Stefano "El Giorgio" – Aventuras Y desventuras.

Su historia.

Stefano Espósito nació en Turin, Italia, en el seno de una familia con fuertes conexiones con el crimen organizado. Creció rodeado de actividades ilegales, pero su vida parecía transcurrir en calma gracias a la fachada del restaurante familiar. Desde joven, demostró un talento innato para la cocina, y su familia vio en este don una oportunidad perfecta para utilizar el restaurante como una tapadera para sus operaciones delictivas.

Con el tiempo, Stefano se especializó no solo en la gastronomía, sino también en el arte de la discreción y el envenenamiento, habilidades que utilizaba para fines oscuros. A través de la cocina, aprendió a mezclar ingredientes mortales en sus platos sin dejar rastros, lo que le convirtió en un recurso invaluable para su familia. Sin embargo, pese a sus contribuciones, el mundo en el que vivía no era estable.

Un golpe Fallido y una Huida.

Cuando Stefano tenía 38 años, su familia planeó un gran golpe contra una familia rival. La operación debía ser rápida y limpia, pero terminó en un desastre sangriento. Sus hermanos, quienes lideraban el ataque, subestimaron a sus enemigos, lo que resultó en una masacre brutal. Stefano, aunque no participó directamente en el golpe, fue considerado cómplice por su relación con los responsables. Sabiendo que la venganza sería inevitable, Stefano se vio obligado a huir de Turin para salvar su vida.

Con una orden de muerte sobre su cabeza, dejó atrás todo lo que conocía: su familia, su hogar y su reputación. Escapó a España con una identidad falsa, buscando refugio en una ciudad que le permitiera mantenerse oculto. Así, llegó a Madrid, donde adoptó el apodo de "El Giorgio" y trató de reconstruir su vida lejos del caos de Turin.

Nueva Vida en Madrid.

En Madrid, Stefano encontró trabajo como chef en un pequeño restaurante llamado "Bar El Nido del Águila". Era un lugar modesto, lejos del lujo y la sofisticación de Turin, pero le proporcionaba la oportunidad de mantenerse en las sombras. Por un tiempo, logró vivir tranquilo, centrado en la cocina y evitando cualquier relación con el mundo del crimen. Sin embargo, no pudo ocultar por mucho tiempo su talento culinario. Sus platos comenzaron a destacar entre los comensales, y pronto atrajeron la atención de los clientes del barrio.

El éxito de Stefano no pasó desapercibido para uno de los dueños del restaurante, un hombre ambicioso y sin escrúpulos. Intrigado por la habilidad inusual de su chef, comenzó a investigar su pasado, descubriendo que "El Giorgio" no era un cocinero común, sino un criminal fugitivo de Italia. Al descubrir la verdad, vio una oportunidad de oro para sacar provecho de la situación y decidió chantajear a Stefano.

Este exigió dinero a cambio de su silencio, amenazando con revelar su verdadera identidad a las autoridades y a quienes lo buscaban en Italia. Stefano, negándose a ceder ante las amenazas, se mantuvo firme, sabiendo que no podía permitir que alguien más controlara su vida nuevamente. Ante su negativa, este cumplió su amenaza y difundió la información sobre su pasado en los bajos mundos de Madrid.

En busca de nuevos comienzos.

Con su identidad expuesta, Stefano se encontró nuevamente en peligro. La presión aumentó en Madrid, y comprendió que ya no era seguro para él permanecer en la ciudad. Sin más opción, empacó sus cosas y se dirigió a Alicante, buscando un nuevo comienzo en la costa mediterránea, donde esperaba poder mantenerse alejado de las complicaciones de su pasado.

En Alicante, Stefano consiguió trabajo en mercado, vendiendo frutas en un puesto pequeñp. Esta vez, decidió adoptar un perfil aún más bajo, manteniendo su pasado oculto mientras se integraba en la vida de la ciudad. Alicante le ofrecía la oportunidad de volver a empezar, pero Stefano sabía que el peligro siempre acechaba, y que tarde o temprano tendría que enfrentarse a las sombras de su pasado.

Sin embargo, mientras trabajaba, Stefano comenzó a escuchar rumores y hablar con las personas adecuadas, preparándose para lo que estaba por venir. Sabía que esta nueva vida en Alicante sería su última oportunidad de encontrar la estabilidad que tanto ansiaba, siempre listo para cualquier eventualidad.

En uno de esos días en el mercado, escuchó sobre las actividades que se realizaban en el puerto, y su mente trabajaba a todo lo que dá, maquinando cuales serían sus pasos de ahora en adelante.

¿Qué nuevos desafíos le vendrán?

Pues, solo el tiempo lo dirá.

Punto de vista: Stefano.

Tiempo Atrás.

Era una noche fría en Turín, y el restaurante familiar estaba lleno de clientes habituales disfrutando de la calidez del lugar. Stefano estaba en la cocina, concentrado en preparar un menú especial para la noche, cuando su padre, Paolo, entró con una expresión seria y un sobre en la mano.
"Stefano," dijo Paolo, cerrando la puerta de la cocina y acercándose a él con pasos firmes. "Esta noche tenemos un encargo delicado. Este hombre no puede salir de aquí con vida, pero nadie debe sospechar que estuvo aquí. ¿Entendido?"
Stefano dejó el cucharón con el que removía una salsa y se giró para mirar a su padre. "¿Otra vez, papá? Sabes que odio esto. La cocina no debería ser un arma." Su tono era bajo, pero había una mezcla de cansancio y reproche en sus palabras.
"Lo sé, Stefano," respondió Paolo, con un tono más suave de lo habitual. "Pero necesitamos de tu talento. Eres el único que puede hacer esto sin errores. Si no lo hacemos de la manera correcta, podría ser el final para todos nosotros."
Stefano exhaló con frustración y tomó el sobre que su padre le extendía. "¿Quién es esta vez? ¿Qué hizo para merecer esto?"
"Giuseppe Bellotti. Un hombre con conexiones turbias que pensó que podía engañarnos. Ha traicionado a nuestra familia y puesto en riesgo todo lo que hemos construido," explicó Paolo, mientras sus ojos mostraban un destello de ira contenida. "Él eligió este destino, no nosotros."
Stefano asintió lentamente, sabiendo que no tenía opción. Abrió el sobre y encontró la bolsa con tetrodotoxina, un veneno letal extraído del pez globo, conocido por ser indetectable en una autopsia convencional. El conocimiento de lo que debía hacer pesaba sobre él. "Haré mi trabajo, pero espero que algún día todo esto termine, papá."
"Algún día," murmuró Paolo, colocando una mano firme sobre el hombro de Stefano antes de salir de la cocina. "Gracias, hijo. Sabes que haces esto por la familia."
Pero ya cuando estaba casi afuera, se giró y entró de nuevo, cerrando la puerta. Para garantizar que no quedara ninguna conexión con el restaurante, Stefano y su padre idearon un plan. Prepararon una porción adicional del risotto y la colocaron en un recipiente para llevar, asegurándose de que el cliente se lo llevara consigo. Este hombre es glotón, y casi siempre pide una porción para llevar, murmuró su padre mientras veía como su hijo hacía la magia.
Más tarde, el cliente llegó al restaurante. Paolo lo recibió con una sonrisa que parecía genuina. "Señor Bellotti, bienvenido. Siempre es un placer atenderlo. Por favor, siga conmigo, tenemos una mesa especial preparada para usted."
"Gracias, Paolo," dijo Giuseppe, mirando a su alrededor con cierta cautela. "Es bueno saber que todavía hay familias que saben cómo tratar bien a sus aliados."
"Por supuesto, señor Bellotti. Para nosotros, la lealtad siempre ha sido lo primero," respondió Paolo con un tono cálido, aunque sus palabras estaban cargadas de ironía. "Nuestro chef ha preparado algo especial para usted esta noche. Stefano es un verdadero maestro de la cocina."
Mientras Giuseppe tomaba asiento en una mesa privada, Paolo se inclinó ligeramente hacia él. "Espero que disfrute esta cena como la obra de arte que es. Stefano siempre pone su corazón en cada plato que hace."
"Estoy seguro de que lo haré," respondió Giuseppe, relajándose un poco. "Siempre he dicho que este restaurante tiene la mejor cocina de Turín."
Mientras tanto, en la cocina, Stefano trabajaba con precisión quirúrgica. Preparó un risotto al funghi con trufa negra, asegurándose de mezclar la tetrodotoxina en el caldo durante los últimos minutos de cocción. Cada movimiento era calculado; no podía permitirse ningún error. Una vez huvo terminado, cuidadosamente puso la comida en un elegante plato, tomó un recipiente ondo y puso una porción para llevar.
Cuando el plato estuvo listo, Paolo lo llevó personalmente a Giuseppe. "Aquí tiene, señor Bellotti. Espero que sea de su agrado."
Giuseppe dio el primer bocado y suspiró con satisfacción. "Esto es increíble, Paolo. Stefano es un verdadero artista. ¿Cómo logras que cada cena aquí sea mejor que la anterior?"
"Es el amor por lo que hacemos," respondió Paolo, levantando su copa de vino para brindar. "A su salud, señor Bellotti."
Giuseppe se marchó del restaurante poco después, llevándose consigo la porción para llevar, tal como Stefano y Paolo lo habían planeado. Al día siguiente, la noticia llegó: Giuseppe Bellotti había sido encontrado muerto en su apartamento. Para todos los demás, parecía una muerte natural. Para Stefano, era otro peso más en su conciencia. Mientras limpiaba la cocina, Stefano murmuró para sí mismo: "¿Hasta cuándo tendré que soportar esto?"

Buscando nuevos, o quizá viejos, rumbos.

Punto de vista: Stefano.

Después de meses trabajando en el mercado de Alicante, Stefano comenzó a sentir que la monotonía del trabajo no llenaba el vacío que llevaba dentro. Fue entonces cuando, durante una conversación casual con un cliente, escuchó sobre un vivero en Madrid que estaba buscando personal. Era un puesto sencillo, más que todo atendiendo clientes, completamente alejado de cualquier vínculo con su pasado. La idea lo inquietó, pero también despertó su interés: regresar a una gran ciudad podría ser el cambio que necesitaba para dejar atrás los recuerdos de Turín.
Motivado por la posibilidad de construir algo nuevo, Stefano decidió tomar el riesgo. Empacó lo poco que tenía y emprendió el camino de regreso a Madrid. Una vez allí, fue contratado rápidamente en el vivero, y rodeado de naturaleza, encontró una calma inesperada. Era un ambiente que le permitía enfocarse en tareas simples y mantener un perfil bajo.

Una Revelación Inesperada.

Un día, tras regresar de su jornada en el vivero, Stefano se encontró navegando por las redes sociales para relajarse. Mientras exploraba LifeBook, una publicación llamó su atención: era un artículo compartido sobre el cierre definitivo del "Bar El Nido del Águila." Aparentemente, el dueño está bajo investigación. El restaurante, sin liderazgo y envuelto en rumores, había sido clausurado de forma definitiva.
La noticia dejó a Stefano en un estado de reflexión profunda. Aunque nunca sintió afecto por aquel hombre, este acontecimiento cerraba un capítulo de su vida. Era como si las sombras de su pasado comenzaran a desvanecerse.
Siguió explorando las redes, pero no encontró nada más interesante. Luego de unas horas, el sueño le estava ganando, por lo que se fué a dormir, todo para retomar la misma cotidianidad al día siguiente.

Progresando poco a poco.

Pasó un buen tiempo en el que no ocurrió nada interesante, solo destacar que luego de mucho esfuerzo, por fin, el italiano se hizo con una cómoda casa en una localidad de la ciudad, y un vehículo.
Y el que la tarde de ese mismo día le tenía algo preparado para él. Continuó navegando por la red, como siempre lo hacía al llegar al trabajo para intentar distraerse, cuando en LifeBook se topó con algo inesperado: un anuncio que alguien, en el perfil lleva como nombre Steve, buscaba chefs para trabajar allí mismo, en Madrid. Las palabras captaron su atención, recordándole una parte de su vida que había dejado atrás. Aunque intentaba mantenerse alejado de la gastronomía, la idea comenzó a rondar su mente, dejando en el aire las posibilidades de un nuevo comienzo.
¿Qué nuevos comienzos le traerán las aventuras en las que se embarcará el Giorgio? ¿regresará a las faldas de la ilegalidad como lo hacía cuando estaba en Italia? pues, eso solo el tiempo lo dirá.