tono oscuro, su boca rozando suavemente su oído—. Esta noche será peligrosa.
—Vamos a cazar, Casio. —susurró Vittoria, su voz apenas audible sobre el rugido del motor—. Y esta vez… no habrá piedad.
La moto aceleró, devorando la distancia entre ellos y su presa. El destino era claro, la venganza estaba cerca… y Vittoria no pensaba fallar.
La trampa para Gemma.
La moto rugía como un demonio encadenado, devorando el asfalto a una velocidad endiablada. El viento golpeaba el rostro de Vittoria, pero ella no apartaba la vista de su teléfono. Sus dedos se movían con precisión mientras redactaba u mensaje.
Sms para gemma: Vittoria: "Gemma, necesito hablar contigo… Es urgente."
El brillo del teléfono iluminaba su rostro, resaltando el destello frío en sus ojos. Casio la mantenía firme contra su cuerpo, una mano segura en el manillar y la otra rozando sutilmente su muslo expuesto bajo el vestido.
—¿Qué estás tramando, principessa? —murmuró Casio, su voz ronca vibrando cerca de su oído mientras aceleraba más.
Dices con acento Turinés, "—Algo que esa zorra no verá venir… —susurró Vittoria, con una sonrisa pérfida pintada en sus labios carmesí."
La pantalla del móvil vibró segundos después.
Gemma: "¿Vittoria? ¿A esta hora? ¿Qué pasa?"
Vittoria sonrió para sí misma. Gemma había caído en la trampa sin sospechar nada.
sms para Gemma de Vittoria: "No puedo hablar mucho… Pero me enteré de algo sobre Camilo y necesito decírtelo en persona. Es… importante."
Casio sonrió de lado, observando de reojo el reflejo de Vittoria en el espejo retrovisor.
—Eres peligrosa cuando juegas así… —murmuró, acelerando la moto aún más, como si sintiera la anticipación correr por sus venas.
Gemma: "¿Camilo? ¿Qué pasa? Me estás asustando…"
Vittoria dejó que el suspenso se apoderara del momento antes de responder.
sms de Vittoria: "No puedo decírtelo por aquí… Es mejor que nos veamos. Ven a la discoteca Il Vizio. Te espero allí en 30 minutos."
Gemma: "¿Il Vizio? ¿A esta hora? No sé, Vittoria… Esto suena raro."
Vittoria frunció el ceño. Gemma comenzaba a dudar. No podía permitirlo.
sms de Vittoria: "Si no te importa saber lo que le pasa a tu megliore amica… entonces quédate donde estás."
Gemma: "Está bien… Iré. Dame 30 minutos."
Vittoria sonrió con satisfacción, sus labios curvándose en una mueca triunfal.
—Cayó, amore… —susurró, deslizándose levemente hacia atrás para que Casio sintiera la presión de su cuerpo contra él—. Ahora, solo queda esperar.
—Perfetto… —ronroneó Casio, sus dedos rozando el muslo de Vittoria mientras giraba bruscamente por una curva cerrada—. ¿Qué planeas hacer cuando la tengamos?
Vittoria entrecerró los ojos, su mente ya dibujando el destino que le esperaba a Gemma.
Dices con acento Turinés, "—Digamos… —susurró con voz aterciopelada—, que aprenderá por las malas a no meterse donde no la llaman."
La moto se detuvo frente a la entrada iluminada de Il Vizio, donde las luces de neón parpadeaban en tonos púrpura y azul eléctrico, reflejándose en el pavimento húmedo. El rugido del motor se apagó y la atmósfera cambió al instante.
Vittoria deslizó una pierna por encima de la moto y bajó con una elegancia felina, como si estuviera desfilando en una pasarela de alta costura. El borde de su vestido ondeó ligeramente mientras sus tacones tocaban el suelo. Se alisó el dobladillo del vestido, acomodándolo con suavidad para que se ajustara perfectamente a sus curvas, y dejó que su melena cayera con gracia sobre sus hombros.
Casio la observó desde la moto, sus ojos oscuros recorriéndola con admiración y deseo.
—Eres peligrosa hasta cuando caminas… —murmuró con una sonrisa torcida, encendiendo un cigarrillo mientras la seguía con la mirada.
Vittoria sonrió de lado, pero no respondió. Ya no era la niña dulce y caprichosa que solía acompañar a Gemma y su círculo de amigos de clase alta. Esa Vittoria había quedado atrás… enterrada bajo la rabia, los celos y la sed de venganza.
Su rostro se transformó al instante. Sus labios curvaron una sonrisa suave, casi inocente, y sus ojos reflejaron un destello de dulzura que solo los que no la conocían bien podrían creer. La Vittoria manipuladora estaba de vuelta.
—¿Lista para la función, principessa? —murmuró Casio al bajarse de la moto, apagando el cigarrillo y acercándose a ella, colocándose a su lado.
—Siempre… —susurró Vittoria, sin mirarlo, pero sintiendo su presencia como una sombra protectora detrás de ella.
Il Vizio estaba abarrotado. La música retumbaba, vibrando en el suelo y haciendo que los cuerpos sudorosos se movieran al ritmo del reguetón y la electrónica. Las luces estroboscópicas teñían todo de un aura seductora, mientras el aroma a alcohol, tabaco y deseo flotaba en el aire.
Vittoria avanzó entre la multitud como si le perteneciera el lugar, moviéndose con una seguridad calculada. Cada paso que daba era medido, cada mirada que lanzaba estaba cuidadosamente planeada.
Vittoria escaneó rápidamente el lugar. Buscaba a Gemma. Sus ojos recorrieron los sofás de cuero en las zonas VIP, las barras donde grupos de chicas reían coquetas y la pista de baile donde el sudor y el deseo se mezclaban sin control.
sms de Vittoria: "Estoy aquí. ¿Dónde estás?"
Su mensaje fue breve y directo.
El teléfono vibró casi al instante.
Gemma: "Estoy entrando… Estoy cerca de la barra."
Vittoria esbozó una sonrisa fría antes de mirar de reojo a Casio.
—Hora del espectáculo… —susurró, su tono suave, pero impregnado de malicia.
—Vamos por ella, principessa… —murmuró Casio, su mirada oscura brillando con expectación.
Vittoria avanzó hacia la barra, su andar seguro y seductor atrayendo miradas por donde pasaba. Gemma estaba allí, de espaldas, nerviosa, moviendo la pajilla de su bebida con la mirada perdida.
Vittoria se acercó silenciosamente, y justo antes de que Gemma pudiera girarse, habló con dulzura.
Dices con acento Turinés, "¿Gemma? —su voz sonó suave, casi preocupada."
Gemma se giró rápidamente, su rostro reflejando alivio al ver a su amiga.
—¡Vittoria! —exclamó, con una sonrisa temblorosa—. Me tenías preocupada… ¿Qué pasa?
Vittoria fingió una sonrisa dulce, inclinándose ligeramente para abrazarla.
Dices con acento Turinés, "No pensabas benir amica?"
Dices con acento Turinés, "Te olvidas de mí?"
Gemma sonríe medio nerviosa.
Gemma niega con la cabeza.
Dices con acento Turinés, "Vamos a un lugar más tranquilo para hablar… —añadió Vittoria, tomando suavemente la mano de Gemma y llevándola hacia la zona más oscura del club."
Casio sonrió para sí mismo, siguiéndolas desde las sombras.
Gemma se sienta en uno de los sofá de cuero con su vaso de coctél en las manos.
Gemma dice con acento milanés, "Vittoria, dime cuál es el misterio. "
Vittoria enciendo un cigarrillo electrónico. mientras mira a Gemma tratando de contener su ravia.
Vittoria exhaló una fina estela de humo, su mirada fija en Gemma, estudiándola como un depredador evalúa a su presa. Sus labios se curvaron en una sonrisa leve, pero sus ojos seguían fríos.
Dices con acento Turinés, "Gemma… No sabes cuánto me costó llamarte esta noche. No quería ser yo quien te lo dijera, pero… no podía quedarme callada."
Gemma dice con acento milanés, "¿De qué estás hablando, Vittoria? ¿Qué tiene que ver Camilo en todo esto?"
Dices con acento Turinés, "ay, bueno es que tú me dijiste que te intereza. "
Dices con acento Turinés, "Pero, estás segura de que es él quien te intereza, o mi Hacker?"
vittoria lanzó la pregunta con el tono más venenozo que podía.
Gemma sonríe nerviosa y niega con la cabeza.
Casio, apoyado en un rincón oscuro, sonrió con burla mientras observaba la escena desarrollarse exactamente como Vittoria quería.
Gemma dice con acento milanés, Vittoria, No sé que te hayan dicho pero... "
Suspiras profundamente.
Dices con acento Turinés, Lo sé todo y no necesito que lo niegues."
Vittoria la mira con rencor.
Gemma apretó los labios, su mano temblando ligeramente sobre la copa que sostenía.
Vittoria inclinó la cabeza, disfrutando del silencio tenso entre ambas, de la manera en que la incomodidad se iba transformando en miedo.
Dices con acento Turinés, "No tenías que hacerlo Gemma, no tenías que traicionarme a pezar de que ´se perfectamente que me envidias por todo. "
Dices con acento Turinés, "¿Creíste que no me daría cuenta? ¿Que podías meterte con lo que es mío y salir impune?"
Gemma abrió la boca para responder, pero su voz se quedó atrapada en su garganta cuando sintió una presión en su muñeca. Casio, sin decir una palabra, había tomado su mano con una firmeza calculada. No la apretaba con fuerza, pero el mensaje era claro: no había escapatoria.
Casio se inclinó sobre Gemma, su sonrisa torcida reflejando una diversión oscura.
Vittoria rió suavemente, pero no había humor en su risa, solo un eco venenoso de su propia satisfacción.
Dices con acento Turinés, "tan débil la Ragazza. "
Dices con acento Turinés, "¿Sabes qué es lo peor de la traición, Gemma? Que viene de alguien en quien confiabas."
La música del club parecía amortiguarse a su alrededor. La gente seguía bailando, bebiendo, riendo… ajenos a la escena que se desarrollaba en el rincón oscuro donde Gemma estaba atrapada.
Gemma intentó apartarse, pero Casio le apretó la muñeca con más fuerza, obligándola a quedarse en su lugar. Sus ojos azules brillaban con una mezcla de miedo y confusión.
Gemma dice con acento milanés, "Vittoria, por favor… No entiendo qué te han dicho, pero no es cierto. Yo nunca—"
Dices con acento Turinés, "¿Nunca? ¿De verdad quieres mentirme en la cara?"
El sonido del cristal golpeando la mesa resonó cuando Vittoria dejó caer su cigarrillo electrónico sobre el vaso de Gemma, haciéndole dar un respingo.
Dices con acento Turinés, "¿Quieres saber cómo lo sé? Porque mientras tú jugabas a ser mi amiga, alguien jugaba a ser más listo que tú y me lo dijo él mismo. "
Gemma dice con acento milanés, "Esto… esto no puede ser real."
Dices con acento Turinés, "Oh, lo es. Y ahora dime, Gemma… ¿qué se siente cuando el suelo se derrumba bajo tus pies?"
Dices con acento Turinés, "se te cayó la máscar amica."
Casio inclinó la cabeza, su sonrisa oscura ampliándose.
Casio dice con acento turinés, "Creo que es momento de llevar la conversación a un lugar más… privado."
Vittoria se puso de pie y Casio la imitó, sin soltar la muñeca de Gemma.
Gemma se removió en su asiento, el miedo ya visible en sus ojos.
Gemma dice con acento milanés, "No… Espera… ¿A dónde vamos?"
Dices con acento Turinés, "A enseñarte una lección, cara mia."
Vittoria le sonrió con la misma dulzura con la que solía hacerlo en los viejos tiempos… solo que esta vez, la dulzura estaba envenenada.
Casio guió a Gemma a través de la multitud con una facilidad escalofriante, como si la discoteca Il Vizio fuera su territorio y él, su depredador. Vittoria caminaba a su lado, su paso elegante pero determinado, como si esta escena ya estuviera escrita en su mente desde hacía tiempo.
Las luces de neón parpadeaban sobre ellos, reflejándose en los ojos aterrados de Gemma.
Gemma dice con acento milanés, "Vittoria, por favor… No hagas esto. No sé qué crees que hice, pero puedo explicarlo."
Sonríes.
Dices con acento Turinés, "No necesito explicaciones, solo resultados."
Vittoria le dedicó una sonrisa gélida antes de seguir caminando. Se dirigían hacia la puerta trasera del club, un pasillo oscuro donde solo el personal tenía acceso. Casio le hizo un gesto a uno de los guardias de seguridad, que al ver quién era, simplemente asintió y apartó la vista.
Casio empujó a Gemma con suavidad, pero lo suficiente para que tropezara y cayera sobre uno de los sofás.
Vittoria se quedó de pie frente a ella, cruzándose de brazos.
Dices con acento Turinés, "¿Sabes qué es lo curioso, Gemma? Que nunca pensé que tú serías capaz de algo así. Pero… aquí estamos."
Gemma temblaba. Su respiración era rápida, sus manos se aferraban al borde del sofá como si eso pudiera anclarla en la realidad.
Gemma dice con acento milanés, "Yo no… no quise hacerte daño, Vittoria."
Dices con acento Turinés, "Pero lo hiciste."
La voz de Vittoria era un látigo cargado de odio.
Dices con acento Turinés, "Sabes qué me molesta más que tu traición? Tu cobardía. Al menos admítelo, Gemma. Ten la decencia de mirarme a los ojos y decirme la verdad que te acostaste con marcco!
Gemma bajó la mirada, incapaz de sostener el peso de las palabras de Vittoria.
Casio resopló, como si lo decepcionara la falta de resistencia de la chica.
—Vamos, Gemma… —murmuró con una sonrisa ladeada—. No hagas esto más aburrido de lo que ya es.
Gemma tragó saliva, sintiendo el nudo en su garganta crecer.
Gemma dice con acento milanés, "Yo… yo nunca quise meterme con Marcco. Solo fue un error. Una vez. Pero yo no…"
Dices con acento Turinés, "Ah. Un error."
Vittoria rió con amargura.
Dices con acento Turinés, "¿Sabes qué pasa con los errores, Gemma? Que a veces tienen consecuencias."
Gemma sacudió la cabeza, sintiendo el terror escalar en su pecho.
Gemma dice con acento milanés, "Vittoria, por favor…"
Dices con acento Turinés, "No te preocupes, cara mia. No soy una asesina."
Vittoria Se inclinó hacia ella, acercándose tanto que Gemma pudo sentir el perfume embriagador que solía asociar con su mejor amiga. Ahora, ese mismo aroma le resultaba sofocante.
Dices con acento Turinés, "Pero sí puedo convertirme en tu peor pesadilla."
Marcco llegaba a rescatar a Gemma.
La tensión era asfixiante. Gemma temblaba en el sofá, atrapada entre Vittoria y Casio, con el peso de sus amenazas cayendo sobre ella como una losa.
Entre vittoria y casio sometieron a gemma y le taparon la boca para que no gritara.
Justo cuando Vittoria estaba por dar el golpe final, la puerta del almacén de la discoteca donde estaban los 3, se abrió de golpe con un estruendo que hizo eco en la habitación.
Todos se giraron al unísono.
Allí, en el umbral de la puerta, estaba Marcco. Su figura se recortaba contra la tenue luz del pasillo, con el ceño fruncido y los ojos llenos de furia y preocupación. Llevaba una chaqueta de cuero negra sobre una camisa medio desabrochada y el puño aún cerrado tras haber golpeado la puerta.
Marcco dice con acento turinés, "ni se te ocurra tocarla vittoria"
Vittoria mira con desprecio y dolor a marcco.
Vittoria se quedó inmóvil por un instante. Sus ojos, antes llenos de veneno y superioridad, ahora reflejaban otra emoción. Dolor.
gritas: "Lárgate, ni te atrevas a defenderla!"
Marcco se acercó con paso firme hasta donde está vittoria
Vittoria se enderezó desafiante.
Marcco la miro a los ojos, con jelidés, con veneno en la mirada.
Marcco dice con acento turinés, "que ivas a hacer, hacer válido tu apellido? marttini?"
Dices con acento Turinés, "A tí que te inporta, No me digas que eres el herue particular de esta perra. "
Marcco dice con acento turinés, "tócala, y yo mismo me encargo de acesinarte aunque me busque todo italia después, vittoria"
Marcco la miró firmemente a los ojos, con odio, con rencor, pero también, con asco
Vittoria sonríe con amargura.
Dices con acento Turinés, "Ipócrita eso es lo que eres. "
Marcco dice con acento turinés, "tú no eres más que una perra ninfómana, un objeto para que lo usen. No eres más que eso, que tuvo la fortuna de tener un padre poderoso, pero que, al igual que él, probablemente eres una asesina, sin más."
Marcco dice con acento turinés, "y saves que es lo mas chistoso?"
Marcco la mira con frialdad
Marcco dice con acento turinés, "que núnca me acosté con gemma"
Marcco dice con acento turinés, "nunca mientras éramos novios, pero tú, como la perra que eres, reaxionaste. nunca te falle, a diferencia tulla"
Gemma miró a Marcco con súplica en los ojos, su cuerpo aún encogido contra el sofá.
Marcco dice con acento turinés, "lo dije por despecho, por el odio por la maldíta ecena que me hiciste precenciar"
Vittoria cambió la mirada a una llena de dolor con cada palabra que marcco le decía.
Marcco dice con acento turinés, "pero saves algo"
Marcco dice con acento turinés, "ojalá lo uviera hecho"
y sin decir mas, le dió la espalda a vittoria y se acercó hasta gemma para ayudarla a levantarse
gritas: "Te odio marcco, te odio. "
Marcco dice con acento turinés, "por que, por no hacerte lo mismo que tu sí?"
Marcco le habló sin mirarla
Vittoria sintió que su pecho se encogía, como si las palabras hubieran sido balas perforándole el alma. No se movió, pero sus puños temblaban ligeramente, las uñas clavándose en la piel.
Casio, hasta ahora un espectador entretenido, dejó escapar una risa seca y sarcástica.
Casio dice con acento turinés, "más bien pienzo que te a quedado grande tener a Vittoria. "
Marcco no pudo evitar reírse por el comentario
Marcco se parte de risa.
Marcco dice con acento turinés, "sí, claro. no eres mas que uno mas, amico, uno mas a su laarga lista de los que a follado"
Marcco dice con acento turinés, "pero está bien, sientete inportante, después de unos meses me dices, totál, ya no la quiero, no me interesa, no siento mas que asco y repulción al verla"
el puño de Casio impactó contra su rostro con una fuerza brutal. Un crujido sordo resonó en la habitación cuando el impacto lo hizo tambalearse hacia atrás.
Casio no se detuvo. Como un depredador aprovechando su ventaja, avanzó con rapidez, sujetándolo por el cuello de la chaqueta de cuero y estampándolo contra la pared con un golpe seco.
Marcco aprobechó el inpulso y levantó la rodilla, golpeándo su entrepierna
casio se retorsió del dolor pero no se amilanó.
Casio sonrió con desprecio.
Su puño se estrelló contra el estómago de Marcco, robándole el aire en un gemido ahogado.
Vittoria observaba la escena, inmóvil. Sus ojos oscuros reflejaban una tormenta interna, pero su expresión seguía siendo impenetrable. Apretó los labios, sintiendo una punzada en el pecho que no quería admitir.
está vez, marcco no se defendió, solo sonrió trankilo, sonrísa que para el otro chico, era una ofenza totál
Gemma gimió detrás de la mordaza improvisada, aterrorizada.
Marcco dice con acento turinés, "golpéa todo lo que quieras, amico, eso no va a cambiar que vittoria sea una promiscua y que tu solo seas uno mas"
Marcco dice con acento turinés, "adelánte, mátame si quieres, total, para vittoria marttini empesara su legado de acesinatos, no?"
Vittoria reaccionó a las palabras de Marcco y se acercó para separar a casio de él.
Dices con acento Turinés, "suficiente. "
Dices con acento Turinés, "Ya me quedó claro a quien vas a defender marcco. "
Marcco dice con acento turinés, "no soy tan idiota para defender a la persona que me fue infiél en mi propia casa"
Vittoria miró con tristeza a marcco antes de encaminarse a la salida del almacén de la discoteca.
Marcco dice con acento turinés, "vittoria"
Marcco la miró, antes de que se fuera
Casio salió de tras de Vittoria.
Planes frustrados y el corazón roto.
La música amortiguada de la discoteca quedó atrás cuando Casio tomó a Vittoria del brazo y la sacó al callejón trasero. El aire nocturno era fresco y olía a humo, alcohol derramado y pavimento húmedo.
Las luces de la calle parpadeaban débilmente, iluminando la imponente moto negra de Casio estacionada junto a un contenedor de basura. Vittoria sintió un escalofrío al notar el silencio de la madrugada. Era una ciudad que nunca dormía, y sin embargo, en ese instante, ella estaba completamente sola.
Casio, aún con la mandíbula tensa, se apoyó contra la moto y sacó un cigarro del bolsillo de su chaqueta de cuero.
Casio dice con acento turinés, "Vaya noche, huh? —murmuró con una sonrisa torcida, encendiéndolo y exhalando una fina estela de humo. Sus ojos oscuros la observaron con curiosidad—. "
Vittoria no respondió. Se cruzó de brazos, su mente girando con la misma velocidad que el motor de la moto cuando Casio lo encendiera.
Vittoria Estaba sola. Sin casa, sin aliados, sin Marcco.
Marcco había destrozado su último resquicio de orgullo con sus palabras. Y aunque había querido verlo arrastrarse, aunque había deseado hacerle pagar… la realidad era que él había ganado. La había dejado con nada.
Casio notó su silencio. Dio otra calada antes de inclinar la cabeza hacia ella.
Casio dice con acento turinés, "Vamos, principessa. No te pongas sentimental ahora —dijo con una media sonrisa burlona—. Tienes cara de que estás a punto de llorar."
Vittoria parpadeó y su expresión se endureció al instante.
Dices con acento Turinés, "No digas estupideces."
Casio Le tendió el casco, pero ella no lo tomó de inmediato. En su cabeza, el plan se había detenido aquí. Casio solo había sido parte de la negociación. Su ayuda a cambio de lo que había prometido darle.
Casio levantó una ceja.
Casio dice con acento turinés, "Vamos, súbete —dijo, golpeando el asiento trasero con la palma de la mano—. A menos que quieras quedarte aquí a filosofar sobre lo jodida que es la vida."