Ferrari, La mafia o el amor.

Aquí se irán publicando las escenas de rol tanto de trama principal, como las que querais publicar los jugadores. Debido a la naturaleza de este foro, si se admite contenido NSFW.
Larabelle Evans
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Re: Ferrari, La mafia o el amor.

Mensaje por Larabelle Evans »

El consejo de los traidores.

Punto de vista: Leila.

Han pasado tres días desde el enfrentamiento en Palermo y el rescate de Gianlorenso por parte de los hombres de Matteo. La noticia de lo sucedido ha llegado a todos los rincones de Sicilia, y las familias mafiosas están inquietas. Leila Ferrari, ahora en una situación más complicada, ha sido convocada a una reunión extraordinaria del consejo en Siracusa. Ella sabe que su reputación está en juego y que la traición no solo viene de su padre, sino también de aquellos que deberían estar apoyándola.
La mañana era gris, y un viento fresco soplaba a través de las calles de Siracusa mientras Leila se dirigía al lugar designado para la reunión del consejo: una villa lujosa en lo alto de una colina, con vistas al mar Jónico. Su convoy llegó puntualmente, y Pietro, como siempre, estaba a su lado, acompañándola con una mirada seria.
Leila, vestida con un traje formal azul zafiro impecable, bajó del auto con pasos firmes, Pietro le abrió la puerta, y antes de entrar, la miró con un gesto de apoyo silencioso.
Pietro dice con acento siciliano, "Signora, recuerde: ellos pueden hablar, pero usted tiene el control. No deje que la provoquen."
Suspiras profundamente.
Leila asintió levemente, sin decir nada. Sus ojos verdes estaban cargados de espectación mientras entraba al salón principal de la villa.
Leila tomó asiento en uno de los extremos de la mesa, mientras Pietro permanecía de pie cerca de la puerta, observando a cada uno de los presentes con la atención de un guardián que no dejaría que le hicieran daño
Don Salvatore dice con tono grave, "Señores, comencemos. Esta reunión ha sido convocada para discutir los recientes incidentes en Palermo y el impacto que están teniendo en nuestras operaciones."
Leila cruzó las piernas, manteniendo una postura erguida y segura, aunque por dentro sentía el peso de las miradas sobre ella.
Don Vittorio dice con tono sarcástico, "Leila Ferrari, me temo que tendrás que explicarnos cómo es posible que tu cargamento fuera interceptado no una, sino dos veces, y que el enfrentamiento resultante se haya convertido en un espectáculo que todos los enemigos de Sicilia están disfrutando."
Leila apretó los labios antes de responder, su voz dura y controlada.
Dices con acento Siciliano, "Mis cargamentos fueron interceptados porque alguien aquí está filtrando información. No voy a permitir que se me culpe por algo que claramente viene de una traición interna."
Don Lorenzo levantó una ceja, inclinándose hacia adelante.
Don Lorenzo dice con tono inquisitivo, "¿Acusas a este consejo de traición, Leila? Es una afirmación peligrosa, considerando que todos aquí han permitido que tomes las rutas de Milán como prueba."
Leila lo miró fijamente, sus ojos brillando con una mezcla de ira y determinación.
Dices con acento Siciliano, "No estoy acusando a todo el consejo, Don Lorenzo. Pero no soy ingenua. Alguien quiere que fracase, y no voy a detenerme hasta encontrar al responsable."
Dices con acento Siciliano, "alguien coludido con Matteo por supuesto."
Don Marcello golpeó la mesa con la palma de la mano, interrumpiendo la conversación.
Don Marcello dice con tono cortante, "¡Basta! Estamos aquí para resolver este problema, no para lanzar acusaciones. Leila, entiendo que estés enojada, pero también debes entender que tu posición aún no está consolidada. Los errores como este afectan a todos nosotros."
Leila se inclina hacia adelante, apoyando las manos en la mesa.
Dices con acento Siciliano, "¿Errores, Don Marcello? ¿Qué hay de los errores de los demás? ¿O solo es un error cuando soy yo quien lo comete? He trabajado más duro que cualquiera de ustedes para asegurar estas rutas. Y si alguien aquí cree que puede socavar mi autoridad, les advierto que están jugando un juego peligroso. "
La sala quedó en silencio, excepto por el sonido del viento golpeando las ventanas. Pietro observaba atentamente, listo para intervenir si era necesario.
Don Emilio, el más joven de los presentes, habló por primera vez, su tono calmado pero firme.
Don Emilio dice con tono pensativo, "Leila, entiendo tu frustración. Pero esto no es solo sobre ti. Si esta guerra con tu padre se intensifica, todos aquí sufriremos las consecuencias. ¿Estás preparada para lidiar con eso?"
Leila lo mira, suavizando ligeramente su tono.
Dices con acento Siciliano, "Estoy preparada para lidiar con cualquier cosa. Lo que no estoy preparada para tolerar es la traición."
Don Salvatore, quien había permanecido en silencio hasta ahora, se levantó de su asiento, mirando a Leila con una expresión severa.
Don Salvatore dice con tono amenazante, "Tal vez el problema no es la traición, Leila. Tal vez el problema es que estás intentando jugar en un mundo que claramente no fue hecho para mujeres."
Pietro dio un paso hacia adelante, pero Leila levantó una mano, deteniéndolo. Su mirada se endureció mientras respondía.
Dices con acento Siciliano, "Tal vez el problema, Don Salvatore, es que hay hombres aquí que no soportan que una mujer pueda hacer este trabajo mejor que ellos. "
Dices con acento Siciliano, "es una pena que la mayoría de ustedes, pienze como mi padre. "
Don Lorenzo dice con tono burlón, "Siempre tienes una excusa, Leila. Pero tal vez el problema es más simple: este no es un lugar para ti. Sicilia necesita líderes fuertes, no… distracciones emocionales."
Pietro, de pie junto a la puerta, tensó la mandíbula, pero permaneció en silencio. Sabía que Leila podía manejar la situación, aunque cada palabra en su contra encendía su rabia interna.
Don Vittorio dice con tono firme, "Coincido con Lorenzo. Leila, estás intentando mantener un control que no puedes manejar. Lo mejor sería que retrocedieras y dejaras esto en manos más experimentadas."
Leila se puso de pie de golpe, su mirada atravesando a cada uno de los hombres que había hablado en su contra.
Dices con acento Siciliano, ""¿Retroceder? ¿Eso es lo que quieren? Entonces díganlo abiertamente: ¿quieren que me rinda y les entregue todo lo que he construido?. ""
Don Salvatore dice con tono severo, "No estamos pidiendo que te rindas, Leila. Estamos exigiendo que reconozcas que tu liderazgo es un riesgo para todos nosotros."
La tensión en la sala se volvió insostenible. Las voces de los hombres se alzaron, y varios comenzaron a discutir entre ellos, perdiendo el control de la reunión. Pietro dio un paso hacia adelante, su mirada fija en Leila, quien permanecía de pie, inmóvil como una estatua, pero con los ojos brillando de furia contenida.
Pietro dice con acento siciliano, "¡Suficiente! "
El salón quedó en silencio mientras todos se giraban para mirar a Pietro, sorprendidos por su intervención.
Pietro dice con tono firme, "Si este consejo no puede ofrecerle a Leila el respeto que merece, entonces es evidente que no hay nada más que discutir aquí. Signora, hemos terminado. "
Leila lo miró por un momento, sorprendida por su audacia, pero asintió levemente.
Dices con acento Siciliano, "Tienes razón, Pietro. Este consejo ya no tiene nada que ofrecerme."
Dices con acento Siciliano, "Es una desepción que me den la espalda por preferir a matteo. "
Don Emilio, quien había permanecido en silencio durante gran parte de la reunión, se levantó con una expresión de preocupación.
Don Emilio dice con tono conciliador, "Leila, esto no tiene que terminar así. Todavía hay quienes creemos en ti, pero necesitas demostrar que puedes manejar esta situación sin desestabilizar a Sicilia."
Leila lo miró, su expresión endurecida.
Dices con acento Siciliano, "Gracias, Don Emilio. Aprecio su apoyo. Pero está claro que la mayoría aquí ya ha decidido abandonarme. ""
Sin esperar una respuesta, Leila salió del salón con Pietro siguiéndola de cerca. Los murmullos y susurros comenzaron de inmediato entre los miembros restantes.
En un lugar apartado, a través de un sistema de cámaras ocultas instalado en la villa, Matteo Ferrari y Gianlorenso observaban la reunión en tiempo real. Matteo, sentado en un sillón con una copa de whisky en la mano, sonreía con satisfacción mientras veía a Leila salir del salón.
Matteo dice con tono burlón, "Mira eso, Gianlorenso. La niña pensó que podía jugar y ganar en mi mundo."
Gianlorenso, de pie junto a una pantalla, encendió un cigarro y soltó una risa seca.
Gianlorenso dice con tono sarcástico, "Es impresionante cuánto puede durar antes de romperse. Pero cada día estará más sola. Es solo cuestión de tiempo. "
Matteo asintió, dando un sorbo a su whisky.
Matteo dice con su tono frío, "Déjala que se desgaste. Cada traición, cada fracaso, la acerca más a su caída. "
El convoy avanzaba por las carreteras sinuosas de regreso a Catania. Dentro del vehículo principal, Leila permanecía en silencio, mirando por la ventana. Pietro, sentado frente a ella, observaba cómo apretaba los puños sobre su regazo.
Pietro dice con un tono suave, "Signora, lo que pasó en esa sala no define quién es usted. "
Leila giró la cabeza hacia él, sus ojos brillando con una mezcla de furia y tristeza.
Dices con acento Siciliano, "¿Y qué define quién soy, Pietro? ¿El hecho de que he perdido a la mayoría del consejo? ¿Que mi padre se ríe de mí mientras planea mi caída?"
Dices con acento Siciliano, "¿que mi padre solo me hace daño cada vez que puede?, ¿que lo ha hecho desde que los rusos mataron a mi madre, y él no hizo nada para defenderla?. "
gritas: "¿qué me define maldita sea?"
Pietro sostuvo su mirada, con su voz llena de una sinceridad inquebrantable.
Pietro dice con acento siciliano, "Lo que la define es que, a pesar de todo eso, no se rinde. Leila, ellos no ven lo que yo veo: una líder que no teme enfrentarse al mundo, incluso cuando todo está en su contra. "
Leila cerró los ojos por un momento, respirando profundamente antes de asentir.
Pietro sonrió levemente, aunque su corazón cargaba con un peso que no podía expresar en palabras.
Pietro dice con acento siciliano, "Es mi trabajo, Signora. Pero también… es un honor estar a su lado."
El silencio volvió a instalarse en el auto mientras el convoy avanzaba. Pietro se recostó ligeramente, pero no dejaba de observar a Leila de reojo. Su mirada estaba perdida de nuevo, pero esta vez había algo diferente: en ella una vulnerabilidad que rara vez dejaba ver.
Leila pensaba en Mássimo. Su rostro apareció en su mente como un ancla en medio de la tormenta. Recordó cómo él había estado ahí para ella en los peores momentos en Neo-Madrid, cómo la había mirado con una devoción que casi la hacía sentir segura. Pero ahora, ¿cómo podía ser suficiente para alguien como él, cuando ni siquiera podía sostener su propio imperio?
Leila Sin darse cuenta, una lágrima rodó por su mejilla. Pietro la notó de inmediato, pero no dijo nada. En cambio, alargó la mano hacia el asiento trasero y sacó un pañuelo de su bolsillo, entregándoselo con suavidad.
Pietro dice con acento siciliano, "Signora… está bien sentirse así. No tiene que ser fuerte todo el tiempo. "
Leila tomó el pañuelo, evitando su mirada mientras secaba rápidamente su rostro.
Dices con acento Siciliano, "No puedo permitirme eso, Pietro. Si me quiebro, todo se viene abajo."
Pietro la miró con una mezcla de admiración y tristeza.
Pietro dice con acento siciliano, "Pero no estás sola. Yo estoy a tu lado. Siempre estaré aquí, aunque sea solo para recordarte que no tienes que cargar con todo esto sola."
Sus palabras la conmovieron más de lo que esperaba. Por un momento, levantó la mirada y se encontró con los ojos de Pietro, cálidos y llenos de una lealtad que iba más allá del deber.
Dices con acento Siciliano, "Gracias, Pietro. Significas más para mí de lo que crees."
Pietro tragó con dificultad, desviando la mirada para ocultar el dolor que sentía al escuchar esas palabras. No como quería significar para ella, pero al menos tenía algo, y eso debía bastar.
Cuando el convoy llegó a la mansión, Pietro salió primero para abrir la puerta de Leila. Ella bajó lentamente, sus movimientos reflejaban el agotamiento de la jornada, pero también una determinación inquebrantable.
Pietro extendió su mano para ayudarla, y aunque ella la tomó con firmeza, su toque para con ella fue más suave de lo habitual.
Dices con acento Siciliano, "Ven conmigo al despacho. Necesito tu ayuda para planificar los próximos pasos."
Pietro asintió, siguiéndola al interior de la mansión mientras los otros hombres comenzaban a asegurar el perímetro.

refugio en el amor


antes de ir al despacho, Leila se encerró asotando la puerta de su recámara mientras Pietro se quedó fuera, mirando su dolor inpotente.
Leila se dejó caer en la cama, sacando su teléfono para llamar a Mássimo.
El teléfono da tono.
Mássimo ha descolgado la llamada.
Mássimo te dice por teléfono, "ciao..."
Dices por teléfono, "ciao..."
Mássimo te dice por teléfono, "piccolina? ciao, amore "
Leila recuerda cuando él la consoló aquella noche en Neo-Madrid. Aquella noche que Matteo le había llamado para exigirle que volbiera, y ella terminó en llanto.
Dices por teléfono, "Mássimo... "
Mássimo te dice por teléfono, "amore, qué pasa leila?. "
Leila sonríe lebemente al escuchar que le dice piccolina.
Dices por teléfono, "Mássimo... el consejo, el consejo me ha dado la espalda. Todo es culpa de mi padre... todo, él, él solo me hace daño..."
Leila comienza a llorar mientras habla.
Mássimo te dice por teléfono, "que? como que te an dado la espalda? pero que pasó? amore mío"
Dices por teléfono, "Matteo me robó un cargamento que iva a Milán, una ruta que estaba a prueba. era el primer cargamento de Armas y cocaína que iva a esa ruta. "
Dices por teléfono, "Me enteré, lo enfrentamos y todo el consejo y la mafia siciliana se enteró de que nos enfrentamos a vala. "
En Turín, "Mássimo mientras va escuchando se cubre lacara. Siente que por tantas cosas, vá a colapsar. aún así, empiesa a darle instruxiónes a rodrico. "
Leila le sigue contando todo con detalle.
Mássimo habla con rodrico serio. Indicándolé que en este momento se rompan las relaciones comerciales con el consejo, y que se le quite su reconosimiento. Así como que se les retiren las rutas asia su territorio.
Leila escucha lo que mássimo dice.
Mássimo se coloca el teléfono al oído mientras rodríco asiente pero no muy combencido.
Mássimo te dice por teléfono, "bene amore, no te preocupes, ya me estoy encargando"
Dices por teléfono, "Mássimo, pero esto puede aumentar la problemática que de por si ya hay en Turín. ¿Estás seguro de esto? No quiero darte problemas y que esta guerra con mi padre también te afecte. "
Suspiras profundamente.
Mássimo te dice por teléfono, "relájate amore, esto no causara una guerra, por que no estoy atacando a nadie, además aapesar de que ellos sean el consejo, se quedan sin uno de los reconocimientos mas inportantes, sin mencionar que de forma efectiba, solo controlan milán. "
Dices por teléfono, "Para ellos si será una declaratoria de Guerra, y eso que aún no saben que tenemos una relasión amore. "
Mássimo te dice por teléfono, "igual las tienen de perdér por que como te dije, prácticamente todo el norte está bajo mi mando. "
Leila sonríe
Dices por teléfono, "Ahora soy yo la que necesita de tu ayuda amore, que irónico no? "
Mássimo te dice por teléfono, "y la tendrás, amore mio. "
Leila se limpia el rostro con un pañuelo.
Dices por teléfono, "Io te extraño cioccolato. "
Mássimo te dice por teléfono, "yo atí, mi piccolina, quiero verte. "
Mássimo te dice por teléfono, "me haces múuucha falta. "
Dices por teléfono, "Pues haré todo lo posible para ir a Turín pronto. "
Mássimo te dice por teléfono, "si, amore, me hases muucha falta, en verdad. "
Dices por teléfono, "Ti amo amore. "
Mássimo te dice por teléfono, "ti amo, mia piccolina"
Dices por teléfono, "¿Crees que pueda mover la mercancía y hacer nuevas negosiaciones en Turín y el resto del norte?"
Mássimo te dice por teléfono, "um, sín problema puedo darte unas zonas amore, pero si quieres eso lo hablamos cuando vengas. ¿Te urje mober algo?"
Dices por teléfono, "Si, la mercancía que quedó de lo que rescatamos de las manos de Matteo. "
Mássimo te dice por teléfono, "bene, te daré una zona. es algo pequeña, pero la cantidad de compradores es, um, digamos. sorprendente. "
Sonríes.
Dices por teléfono, "está bene amore, envía me los datos, y nos encargamos aquí. "
Mássimo te dice por teléfono, "bene, le diré a mis hombres en esa zona, y mandaré a cerrar cualquier intento de axeso al norte. "
Dices por teléfono, "Grazie amore. Ti amo, hablamos pronto. "
Mássimo te dice por teléfono, "ti amo amore"
Mássimo ha colgado.

con el ánimo renovado.


Leila salió de su recámara con pasos firmes, aunque aún se notaba el leve rastro de cansancio en su rostro. Había limpiado las lágrimas y enderezado la espalda, decidida a enfrentar la montaña de problemas que tenía por delante. Pietro estaba esperándola en el pasillo, como siempre, en su lugar habitual.
Cuando la vio, sintió un alivio al notar su expresión más tranquila. Sin embargo, en el fondo, algo en su corazón se retorció al imaginar la razón detrás de su cambio de ánimo. Había visto cómo desapareció con su teléfono, y aunque Leila no había dicho nada, Pietro sabía que probablemente había hablado con Mássimo.
Pietro dice con acento siciliano, "Signora, ¿todo bien? "
Leila asintió, ofreciéndole una pequeña sonrisa que no llegaba del todo a sus ojos.
Dices con acento Siciliano, "Sí, Pietro. Gracias por esperarme. Vamos al despacho; tenemos que organizarnos antes de que las cosas empeoren."
Sin más palabras, ambos caminaron hacia el despacho. Pietro abrió la puerta para ella y esperó a que entrara antes de seguirla.
El despacho estaba iluminado por la luz cálida de las lámparas. Sobre el escritorio estaba extendido el mapa de Sicilia con las rutas marcadas, rodeado de documentos, informes, y una lista de nombres. Leila se quitó el abrigo, colocándolo sobre una silla, y se acercó al escritorio con determinación.
Dices con acento Siciliano, "Primero, vamos a organizar la mercancía restante. Mássimo ya me ha ofrecido una zona en el norte, lo que significa que podemos mover los cargamentos rápidamente antes de que Matteo o el consejo reaccionen. "
Pietro frunció ligeramente el ceño al escuchar el nombre de Mássimo, pero mantuvo su postura firme y profesional.
Pietro dice con acento siciliano, "Entendido, Signora. Si contamos con el apoyo de don Mássimo, eso nos dará una ventaja importante. Pero necesitamos asegurarnos de que las rutas sean seguras antes de mover nada. "
Leila asintió, revisando algunos documentos en silencio. Después de unos minutos, suspiró profundamente y levantó la vista hacia Pietro.
Dices con acento Siciliano, "Sé que esta no es la mejor situación, Pietro. Pero no tengo otra opción. Si el consejo no me apoya, entonces tendré que crear mis propias alianzas."
Pietro la observó, notando que su tono era más relajado, como si algo o alguien le hubiera devuelto parte de su confianza. En el fondo, sintió una punzada en el pecho al pensar en que era Mássimo.
Pietro piensa:
"¿Qué se sentirá tenerla así de cerca, verla sonreír de esa manera y saber que tú eres la razón? Nunca lo sabré."
Pero de nuevo no dijo nada, en lugar de eso, le ofreció un asentimiento firme.
Pietro dice con acento siciliano, "Está haciendo lo correcto, Signora. Si el consejo no está de su lado, ellos serán quienes pierdan. Y yo estoy aquí para asegurarme de que logre lo que se proponga."
Leila lo miró directamente, sintiendo la sinceridad en sus palabras.
Dices con acento Siciliano, "Grazie, sé que cuento contigo y los de más, incluso con las traiciones a la alza. "
Pietro esbozó una leve sonrisa, aunque en su interior sabía que nunca podría decirle todo lo que realmente sentía.
Mientras seguían organizando los documentos, Leila se dejó caer en una silla frente al escritorio, tomando un breve respiro. Pietro la observó desde su lugar, sin dejar de preguntarse cómo alguien podía cargar con tanto peso y seguir adelante.
Pietro dice con acento siciliano, "Leila… a veces me pregunto cómo lo haces. "
Leila lo miró, confundida.
Dices con acento Siciliano, "¿Hacer qué?"
Pietro desvió la mirada por un momento antes de responder.
Pietro dice con acento siciliano, "Seguir adelante. Mantenerse fuerte. Después de todo lo que ha pasado… cualquier otra persona habría cedido hace mucho tiempo. "
Leila sonrió levemente, pero había un tinte de tristeza en sus ojos.
Dices con acento Siciliano, "La verdad, Pietro, es que a veces siento que no puedo más. Pero entonces recuerdo todo lo que he perdido, todo lo que he luchado por conseguir, y sé que no puedo detenerme."
Pietro quiso acercarse a ella, decirle que no tenía que cargar con todo sola, que él estaba ahí para protegerla, no solo como su custodio, sino como alguien que daría todo por ella. Pero en lugar de eso, simplemente mantuvo su distancia.
Pietro dice con acento siciliano, "Lo entiendo, Signora. Y aunque no lo diga a menudo, quiero que sepa que no importa lo que pase, usted ya es una excelente Líder y una gran mujer que se merece todo en la vida. "
Leila lo miró directamente, sus labios formando una pequeña sonrisa genuina.
Dices con acento Siciliano, "ay, definitivamente, que haría sin tu compañía. "
La noche avanzaba, y ambos continuaron trabajando en silencio. Finalmente, Leila se puso de pie, estirándose ligeramente antes de hablar.
Dices con acento Siciliano, "Es suficiente por hoy. Tenemos un plan, y mañana empezaremos a ejecutarlo."
Pietro se levantó también, ajustándose la chaqueta.
Pietro dice con acento siciliano, "Descansar es una buena idea, Signora. Mañana será un día largo. "
Leila asintió, caminando hacia la puerta del despacho, pero antes de salir, se giró hacia Pietro.
Dices con acento Siciliano, "Sabes, Pietro… no importa lo que pase con esta guerra, sé que siempre podré confiar en ti. Eres mi amico, mi custodio, por que así yo lo decidí al tener los 18 años, así que significa mucho para mí todo lo que haces. "
Pietro se detuvo, sorprendido por sus palabras, pero rápidamente recuperó la compostura y asintió.
Leila salió del despacho, dejando a Pietro solo. Por un momento, él se quedó mirando la puerta cerrada,
su mente llena de pensamientos y emociones que nunca podría compartir.
Pietro piensa mientras mira una foto de ella en la pared.
"La amo. Y nunca lo sabrá. Pero mientras ella siga luchando, yo estaré aquí, a su lado."
Larabelle Evans
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Registrado: Mar Jul 02, 2024 4:52 am

Re: Ferrari, La mafia o el amor.

Mensaje por Larabelle Evans »

¿Quien dijo que el Alcohol me ayudaría?

Narrasión especial: Pietro.

El reloj de la pared marcaba casi la medianoche cuando Pietro cerró la puerta de su habitación y se dejó caer pesadamente sobre la cama. Sus músculos aún dolían después de la emboscada de palermo, pero no era el dolor físico lo que lo atormentaba.
La tenue luz de una lámpara de bronce proyectaba sombras danzantes en las paredes desnudas. Sobre la mesilla de noche, junto a una Beretta 92FS y un reloj de arena, descansaba un único objeto personal: un marco de plata con una foto de Leila.
En la imagen, ella tenía 18 años, vestida con un traje pantalón negro, impecable como siempre. Su cabello azabache recogido en un moño estricto y su mirada verde esmeralda desafiaba al mundo. La foto había sido tomada el día en que Matteo Ferrari le cedió el control de algunas operaciones tras recibir su diagnóstico renal. Aquel día, Leila se convirtió en algo más que la hija de Matteo. Se convirtió en su propia sombra, su propio enemigo.
Pietro tomó el marco entre sus manos, deslizando el pulgar sobre la imagen como si pudiera tocarla.
—Dovevi scegliere qualcun altro… qualcuno degno di te. —susurró, con la voz rasposa por el cansancio.
El zumbido del iPhone lo sacó de sus pensamientos. Vibraba contra la almohada, iluminando la penumbra con un nombre en pantalla:
Pietro frunció el ceño y contestó al segundo timbre.
Pietro dice por teléfono, "—¿Qué quieres, Carlo "?
Del otro lado, el sonido de música electrónica y risas ahogaba la voz de su amigo.
Carlo dice por teléfono, "—¡Fratello! ¿Sigues en tu cueva oliendo su perfume como un maldito santo mártir? —Carlo hizo un sonido de beso burlón—. Vamos, el Luna Rossa está lleno de mujeres que no te mandarán a balacear camiones. Te recojo en diez. "
Pietro frotó su rostro con una mano, exhalando pesadamente.
Pietro dice por teléfono, "—No estoy de humor. Mañana hay que"
Carlo dice por teléfono, "—Mañana seguirás siendo su perro guardián. Pero esta noche… —la voz de Carlo bajó un tono— Podrías ser solo Pietro. ¿O ya ni recuerdas quién eras antes de ella?"
El tic-tac del reloj de arena se sintió más pesado que nunca. Pietro miró la foto de Leila otra vez. En la imagen, ella sostenía un cigarro turco apagado entre sus dedos, su primer acto de rebeldía contra Matteo. Sus labios estaban entreabiertos, a punto de reírse de algo que él nunca llegó a entender.
Por primera vez en mucho tiempo, sintió la necesidad de escapar.
Se puso de pie y tomó una camisa negra de seda.
Pietro dice por teléfono, "10 minutos. Y si mencionas su nombre, te parto la nariz. "
Carlo rió y colgó el teléfono.

Audi RS6 de Carlo - 00:15 AM.

El motor rugía mientras el auto avanzaba por la carretera costera. El olor a salitre y gasolina se mezclaba con el aroma a cuero nuevo de los asientos. Pietro miraba por la ventana, observando los carteles oxidados que advertían "Zona de peligro mafioso".
Carlo conducía con una mano, la otra sosteniendo un cigarrillo electrónico de mentol.
Carlo dice con acento siciliano, "¿Recuerdas a Lucia? La pelirroja del mercado. —preguntó de repente, con una sonrisa nostálgica. "
Pietro apenas desvió la mirada.
Pietro dice con acento siciliano, "—Te dejó por un pescador. "
Carlo dice con acento siciliano, "—Sí. Y me dijo: "Prefiero oler a camarones que a pólvora". —imitó su acento con dramatismo. "
Pietro negó con la cabeza, divertido a pesar de sí mismo.
Pietro dice con acento siciliano, "Y tú seguiste comprándole flores. "
Carlo se encogió de hombros.
Carlo dice con acento siciliano, "—Eso hacemos los idiotas. Amar lo que nos destruye. "
Carlo —hizo una pausa y lo miró de reojo—.
Carlo dice con acento siciliano, "Como tú, que te derrites cada vez que ella ajusta ese maldito collar de farallón frente a ti. "
Pietro se tensó. Recordó el momento exacto: Leila inclinándose sobre un mapa en su escritorio, su collar de Farallón colgando peligrosamente cerca de su escote. Él había apartado la mirada tan rápido que le dolió el cuello. "
—No es solo eso. —murmuró, con la voz más grave— Es su forma de luchar. Como si el mundo entero fuera su enemigo, pero ella nunca se dobla.
Carlo soltó una carcajada seca.
Carlo dice con acento siciliano, "Y tú quieres ser su escudo. Su mártir. Pero hasta los santos necesitan pecado, Pietro. "

Discoteca Luna Rossa - 01:00 AM.

Las luces estroboscópicas azules y rojas parpadeaban con un ritmo frenético, bañando la pista de baile en destellos eléctricos. La música retumbaba en las paredes de mármol negro y en los vasos de whisky alineados sobre la barra de ónix.
El Luna Rossa estaba a reventar. Mafiosos de bajo nivel, modelos de piernas largas y traficantes disfrazados de empresarios se movían entre el humo y la euforia de la madrugada.
Pietro estaba en la barra con Carlo, con un vaso de Macallan 18 en la mano, girando el líquido ámbar sin interés.
Pietro dice con acento siciliano, "No sé por qué me convenciste de venir. "
Pietro dijo, con el ceño fruncido mientras miraba el fondo de su vaso.
Carlo se apoyó en la barra con una sonrisa de suficiencia.
Carlo dice con acento siciliano, "Porque necesitas despejar esa cabeza, fratello. Desde que llegamos, has mirado el teléfono cinco veces esperando un mensaje que no va a llegar. "
Pietro apretó la mandíbula y tomó un sorbo largo.
Pietro dice con acento siciliano, "No sé de qué hablas. "
Carlo resopló con una carcajada seca.
Carlo dice con acento siciliano, "Claro que sabes. Sabes que ella nunca te va a llamar primero, ¿verdad? Que si mañana amanece, lo primero que hará será marcar adon Mássimo y no a ti. "
Pietro bajó el vaso con más fuerza de la necesaria sobre la barra.
Pietro dice con acento siciliano, "Cierra la boca, Carlo. "
Carlo dice con acento siciliano, "Dímelo tú, Pietro. ¿Cuánto más vas a seguir detrás de ella, protegiéndola como un perro fiel, mientras ella se mete en la cama de otro? "
Pietro no respondió. Se quedó en silencio, con la mirada fija en la botella de whisky frente a él.
La rabia en su interior no era contra Carlo. Era contra sí mismo, por saber que su amigo tenía razón.
Carlo chasqueó los dedos hacia el bartender.
Carlo dice con acento siciliano, "—Dos más. Y un trago fuerte para mi amigo aquí, que necesita olvidar que su corazón pertenece a una mujer que nunca lo verá como algo más. "
El bartender, un hombre de rostro curtido y sin muchas preguntas, sirvió otro Macallan para Pietro y un tequila doble para Carlo.
Pietro tomó el vaso sin dudarlo.
—Hoy beberé. —declaró, con una determinación sombría en su voz.
Carlo sonrió, satisfecho.
Carlo dice con acento siciliano, "—Así me gusta. Vamos a beber hasta que el nombre de Leila Ferrari desaparezca de tu maldita cabeza. "
Pietro vació el vaso en un solo trago, sintiendo el ardor bajar por su garganta y calentarle el pecho.
Pero sabía que ni una botella entera podría borrar a Leila de su mente.
La música se hizo más fuerte. El lugar giraba ligeramente a su alrededor mientras la tercera ronda de whisky se posaba en su estómago como fuego líquido.
Carlo encendió un cigarrillo y lo observó con una media sonrisa.
Carlo dice con acento siciliano, "No te relajas ni estando borracho.
Pietro apoyó un codo en la barra, masajeándose las sienes.
Pietro dice con acento siciliano, "No tengo nada de qué relajarme. "
Carlo dice con acento siciliano, "¿Nada? Vamos, Pietro. ¿Cuántas veces has soñado con ponerle las manos encima? No me vengas con esa mierda de “mi deber es protegerla”. No eres un maldito monje. "
Pietro cerró los ojos con fuerza.
Pietro dice con acento siciliano, "—Basta. "
Carlo se inclinó hacia él, bajando la voz.
Carlo dice con acento siciliano, "Dímelo de una vez. ¿Cuántas veces te has imaginado besándola? Tocándola. Haciendo lo que Mássimo sí puede hacer con ella. "
Pietro golpeó la barra con el puño, haciendo que algunos de los clientes a su alrededor se giraran.
Pietro dice con acento siciliano, "—¡Cállate, joder! "
Carlo lo miró con seriedad por un momento, luego suspiró y se inclinó sobre su vaso.
Carlo dice con acento siciliano, "Sabes que tengo razón. Y por eso odias escucharlo. "
Pietro se quedó en silencio, con los nudillos aún apretados contra la barra.
su mente dibagó hasta Leila.
Su risa baja cuando estaba relajada. Su mirada afilada cuando alguien la desafiaba. El perfume a gardenias que dejaba impregnado en los pasillos de la mansión.
Cada noche, cuando cerraba los ojos, la veía. Pero siempre estaba fuera de su alcance. Leila Ferrari no era suya. Nunca lo sería.
Pietro Tomó otro trago largo, tratando de apagar el dolor en su pecho.
Carlo le dio un golpe en el hombro.
Carlo dice con acento siciliano, "Vamos, fratello. Baila con una mujer. Toca a alguien que no te haga sentir como un puto mártir. "
Pietro negó con la cabeza.
Pietro dice con acento siciliano, "No estoy de humor para eso. "
Carlo bufó, levantándose de su asiento.
Carlo dice con acento siciliano, "Pues yo sí. No me esperes. "
Pietro Lo vio perderse entre la multitud de cuerpos en la pista de baile, mientras él se quedaba en la barra, con la mirada perdida en su vaso medio vacío.
Las horas y las bebidas pasaban. El alcohol no estaba funcionando. Leila seguía en su cabeza. Y nada iba a sacarla de ahí.

Mansión Ferrari - 03:20 AM.

Pietro bajó del auto de Carlo y caminó con paso tambaleante por el pasillo de mármol de la mansión. Aún podía sentir el retumbar de la música en su pecho, pero su cabeza estaba nublada por el whisky.
Se detuvo frente a la puerta de Leila.
Bajo la rendija, la luz estaba apagada.
Pero el aroma a gardenias seguía ahí, envolviendo el umbral como una maldita tortura.
Se apoyó contra la pared, cerrando los ojos un momento.
En su habitación, sacó del bolsillo una bala .45 con iniciales grabadas: L.F. & P.
La sostuvo entre sus dedos, dándole vueltas lentamente.
Si él moría por ella, ella nunca lo sabría.
Si vivía por ella, ella nunca lo entendería.
Se dejó caer en la cama con un suspiro pesado, sintiendo el mundo dar vueltas a su alrededor.
—Al menos en esto… soy tuyo.
Pero en la realidad, ella pertenecía a otro.
Y no había alcohol en el mundo que pudiera hacer que eso doliera menos.
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