Ferrari, La mafia o el amor.

Aquí se irán publicando las escenas de rol tanto de trama principal, como las que querais publicar los jugadores. Debido a la naturaleza de este foro, si se admite contenido NSFW.
Larabelle Evans
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Re: Ferrari, La mafia o el amor.

Mensaje por Larabelle Evans »

El consejo de los traidores.

Punto de vista: Leila.

Han pasado tres días desde el enfrentamiento en Palermo y el rescate de Gianlorenso por parte de los hombres de Matteo. La noticia de lo sucedido ha llegado a todos los rincones de Sicilia, y las familias mafiosas están inquietas. Leila Ferrari, ahora en una situación más complicada, ha sido convocada a una reunión extraordinaria del consejo en Siracusa. Ella sabe que su reputación está en juego y que la traición no solo viene de su padre, sino también de aquellos que deberían estar apoyándola.
La mañana era gris, y un viento fresco soplaba a través de las calles de Siracusa mientras Leila se dirigía al lugar designado para la reunión del consejo: una villa lujosa en lo alto de una colina, con vistas al mar Jónico. Su convoy llegó puntualmente, y Pietro, como siempre, estaba a su lado, acompañándola con una mirada seria.
Leila, vestida con un traje formal azul zafiro impecable, bajó del auto con pasos firmes, Pietro le abrió la puerta, y antes de entrar, la miró con un gesto de apoyo silencioso.
Pietro dice con acento siciliano, "Signora, recuerde: ellos pueden hablar, pero usted tiene el control. No deje que la provoquen."
Suspiras profundamente.
Leila asintió levemente, sin decir nada. Sus ojos verdes estaban cargados de espectación mientras entraba al salón principal de la villa.
Leila tomó asiento en uno de los extremos de la mesa, mientras Pietro permanecía de pie cerca de la puerta, observando a cada uno de los presentes con la atención de un guardián que no dejaría que le hicieran daño
Don Salvatore dice con tono grave, "Señores, comencemos. Esta reunión ha sido convocada para discutir los recientes incidentes en Palermo y el impacto que están teniendo en nuestras operaciones."
Leila cruzó las piernas, manteniendo una postura erguida y segura, aunque por dentro sentía el peso de las miradas sobre ella.
Don Vittorio dice con tono sarcástico, "Leila Ferrari, me temo que tendrás que explicarnos cómo es posible que tu cargamento fuera interceptado no una, sino dos veces, y que el enfrentamiento resultante se haya convertido en un espectáculo que todos los enemigos de Sicilia están disfrutando."
Leila apretó los labios antes de responder, su voz dura y controlada.
Dices con acento Siciliano, "Mis cargamentos fueron interceptados porque alguien aquí está filtrando información. No voy a permitir que se me culpe por algo que claramente viene de una traición interna."
Don Lorenzo levantó una ceja, inclinándose hacia adelante.
Don Lorenzo dice con tono inquisitivo, "¿Acusas a este consejo de traición, Leila? Es una afirmación peligrosa, considerando que todos aquí han permitido que tomes las rutas de Milán como prueba."
Leila lo miró fijamente, sus ojos brillando con una mezcla de ira y determinación.
Dices con acento Siciliano, "No estoy acusando a todo el consejo, Don Lorenzo. Pero no soy ingenua. Alguien quiere que fracase, y no voy a detenerme hasta encontrar al responsable."
Dices con acento Siciliano, "alguien coludido con Matteo por supuesto."
Don Marcello golpeó la mesa con la palma de la mano, interrumpiendo la conversación.
Don Marcello dice con tono cortante, "¡Basta! Estamos aquí para resolver este problema, no para lanzar acusaciones. Leila, entiendo que estés enojada, pero también debes entender que tu posición aún no está consolidada. Los errores como este afectan a todos nosotros."
Leila se inclina hacia adelante, apoyando las manos en la mesa.
Dices con acento Siciliano, "¿Errores, Don Marcello? ¿Qué hay de los errores de los demás? ¿O solo es un error cuando soy yo quien lo comete? He trabajado más duro que cualquiera de ustedes para asegurar estas rutas. Y si alguien aquí cree que puede socavar mi autoridad, les advierto que están jugando un juego peligroso. "
La sala quedó en silencio, excepto por el sonido del viento golpeando las ventanas. Pietro observaba atentamente, listo para intervenir si era necesario.
Don Emilio, el más joven de los presentes, habló por primera vez, su tono calmado pero firme.
Don Emilio dice con tono pensativo, "Leila, entiendo tu frustración. Pero esto no es solo sobre ti. Si esta guerra con tu padre se intensifica, todos aquí sufriremos las consecuencias. ¿Estás preparada para lidiar con eso?"
Leila lo mira, suavizando ligeramente su tono.
Dices con acento Siciliano, "Estoy preparada para lidiar con cualquier cosa. Lo que no estoy preparada para tolerar es la traición."
Don Salvatore, quien había permanecido en silencio hasta ahora, se levantó de su asiento, mirando a Leila con una expresión severa.
Don Salvatore dice con tono amenazante, "Tal vez el problema no es la traición, Leila. Tal vez el problema es que estás intentando jugar en un mundo que claramente no fue hecho para mujeres."
Pietro dio un paso hacia adelante, pero Leila levantó una mano, deteniéndolo. Su mirada se endureció mientras respondía.
Dices con acento Siciliano, "Tal vez el problema, Don Salvatore, es que hay hombres aquí que no soportan que una mujer pueda hacer este trabajo mejor que ellos. "
Dices con acento Siciliano, "es una pena que la mayoría de ustedes, pienze como mi padre. "
Don Lorenzo dice con tono burlón, "Siempre tienes una excusa, Leila. Pero tal vez el problema es más simple: este no es un lugar para ti. Sicilia necesita líderes fuertes, no… distracciones emocionales."
Pietro, de pie junto a la puerta, tensó la mandíbula, pero permaneció en silencio. Sabía que Leila podía manejar la situación, aunque cada palabra en su contra encendía su rabia interna.
Don Vittorio dice con tono firme, "Coincido con Lorenzo. Leila, estás intentando mantener un control que no puedes manejar. Lo mejor sería que retrocedieras y dejaras esto en manos más experimentadas."
Leila se puso de pie de golpe, su mirada atravesando a cada uno de los hombres que había hablado en su contra.
Dices con acento Siciliano, ""¿Retroceder? ¿Eso es lo que quieren? Entonces díganlo abiertamente: ¿quieren que me rinda y les entregue todo lo que he construido?. ""
Don Salvatore dice con tono severo, "No estamos pidiendo que te rindas, Leila. Estamos exigiendo que reconozcas que tu liderazgo es un riesgo para todos nosotros."
La tensión en la sala se volvió insostenible. Las voces de los hombres se alzaron, y varios comenzaron a discutir entre ellos, perdiendo el control de la reunión. Pietro dio un paso hacia adelante, su mirada fija en Leila, quien permanecía de pie, inmóvil como una estatua, pero con los ojos brillando de furia contenida.
Pietro dice con acento siciliano, "¡Suficiente! "
El salón quedó en silencio mientras todos se giraban para mirar a Pietro, sorprendidos por su intervención.
Pietro dice con tono firme, "Si este consejo no puede ofrecerle a Leila el respeto que merece, entonces es evidente que no hay nada más que discutir aquí. Signora, hemos terminado. "
Leila lo miró por un momento, sorprendida por su audacia, pero asintió levemente.
Dices con acento Siciliano, "Tienes razón, Pietro. Este consejo ya no tiene nada que ofrecerme."
Dices con acento Siciliano, "Es una desepción que me den la espalda por preferir a matteo. "
Don Emilio, quien había permanecido en silencio durante gran parte de la reunión, se levantó con una expresión de preocupación.
Don Emilio dice con tono conciliador, "Leila, esto no tiene que terminar así. Todavía hay quienes creemos en ti, pero necesitas demostrar que puedes manejar esta situación sin desestabilizar a Sicilia."
Leila lo miró, su expresión endurecida.
Dices con acento Siciliano, "Gracias, Don Emilio. Aprecio su apoyo. Pero está claro que la mayoría aquí ya ha decidido abandonarme. ""
Sin esperar una respuesta, Leila salió del salón con Pietro siguiéndola de cerca. Los murmullos y susurros comenzaron de inmediato entre los miembros restantes.
En un lugar apartado, a través de un sistema de cámaras ocultas instalado en la villa, Matteo Ferrari y Gianlorenso observaban la reunión en tiempo real. Matteo, sentado en un sillón con una copa de whisky en la mano, sonreía con satisfacción mientras veía a Leila salir del salón.
Matteo dice con tono burlón, "Mira eso, Gianlorenso. La niña pensó que podía jugar y ganar en mi mundo."
Gianlorenso, de pie junto a una pantalla, encendió un cigarro y soltó una risa seca.
Gianlorenso dice con tono sarcástico, "Es impresionante cuánto puede durar antes de romperse. Pero cada día estará más sola. Es solo cuestión de tiempo. "
Matteo asintió, dando un sorbo a su whisky.
Matteo dice con su tono frío, "Déjala que se desgaste. Cada traición, cada fracaso, la acerca más a su caída. "
El convoy avanzaba por las carreteras sinuosas de regreso a Catania. Dentro del vehículo principal, Leila permanecía en silencio, mirando por la ventana. Pietro, sentado frente a ella, observaba cómo apretaba los puños sobre su regazo.
Pietro dice con un tono suave, "Signora, lo que pasó en esa sala no define quién es usted. "
Leila giró la cabeza hacia él, sus ojos brillando con una mezcla de furia y tristeza.
Dices con acento Siciliano, "¿Y qué define quién soy, Pietro? ¿El hecho de que he perdido a la mayoría del consejo? ¿Que mi padre se ríe de mí mientras planea mi caída?"
Dices con acento Siciliano, "¿que mi padre solo me hace daño cada vez que puede?, ¿que lo ha hecho desde que los rusos mataron a mi madre, y él no hizo nada para defenderla?. "
gritas: "¿qué me define maldita sea?"
Pietro sostuvo su mirada, con su voz llena de una sinceridad inquebrantable.
Pietro dice con acento siciliano, "Lo que la define es que, a pesar de todo eso, no se rinde. Leila, ellos no ven lo que yo veo: una líder que no teme enfrentarse al mundo, incluso cuando todo está en su contra. "
Leila cerró los ojos por un momento, respirando profundamente antes de asentir.
Pietro sonrió levemente, aunque su corazón cargaba con un peso que no podía expresar en palabras.
Pietro dice con acento siciliano, "Es mi trabajo, Signora. Pero también… es un honor estar a su lado."
El silencio volvió a instalarse en el auto mientras el convoy avanzaba. Pietro se recostó ligeramente, pero no dejaba de observar a Leila de reojo. Su mirada estaba perdida de nuevo, pero esta vez había algo diferente: en ella una vulnerabilidad que rara vez dejaba ver.
Leila pensaba en Mássimo. Su rostro apareció en su mente como un ancla en medio de la tormenta. Recordó cómo él había estado ahí para ella en los peores momentos en Neo-Madrid, cómo la había mirado con una devoción que casi la hacía sentir segura. Pero ahora, ¿cómo podía ser suficiente para alguien como él, cuando ni siquiera podía sostener su propio imperio?
Leila Sin darse cuenta, una lágrima rodó por su mejilla. Pietro la notó de inmediato, pero no dijo nada. En cambio, alargó la mano hacia el asiento trasero y sacó un pañuelo de su bolsillo, entregándoselo con suavidad.
Pietro dice con acento siciliano, "Signora… está bien sentirse así. No tiene que ser fuerte todo el tiempo. "
Leila tomó el pañuelo, evitando su mirada mientras secaba rápidamente su rostro.
Dices con acento Siciliano, "No puedo permitirme eso, Pietro. Si me quiebro, todo se viene abajo."
Pietro la miró con una mezcla de admiración y tristeza.
Pietro dice con acento siciliano, "Pero no estás sola. Yo estoy a tu lado. Siempre estaré aquí, aunque sea solo para recordarte que no tienes que cargar con todo esto sola."
Sus palabras la conmovieron más de lo que esperaba. Por un momento, levantó la mirada y se encontró con los ojos de Pietro, cálidos y llenos de una lealtad que iba más allá del deber.
Dices con acento Siciliano, "Gracias, Pietro. Significas más para mí de lo que crees."
Pietro tragó con dificultad, desviando la mirada para ocultar el dolor que sentía al escuchar esas palabras. No como quería significar para ella, pero al menos tenía algo, y eso debía bastar.
Cuando el convoy llegó a la mansión, Pietro salió primero para abrir la puerta de Leila. Ella bajó lentamente, sus movimientos reflejaban el agotamiento de la jornada, pero también una determinación inquebrantable.
Pietro extendió su mano para ayudarla, y aunque ella la tomó con firmeza, su toque para con ella fue más suave de lo habitual.
Dices con acento Siciliano, "Ven conmigo al despacho. Necesito tu ayuda para planificar los próximos pasos."
Pietro asintió, siguiéndola al interior de la mansión mientras los otros hombres comenzaban a asegurar el perímetro.

refugio en el amor


antes de ir al despacho, Leila se encerró asotando la puerta de su recámara mientras Pietro se quedó fuera, mirando su dolor inpotente.
Leila se dejó caer en la cama, sacando su teléfono para llamar a Mássimo.
El teléfono da tono.
Mássimo ha descolgado la llamada.
Mássimo te dice por teléfono, "ciao..."
Dices por teléfono, "ciao..."
Mássimo te dice por teléfono, "piccolina? ciao, amore "
Leila recuerda cuando él la consoló aquella noche en Neo-Madrid. Aquella noche que Matteo le había llamado para exigirle que volbiera, y ella terminó en llanto.
Dices por teléfono, "Mássimo... "
Mássimo te dice por teléfono, "amore, qué pasa leila?. "
Leila sonríe lebemente al escuchar que le dice piccolina.
Dices por teléfono, "Mássimo... el consejo, el consejo me ha dado la espalda. Todo es culpa de mi padre... todo, él, él solo me hace daño..."
Leila comienza a llorar mientras habla.
Mássimo te dice por teléfono, "que? como que te an dado la espalda? pero que pasó? amore mío"
Dices por teléfono, "Matteo me robó un cargamento que iva a Milán, una ruta que estaba a prueba. era el primer cargamento de Armas y cocaína que iva a esa ruta. "
Dices por teléfono, "Me enteré, lo enfrentamos y todo el consejo y la mafia siciliana se enteró de que nos enfrentamos a vala. "
En Turín, "Mássimo mientras va escuchando se cubre lacara. Siente que por tantas cosas, vá a colapsar. aún así, empiesa a darle instruxiónes a rodrico. "
Leila le sigue contando todo con detalle.
Mássimo habla con rodrico serio. Indicándolé que en este momento se rompan las relaciones comerciales con el consejo, y que se le quite su reconosimiento. Así como que se les retiren las rutas asia su territorio.
Leila escucha lo que mássimo dice.
Mássimo se coloca el teléfono al oído mientras rodríco asiente pero no muy combencido.
Mássimo te dice por teléfono, "bene amore, no te preocupes, ya me estoy encargando"
Dices por teléfono, "Mássimo, pero esto puede aumentar la problemática que de por si ya hay en Turín. ¿Estás seguro de esto? No quiero darte problemas y que esta guerra con mi padre también te afecte. "
Suspiras profundamente.
Mássimo te dice por teléfono, "relájate amore, esto no causara una guerra, por que no estoy atacando a nadie, además aapesar de que ellos sean el consejo, se quedan sin uno de los reconocimientos mas inportantes, sin mencionar que de forma efectiba, solo controlan milán. "
Dices por teléfono, "Para ellos si será una declaratoria de Guerra, y eso que aún no saben que tenemos una relasión amore. "
Mássimo te dice por teléfono, "igual las tienen de perdér por que como te dije, prácticamente todo el norte está bajo mi mando. "
Leila sonríe
Dices por teléfono, "Ahora soy yo la que necesita de tu ayuda amore, que irónico no? "
Mássimo te dice por teléfono, "y la tendrás, amore mio. "
Leila se limpia el rostro con un pañuelo.
Dices por teléfono, "Io te extraño cioccolato. "
Mássimo te dice por teléfono, "yo atí, mi piccolina, quiero verte. "
Mássimo te dice por teléfono, "me haces múuucha falta. "
Dices por teléfono, "Pues haré todo lo posible para ir a Turín pronto. "
Mássimo te dice por teléfono, "si, amore, me hases muucha falta, en verdad. "
Dices por teléfono, "Ti amo amore. "
Mássimo te dice por teléfono, "ti amo, mia piccolina"
Dices por teléfono, "¿Crees que pueda mover la mercancía y hacer nuevas negosiaciones en Turín y el resto del norte?"
Mássimo te dice por teléfono, "um, sín problema puedo darte unas zonas amore, pero si quieres eso lo hablamos cuando vengas. ¿Te urje mober algo?"
Dices por teléfono, "Si, la mercancía que quedó de lo que rescatamos de las manos de Matteo. "
Mássimo te dice por teléfono, "bene, te daré una zona. es algo pequeña, pero la cantidad de compradores es, um, digamos. sorprendente. "
Sonríes.
Dices por teléfono, "está bene amore, envía me los datos, y nos encargamos aquí. "
Mássimo te dice por teléfono, "bene, le diré a mis hombres en esa zona, y mandaré a cerrar cualquier intento de axeso al norte. "
Dices por teléfono, "Grazie amore. Ti amo, hablamos pronto. "
Mássimo te dice por teléfono, "ti amo amore"
Mássimo ha colgado.

con el ánimo renovado.


Leila salió de su recámara con pasos firmes, aunque aún se notaba el leve rastro de cansancio en su rostro. Había limpiado las lágrimas y enderezado la espalda, decidida a enfrentar la montaña de problemas que tenía por delante. Pietro estaba esperándola en el pasillo, como siempre, en su lugar habitual.
Cuando la vio, sintió un alivio al notar su expresión más tranquila. Sin embargo, en el fondo, algo en su corazón se retorció al imaginar la razón detrás de su cambio de ánimo. Había visto cómo desapareció con su teléfono, y aunque Leila no había dicho nada, Pietro sabía que probablemente había hablado con Mássimo.
Pietro dice con acento siciliano, "Signora, ¿todo bien? "
Leila asintió, ofreciéndole una pequeña sonrisa que no llegaba del todo a sus ojos.
Dices con acento Siciliano, "Sí, Pietro. Gracias por esperarme. Vamos al despacho; tenemos que organizarnos antes de que las cosas empeoren."
Sin más palabras, ambos caminaron hacia el despacho. Pietro abrió la puerta para ella y esperó a que entrara antes de seguirla.
El despacho estaba iluminado por la luz cálida de las lámparas. Sobre el escritorio estaba extendido el mapa de Sicilia con las rutas marcadas, rodeado de documentos, informes, y una lista de nombres. Leila se quitó el abrigo, colocándolo sobre una silla, y se acercó al escritorio con determinación.
Dices con acento Siciliano, "Primero, vamos a organizar la mercancía restante. Mássimo ya me ha ofrecido una zona en el norte, lo que significa que podemos mover los cargamentos rápidamente antes de que Matteo o el consejo reaccionen. "
Pietro frunció ligeramente el ceño al escuchar el nombre de Mássimo, pero mantuvo su postura firme y profesional.
Pietro dice con acento siciliano, "Entendido, Signora. Si contamos con el apoyo de don Mássimo, eso nos dará una ventaja importante. Pero necesitamos asegurarnos de que las rutas sean seguras antes de mover nada. "
Leila asintió, revisando algunos documentos en silencio. Después de unos minutos, suspiró profundamente y levantó la vista hacia Pietro.
Dices con acento Siciliano, "Sé que esta no es la mejor situación, Pietro. Pero no tengo otra opción. Si el consejo no me apoya, entonces tendré que crear mis propias alianzas."
Pietro la observó, notando que su tono era más relajado, como si algo o alguien le hubiera devuelto parte de su confianza. En el fondo, sintió una punzada en el pecho al pensar en que era Mássimo.
Pietro piensa:
"¿Qué se sentirá tenerla así de cerca, verla sonreír de esa manera y saber que tú eres la razón? Nunca lo sabré."
Pero de nuevo no dijo nada, en lugar de eso, le ofreció un asentimiento firme.
Pietro dice con acento siciliano, "Está haciendo lo correcto, Signora. Si el consejo no está de su lado, ellos serán quienes pierdan. Y yo estoy aquí para asegurarme de que logre lo que se proponga."
Leila lo miró directamente, sintiendo la sinceridad en sus palabras.
Dices con acento Siciliano, "Grazie, sé que cuento contigo y los de más, incluso con las traiciones a la alza. "
Pietro esbozó una leve sonrisa, aunque en su interior sabía que nunca podría decirle todo lo que realmente sentía.
Mientras seguían organizando los documentos, Leila se dejó caer en una silla frente al escritorio, tomando un breve respiro. Pietro la observó desde su lugar, sin dejar de preguntarse cómo alguien podía cargar con tanto peso y seguir adelante.
Pietro dice con acento siciliano, "Leila… a veces me pregunto cómo lo haces. "
Leila lo miró, confundida.
Dices con acento Siciliano, "¿Hacer qué?"
Pietro desvió la mirada por un momento antes de responder.
Pietro dice con acento siciliano, "Seguir adelante. Mantenerse fuerte. Después de todo lo que ha pasado… cualquier otra persona habría cedido hace mucho tiempo. "
Leila sonrió levemente, pero había un tinte de tristeza en sus ojos.
Dices con acento Siciliano, "La verdad, Pietro, es que a veces siento que no puedo más. Pero entonces recuerdo todo lo que he perdido, todo lo que he luchado por conseguir, y sé que no puedo detenerme."
Pietro quiso acercarse a ella, decirle que no tenía que cargar con todo sola, que él estaba ahí para protegerla, no solo como su custodio, sino como alguien que daría todo por ella. Pero en lugar de eso, simplemente mantuvo su distancia.
Pietro dice con acento siciliano, "Lo entiendo, Signora. Y aunque no lo diga a menudo, quiero que sepa que no importa lo que pase, usted ya es una excelente Líder y una gran mujer que se merece todo en la vida. "
Leila lo miró directamente, sus labios formando una pequeña sonrisa genuina.
Dices con acento Siciliano, "ay, definitivamente, que haría sin tu compañía. "
La noche avanzaba, y ambos continuaron trabajando en silencio. Finalmente, Leila se puso de pie, estirándose ligeramente antes de hablar.
Dices con acento Siciliano, "Es suficiente por hoy. Tenemos un plan, y mañana empezaremos a ejecutarlo."
Pietro se levantó también, ajustándose la chaqueta.
Pietro dice con acento siciliano, "Descansar es una buena idea, Signora. Mañana será un día largo. "
Leila asintió, caminando hacia la puerta del despacho, pero antes de salir, se giró hacia Pietro.
Dices con acento Siciliano, "Sabes, Pietro… no importa lo que pase con esta guerra, sé que siempre podré confiar en ti. Eres mi amico, mi custodio, por que así yo lo decidí al tener los 18 años, así que significa mucho para mí todo lo que haces. "
Pietro se detuvo, sorprendido por sus palabras, pero rápidamente recuperó la compostura y asintió.
Leila salió del despacho, dejando a Pietro solo. Por un momento, él se quedó mirando la puerta cerrada,
su mente llena de pensamientos y emociones que nunca podría compartir.
Pietro piensa mientras mira una foto de ella en la pared.
"La amo. Y nunca lo sabrá. Pero mientras ella siga luchando, yo estaré aquí, a su lado."
Larabelle Evans
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Registrado: Mar Jul 02, 2024 4:52 am

Re: Ferrari, La mafia o el amor.

Mensaje por Larabelle Evans »

¿Quien dijo que el Alcohol me ayudaría?

Narrasión especial: Pietro.

El reloj de la pared marcaba casi la medianoche cuando Pietro cerró la puerta de su habitación y se dejó caer pesadamente sobre la cama. Sus músculos aún dolían después de la emboscada de palermo, pero no era el dolor físico lo que lo atormentaba.
La tenue luz de una lámpara de bronce proyectaba sombras danzantes en las paredes desnudas. Sobre la mesilla de noche, junto a una Beretta 92FS y un reloj de arena, descansaba un único objeto personal: un marco de plata con una foto de Leila.
En la imagen, ella tenía 18 años, vestida con un traje pantalón negro, impecable como siempre. Su cabello azabache recogido en un moño estricto y su mirada verde esmeralda desafiaba al mundo. La foto había sido tomada el día en que Matteo Ferrari le cedió el control de algunas operaciones tras recibir su diagnóstico renal. Aquel día, Leila se convirtió en algo más que la hija de Matteo. Se convirtió en su propia sombra, su propio enemigo.
Pietro tomó el marco entre sus manos, deslizando el pulgar sobre la imagen como si pudiera tocarla.
—Dovevi scegliere qualcun altro… qualcuno degno di te. —susurró, con la voz rasposa por el cansancio.
El zumbido del iPhone lo sacó de sus pensamientos. Vibraba contra la almohada, iluminando la penumbra con un nombre en pantalla:
Pietro frunció el ceño y contestó al segundo timbre.
Pietro dice por teléfono, "—¿Qué quieres, Carlo "?
Del otro lado, el sonido de música electrónica y risas ahogaba la voz de su amigo.
Carlo dice por teléfono, "—¡Fratello! ¿Sigues en tu cueva oliendo su perfume como un maldito santo mártir? —Carlo hizo un sonido de beso burlón—. Vamos, el Luna Rossa está lleno de mujeres que no te mandarán a balacear camiones. Te recojo en diez. "
Pietro frotó su rostro con una mano, exhalando pesadamente.
Pietro dice por teléfono, "—No estoy de humor. Mañana hay que"
Carlo dice por teléfono, "—Mañana seguirás siendo su perro guardián. Pero esta noche… —la voz de Carlo bajó un tono— Podrías ser solo Pietro. ¿O ya ni recuerdas quién eras antes de ella?"
El tic-tac del reloj de arena se sintió más pesado que nunca. Pietro miró la foto de Leila otra vez. En la imagen, ella sostenía un cigarro turco apagado entre sus dedos, su primer acto de rebeldía contra Matteo. Sus labios estaban entreabiertos, a punto de reírse de algo que él nunca llegó a entender.
Por primera vez en mucho tiempo, sintió la necesidad de escapar.
Se puso de pie y tomó una camisa negra de seda.
Pietro dice por teléfono, "10 minutos. Y si mencionas su nombre, te parto la nariz. "
Carlo rió y colgó el teléfono.

Audi RS6 de Carlo - 00:15 AM.

El motor rugía mientras el auto avanzaba por la carretera costera. El olor a salitre y gasolina se mezclaba con el aroma a cuero nuevo de los asientos. Pietro miraba por la ventana, observando los carteles oxidados que advertían "Zona de peligro mafioso".
Carlo conducía con una mano, la otra sosteniendo un cigarrillo electrónico de mentol.
Carlo dice con acento siciliano, "¿Recuerdas a Lucia? La pelirroja del mercado. —preguntó de repente, con una sonrisa nostálgica. "
Pietro apenas desvió la mirada.
Pietro dice con acento siciliano, "—Te dejó por un pescador. "
Carlo dice con acento siciliano, "—Sí. Y me dijo: "Prefiero oler a camarones que a pólvora". —imitó su acento con dramatismo. "
Pietro negó con la cabeza, divertido a pesar de sí mismo.
Pietro dice con acento siciliano, "Y tú seguiste comprándole flores. "
Carlo se encogió de hombros.
Carlo dice con acento siciliano, "—Eso hacemos los idiotas. Amar lo que nos destruye. "
Carlo —hizo una pausa y lo miró de reojo—.
Carlo dice con acento siciliano, "Como tú, que te derrites cada vez que ella ajusta ese maldito collar de farallón frente a ti. "
Pietro se tensó. Recordó el momento exacto: Leila inclinándose sobre un mapa en su escritorio, su collar de Farallón colgando peligrosamente cerca de su escote. Él había apartado la mirada tan rápido que le dolió el cuello. "
—No es solo eso. —murmuró, con la voz más grave— Es su forma de luchar. Como si el mundo entero fuera su enemigo, pero ella nunca se dobla.
Carlo soltó una carcajada seca.
Carlo dice con acento siciliano, "Y tú quieres ser su escudo. Su mártir. Pero hasta los santos necesitan pecado, Pietro. "

Discoteca Luna Rossa - 01:00 AM.

Las luces estroboscópicas azules y rojas parpadeaban con un ritmo frenético, bañando la pista de baile en destellos eléctricos. La música retumbaba en las paredes de mármol negro y en los vasos de whisky alineados sobre la barra de ónix.
El Luna Rossa estaba a reventar. Mafiosos de bajo nivel, modelos de piernas largas y traficantes disfrazados de empresarios se movían entre el humo y la euforia de la madrugada.
Pietro estaba en la barra con Carlo, con un vaso de Macallan 18 en la mano, girando el líquido ámbar sin interés.
Pietro dice con acento siciliano, "No sé por qué me convenciste de venir. "
Pietro dijo, con el ceño fruncido mientras miraba el fondo de su vaso.
Carlo se apoyó en la barra con una sonrisa de suficiencia.
Carlo dice con acento siciliano, "Porque necesitas despejar esa cabeza, fratello. Desde que llegamos, has mirado el teléfono cinco veces esperando un mensaje que no va a llegar. "
Pietro apretó la mandíbula y tomó un sorbo largo.
Pietro dice con acento siciliano, "No sé de qué hablas. "
Carlo resopló con una carcajada seca.
Carlo dice con acento siciliano, "Claro que sabes. Sabes que ella nunca te va a llamar primero, ¿verdad? Que si mañana amanece, lo primero que hará será marcar adon Mássimo y no a ti. "
Pietro bajó el vaso con más fuerza de la necesaria sobre la barra.
Pietro dice con acento siciliano, "Cierra la boca, Carlo. "
Carlo dice con acento siciliano, "Dímelo tú, Pietro. ¿Cuánto más vas a seguir detrás de ella, protegiéndola como un perro fiel, mientras ella se mete en la cama de otro? "
Pietro no respondió. Se quedó en silencio, con la mirada fija en la botella de whisky frente a él.
La rabia en su interior no era contra Carlo. Era contra sí mismo, por saber que su amigo tenía razón.
Carlo chasqueó los dedos hacia el bartender.
Carlo dice con acento siciliano, "—Dos más. Y un trago fuerte para mi amigo aquí, que necesita olvidar que su corazón pertenece a una mujer que nunca lo verá como algo más. "
El bartender, un hombre de rostro curtido y sin muchas preguntas, sirvió otro Macallan para Pietro y un tequila doble para Carlo.
Pietro tomó el vaso sin dudarlo.
—Hoy beberé. —declaró, con una determinación sombría en su voz.
Carlo sonrió, satisfecho.
Carlo dice con acento siciliano, "—Así me gusta. Vamos a beber hasta que el nombre de Leila Ferrari desaparezca de tu maldita cabeza. "
Pietro vació el vaso en un solo trago, sintiendo el ardor bajar por su garganta y calentarle el pecho.
Pero sabía que ni una botella entera podría borrar a Leila de su mente.
La música se hizo más fuerte. El lugar giraba ligeramente a su alrededor mientras la tercera ronda de whisky se posaba en su estómago como fuego líquido.
Carlo encendió un cigarrillo y lo observó con una media sonrisa.
Carlo dice con acento siciliano, "No te relajas ni estando borracho.
Pietro apoyó un codo en la barra, masajeándose las sienes.
Pietro dice con acento siciliano, "No tengo nada de qué relajarme. "
Carlo dice con acento siciliano, "¿Nada? Vamos, Pietro. ¿Cuántas veces has soñado con ponerle las manos encima? No me vengas con esa mierda de “mi deber es protegerla”. No eres un maldito monje. "
Pietro cerró los ojos con fuerza.
Pietro dice con acento siciliano, "—Basta. "
Carlo se inclinó hacia él, bajando la voz.
Carlo dice con acento siciliano, "Dímelo de una vez. ¿Cuántas veces te has imaginado besándola? Tocándola. Haciendo lo que Mássimo sí puede hacer con ella. "
Pietro golpeó la barra con el puño, haciendo que algunos de los clientes a su alrededor se giraran.
Pietro dice con acento siciliano, "—¡Cállate, joder! "
Carlo lo miró con seriedad por un momento, luego suspiró y se inclinó sobre su vaso.
Carlo dice con acento siciliano, "Sabes que tengo razón. Y por eso odias escucharlo. "
Pietro se quedó en silencio, con los nudillos aún apretados contra la barra.
su mente dibagó hasta Leila.
Su risa baja cuando estaba relajada. Su mirada afilada cuando alguien la desafiaba. El perfume a gardenias que dejaba impregnado en los pasillos de la mansión.
Cada noche, cuando cerraba los ojos, la veía. Pero siempre estaba fuera de su alcance. Leila Ferrari no era suya. Nunca lo sería.
Pietro Tomó otro trago largo, tratando de apagar el dolor en su pecho.
Carlo le dio un golpe en el hombro.
Carlo dice con acento siciliano, "Vamos, fratello. Baila con una mujer. Toca a alguien que no te haga sentir como un puto mártir. "
Pietro negó con la cabeza.
Pietro dice con acento siciliano, "No estoy de humor para eso. "
Carlo bufó, levantándose de su asiento.
Carlo dice con acento siciliano, "Pues yo sí. No me esperes. "
Pietro Lo vio perderse entre la multitud de cuerpos en la pista de baile, mientras él se quedaba en la barra, con la mirada perdida en su vaso medio vacío.
Las horas y las bebidas pasaban. El alcohol no estaba funcionando. Leila seguía en su cabeza. Y nada iba a sacarla de ahí.

Mansión Ferrari - 03:20 AM.

Pietro bajó del auto de Carlo y caminó con paso tambaleante por el pasillo de mármol de la mansión. Aún podía sentir el retumbar de la música en su pecho, pero su cabeza estaba nublada por el whisky.
Se detuvo frente a la puerta de Leila.
Bajo la rendija, la luz estaba apagada.
Pero el aroma a gardenias seguía ahí, envolviendo el umbral como una maldita tortura.
Se apoyó contra la pared, cerrando los ojos un momento.
En su habitación, sacó del bolsillo una bala .45 con iniciales grabadas: L.F. & P.
La sostuvo entre sus dedos, dándole vueltas lentamente.
Si él moría por ella, ella nunca lo sabría.
Si vivía por ella, ella nunca lo entendería.
Se dejó caer en la cama con un suspiro pesado, sintiendo el mundo dar vueltas a su alrededor.
—Al menos en esto… soy tuyo.
Pero en la realidad, ella pertenecía a otro.
Y no había alcohol en el mundo que pudiera hacer que eso doliera menos.
Larabelle Evans
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Registrado: Mar Jul 02, 2024 4:52 am

Re: Ferrari, La mafia o el amor.

Mensaje por Larabelle Evans »

Nueva ruta.

Punto de vista: Pietro.

El amanecer apenas se filtraba a través de las pesadas cortinas de la habitación de Pietro cuando el sonido de su reloj interno lo obligó a abrir los ojos.
Su cabeza latía con una presión sorda, el whisky de la noche anterior aún pesando en su sistema.
Se sentó al borde de la cama y pasó las manos por su rostro, sintiendo el ardor en sus ojos. Exhaló profundamente, como si pudiera expulsar la resaca con la respiración. Pero no era solo el alcohol lo que le pesaba.
Era ella.
Leila, que seguramente ya estaba despierta, revisando documentos, organizando la salida de la mercancía. Leila, que no tenía idea de cuánto espacio ocupaba en su mente.
Pietro se puso de pie, se duchó rápidamente y se vistió con su traje negro de siempre. Cuando salió de su habitación, el aroma a café recién hecho invadió el pasillo.
Carlo ya estaba en la cocina, bebiendo directamente de una taza de porcelana.
Carlo dice con acento siciliano, "—Pareces un cadáver, fratello. —bromeó, echándole una mirada de reojo mientras mordía un trozo de pan con aceite de oliva. "
Pietro ignoró la burla y tomó una taza para servirse café.
Pietro dice con acento siciliano, "—¿Leila? "
Carlo resopló con una risa irónica.
Carlo dice con acento siciliano, "—Donde siempre. En el despacho, trabajando como si no hubiera casi muerto hace unos días. "
Pietro apretó la mandíbula. Claro que estaba trabajando. Claro que no se había detenido ni un segundo a descansar.
Pietro Terminó su café en dos tragos y salió de la cocina con paso firme.
En el despacho de Leila.
Leila estaba de pie frente a una gran mesa de roble, con documentos, listas y mapas dispersos sobre la superficie. Llevaba un pantalón de vestir negro y una blusa blanca de seda, con las mangas arremangadas. Su cabello negro estaba recogido en una coleta alta, y su mirada estaba clavada en los papeles con una intensidad feroz.
Cuando Pietro entró, ella levantó la vista por un momento, reconociendo su presencia, pero no dijo nada de inmediato.
Pietro dice con acento siciliano, "—Signora. —saludó él con un tono bajo. "
Leila pasó los dedos por una de las hojas y luego exhaló.
Dices con acento Siciliano, "—Tenemos que mover la mercancía al norte. No podemos permitirnos otro retraso."
Pietro se acercó a la mesa y observó los documentos.
Pietro dice con acento siciliano, "—¿A dónde exactamente? "
Leila señaló un punto en el mapa.
Dices con acento Siciliano, "Bolonia."
Pietro arqueó una ceja.
Pietro dice con acento siciliano, "¿Bolonia?"
Leila asintió.
Dices con acento Siciliano, "—Milán está fuera de la ecuación por ahora. Después de lo que pasó en Palermo, la tensión con el consejo es demasiado alta. Necesitamos un puerto seguro y una ciudad donde podamos maniobrar sin que la sombra de Matteo nos alcance tan rápido. Bolonia es el punto ideal. Tiene conexiones directas con todo el norte sin estar bajo el control absoluto de nadie."
Pietro estudió el mapa por un momento antes de asentir.
Pietro dice con acento siciliano, "—Es una buena jugada. Pero si Matteo lo descubre, puede mover hilos en Génova o Venecia para cerrar las rutas. "
Niegas con la cabeza.
Dices con acento Siciliano, "Mássimo jamás va permitir eso. "
Hubo un momento de silencio entre ellos.
Pietro la observó más de cerca.
Las ojeras bajo los ojos de ella estaban más marcadas. Su piel tenía un matiz más pálido de lo habitual.
Pietro dice con acento siciliano, "—Signora… debería descansar un poco. —sugirió con cautela. "
Leila soltó una risa baja, sin humor.
Dices con acento Siciliano, "¿Descansar? ¿Para qué? ¿Para que Matteo tenga más ventaja? No, Pietro. Nos vamos en dos horas. Quiero ver esa mercancía cargada antes de mediodía."
Pietro cerró los ojos por un segundo, reprimiendo la frustración.
Pietro dice con acento siciliano, "—Como ordene, Signora. "
Leila se detuvo un instante y lo miró con una expresión más suave.
Sonríes.
Dices con acento Siciliano, "—Tú también tienes que dormir más, Pietro. No me hagas darte la misma orden. "
Pietro la miró con una sombra de sonrisa, pero no respondió.
Porque sabía que, aunque ella lo ordenara, no podía dormir tranquilo si no sabía que ella estaba a salvo.

2 horas después en los almacenes Ferrari.

El sol comenzaba a calentar las calles de Catania cuando los camiones llegaron al almacén. Las cajas estaban alineadas, listas para ser transportadas, cada una con su código de identificación falso para evitar problemas en los retenes.
Carlo llegó en su Audi RS6 y bajó con su habitual actitud despreocupada.
Carlo dice con acento siciliano, "—¿Todo listo, jefa? —preguntó con una sonrisa. "
Leila, que supervisaba cómo se aseguraban los contenedores, giró la cabeza y lo miró.
Dices con acento Siciliano, "—Si sigues llamándome "jefa" con ese tono burlón, te haré cargar las cajas con tus propias manos. "
Sonríes.
Carlo rió, levantando las manos en señal de rendición.
Carlo dice con acento siciliano, "—Está bien, está bien. ¿Quiénes van en la caravana? "
Pietro intervino.
Pietro dice con acento siciliano, "—Yo voy con la Signora en el vehículo principal. Tú y dos más en el segundo. Los demás se distribuyen en los camiones. "
Carlo silbó.
Carlo dice con acento siciliano, "—Espero que esta vez no nos reciba una emboscada. Ya tuve suficiente fuego para toda una vida. "
Leila cruzó los brazos.
Dices con acento Siciliano, "—No habrá emboscada. Nos aseguraremos de que esta vez, si alguien intenta jodernos, termine bajo tierra. "
Carlo la miró por un momento y luego sonrió.
Carlo dice con acento siciliano, "—Dios, me encanta cuando te pones así. "
Leila rodó los ojos y se giró hacia Pietro.
Dices con acento Siciliano, "—¿Cuánto tiempo hasta que estemos listos para partir?"
Pietro dice con acento siciliano, "—Treinta minutos. "
Asientes afirmativamente.
Dices con acento Siciliano, "—Entonces preparémonos. No podemos darnos el lujo de perder esta oportunidad."
Pietro la observó mientras ella se alejaba, dando órdenes con precisión.

30 minuttos más tarde. [Camino a Bolonia.

El convoy avanzaba por la carretera costera, con el mar Jónico extendiéndose a su izquierda como un espejo azul interminable. El sol comenzaba a calentar el asfalto, y dentro del vehículo principal, Leila observaba el paisaje con expresión seria, su mente trabajando a toda velocidad.
Pietro iba al volante, con las manos firmes en el cuero negro del mismo. Sabía que cada kilómetro que avanzaban los acercaba al éxito… o a una nueva trampa.
En el asiento trasero, Leila sacó su teléfono y revisó sus mensajes. Mássimo le había enviado la ubicación del punto de entrega en Bolonia junto con algunos detalles sobre los compradores.
Pietro desvió la mirada de la carretera por un segundo para mirarla.
Pietro dice con acento siciliano, "¿Noticias de Don Mássimo? —preguntó con voz neutra. "
Leila asintió sin levantar la vista.
Dices con acento Siciliano, "—Todo listo en Bolonia. Solo tenemos que llegar con la mercancía y la transacción se cerrará sin problemas. "
Pietro volvió a mirar al frente, sintiendo una ligera punzada en el pecho cada vez que escuchaba el nombre de Mássimo.
El sonido de un mensaje entrante interrumpió el silencio en el auto. Pietro bajó la mirada al teléfono que tenía en el tablero y vio el remitente: Carlo ????.
Leila notó la notificación y arqueó una ceja.
Dices con acento Siciliano, "—¿Qué quiere Carlo ahora?"
Pietro suspiró y desbloqueó el teléfono con una mano, manteniendo la otra en el volante.
?? Carlo ????:
"Hermano, ¿cómo va el viaje romántico? ¿Leila ya te tomó de la mano o sigues actuando como su chofer personal?""
Pietro apretó los labios y negó con la cabeza.
—Idiota… —murmuró, escribiendo rápidamente una respuesta.
?? Pietro:
"Cierra la boca y asegúrate de que nadie nos sigue, imbécil.""
Leila lo miró de reojo.
Dices con acento Siciliano, "—¿Qué dice Carlo?"
Pietro dudó un segundo antes de responder.
Pietro dice con acento siciliano, "—Nada importante. Solo sus bromas de siempre. "
Leila entrecerró los ojos, pero decidió no insistir.
?? Carlo ????: "Tranquilo, fratello. Todo despejado. Pero si de repente Leila se inclina sobre ti para "ver el mapa", frena antes de chocar." ??
Pietro apagó la pantalla y apretó el puente de su nariz, conteniendo una exasperación profunda.
Leila notó su reacción y cruzó los brazos.
Dices con acento Siciliano, "—Dime la verdad, Pietro. ¿Qué estupidez ha dicho Carlo esta vez?"
Pietro dice con acento siciliano, "—Nada que valga la pena repetir, Signora."
Ella arqueó una ceja pero decidió dejarlo pasar.
El convoy había avanzado sin problemas hasta que, al doblar una curva, vieron una serie de conos naranjas bloqueando el camino.
—Mierda. —murmuró Pietro, reduciendo la velocidad.
A lo lejos, un grupo de seis policías armados revisaban vehículos en el carril de salida. Dos patrullas con luces intermitentes estaban estacionadas al costado de la carretera.
Carlo habló por el intercomunicador.
?? Carlo:
"Tenemos un control policial adelante. ¿Qué hacemos?""
Pietro miró a Leila, esperando su decisión.
Ella observó a los policías y, tras unos segundos, una sonrisa ligera apareció en sus labios.
Dices con acento Siciliano, "—Tranquilos. Son de los nuestros."
Pietro dice con acento siciliano, ""Sigan avanzando como si nada. No hay peligro."
Cuando el convoy se acercó al punto de control, uno de los oficiales levantó una mano para detenerlos. Pietro frenó suavemente y bajó la ventanilla.
El policía, un hombre robusto de mediana edad con bigote espeso, se inclinó hacia la ventana.
—Señorita Ferrari. Qué sorpresa. —dijo con tono cordial, inclinando la cabeza levemente.
Leila sonrió con tranquilidad.
Dices con acento Siciliano, "—Oficial De Santis. No esperaba verlo hoy."
—Ya sabe cómo es esto. Rondas rutinarias. —respondió el hombre con una sonrisa profesional. Luego miró los camiones detrás de ella. —¿Carga comercial?
Dices con acento Siciliano, "—Documentación en regla, como siempre. —dijo Leila, sacando un sobre del compartimento delantero."
El oficial lo tomó y lo hojeó sin realmente revisarlo.
el oficial dice, "—Supongo que todo está en orden. Pero ya sabe, hay que hacer la farsa. "
el oficial Se giró hacia sus hombres y les hizo un gesto.
El oficial dice, "—Revisen los camiones. "
Los policías caminaron lentamente hacia los camiones y fingieron inspeccionar el cargamento, golpeando las puertas metálicas y asintiendo entre ellos.
Pietro observaba todo con atención, una mano descansando cerca de su arma.
Después de unos minutos, el oficial De Santis cerró el sobre y se lo devolvió a Leila con una sonrisa.
El oficial dice, "—Todo en orden, Signorina Ferrari. Puede continuar. "
Leila sonrió con cortesía.
Dices con acento Siciliano, "—Aprecio su dedicación, Oficial. Mantenga la ciudad en orden."
Te partes de risa.
—Siempre lo hacemos. —dijo él, haciendo un leve saludo con dos dedos en la frente antes de apartarse del vehículo.
Pietro aceleró suavemente, y el convoy pasó el control sin incidentes.
Carlo: "Tienes más amigos en la ley de los que creía, Leila. Te respeto aún más."
?? Leila:
Dices con acento Siciliano, "Siempre hay que tener gente en todos los niveles, Carlo. La clave está en saber cuándo usarlos.""
El convoy seguía avanzando sin inconvenientes.
Leila miró a Pietro con una media sonrisa.
dices con acento Siciliano, "—¿Ves? No todos los obstáculos terminan en fuego y sangre."
Pietro soltó una risa baja.
Pietro dice con acento siciliano, "—Hoy no. "
Carlo volvió a escribirle un mensaje.
?? Carlo ????: "Si te vas a enamorar, al menos invítala a cenar primero." ??
Pietro bloqueó la pantalla sin responder.
Pero en el fondo, sabía que Carlo tenía razón en una cosa: Él ya estaba enamorado. Y ese era su mayor problema.

algunas horas de viaje después.

El convoy se detuvo en una estación de servicio a las afueras de Florencia. El sol golpeaba con intensidad, y el calor del mediodía se sentía pegajoso sobre la piel. Los camioneros y los hombres de Leila bajaron de los vehículos, estirándose tras horas de viaje.
Leila se quitó las gafas de sol y se pasó una mano por la nuca.
Dices con acento Siciliano, "—Necesito un café. Y algo que no sepa a plástico. —dijo con un suspiro."
Pietro, que estaba junto a ella, sonrió levemente.
Pietro dice con acento siciliano, "—Eso va a estar difícil. Estos lugares solo sirven comida que ni los perros comerían. "
Dices con acento Siciliano, "—Entonces buscaré algo decente. —Leila respondió con una media sonrisa."
Ambos entraron al pequeño restaurante de carretera. Era un lugar modesto, con mesas de madera gastadas y un aroma a café demasiado fuerte. Detrás del mostrador, una mujer mayor servía capuchinos mientras discutía con un cliente sobre la calidad de las aceitunas en la pizza.
Leila y Pietro tomaron asiento en una mesa junto a la ventana. La luz del sol se filtraba a través de las persianas polvorientas, dándoles un respiro de la carretera.
Pietro se inclinó un poco sobre la mesa.
Dices con acento Siciliano, "—Nunca me has hablado de tu familia, Pietro. "
Leila dijo con interés genuino.
Pietro desvió la mirada por un momento, como si estuviera decidiendo cuánto compartir.
Pietro dice con acento siciliano, "—No hay mucho que decir. Mi padre murió cuando yo tenía doce años. Trabajaba en un astillero en Palermo. Un accidente. O al menos, eso dijeron. "
Leila apoyó un codo en la mesa, escuchándolo con atención.
Dices con acento Siciliano, "—¿Y tu madre?"
Pietro dice con acento siciliano, "Ella sigue en Palermo. Nunca estuvo de acuerdo con que me involucrara en este mundo. Pero después de que Matteo me tomara bajo su ala, no tenía muchas opciones. "
Leila bajó la mirada un instante.
Dices con acento Siciliano, "—Te entrenaron para ser un soldado. Igual que a mí."
Pietro soltó una risa seca.
Pietro dice con acento siciliano, "La diferencia es que tú te convertiste en la reina. Yo sigo siendo solo un soldado."
Leila lo miró fijamente, como si intentara descifrar lo que había detrás de sus palabras. Pero antes de que pudiera decir algo, Carlo apareció y se dejó caer en la silla junto a ellos, con una botella de agua en la mano y su sonrisa descarada de siempre.
Carlo dice con acento siciliano, "—¿De qué hablan los dos tortolitos? ¿De cuándo van a casarse? Porque si es así, quiero ser el padrino. —dijo con una carcajada. "
Leila rodó los ojos.
Dices con acento Siciliano, "—De la familia de Pietro, idiota."
Carlo hizo un gesto de sorpresa exagerada.
Carlo dice con acento siciliano, "¿Pietro tiene familia? Pensé que había nacido con una pistola en la mano y la mirada de un condenado."
Pietro negó con la cabeza, divertido.
Pietro dice con acento siciliano, "Sí, Carlo. Incluso yo tuve infancia, aunque no lo creas. "
Carlo se acomodó en la silla, cruzando los brazos.
Carlo dice con acento siciliano, "Bueno, bueno. Ya que estamos compartiendo historias, yo podría contarles sobre mi primer amor. La hija del panadero de mi barrio. "
Leila levantó una ceja.
Dices con acento Siciliano, "¿La misma que te golpeó con una barra de pan por espiarla en su ventana?"
Carlo puso cara de indignación.
Carlo dice con acento siciliano, "¡Ese es un detalle irrelevante! —dijo, causando que Leila y Pietro rieran. "
Te partes de risa.
Pietro se parte de risa.
Por un momento, el peso de la guerra y las traiciones pareció desvanecerse.
Leila se recargó en la silla y sacó su teléfono.
Dices con acento Siciliano, "—Voy a hacer una llamada. No me tarden en pedir mi café."
Se levantó y caminó hacia un rincón más apartado, con el teléfono en la mano.
Pietro y Carlo la observaron en silencio.
Carlo fue el primero en hablar.
Carlo dice con acento siciliano, "Apuesto lo que quieras a que está hablando con don Mássimo. "
Pietro no respondió. Solo la miró desde la distancia. Leila tenía una expresión diferente cuando hablaba con él. Su postura era más relajada, sus labios dibujaban una pequeña sonrisa que no mostraba en ningún otro momento.
Carlo lo notó y chasqueó la lengua.
Carlo dice con acento siciliano, "Hermano…" —dijo con un tono más serio.
Pietro desvió la mirada, como si eso pudiera borrar lo que sentía.
Pietro dice con acento siciliano, "No digas nada, Carlo. "
Carlo suspiró y le dio una palmada en la espalda.
Carlo dice con acento siciliano, "No te diré nada. Solo… no te hagas más daño del necesario, fratello. "
Pietro miró de nuevo a Leila.
Sabía que Carlo tenía razón. Pero lo cierto era que no podía evitarlo. Ella nunca lo vería como él la veía.
Leila regresó a la mesa sosteniendo su vaso de caramel macchiato frío, removiendo el hielo con la pajilla distraídamente. Su rostro aún reflejaba una leve sonrisa, ese rastro de ternura que solo aparecía cuando hablaba con Mássimo.
Carlo, que había estado bebiendo agua con una expresión de aburrimiento, fue el primero en hablar.
Carlo dice con acento siciliano, "¿Y bien, jefa? ¿ don Mássimo sigue siendo el novio perfecto o ya te hizo enojar? —preguntó con una sonrisa burlona. "
Leila lo miró con fingida exasperación y le dio un leve golpe en el brazo.
Dices con acento Siciliano, "—Carlo, si tanto te interesa mi vida amorosa, ¿por qué no te consigues la tuya? —respondió con sarcasmo."
Carlo se llevó una mano al pecho en un gesto exagerado de ofensa.
Carlo dice con acento siciliano, "¡Eso dolió, Ferrari! Aunque tienes razón… debería buscarme una novia. Tal vez una como tú. "
Te partes de risa.
Pietro, que había permanecido en silencio observando a Leila, tomó su café y lo bebió en un intento por ignorar el ardor en su pecho. Pero Carlo, como siempre, no dejó que la conversación quedara ahí.
Carlo dice con acento siciliano, "O tal vez una mujer que no me haga dormir con una pistola bajo la almohada. No sé, aún lo estoy considerando."
Leila rió suavemente, meneando la cabeza.
Dices con acento Siciliano, "Conociéndote, Carlo, la única mujer que te aguantaría sería sorda e ingenua. "
Pietro finalmente habló, con una leve sonrisa en los labios.
Pietro dice con acento siciliano, "Y hasta ella lo dejaría. "
Carlo puso cara de indignación.
Carlo dice con acento siciliano, "¿Saben qué? No merezco este tipo de ataques. Soy un hombre valioso, con un gran sentido del humor y…"
Dices con acento Siciliano, "—Y una lengua que no para ni bajo tortura. —interrumpió Leila, dándole un sorbo a su bebida."
Carlo se encogió de hombros.
Carlo dice con acento siciliano, "Lo que pasa es que soy el único con suficiente valentía para decir lo que todos piensan. Como que Pietro aquí presente tiene cara de perro abandonado cada vez que tú hablas con Mássimo."
El ambiente cambió al instante.
Pietro tensó la mandíbula y dejó su taza sobre la mesa con más fuerza de la necesaria.
Leila parpadeó, desconcertada por el comentario de Carlo, y miró a Pietro, quien evitó su mirada.
Dices con acento Siciliano, "—¿Pietro? —preguntó ella, ladeando la cabeza."
Pietro tomó aire y forzó una sonrisa, levantándose de la mesa.
Piettro dice con acento siciliano, "Es hora de irnos. Si nos retrasamos más, tendremos que conducir de noche, y no quiero arriesgarme a otra sorpresa en el camino. "
Carlo observó a Pietro con una expresión mezcla de diversión y arrepentimiento. Se levantó también, palmeando el hombro de su amigo.
Carlo murmura con acento siciliano, "Tranquilo, hermano. Solo bromeaba. "
Pietro le lanzó una mirada fugaz, pero no dijo nada.
Leila frunció el ceño, pero decidió no insistir. Se puso de pie y se sacó el abrigo antes de terminar su café de un solo trago.
Dices con acento Siciliano, "—Bien. Volvamos a la carretera. No quiero estar en esto más tiempo del necesario."
Carlo suspiró y se estiró antes de caminar hacia la salida.
Carlo dice con acento siciliano, "Yo conduzco mi camioneta. Pietro, tú quédate con la jefa en el auto principal, para que no se pierda sin su querido custodio. "
Sonríes.
Leila rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír.
Pietro condujo en silencio mientras Leila revisaba algunos mensajes en su teléfono. El sonido del motor y la música baja en la radio eran lo único que llenaba el espacio entre ellos.
Después de unos minutos, Leila lo miró de reojo.
Dices con acento Siciliano, "—¿Pietro?"
Él no apartó la vista de la carretera.
Pietro dice con acento siciliano, "—Dime. "
Leila se acomodó en el asiento, mirándolo con curiosidad.
Dices con acento Siciliano, "—¿Carlo tenía razón? "
Pietro frunció el ceño.
Pietro dice con acento siciliano, "¿Sobre qué? "
Dices con acento Siciliano, "—Sobre que te molesta cuando hablo con Mássimo."
Pietro apretó las manos en el volante.
Pietro dice con acento siciliano, "—No es eso. Solo… —hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas—. Solo me preocupo por ti. "
Leila se quedó en silencio por un momento, como si analizara sus palabras.
Dices con acento Siciliano, "—Lo sé. —respondió con suavidad."
Pietro sintió un nudo en el estómago. Si tan solo ella supiera cuánto significaba para él. Pero como siempre, guardó silencio.
El viaje continuó, y aunque estaban juntos en el mismo auto, Pietro nunca se había sentido más lejos de ella.

La entrega de la merca.

La carretera serpenteaba entre colinas cubiertas de viñedos y campos abiertos, bañados por los últimos destellos del sol poniente. El convoy avanzaba sin problemas, con las camionetas cargadas manteniéndose a una distancia prudente del auto principal donde viajaban Leila y Pietro.
El silencio entre ellos se había vuelto más cómodo en la última hora, aunque en el fondo, Pietro seguía sintiendo ese peso en el pecho. Pero su trabajo era protegerla, no dejarse consumir por lo que nunca podría tener.
Leila, con la mirada fija en la carretera, suspiró profundamente antes de romper el silencio.
Dices con acento Siciliano, "—¿Crees que esto será suficiente para que nos tomen en serio en el norte?"
Pietro mantuvo los ojos en el camino, su tono fue medido.
Pietro dice con acento siciliano, "La mercancía es buena, y don Mássimo se encargará de que llegue a los compradores correctos. Si esto sale bien, abrirás una puerta importante en Bolonia. "
Leila asintió, aunque su expresión seguía tensa.
Dices con acento Siciliano, "—No me gusta depender de Mássimo."
Pietro la miró de reojo, sorprendido.
Pietro dice con acento siciliano, "—¿Por qué lo dices? "
Leila jugueteó con el anillo en su dedo índice, un gesto casi imperceptible que solo alguien como Pietro notaría.
Dices con acento Siciliano, "—No quiero que su relación conmigo afecte los negocios. Ya suficiente tengo con el maldito consejo socavando mi posición en Sicilia."
Pietro entendía su preocupación, pero había algo más en su voz, algo que ella no decía.
Pietro dice con acento siciliano, "Don Mássimo no es Matteo, Leila. No va a usarte como moneda de cambio.
Leila soltó una risa seca.
Dices con acento Siciliano, "—Eso lo dices porque lo respetas."
—Lo digo porque es cierto. —respondió Pietro con seriedad.
Ella lo miró por un momento antes de volver la vista al frente.
Dices con acento Siciliano, "—Espero que tengas razón."
La radio del auto crepitó, interrumpiendo la conversación.
—Signora, estamos a veinte minutos del punto de entrega. —informó Carlo desde la camioneta trasera.
Pietro tomó el radio y respondió.
Pietro dice con acento siciliano, "—Manténganse alerta. No bajamos la guardia hasta que estemos de regreso. "
Leila bebió un último sorbo de su caramel macchiato antes de lanzar el vaso vacío al asiento trasero.
Dices con acento Siciliano, "—Vamos a terminar con esto."
El convoy llegó a una vieja fábrica abandonada en las afueras de Bolonia. La zona estaba desierta, rodeada de enormes bodegas oxidadas y calles mal iluminadas. A lo lejos, un par de siluetas esperaban junto a varios vehículos de carga.
Leila salió del auto primero, ajustándose el abrigo antes de caminar con paso firme hacia los compradores. Pietro la siguió de cerca, su mano descansando instintivamente sobre la funda de su arma.
Un hombre de traje gris y barba recortada los esperaba con una expresión neutral. Era Franco Moretti, un intermediario de confianza de Mássimo en Bolonia.
—Ferrari. —dijo Franco con una leve inclinación de cabeza—. Es bueno verte en persona.
Leila mantuvo su expresión impasible.
Dices con acento Siciliano, "—Vengo con lo prometido. Espero que tú también cumplas tu parte."
Franco chasqueó los dedos y varios hombres se acercaron para abrir las camionetas y revisar la mercancía.
Carlo, que se había bajado de su vehículo con una sonrisa confiada, se acercó a Pietro y le dio un leve codazo.
Carlo dice con acento siciliano, "—¿Listo para ver si todo este viaje valió la pena?"
Pietro no respondió, pero sus ojos escaneaban el área con atención. Algo en el ambiente lo inquietaba.
Uno de los hombres de Franco revisó un par de cajas y asintió hacia su jefe.
—Todo en orden, señor Moretti.
Franco sonrió con aprobación.
Franco dice, "—Mássimo estará complacido. "
Leila cruzó los brazos, su mirada afilada.
Dices con acento Siciliano, "—Eso espero. No me gusta hacer viajes largos en vano."
Franco sacó su teléfono y realizó una transferencia. Un segundo después, Leila sintió la vibración de su celular en el bolsillo.
—El pago ha sido enviado. —dijo Franco.
Leila sacó el teléfono, verificó la transacción y guardó el dispositivo.
Dices con acento Siciliano, "—Un placer hacer negocios."
Franco sonrió de lado.
Franco dice, "—Que sea el primero de muchos."
Los hombres de Franco comenzaron a mover la mercancía a sus propios camiones. Pietro seguía con la mirada fija en la zona, su instinto diciéndole que algo no estaba bien.
Carlo lo notó y se acercó.
Carlo dice con acento siciliano, "—¿Qué pasa?"
Pietro frunció el ceño.
Pietro dice con acento siciliano, "—Nada… O tal vez todo".
Leila lo miró con atención.
Dices con acento Siciliano, "—¿Problemas?"
Pietro tardó unos segundos en responder.
Pietro dice con acento siciliano, "—Solo quiero salir de aquí cuanto antes."
Leila asintió, confiando en su juicio.
Dices con acento Siciliano, "—Nos vamos."
Se despidieron brevemente de Franco antes de volver a los vehículos.
Cuando el convoy se puso en marcha de regreso, Pietro no pudo evitar mirar por el espejo retrovisor.
El silencio reinó en el auto mientras la ciudad de Bolonia quedaba atrás.
Carlo, desde su camioneta, le envió un mensaje a Pietro.
?? Carlo: "Bueno, perro guardián, otro trabajo bien hecho. ¿Sigues en modo paranoico o ya puedes relajarte? ??"
?? Pietro: "Cállate, Carlo."
?? Carlo: "Lo tomaré como un ‘sí’ ??. Dale un beso de buenas noches a la jefa de mi parte ??."
Pietro apagó el teléfono y suspiró.
Leila lo miró de reojo y arqueó una ceja.
Dices con acento Siciliano, "—¿Carlo molestándote de nuevo?"
Pietro se pasó una mano por el cabello y resopló.
Pietro dice con acento siciliano, "—¿Cuándo no?"
Leila sonrió levemente y apoyó la cabeza contra la ventana, observando las luces de la carretera.
El convoy continuó su camino, pero en la mente de Pietro aún quedaba una pregunta sin respuesta:
Si todo había salido bien… ¿Por qué tenía el presentimiento de que algo estaba por estallar?
Larabelle Evans
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Registrado: Mar Jul 02, 2024 4:52 am

Re: Ferrari, La mafia o el amor.

Mensaje por Larabelle Evans »

El lado oscuro del inperio ferrari.

Punto de vista: Especial Gianlorenzo.

La casa, ubicada en las afueras de Catania, parece una típica villa siciliana desde fuera: paredes de piedra desgastada, buganvillas trepando por los balcones y un jardín descuidado que disuade miradas curiosas. Sin embargo, al cruzar la puerta de roble macizo, el interior revela su verdadera naturaleza. El vestíbulo está iluminado por lámparas de cristal opaco, proyectando sombras que bailan sobre paredes cubiertas con tapices antiguos y retratos de hombres de mirada severa. El aire huele a café espresso recién hecho, mezclado con el aroma amaderado de cigarros cubanos. En una esquina, un monitor de seguridad parpadea discretamente, mostrando imágenes a color de los alrededores. La sala de reuniones, al fondo del pasillo, es un espacio austero pero cargado de poder. Una mesa de mahogany domina el centro, rodeada por sillas de cuero desgastado. En las paredes, un crucifijo barroco y un reloj de péndulo marcan el ritmo del tiempo, mientras cortinas de terciopelo rojo bloquean la luz exterior. Bajo la mesa, un discreto cajón semiabierto deja ver el brillo metálico de armas cortas.
Gianlorenzo" Ferrante (40 años): Alto, de facciones angulosas y ojos verdes fríos. Viste un traje negro impecable, la camisa sin corbata para mostrar una cadena de oro con un medallón de San Calorio, patrono de su pueblo natal. Su postura es relajada pero alerta; los nudillos de sus manos, apoyadas sobre la mesa, muestran cicatrices antiguas. Sus hombres, tres soldati con chaquetas de cuero y miradas calculadoras, se ubican tras él, las manos cerca de las cinturas.
Dices con acento Siciliano, "Buongiorno signorina..."
Gianlorenzo inhala profundamente el humo de su cigarro antes de romper el silencio, hablando en un italiano lento y marcado
Kenia sonríe.
GianLorenzo mira con malicia a la chica.
Kenia Sánchez valdéz
El rostro de Kenia es una mezcla de dulzura aparente y oscuridad oculta. Tiene una forma ovalada, con pómulos discretos y una mandíbula suave que aporta equilibrio a sus facciones. Su nariz es pequeña y recta, perfectamente proporcionada a su rostro. Sus labios son finos, de un tono rosado natural, con una curvatura sutil que parece formar una sonrisa constante. Pero esa sonrisa no es cálida; al contrario, proyecta una malicia oculta, como si detrás de su aparente tranquilidad se esconde un placer para controlar y manipular. Sus ojos son, sin duda, el rasgo más llamativo. Grandes, de un marrón oscuro que casi se confunde con el negro, parecen una ventana a un abismo sin fondo. A primera vista, pueden parecer amables, casi protectores, pero al mantener la mirada por más tiempo, lo que realmente refleja es pura maldad. No es una maldad impulsiva, sino fría, calculadora y profundamente perturbadora. Su mirada tiene la capacidad de desamar a cualquiera que la observe, transmitiendo una sensación de vulnerabilidad aparente que solo sirve para ocultar sus verdaderas intenciones. El cabello de Kenia enmarca su rostro con perfección. Largo, lacio, y de un negro azabache que brilla como la obsidiana, cae con suavidad hasta la mitad de su espalda. Su textura sedosa y su caída fluida le dan un aire casi angelical, aunque detrás de esa perfección hay algo que resulta inquietante, como si esa belleza fuera una máscara diseñada para atraer y engañar. Kenia tiene una figura que combina delicadeza con una sensualidad natural, aunque sutil. Mide 1,70 metros y posee una postura impecable, siempre erguida, lo que le da un aire de control y seguridad. Su cuerpo está esculpido con proporciones armoniosas que logran captar la atención sin esfuerzo, pero con una elegancia que no parece buscarlo de manera explícita. Su cuello es largo y estilizado, aportando un toque de sofisticación a su presencia. Sus hombros son estrechos pero bien formados, con una curva suave que no deja de transmitir feminidad. Se inclina hacia abajo de manera natural, creando una silueta que fluye con gracia. Su pecho, de tamaño mediano, tiene una forma redondeada y proporcionada a su figura, lo que añade un aire de serenidad a su apariencia. No es una característica llamativa a simple vista, pero encaja perfectamente con la suavidad general de su cuerpo. Sus brazos son delgados y sutilmente definidos, terminando en unas manos finas, de dedos largos y estilizados. Las uñas, siempre bien arregladas, tienen un largo moderado que las hace ver elegantes sin exagerar. Estas manos parecen haber sido diseñadas para transmitir calma, pero en realidad esconden una precisión inquietante, como si fueran capaces de ejecutar acciones meticulosas y frías. Su cintura está bien definida, marcando una curva acentuada que fluye hacia unas caderas proporcionadas. Su abdomen es plano, con una tensión apenas perceptible que denota cuidado en su físico, sin llegar a ser musculoso. Su espalda tiene una curvatura natural, y en su parte baja se dibuja el inicio de unas nalgas redondeadas, firmes, pero no exageradas, que complementan la armonía de su figura. Sus piernas son largas y delgadas, con muslos torneados que no pierden la suavidad que caracteriza su cuerpo. Las pantorrillas son finas, pero bien delineadas, y sus tobillos se muestran delicados, aportando una imagen de fragilidad que contrasta con la intensidad de su mirada. Sus pies son pequeños y proporcionados, con dedos largos y cuidados que reflejan un interés meticuloso por los detalles. En conjunto, Kenia proyecta una imagen que, a primera vista, resulta tranquilizadora, incluso dulce. Pero para quienes son más perceptivos, hay algo en su forma de moverse, de la manera en que su mirada parece desamarrar y en esa sonrisa apenas perceptible que revela el peligro que realmente encarna. Su físico no solo es atractivo, sino que está cuidadosamente construido para ser su herramienta más poderosa.
Se nota claramente que es una mujer.
Kenia se presentaba en el lugar con un traje elegante y discreto, vestida mayormente de negro, con un pequeño tono dorado y café en su collar y en sus pendientes. Se mantenía con una sonrisa cruel, esa sonrisa que ya había traumado a varios, pero con un porte relajado, mirando con malicia a quienes se encontraban frente a ella.
Kenia dice con acento mexiquense, "buenas tardes"
Dices con acento Siciliano, "Don matteo me ha enviado a negociar con usted nuestra más reciente mercancía. "
Kenia sonríe.
Kenia dice con acento mexiquense, "así? pues espero que valga la pena"
Dices con acento Siciliano, "esto es un negocio cerio signorina..."
Kenia dice con acento mexiquense, "eso espero"
Kenia dice con acento mexiquense, "vasta de rodéos. que tienen?. "
GianLorenzo sonríe con malicia extendiendo una carpeta con fotografías de niñas y niños menores de 10 años.
Kenia sonríe.
Kenia toma la carpeta con fuerza, mordiéndose los labios deseosa
Dices con acento Siciliano, "don matteo ha recerbado para usted lo más especial. "
Kenia dice con acento mexiquense, "es justo, lo meresco"
Sonríes.
Kenia cláva su cruel mirada en la carpeta que ya se encontraba en sus manos
Dices con acento Siciliano, "son niños que robamos de los sitios más pobres de sicilia, estarán muy complacidos de que les dé una vida mejor.
Te partes de risa.
Kenia se parte de risa.
Kenia dice con acento mexiquense, "múcho, mucho mejor"
Kenia sonríe emférma y deseosa
Kenia dice con acento mexiquense, "quiero 3"
Dices con acento Siciliano, "¿cuáles?"
Kenia señala las fotografías, las cuales son, aparentemente, un niño de 7, otra niña de 8 y un niño de 6.
GianLorenzo mira las fotos de los niños y se ríe mientras asiente.
Kenia sonríe.
Kenia dice con acento mexiquense, "bien, bien"
Kenia dice con acento mexiquense, "de cuanto estámos hablando"
Dices con acento Siciliano, "Bien, los tendrá esta noche. ¿Seguirá quedándose en Italia bajo la protección de don matteo?"
Kenia asiente afirmativamente.
Kenia dice con acento mexiquense, "por ahora..."
Kenia lo mira a los ojos con maldád.

Dices con acento Siciliano, "por que si es así, no solo con dinero es que tiene que pagar, también queremos contenido para nuestras páginas. ya sabe, hayy que mantener a los clientes contentos."
Sonríes.
Kenia sonríe.
Kenia dice con acento mexiquense, "pero claro, ya extrañaba la fama. "
Kenia sonríe y mantiene su mirada de emfermedad pura.
Te partes de risa.
Kenia sonríe.
Dices con acento Siciliano, "nos llegó su contenido desde méxico. y es muy bueno, ha sido el más vendido en italia. "
Sonríes.
Kenia dice con acento mexiquense, "sí, lo se, era famósa en mi méxico también. "
Kenia dice con acento mexiquense, "les encantava. "
Kenia dice con acento mexiquense, "muchos tratavan de hacer lo mismo comprandome a los niños, pero no lo hacian como yo. "
Dices con acento Siciliano, "pués si tenemos un trato comercial, usted hace contenido y nosotros la protejeremos de la justicia. "
Dices con acento Siciliano, "así todos ganamos signorina. "
Kenia sonríe, sonríe como pocas veces, con los ojos brillantes de auténtico deseo, lujuria y maldad. Este es un primer paso para volver a reconstruir su red; este es un buen paso para volver a reconstruir lo que perdió hace tiempo.
Kenia asiente afirmativamente.
Dices con acento Siciliano, "Bene... "
GianLorenzo hace una seña a los hombres para que salgan y preparen a los niños.
Kenia dice con acento mexiquense, "muy bien"
GianLorenzo mira a kenia con lujuria.
Kenia dice con acento mexiquense, "un plaser hacer negocios con ustédes, lorenzo. "
Kenia le devuelve la mirada, clávando sus ojos en el
Dices con acento Siciliano, "Mi padríno matteo tenía razón al decir que es una ragazza molto bella."
Kenia sonríe.
Kenia le sonríe descarada
Kenia dice con acento mexiquense, "sí, lo se, muchas gracias. "
Dices con acento Siciliano, "No sabes como disfruto verte sobre esos niños. "
Sonríes.
Kenia dice con acento mexiquense, "sí, es tan, tan rico, tan delicioso. "
Te partes de risa.
a Kenia le brillan los ojos de lujuria
GianLorenzo se levanta y rodea la mesa para llegar a Kenia.
Kenia sonríe.
Kenia se pone de pié, mirándolo
GianLorenzo la toma de las caderas y le susurra, "que tal si estrenamos a esos niños juntos. "
Kenia sonríe.
Kenia lleva una de las manos a su vajina para que sienta su umedad, mientras hace un jesto afirmatibo
GianLorenzo sonríe pervertido mientras la toca lentamente.
Kenia suelta un gemido.
los hombres entran cada uno arrastrando consigo a un niño.
Kenia sonríe.
Kenia dice con acento mexiquense, "an llegado. "
GianLorenzo no suelta a kenia, mientras mira a los niños que están con una cara de terror.
Kenia mira a gianlorenzo con lujuria mientras con una mano arranca la ropa de un pequéño.
Te partes de risa.
Kenia sonríe.
GianLorenzo junto a kenia somenten y desvisten a loss niños, dispuestos a hacer muchas cosas con ellos, mientras los niños los miran suplicantes bañados en llanto.
Kenia se parte de risa.
Kenia dice con acento mexiquense, "espera. "
Kenia se detiene y de su bolso, sáca una pequéña cámara de vidéo
Dices con acento Siciliano, "qué."
Sonríes.
Dices con acento Siciliano, "muy bene bellezza. "
Kenia enciende la cámara, satisfécha
Kenia dice con acento mexiquense, "listo"
GianLorenzo coloca la cámara.
Larabelle Evans
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Registrado: Mar Jul 02, 2024 4:52 am

Re: Ferrari, La mafia o el amor.

Mensaje por Larabelle Evans »

Un encuentro inesperado.

Punto de vista: Leila.


El convoy avanzaba por la carretera de circunvalación que rodeaba Bolonia, dejando atrás las luces de la ciudad y adentrándose en la oscuridad de la autopista.
Leila, apoyada contra la ventana, miraba las luces de los edificios pasar con rapidez. La entrega había salido bien, pero su mente no estaba completamente tranquila. Había demasiados factores en juego y, después del último ataque de Matteo, no podía confiar en que todo permaneciera en calma por mucho tiempo.
El sonido de su teléfono vibrando en su abrigo la sacó de sus pensamientos.
Leila arqueó una ceja antes de responder.
Dices con acento Siciliano, "—Ciao, amore."
La voz de Mássimo llegó con esa calidez inconfundible que le hacía olvidar, aunque fuera por un instante, el peso de su mundo.
Mássimo te dice por teléfono, "Piccolina, dime que aún estás en Bolonia. "
Sonríes.
Dices con acento Siciliano, "—Estamos saliendo justo ahora. ¿Por qué?"
Del otro lado de la línea, Mássimo suspiró.
Mássimo te dice por teléfono, "Porque estoy en camino hacia allí. Quiero verte. "
Leila se sorprende vastante al oír eso.
Dices con acento Siciliano, "—¿Vendrás a Bolonia?"
Mássimo te dice por teléfono, "Sí. No quiero esperar más para verte. Han sido días complicados y necesito un respiro contigo. Quédate ahí, estaré en unaa hora. "
Leila apretó los labios, sus dedos tamborileando sobre el teléfono.
Dices con acento Siciliano, "—Mássimo, el convoy ya está en marcha. No puedo hacer que todos se detengan solo porque quieres verme."
Mássimo rió suavemente al otro lado.
Mássimo te dice por teléfono, "¿Desde cuándo la Signora Ferrari pide permiso para hacer lo que quiere? "
Leila entrecerró los ojos, sin poder evitar una sonrisa fugaz.
Dices con acento Siciliano, "—Desde que tiene negocios que atender."
Mássimo te dice por teléfono, "Piccolina… —su tono cambió, más bajo, más íntimo— necesito verte. No importa si es solo por un par de días. Dime que te quedarás. "
Pietro, que conducía en silencio, captó cada palabra de la conversación sin quererlo. Sus manos apretaron el volante con fuerza, pero su rostro se mantuvo imperturbable.
Leila suspiró, debatiéndose entre la razón y el deseo.
Dices con acento Siciliano, "Está bien. Te esperaré amore."
Mássimo sonrió al otro lado de la línea.
Mássimo te dice por teléfono, "Buona ragazza. Te veo pronto, amore."
Leila colgó y se quedó mirando el teléfono por un instante, como si dudara de su propia decisión.
Pietro rompió el silencio.
Pietro dice con acento siciliano, "¿Nos quedamos en Bolonia?"
Leila guardó el teléfono en su bolsillo y miró por la ventana.
Dices con acento Siciliano, "—Sí. Mássimo viene en camino. Nos quedaremos un par de días."
Pietro asintió sin hacer más preguntas, aunque su mandíbula se tensó.
Pietro dió la órden por su radio.
Minutos después. El convoy llegó a un hotel de lujo en el centro de la ciudad, un lugar discreto pero seguro. Pietro se encargó de asegurarse de que la seguridad estuviera en su punto, mientras Leila subía a su suite en el último piso.
Pietro la siguió hasta la puerta.
Pietro dice con acento siciliano, "Estaremos en los pisos de abajo si necesitas algo, Signora. "
Leila lo miró con una expresión tranquila, aunque en sus ojos había algo más.
Dices con acento Siciliano, "—Gracias, Pietro. Descansa un poco."
Pietro asintió y se retiró, dejando a Leila sola en la suite.
Ella miró por la ventana, la ciudad extendiéndose ante ella como un tablero de ajedrez.
Pronto, Mássimo estaría ahí. Y aunque quería verlo… en el fondo, algo en su pecho se sentía extraño. Como si su corazón estuviera dividido entre el miedo y el amor.

Una noche que promete ser volcánica.

Contennido para mayores de 18.

Mássimo se presentó en aquella ciudad, y sin perder tiempo, su propio comboy llegando a aquél hermoso hotel. después de que mássimo uviéra llegado, dió un corto pero grato saludo a los precentes, mientras se dirijía hacia la suit donde ya lo esperava su piccolina.
Leila estaba acostada en la cama cuando escuchó la puerta.
Mássimo entró con prisa, en su rostro pintado las urgéncias y las ancias de verla.
Dices con acento Siciliano, "amore!"
Mássimo dice con acento turinés, "piccolina. "
Mássimo fue rápido a abrazarla.
Mássimo te abraza.
Leila lo abraza cariñosa.
Mássimo te besa.
Besas a Mássimo.
Mássimo dice con acento turinés, "mia piccolina"
Dices con acento Siciliano, "cioccolato mio. "
Mássimo dice con acento turinés, "mia piccolina"
Dices con acento Siciliano, "come stai amore?"
Mássimo la abraza fuerte, con desesperación.
Mássimo suspira profundamente.
Mássimo dice con acento turinés, "bene, bene"
Leila se sienta en la cama junto a él.
Mássimo le toma la mano
Leila lo mira a los ojos intentando desifrar lo que le pasa.
Mássimo sonríe.
Mássimo se refugia entre sus brasos, vesándola múltiples vezes.
Mássimo dice con acento turinés, "amore mio. "
ambos caen a la cama y ella le acaricia la espalda.
Mássimo sonríe.
Dices con acento Siciliano, "qué pasa amore. "
Mássimo juega un poco con ella haciendole pocas cosquillas.
Mássimo dice con acento turinés, "nada piccolina"
Te partes de risa.
Mássimo te abraza.
Mássimo saca algo de su bolsillo.
Mássimo le entrega una cajita de chocolates, esos mismos del helado que le dió en madrid.
Dices con acento Siciliano, "amoore. "
Dices con acento Siciliano, "grazie!"
Mássimo sonríe.
Leila recibe la caja como niña pequeña y sonríe feliz. Recuerda la tarde enn la que mássimo le dió a comer gelatto en la boca.
Mássimo la sostiene entre sus brazos.
Mássimo sonríe.
Mássimo dice con acento turinés, "mia piccolina"
Dices con acento Siciliano, "me consientes mucho, eso me hará más caprichosa como tu dices que soy. "
Te partes de risa.
Mássimo dice con acento turinés, "sí,, ya lo se, pero para correjirte, um, que haré. "
Mássimo le muerde el lábio inferiór.
Leila lo mira travieza.
Niegas con la cabeza.
Mássimo sonríe.
Mássimo dice con acento turinés, "no que, piccolina"
Dices con acento Siciliano, "no podrías hacer eso. "
Sonríes.
Mássimo dice con acento turinés, "a no?"
Mássimo le jala un poco el cabello, mientras muerde su labio inferior.
Leila suspira despacio y lo mira a los ojos.
Dices con acento Siciliano, "¿me quieres mássimo?"
Mássimo le devuelve la mirada, mientras la acaricia con amor.
Mássimo dice con acento turinés, "no te quiero, te amo, leila ferrari."
Leila se refugia en las caricias de Másssimo intentando controlar su miedo de ser lastimada por enésima vez.
Mássimo dice con acento turinés, "te amo mi amor, te amo te amo, te aamo"
Mássimo dice con acento turinés, "entiendes? leila ferrari? ti amo, leila ferrari"
Leila le sonríe.
Mássimo dice con acento turinés, "no me crés, mi amor?"
Asientes afirmativamente.
Dices con acento Siciliano, "solo que, tengo miedo amore."
Mássimo dice con acento turinés, "miedo de que?"
Dices con acento Siciliano, "desde hace días tengo miedo a perderme,a perderte a tí, tengo miedo a matteo, aveces siento que no puedo más. "
Mássimo sonríe.
Mássimo dice con acento turinés, "no vas a perderme amore, y no bas a perdér, tu sei una rragazza muy fuerte y valiente, tu puedes con esto y mas, amore mío. "
Leila lo abraza fuerte aferrándose a lo único que tiene.
Mássimo dice con acento turinés, "me tienes amí amore, soy tullo, yo no boy a dejarte sola, no boy a dejarte. "
Besas a Mássimo.
Mássimo te besa.
Dices con acento Siciliano, "cómo está tu bambina?"
Mássimo suspira profundamente.
Mássimo dice con acento turinés, "io, io prefiero no hablar de eso"
Mássimo suspira profundamente.
Leila lo acaricia lentamente.
Mássimo suspira profundamente.
Dices con acento Siciliano, "tan grave es lo que le pasa amore?"
Mássimo dice con acento turinés, "mi bambina, mi bambina tiene ninfomanía..."
Leila abre mucho los ojos digiriendo la informasión.
Dices con acento Siciliano, "Haber amore, creo que debemos empezar por el principio. "
Mássimo suspira profundamente.
Leila se acomoda en su pecho para escucharlo.
Mássimo dice con acento turinés, Hace unos años, mi pequeña fue violada.
Yo tenía la misma adicción que tiene mi hija actualmente.
Perdido entre negocios y droga.
Pero, principalmente, el sexo era un adicto, así como lo es mi hija. Pero cuando ocurrió eso, yo rápidamente traté de reivindicarme, tomé terapia, me alejé de todo eso para cuidar a mi pequeña, porque su madre nunca la cuidó como es debido y tampoco me dejaba verla.
La madre de Vittoria murió por una sobredosis.
Desde entonces, yo me encargué de cuidarla, pero mi pequeña, a pesar de que yo quiero creer en el alma que hizo un esfuerzo, nunca lo pude superar. Una consecuencia de lo que le pasó es que se volvió adicta.
Se volvió adicta, y su filosofía es que ahora ella iba a decidir con quién lo hacía y con quién no. El problema es que lo hace con quien sea, porque no puede decidir; su adicción habla por ella. Poco a poco, créeme que lo he ido tolerando. He ido apoyándola, y cada vez la convenzo más de que se enfoque, Leila. Pero ya no es solamente su adicción; es que empieza a tomar comportamientos que no están bien. Una cosa es tener adicción y otra cosa es tener malas amistades y malos hábitos. Yo, aún así, toleré eso, pero cuando pasó lo que tú ya conoces, pues me harté, porque la señorita, simple y sencillamente, se desapareció y fue a una fiesta dio un espectáculo sexual ante todos. Y yo, la verdad, ya estaba cansado.
Ella argumenta que me avergonzó, pero no. Leila, porque Victoria ha hecho cosas peores. Si se la he tolerado, también tiene que aprender a vivir por su cuenta, porque yo he cometido el error de consentirla demasiado, así como a ti. y así, es fácil no mejorar su conducta.
Suspiras profundamente.
Leila lo escucha atentamente.
Dices con acento Siciliano, "ay, amore."
Mássimo suspira profundamente.
Dices con acento Siciliano, "no me imaginé que tubieras una hija la verdad."
Mássimo asiente afirmativamente.
Mássimo dice con acento turinés, "mantengo mi territorio en bajo perfíl, imajina a mi familia. "
Dices con acento Siciliano, "¿y cuantos años tiene? "
Mássimo suspira profundamente.
Mássimo dice con acento turinés, "16. "
Dices con acento Siciliano, "es muy pequeña amore, no debería andar sola por aí. "
Mássimo dice con acento turinés, "mis hombres la bigilan, pero ya vasta amor, el que no cambié también es por lo mal acostumbrada que está. "
Dices con acento Siciliano, "Si puede ser amore, pero no sé, una violasión puede ser algo muy traumático."
Mássimo suspira profundamente.
Dices con acento Siciliano, "Hay algo que no sé si sepas. "
Dices con acento Siciliano, "Matteo no solo trafica lo que ya sabemos, tambien secuestra y trafica niños."
Dices con acento Siciliano, "Y una de las múltiples razones por las que dice que no soy una digna ferrari, es por que no quiero hacer lo mismo y me he negado a seguir ese negocio."
Mássimo dice con acento turinés, "esque que hago leila, que hago sí lo e intentado todo, pero traté de ser el mejor padre para lei, y con cada axión, con cada palabra me deja en claro que no, le soy, suficiente. "
Mássimo aprieta los puños, contiene sus lágrimas lo mas que puede.
Mássimo suspira tratando de calmarse, su caveza dando vuelttas sin saver que hacer.
Leila se gira para abbrazarlo fuerte consolándolo.
Dices con acento Siciliano, "amore, eres un buen padre, y no creo que tu bambina pienze eso de tí, pero ten en cuenta que está enferma y no es capáz de tomar desiciones correctamente."
Mássimo suspira profundamente.
Dices con acento Siciliano, "No estoy justificando lo que hace, pero es una bambina que solo busca llamar la atensión, que no se siente bien consigo misma, se debe sentir sucia y con poco valor, que pienza que lo mmismo da que esté con uno y con otro."
Dices con acento Siciliano, "lo he visto en algunas chicas que he rescatado de las garras de matteo. "
Mássimo suspira, ya no save que hacer, se agarra la caveza
Mássimo dice con acento turinés, "no se que hacer, leila, ya no se. "
Dices con acento Siciliano, "pensaremos algo juntos amore, yo te ayudaré lo prometo."

Leila acaricia suavemente la espalda de Mássimo mientras él oculta el rostro en su cuello. Siente su respiración agitada, el peso de su angustia. Nunca lo había visto así, tan vulnerable.
—Amore… —susurra, deslizando los dedos por su cabello—. Si de verdad quieres ayudar a tu bambina, podemos intentarlo de otra manera.
Mássimo levanta la cabeza apenas, mirándola con escepticismo.
Mássimo dice con acento Turinés, "—¿Otra manera? Leila, lo he intentado todo. Médicos, psicólogos, seguridad… nada funciona. "
Ella niega con la cabeza, tomándole las manos entre las suyas.
Dices con acento Siciliano, "—Tal vez el problema es que todos la han tratado como un caso médico, como un problema que hay que corregir. Pero Vittoria es más que su adicción, amore. Es una niña herida. Y lo que necesita no es solo control o disciplina, sino alguien que realmente entienda su dolor."
Mássimo frunce el ceño, procesando sus palabras.
Leila respira hondo, dudando por un momento si su idea es una locura. Pero si hay algo que ha aprendido, es que las heridas del alma no se curan con fuerza, sino con paciencia y comprensión.
Dices con acento Siciliano, "Déjame ayudarla."
Mássimo dice con acento turinés, "y como?"
Leila aprieta su mano con firmeza.
Mássimo suspira profundamente.
Mássimo la mira a los ojos
Dices con acento Siciliano, "Siendo trabajadora social He trabajado con muchas chicas que han pasado por lo mismo que ella. Algunas rescatadas de las redes de Matteo, otras que escaparon de situaciones igual de horribles. Sé lo que es sentir que el mundo te ha arrebatado el control sobre tu propio cuerpo, y sé que es posible recuperar el amor propio."
Mássimo suspira profundamente.
Mássimo dice con acento turinés, "hay, amore, no se. estás segura?. "
Dices con acento Siciliano, "—Podría trabajar con ella. No como su madrastra ni como alguien que quiera imponerle reglas, sino como alguien que la entienda."
Mássimo asiente afirmativamente.
Mássimo suspira profundamente.
Dices con acento Siciliano, "No estarás solo en esto, amore. Juntos ayudaremos a tu bambina."
Mássimo suspira profundamente.
Leila apoya la frente en la suya, sonriendo con alivio.
Mássimo dice con acento turinés, "no se, piccolina, no quiero meterte en mis problemas, tu ya tienes mucho. "
Dices con acento Siciliano, "No me hará daño, amore. Quiero hacerlo. Por ti, por ella… y porque sé que nadie más lo hará como yo."
Mássimo sonríe.
Mássimo dice con acento turinés, "y olvidáva que estába hablando con leila ferrari. "
Asientes afirmativamente.
Mássimo dice con acento turinés, "tan engreída mi piccolina. "
Mássimo sonríe.
Mássimo la abraza fuerte, la abraza aferrándola a su cuerpo.
Dices con acento Siciliano, "sii, tú me engríes mucho amore. "
Mássimo se parte de risa.
Mássimo dice con acento turinés, "abrá que correjír eso. "
Niegas con la cabeza.
Mássimo asiente afirmativamente.
Mássimo sonríe.
Besas a Mássimo.
Mássimo te besa.
Mássimo dice con acento turinés, "mia piccolina"
Dices con acento Siciliano, "bajamos a cenar algo?, no he comido nada desde que entregamos la mercancía."
Mássimo se parte de risa.
Mássimo dice con acento turinés, "por qué?"
Dices con acento Siciliano, "no tenía ganas. "
Mássimo se parte de risa.
Dices con acento Siciliano, "pensaba comer algo cuando llegaramos a casa. "
Mássimo dice con acento turinés, "um, ya veo. "
Sonríes.
Leila sonríe levantándose de la cama.
Mássimo la mira con amor, la mira con cinseridad
Leila se arregló un poco el cabello que tenía desordenado y se puso su abrigo.
Mássimo sonríe.
Mássimo se levantó peresosamente de la cama
Leila lo mirá con burla.
Mássimo dice con acento turinés, "así? mucha burla?. "
Te partes de risa.
Mássimo se le asérca rápido y la empúja a la cama jalándole el pelo.
gritas: "amore!."
Mássimo sonríe.
Leila lo empuja y le muerde los labios.
Mássimo sonríe.
Mássimo la nalguéa y le deja una marca muy bisible en el labio inferior
Dices con acento Siciliano, "te aprovechas de que eres más alto que yo."
Te partes de risa.
Mássimo dice con acento turinés, "si"
Mássimo dice con acento turinés, "no lo boy a negar. "
Mássimo le eempiesa a mordér el cuello.
Dices con acento Siciliano, "don mássimo marttini, quien lo viera en estas. "
Te partes de risa.
Mássimo dice con acento turinés, "silencio!"
Mássimo la azota con fuerza
Sueltas un gemido.
Leila gime travieza mirándolo apasionada.
Mássimo la mira con deseo, y ancias.
Mássimo sonríe.
Leila sube sus manos hasta desabotonarle la camisa.
Mássimo aprieta sus caderas para empesar a bajarle la ropa inferior.
Leila le ayuda quitándose los zapatos y el abrigo desesperada.
Leila le quita la camisa a mássimo.
Mássimo la besa con ancias mientras se quita sus pantalones.
Dices con acento Siciliano, "Te necesito amore."
Mássimo sonríe.
Mássimo dice con acento turinés, "io a tí, mi piccolina"
Mássimo la empuja fuerte, colocándose sobre élla
Leila lo acaricia mientras que le muerde los labios.
Mássimo te besa.
Besas a Mássimo.
Mássimo la mira a los ojos
Leila lo agarra de las caderas para que entre en ella, sin dejar de mirarlo entregándose a él.
Mássimo entra fuertemente en su interior.
Mássimo entra con fuerza sin dejar de verla a los ojos. la mira con deseo, con lujuria, con amor.
Dices con acento Siciliano, "ti amo. "
Mássimo dice con acento turinés, "tii aaamoo. "
Mássimo empiesa a embestirla lentamente, pero con fuerza.
Leila le sonríe travieza probocándolo más.
Mássimo mientras la sigue embistiendo, muerde su cuello, y acaricia sus tetas.
Leila se estremece del placer, gimiendo y moviendo las caderas salvaje.
Mássimo empiesa a tomar mas velosidad, aunque sin definir alguna, para que no se acostumbre.
Mássimo muerde sus labios con deséo, dejándole varias marcas en sus labios, cuello y pechos
Dices con acento Siciliano, "¿marcando territorio amore?"
Sonríes.
Mássimo asiente afirmativamente.
Mássimo muerde mas fuerte su cuello
Leila gime del placer y dolor que esto le produce a partes iguales.
Mássimo grita: "tu sei mia!. "
Leila le dice que si con la cabeza mirándolo con amor.
Mássimo deja de acariciarla para proseder a jalar con fuerza su cavello, mientras embiste con mas fuerza
Dices con acento Siciliano, "Ti amo amoreee. "
Mássimo suspira profundamente.
Mássimo dice con acento turinés, "ti amo"
Mássimo no deja de emvestirla desesperado, mientras vuelve a morderla
Dices con acento Siciliano, "amooore tu sei un salvaje. "
Te partes de risa.
Mássimo dice con acento turinés, "si, culpa tulla. "
Dices con acento Siciliano, "mía por qué?"
Leila lo acaricia.
Mássimo dice con acento turinés, "por volverme loco. "
Mássimo retoma sus emvestidas despues de hablár, cada vez mas salvajes
Leila corresponde a sus movimientos apasionada, intensa sintiendo cuanto lo había extrañado. Se olvida de todo lo malo que le ha pasado desde que se separó de él.
Mássimo dice con acento turinés, "ti amo, ti amo amore"
Mássimo trata de separarle mas las piernas perdiéndose mas en su cuerpo, perdiéndose totalmente
Leila se arquea bajo él, sus uñas clavándose en los hombros de Mássimo mientras él la empuja contra el colchón, las embestidas cada vez más profundas, más urgentes. Entre gemidos ahogados, ella ríe contra su boca.
Mássimo sonríe.
Mássimo dice con acento turinés, "te gusta"
Dices con acento Siciliano, "mucho. "
Mássimo desesperado le jala del pelo, la muerde, lléga hasta su límite, mássimo está perdido en leila, la cinfonía de gemidos y choques de cuerpo sonando sin parar.
Leila grita sin dejar de mirarlo entregada totalmente a mássimo a su pasión, a sus deseos.
Mássimo grita: "grita mi amor, grita!. "
Leila sin detenerse sigue moviendo las caderas buscando alcanzar su placer una y otra vez.
Mássimo le toma las manos como puede, mientras clava su mirada en ella
Leila mirándolo no controla su cuerpo ni sus movimientos, explotando gimiendo su nombre mientras pierde el aliento mojándo a mássimo.
Mássimo dice con acento turinés, "amóóreeeéé..."
Mássimo aprieta sus manos lijeramente, dejando marcas en estas mientras acáva, llenándo su interiór.
Leila respira agitada mientras que tiembla de placer abrazándo a mássimo.
Mássimo suspira profundamente.
El amanecer se intensifica, pintando sus cuerpos en tonos dorados cuando finalmente caen juntos, exhaustos y entrelazados. Leila descansa su cabeza en su pecho, escuchando el corazón de Mássimo acelerado contra su mejilla. Él juega con un rizo de su cabello, ahora húmedo y pegado a la piel.
Mássimo dice con acento turinés, "cuanto te nesesitava, mia piccolina. "
Dices con acento Siciliano, "y yo a tí amore. "
Mássimo te abraza.
Fuera, Bolonia despierta. Un tranvía suena en la distancia, los primeros vendedores abren sus puestos, y el sol dorado limpia las sombras de la noche. Pero en esa habitación, el tiempo sigue suspendido. Mássimo la envuelve con las sábanas, dibujando círculos en su espalda marcada por sus uñas, mientras Leila traza los contorno de su piel con las yemas de los dedos. No hablan de mañanas inciertas o pasados rotos; por ahora, solo son dos cuerpos que recuerdan cómo latir en el mismo compás.
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