Las luces de la ciudad parpadeaban mientras los vehículos autónomos, tan confiables hasta ese momento, se detenían en seco en las calles abarrotadas. Los peatones, sorprendidos por la repentina pérdida de orden, se volvían hacia los paneles de información pública que solo mostraban un caos de caracteres incomprensibles. La Red Global estaba fallando.
En las oficinas de la Corporación Imperium, un mensaje de error destellaba en cada pantalla mientras los ejecutivos, que solían confiar ciegamente en sus sistemas, se levantaban frenéticos de sus sillas. La comunicación con otras sedes se cortó, y el acceso a los servidores internos colapsó por completo. Las cámaras de seguridad mostraban puertas selladas y sistemas de defensa inoperantes. El CEO, Daniel, observaba la escena con una fría sensación de impotencia. El ataque de Los Silenciosos había comenzado.
En las calles, los miembros de la resistencia, normalmente ocultos en las sombras, aprovechaban el caos. Mientras las fuerzas de seguridad, ahora sin acceso a sus drones ni a sus redes de comunicación, intentaban improvisar una defensa, la resistencia se movía rápidamente para establecer puntos de control. Líderes como Emma, cabecilla del grupo rebelde, se comunicaban por medios antiguos, de boca en boca y con radios obsoletas, mientras su equipo aprovechaba el colapso tecnológico para avanzar.
Por otro lado, las organizaciones criminales, al ver cómo caía el control tecnológico, empezaban a hacer su jugada. Mercenarios y pandillas llenaban las calles, saqueando tiendas y almacenes ahora desprotegidos. Sin cámaras que los observaran ni sistemas de rastreo que los frenaran, se sentían invencibles.
El caos se expandía rápidamente. Los sistemas que antes organizaban la vida cotidiana de millones ahora eran una trampa mortal. El transporte paró, las transacciones bancarias se congelaron, y el miedo se esparcía como un virus. En los barrios bajos, donde la tecnología ya era inestable, la situación era aún más crítica. Grupos aislados, ahora sin acceso a recursos básicos, comenzaban a desesperarse.
En cada rincón de la ciudad, las facciones trataban de adaptarse. Corporaciones, resistencia y criminales por igual, se daban cuenta de una verdad alarmante: sin tecnología fiable, la supervivencia sería más difícil y peligrosa. Y mientras tanto, Los Silenciosos, ocultos en las profundidades de la red que ellos mismos habían destruido, observaban el caos que habían desatado, satisfechos con su obra.
[Trama Principal] El Colapso de la Red
[Trama Principal] El Ataque de Los Silenciosos
La cámara virtual enfocaba el vasto centro de control de la Red Global, un espacio donde pantallas gigantes mostraban en tiempo real el flujo constante de datos que mantenían la infraestructura mundial en funcionamiento. Comunicaciones, bancos, energía, seguridad, todo conectado por hilos invisibles de código.
De repente, las luces parpadearon, y un zumbido bajo resonó en las paredes del lugar. En una de las pantallas principales, un simple mensaje en un verde fosforescente se desplegó:
"Somos Los Silenciosos. El caos comienza ahora."
Al principio, no hubo reacción. Los operadores miraron confusos, intentando comprender si se trataba de un fallo o una broma. Pero en cuestión de segundos, el caos se desató. Las pantallas que antes mostraban gráficos ordenados comenzaron a llenarse de estática, líneas de código ininteligible y errores críticos. Las conexiones caían una tras otra, como fichas de dominó.
En una sala oscura, Los Silenciosos operaban en silencio absoluto, solo iluminados por el brillo de sus pantallas. Uno de ellos, encapuchado, revisaba los parámetros del ataque: todo iba según lo planeado. Cada línea de código era un golpe directo al corazón de la Red Global. En diferentes partes del mundo, sistemas comenzaban a fallar: puertas de seguridad se abrían sin control, los trenes automáticos frenaban en seco, y las comunicaciones globales se sumían en el silencio.
"Objetivo cumplido," susurró uno de los hackers, mientras desconectaba su equipo. El ataque ya estaba en marcha, imposible de detener. Lo que seguía era el caos, y cada facción tendría que adaptarse o perecer en este nuevo mundo donde la tecnología, una vez tan fiable, ya no podía serlo más.
La red colapsaba, y el futuro era incierto.
De repente, las luces parpadearon, y un zumbido bajo resonó en las paredes del lugar. En una de las pantallas principales, un simple mensaje en un verde fosforescente se desplegó:
"Somos Los Silenciosos. El caos comienza ahora."
Al principio, no hubo reacción. Los operadores miraron confusos, intentando comprender si se trataba de un fallo o una broma. Pero en cuestión de segundos, el caos se desató. Las pantallas que antes mostraban gráficos ordenados comenzaron a llenarse de estática, líneas de código ininteligible y errores críticos. Las conexiones caían una tras otra, como fichas de dominó.
En una sala oscura, Los Silenciosos operaban en silencio absoluto, solo iluminados por el brillo de sus pantallas. Uno de ellos, encapuchado, revisaba los parámetros del ataque: todo iba según lo planeado. Cada línea de código era un golpe directo al corazón de la Red Global. En diferentes partes del mundo, sistemas comenzaban a fallar: puertas de seguridad se abrían sin control, los trenes automáticos frenaban en seco, y las comunicaciones globales se sumían en el silencio.
"Objetivo cumplido," susurró uno de los hackers, mientras desconectaba su equipo. El ataque ya estaba en marcha, imposible de detener. Lo que seguía era el caos, y cada facción tendría que adaptarse o perecer en este nuevo mundo donde la tecnología, una vez tan fiable, ya no podía serlo más.
La red colapsaba, y el futuro era incierto.
[Trama Principal] Las Consecuencias Inmediatas del Ataque
El colapso tecnológico era inminente, y las consecuencias comenzaron a sentirse en cuestión de minutos. En las oficinas de la Corporación Imperium, las alarmas sonaban sin cesar. Los ejecutivos intentaban acceder a sus sistemas de respaldo, pero la Red Global no respondía. Sin la tecnología que mantenía sus operaciones seguras y eficientes, los departamentos entraban en pánico. Los contratos millonarios que dependían de transferencias electrónicas inmediatas estaban en riesgo de caer. Mientras los sistemas de control de inventarios fallaban, los almacenes quedaban vulnerables a saqueos y errores humanos.
En la resistencia, el caos tenía una cara diferente. Emma, la líder rebelde, aprovechó la oportunidad. Sin la red de vigilancia activa, ordenó a sus miembros atacar puntos estratégicos en la ciudad. "Es ahora o nunca", susurraba con determinación mientras sus compañeros se preparaban para infiltrarse en edificios clave de Imperium. Pero también enfrentaban dificultades: muchos de sus planes dependían de tecnología que ahora estaba fuera de su control. Las viejas radios y el boca a boca reemplazaban las comunicaciones cifradas, ralentizando sus movimientos.
Los criminales, siempre al acecho, vieron una oportunidad de oro. Pandillas locales se organizaron rápidamente, robando vehículos autónomos detenidos en las calles y asaltando almacenes ahora vulnerables sin las protecciones digitales. En cuestión de horas, el mercado negro florecía, con ofertas de todo tipo de productos tecnológicos que ya no tenían dueño.
Aquellos alineados con las corporaciones debían improvisar nuevas estrategias para defender sus territorios y recursos. pero también debían lidiar con el aumento de la competencia en las calles.
Las primeras horas del ataque de Los Silenciosos desencadenaron una nueva realidad para todos. La supervivencia ya no se basaba en la habilidad para navegar redes complejas o el acceso a datos; Las facciones comenzaban a trazar nuevas estrategias, mientras la ciudad entera se sumía en el caos.
En la resistencia, el caos tenía una cara diferente. Emma, la líder rebelde, aprovechó la oportunidad. Sin la red de vigilancia activa, ordenó a sus miembros atacar puntos estratégicos en la ciudad. "Es ahora o nunca", susurraba con determinación mientras sus compañeros se preparaban para infiltrarse en edificios clave de Imperium. Pero también enfrentaban dificultades: muchos de sus planes dependían de tecnología que ahora estaba fuera de su control. Las viejas radios y el boca a boca reemplazaban las comunicaciones cifradas, ralentizando sus movimientos.
Los criminales, siempre al acecho, vieron una oportunidad de oro. Pandillas locales se organizaron rápidamente, robando vehículos autónomos detenidos en las calles y asaltando almacenes ahora vulnerables sin las protecciones digitales. En cuestión de horas, el mercado negro florecía, con ofertas de todo tipo de productos tecnológicos que ya no tenían dueño.
Aquellos alineados con las corporaciones debían improvisar nuevas estrategias para defender sus territorios y recursos. pero también debían lidiar con el aumento de la competencia en las calles.
Las primeras horas del ataque de Los Silenciosos desencadenaron una nueva realidad para todos. La supervivencia ya no se basaba en la habilidad para navegar redes complejas o el acceso a datos; Las facciones comenzaban a trazar nuevas estrategias, mientras la ciudad entera se sumía en el caos.
[Trama Principal] Enfrentando el Caos
La ciudad estaba irreconocible. Las luces de neón que solían iluminar las calles vibraban erráticamente antes de apagarse por completo. La Red Global había caído, y con ella, el control sobre la ciudad se desvanecía rápidamente. Los drones que vigilaban los cielos ahora caían en picada, y los sistemas de transporte automático habían dejado a cientos varados en trenes sin energía. Un silencio pesado cubría las calles, solo interrumpido por los gritos de la multitud y el lejano sonido de explosiones.
En la torre principal de la Corporación Imperium, los ejecutivos observaban la destrucción desde sus ventanas, incapaces de tomar decisiones. Las pantallas de sus oficinas, habitualmente llenas de datos estratégicos, mostraban solo estática. Daniel, el CEO, observaba en silencio, con una expresión tensa, mientras sus empleados discutían soluciones. "Necesitamos respuestas ahora", gruñó, pero la tecnología que los sostenía les había fallado, y el caos interno crecía. Las decisiones rápidas se convertían en errores, y los recursos empezaban a desaparecer sin control.
Por otro lado, en los escondites de la resistencia, Emma lideraba con decisión. "Este es nuestro momento", gritó mientras daba órdenes a su equipo. Con la vigilancia caída, podían moverse con mayor libertad, pero también sabían que el caos afectaba a todos. Varios de sus operativos se habían perdido en la confusión, y la comunicación era lenta e ineficiente. "Sigue adelante", repetía, mientras preparaban un ataque a una subestación de energía controlada por Imperium. Sabían que su única opción era capitalizar el caos antes de que las corporaciones recuperaran el control.
En los bajos fondos, las organizaciones criminales hacían de las suyas. El líder de una pandilla local, conocido como "El Cuervo", había reunido a su grupo en un almacén que, minutos antes, había sido propiedad de Imperium. El saqueo de recursos tecnológicos era imparable, pero con la caída de los sistemas de seguridad, las bandas rivales también se estaban moviendo. Los enfrentamientos callejeros estallaban por toda la ciudad mientras los grupos competían por tomar lo que podían antes de que el caos se volviera incontrolable.
Los que se alineaban con las corporaciones debían decidir si intentar restablecer el orden o abandonar sus puestos y buscar refugio. Los de la resistencia tenían que actuar rápidamente, sin saber si podrían coordinar sus ataques en medio de la confusión. Y los criminales aprovechaban cada momento de debilidad en el sistema, sabiendo que el caos podría ser su mejor oportunidad para ganar poder... o su caída.
Las facciones chocaban en cada rincón de la ciudad, cada una luchando por adaptarse a la nueva realidad, donde la tecnología ya no era confiable y las reglas del juego habían cambiado para siempre. El caos no discriminaba, y solo los más rápidos y decididos sobrevivirían a este colapso.
En la torre principal de la Corporación Imperium, los ejecutivos observaban la destrucción desde sus ventanas, incapaces de tomar decisiones. Las pantallas de sus oficinas, habitualmente llenas de datos estratégicos, mostraban solo estática. Daniel, el CEO, observaba en silencio, con una expresión tensa, mientras sus empleados discutían soluciones. "Necesitamos respuestas ahora", gruñó, pero la tecnología que los sostenía les había fallado, y el caos interno crecía. Las decisiones rápidas se convertían en errores, y los recursos empezaban a desaparecer sin control.
Por otro lado, en los escondites de la resistencia, Emma lideraba con decisión. "Este es nuestro momento", gritó mientras daba órdenes a su equipo. Con la vigilancia caída, podían moverse con mayor libertad, pero también sabían que el caos afectaba a todos. Varios de sus operativos se habían perdido en la confusión, y la comunicación era lenta e ineficiente. "Sigue adelante", repetía, mientras preparaban un ataque a una subestación de energía controlada por Imperium. Sabían que su única opción era capitalizar el caos antes de que las corporaciones recuperaran el control.
En los bajos fondos, las organizaciones criminales hacían de las suyas. El líder de una pandilla local, conocido como "El Cuervo", había reunido a su grupo en un almacén que, minutos antes, había sido propiedad de Imperium. El saqueo de recursos tecnológicos era imparable, pero con la caída de los sistemas de seguridad, las bandas rivales también se estaban moviendo. Los enfrentamientos callejeros estallaban por toda la ciudad mientras los grupos competían por tomar lo que podían antes de que el caos se volviera incontrolable.
Los que se alineaban con las corporaciones debían decidir si intentar restablecer el orden o abandonar sus puestos y buscar refugio. Los de la resistencia tenían que actuar rápidamente, sin saber si podrían coordinar sus ataques en medio de la confusión. Y los criminales aprovechaban cada momento de debilidad en el sistema, sabiendo que el caos podría ser su mejor oportunidad para ganar poder... o su caída.
Las facciones chocaban en cada rincón de la ciudad, cada una luchando por adaptarse a la nueva realidad, donde la tecnología ya no era confiable y las reglas del juego habían cambiado para siempre. El caos no discriminaba, y solo los más rápidos y decididos sobrevivirían a este colapso.
[Trama Principal] El Desorden de las Ciudades
La ciudad, una vez un hervidero de actividad controlada por la tecnología, ahora estaba sumida en el caos. Sin la Red Global, los sistemas de seguridad que protegían a las corporaciones y mantenían el orden habían caído. Los rascacielos de las megacorporaciones, antes fortificaciones impenetrables, ahora eran vulnerables, sus puertas blindadas abiertas, sus cámaras apagadas, y sus guardias desconcertados. En las calles, el desorden reinaba.
El tráfico estaba paralizado. Los vehículos autónomos permanecían varados en mitad de las calles, bloqueando el paso y creando embotellamientos kilométricos. Sin semáforos funcionando, las intersecciones eran zonas de peligro, y los conductores humanos, desesperados, trataban de abrirse camino. Los saqueos comenzaron de inmediato. Tiendas de alta tecnología, bancos y almacenes eran atacados por multitudes enloquecidas por la desesperación.
Pero sin acceso a los sistemas de vigilancia, sus movimientos eran ciegos. "Necesitamos recuperar el nodo central de comunicaciones", gritaba uno de los líderes corporativos, intentando organizar a su equipo. El edificio donde se encontraba ese nodo, sin embargo, ya estaba bajo el asalto de las facciones criminales.
En los barrios más oscuros de la ciudad, Los Cuervos, una organización criminal, aprovechaba la confusión para expandir su dominio. Saqueaban almacenes y atacaban a cualquiera que intentara detenerlos. "No hay reglas ahora", pensaba Sombra mientras sus compañeros desvalijaban los vehículos.
En el otro lado de la ciudad, la resistencia también aprovechaba el caos. Los sistemas de seguridad habían caído en la mayoría de los complejos industriales, y los rebeldes de Emma se infiltraban en uno de los principales centros de producción de energía, con el objetivo de sabotear los generadores y aumentar el caos. "Es nuestra oportunidad para nivelar el campo de juego", decía Emma a sus seguidores, mientras el ruido de explosiones resonaba a lo lejos.
Pero con cada segundo que pasaba, el entorno se volvía más peligroso. Los enfrentamientos entre facciones se multiplicaban, y ahora, sin las cámaras de seguridad que antes mantenían el orden, todo era una guerra abierta. La ciudad era un campo de batalla, y la tecnología, que había sido el pilar de la vida moderna, se había convertido en un recuerdo distante de estabilidad.
Cada paso en las calles podía ser el último, y el entorno, cada vez más peligroso, no daba señales de estabilizarse.
El tráfico estaba paralizado. Los vehículos autónomos permanecían varados en mitad de las calles, bloqueando el paso y creando embotellamientos kilométricos. Sin semáforos funcionando, las intersecciones eran zonas de peligro, y los conductores humanos, desesperados, trataban de abrirse camino. Los saqueos comenzaron de inmediato. Tiendas de alta tecnología, bancos y almacenes eran atacados por multitudes enloquecidas por la desesperación.
Pero sin acceso a los sistemas de vigilancia, sus movimientos eran ciegos. "Necesitamos recuperar el nodo central de comunicaciones", gritaba uno de los líderes corporativos, intentando organizar a su equipo. El edificio donde se encontraba ese nodo, sin embargo, ya estaba bajo el asalto de las facciones criminales.
En los barrios más oscuros de la ciudad, Los Cuervos, una organización criminal, aprovechaba la confusión para expandir su dominio. Saqueaban almacenes y atacaban a cualquiera que intentara detenerlos. "No hay reglas ahora", pensaba Sombra mientras sus compañeros desvalijaban los vehículos.
En el otro lado de la ciudad, la resistencia también aprovechaba el caos. Los sistemas de seguridad habían caído en la mayoría de los complejos industriales, y los rebeldes de Emma se infiltraban en uno de los principales centros de producción de energía, con el objetivo de sabotear los generadores y aumentar el caos. "Es nuestra oportunidad para nivelar el campo de juego", decía Emma a sus seguidores, mientras el ruido de explosiones resonaba a lo lejos.
Pero con cada segundo que pasaba, el entorno se volvía más peligroso. Los enfrentamientos entre facciones se multiplicaban, y ahora, sin las cámaras de seguridad que antes mantenían el orden, todo era una guerra abierta. La ciudad era un campo de batalla, y la tecnología, que había sido el pilar de la vida moderna, se había convertido en un recuerdo distante de estabilidad.
Cada paso en las calles podía ser el último, y el entorno, cada vez más peligroso, no daba señales de estabilizarse.
[Trama Principal] La Lucha por los Recursos
El colapso de la Red Global había desatado una tormenta sin precedentes. Las organizaciones, facciones y bandas rivales veían cómo sus recursos se evaporaban en cuestión de horas, y la única respuesta posible era luchar por lo poco que quedaba. En cada rincón de la ciudad, enfrentamientos internos y entre facciones se intensificaban. La supervivencia ya no era cuestión de estrategia, sino de pura brutalidad.
En el corazón de la ciudad, el imponente complejo de distribución de energía de Imperium se había convertido en un campo de batalla. Los empleados corporativos, armados con equipo de seguridad básico, intentaban mantener el control sobre las estaciones eléctricas y los generadores que alimentaban las últimas instalaciones tecnológicas en pie. Sin embargo, estaban siendo atacados desde todos los ángulos.
La resistencia, liderada por Emma, había coordinado un ataque simultáneo. "Si controlamos la energía, controlamos la ciudad", dijo a su equipo mientras se abrían paso entre los guardias corporativos. Sus ataques no solo tenían como objetivo destruir los recursos de Imperium, sino también asegurarse de que las facciones rivales no se hicieran con ellos.
No lejos de allí, las organizaciones criminales, como Los Cuervos, se aprovechaban de la situación. Su líder, Sombra, había dirigido un asalto sorpresivo contra una planta de agua que todavía funcionaba. El control del agua era crucial, y él lo sabía. "Este es nuestro momento para reclamar lo que es nuestro", dijo a sus seguidores mientras barrían a los últimos guardias corporativos que intentaban defender el lugar.
Pero incluso dentro de las facciones, los conflictos internos comenzaban a hervir. Esto provocó una confrontación directa entre facciones dentro de la resistencia misma, dividiendo a los que buscaban poder y los que querían proteger a la población.
Entre las corporaciones, los ejecutivos de Imperium no eran inmunes al caos. En una de las salas de juntas, varios altos mandos discutían violentamente sobre qué hacer con los últimos recursos que controlaban. "No podemos permitir que caigan en manos de la resistencia o de esos criminales", gritaba uno de ellos, mientras otros sugerían huir antes de que la situación empeorara.
Decidir a qué facción apoyar, o si actuar de manera independiente, se había convertido en una cuestión de vida o muerte. Las traiciones y alianzas momentáneas eran comunes, ya que cada uno intentaba asegurar su futuro en un mundo donde los recursos se desvanecían rápidamente.
El aire estaba cargado de tensión, y los enfrentamientos crecían en intensidad. Lo que una vez fue una lucha por el control de los sistemas tecnológicos, ahora se había transformado en una batalla por el control de lo más básico: comida, agua, energía. Mientras las facciones se enfrentaban en cada rincón de la ciudad, una cosa era clara: solo aquellos que fueran lo suficientemente astutos y despiadados lograrían sobrevivir.
En el corazón de la ciudad, el imponente complejo de distribución de energía de Imperium se había convertido en un campo de batalla. Los empleados corporativos, armados con equipo de seguridad básico, intentaban mantener el control sobre las estaciones eléctricas y los generadores que alimentaban las últimas instalaciones tecnológicas en pie. Sin embargo, estaban siendo atacados desde todos los ángulos.
La resistencia, liderada por Emma, había coordinado un ataque simultáneo. "Si controlamos la energía, controlamos la ciudad", dijo a su equipo mientras se abrían paso entre los guardias corporativos. Sus ataques no solo tenían como objetivo destruir los recursos de Imperium, sino también asegurarse de que las facciones rivales no se hicieran con ellos.
No lejos de allí, las organizaciones criminales, como Los Cuervos, se aprovechaban de la situación. Su líder, Sombra, había dirigido un asalto sorpresivo contra una planta de agua que todavía funcionaba. El control del agua era crucial, y él lo sabía. "Este es nuestro momento para reclamar lo que es nuestro", dijo a sus seguidores mientras barrían a los últimos guardias corporativos que intentaban defender el lugar.
Pero incluso dentro de las facciones, los conflictos internos comenzaban a hervir. Esto provocó una confrontación directa entre facciones dentro de la resistencia misma, dividiendo a los que buscaban poder y los que querían proteger a la población.
Entre las corporaciones, los ejecutivos de Imperium no eran inmunes al caos. En una de las salas de juntas, varios altos mandos discutían violentamente sobre qué hacer con los últimos recursos que controlaban. "No podemos permitir que caigan en manos de la resistencia o de esos criminales", gritaba uno de ellos, mientras otros sugerían huir antes de que la situación empeorara.
Decidir a qué facción apoyar, o si actuar de manera independiente, se había convertido en una cuestión de vida o muerte. Las traiciones y alianzas momentáneas eran comunes, ya que cada uno intentaba asegurar su futuro en un mundo donde los recursos se desvanecían rápidamente.
El aire estaba cargado de tensión, y los enfrentamientos crecían en intensidad. Lo que una vez fue una lucha por el control de los sistemas tecnológicos, ahora se había transformado en una batalla por el control de lo más básico: comida, agua, energía. Mientras las facciones se enfrentaban en cada rincón de la ciudad, una cosa era clara: solo aquellos que fueran lo suficientemente astutos y despiadados lograrían sobrevivir.
[Trama Principal] El Control de la Red por los Hackers
Punto de vista: Vera
Comunidad de Neo-Madrid; el Refugio del HackerUn antiguo sótano convertido en un centro de operaciones cibernéticas. Equipado con computadores reciclados y tecnología avanzada. Base para los hackers de la Resistencia que desarrollan ataques cibernéticos contra Imperium.
Ves Carmen la Tecnomante aquí.
Te encuentras con Efren.
Salidas visibles: fuera
Vera saluda al recién llegado.
Dices con acento madrileño, "sígueme"
Efren la sigue
Vera guía al chico hacia los terminales de ordenador.
Vera conecta su equipo a un servidor remoto.
Dices con acento madrileño, "No tenemos mucho tiempo"
Nicole Ferreira ha llegado.
Nicole dice: "hola"
sus dedos vuelan sobre el teclado, tratando de desentrañar las últimas líneas de código antes de que la Red caiga por completo.
Efren saluda
Dices con acento madrileño, "Si podemos rastrear la fuente del ataque, quizá podamos detener las fases que aún están por activarse"
Dices con acento madrileño, "Kade?"
Nicole asiente afirmativamente.
Kade está revisando logs de acceso y nodos comprometidos.
Kade dice: "Aquí hay algo"
Kade se inclina sobre la pantalla.
Nicole mira lo que hace kade
Kade dice: "Los Silenciosos usaron un exploit que ni siquiera sabía que existía. Esto es de nivel militar… o peor"
Nicole dice: "uuf"
Dices con acento madrileño, "sombra?"
Sombra revisa antiguos contactos en el bajo mundo.
Nicole está espectante
Sombra dice: "Si alguien en esta ciudad sabe algo sobre ellos, serán los brokers de información"
Sombra dice: "Pero eso no será barato, y cada minuto que pasa, los precios suben"
Eliana Ortiz Núñez ha llegado.
Eliana saluda a Vera
Vera da con una pista.
Dices con acento madrileño, "Aquí está"
Nicole la mira a vera
Eliana dice con acento ecuatoriana, "que has encontrado"
Dices con acento madrileño, "Una pequeña fracción del código."
Nicole dice: "se puede hacer algo?"
Dices con acento madrileño, "Está encriptado, pero viene de un servidor subterráneo que no es conocido."
Eliana dice con acento ecuatoriana, "tendríamos que ir hacia ese lugar con cuidado claro "
Nicole asiente afirmativamente.
Dices con acento madrileño, "Si logramos acceder, podríamos encontrar la clave para detener a Los Silenciosos"
Eliana dice con acento ecuatoriana, "que esperamos descubrir para hacerlo?"
Eliana te mira.
Nicole taconea impaciente
Eliana dice con acento ecuatoriana, "creo que vera se a quedado penzativa "
Nicole dice: "solo toca aguardar"
Vera repasa el plan con rapidez
Dices con acento madrileño, "Hemos rastreado algunas señales del ataque hasta un servidor oculto en las ruinas del antiguo Centro de Datos Central."
Dices con acento madrileño, "Sabemos que ‘Los Silenciosos’ usan esta red subterránea para coordinarse, pero entrar allí no será fácil"
Efren dice: "entonces?"
Nicole dice: "pero debemos intentarlo"
Eliana dice con acento ecuatoriana, "deve de haber alguna clave en espesífico para entrar con cuidado "
Vera proyecta un mapa de la ciudad en la pantalla holográfica.
Efren mira el mapa
Eliana mira el mapa
Vera revisa sus armas mientras habla
Nicole se acerca y lo mira tambien
Kade dice: "Sabemos que la seguridad en esos lugares está prácticamente caída, pero las bandas criminales y las patrullas de Imperium estarán allí también. Todos buscan lo mismo: controlar los restos de la Red para sus propios fines"
Efren asiente afirmativamente.
Sombra prepara un informe de inteligencia que ha conseguido en los bajos fondos.
Eliana dice con acento ecuatoriana, "pero tenemos que contrarrestarlo "
Nicole mira a sombra
Eliana mira a sombra
Sombra dice: "Tengo información sobre los posibles líderes de 'Los Silenciosos'. Se rumorea que operan desde el antiguo bunker subterráneo donde almacenan sus servidores. Si podemos acceder a esos datos, podremos rastrear quiénes son y cómo detenerlos"
Sombra coloca sobre la mesa un dispositivo de piratería avanzado.
Nicole dice: "eso es genial ojalá que podamos"
Eliana dice con acento ecuatoriana, "tendríamos que acceder aí pero no lo veo fácil o si?"
Nicole mira el dispositivo
Dices con acento madrileño, "bien, yo y Kade lideraremos el ataque desde el antiguo centro de datos."
Nicole asiente afirmativamente.
Dices con acento madrileño, "sombra y el resto, os infiltrareis en el bunker para obtener acceso físico a los servidores."
Eliana dice con acento ecuatoriana, "listo"
Nicole hace el gesto de ok
Efren asiente afirmativamente.
Sombra dice: "Bien, seguidme."
Efren sigue a sombra
Nicole sigue a sombra
Eliana sombra
Sombra y el resto de su equipo se mueven por los túneles subterráneos que llevan al Bunker.
Las paredes están llenas de grafitis y signos de guerra, y el aire es pesado.
Nicole sigue al grupo
Nicole mira las paredes
Vera dice por radio, "Estoy dentro."
Vera dice por radio, "Este es uno de los centros neurálgicos, pero no es el principal. Solo un nodo. Necesitamos más tiempo para rastrear el origen real"
Sombra fuerza la entrada a una puerta de seguridad desmoronada
Nicole le ayuda a sombra
Efren entra
os encontrais frente a un grupo de servidores protegidos por una red de defensa electrónica avanzada.
Nicole entra
Sombra murmura, "Estos deben ser los equipos principales"
Eliana murmura con acento ecuatoriana, "seguramente"
sombra murmura, "Preparad los dispositivos de pirateo"
Nicole coge el dispositivo
Eliana prepara su dispositivo
Sombra murmura, "Si logramos acceder a estos, podríamos revertir el ataque y descubrir quiénes son realmente 'Los Silenciosos'."
Efren enciende y prepara el dispositivo
En ese momento, una alarma resuena por todo el bunker.
Efren murmura: "jodeer"
Nicole se sobresalta
Efren se pone en alerta
Eliana murmura: "dios cuidado!"
Las fuerzas de seguridad de Imperium han llegado.
Eliana murmura: "o no, llegó imperim"
Nicole murmura: "que hacemos "
Vera grita por el canal de comunicación: "¡Rápido, tenemos solo minutos antes de que perdamos la conexión! ¡Conseguimos lo que necesitamos o todo esto habrá sido en vano!"
Efren asiente afirmativamente.
Efren extrae todo lo que puede de los servidores
Nicole manipula el dispositivo
Eliana extrae con fuersa todo lo que puede desde su dispositivo
Efren murmura: "extrayendo y guardando"
Eliana afirmativo
Nicole asiente nerviosamente
Efren dice: "ya está!"
Nicole dice: "creo que lo tenemos!"
Eliana dice: "jenial lo lograste!"
Eliana dice: "vera, que preosede ahora?"
gritas: "volved por donde habeis venido. sombra os guiará al centro de datos."
Nicole sigue a sombra
Sombra se encamina hacia los túneles, despistando a las fuerzas de seguridad de Imperium.
Efren la sigue
Nicole dice: "rapido"
Nicole dice: "vamos que podemos chicos"
Vera llega con los demás al centro de datos
Dices con acento madrileño, "dadme la información, rápido"
Efren dá la información a vera
Nicole le pasa el dispositivo
Eliana le entrega la informacion a vera
Vera se conecta rapidamente a un terminal y comienza a descargar datos
El aire en el centro de datos está cargado de tensión.
Nicole mira con nerviiosismo
Las últimas capas de seguridad cibernética caen una por una, revelando la estructura central de la Red Global.
Vera mira fijamente las líneas de código que parpadean en su pantalla
Murmuras con acento madrileño, "Podemos hacer algo más que arreglar lo que ellos rompieron"
Vera ajusta su teclado
Nicole trata de mirar la pantalla
Efren murmura: "y qué podemos hacer?"
Kade frunce el ceño
Eliana murmura: "que sugieres vera?"
kade dice: "¿Qué estás sugiriendo?"
Dices con acento madrileño, "Podemos tomar el control."
Nicole dice: "es posible?"
Efren se sorprende
Dices con acento madrileño, "Ya hemos llegado aquí, nadie más tiene este acceso."
Dices con acento madrileño, "La Red puede ser nuestra."
Eliana dice: "que prosede entonces"
Nicole dice: "genial!"
Eliana dice: "perfecto!"
Dices con acento madrileño, "No de las corporaciones, no de los criminales... nuestra."
Efren dice: "agamosle pues, de una"
Nicole asiente afirmativamente.
Sombra esboza una sonrisa desde la penumbra del cuarto.
sombra dice. "Siempre supe que eras más ambiciosa de lo que mostrabas. ¿De verdad crees que las cosas van a mejorar si volvemos al status quo?"
El cursor parpadea en la pantalla de Vera, esperando la orden final.
Efren dice: "ahora o nunca. si se va a hacer, que se haga pues."
Nicole dice: "si"
Eliana dice: "cuidado que pueden estar espiándonos "
Dices con acento madrileño, "Si tomamos el control, podemos decidir quién accede a la tecnología, quién prospera y quién no."
Nicole dice: "pues hagamoslo"
Dices con acento madrileño, "no. No más poder absoluto para las corporaciones."
Dices con acento madrileño, "No más caos."
Nicole dice: "fantástico"
Efren dice: "será algo bastante grande y riezgoso, pero hagamoslo ya antes de que pase algo"
Dices con acento madrileño, "Seremos los guardianes"
su mano tiembla sobre el teclado
Eliana dice: "de acuerdo con efren "
Nicole hace una expresión de triunfo
Kade da un paso atrás, visiblemente inquieto.
Eliana dice: "cade, que te preocupa?"
kade dice: "Esto no es lo que acordamos. Nos convertiremos en lo que juramos destruir."
Nicole dice: "por que"
sombra dice: "El poder siempre estuvo ahí, solo que lo tenía la gente equivocada. Ahora será nuestro. Esto es lo que el mundo necesita."
Vera presiona la tecla decisiva
Efren dice: "bueno, solo diré. si se va a hacer, que se haga, tomemos una decición antes de que salga algo y nos jodemos todos"
Nicole duda
Las pantallas alrededor del equipo muestran una red de datos que comienza a reconfigurarse.
Efren dice: "joder. les dije, cuidado!"
Dices con acento madrileño, "ahora la red es nuestra"
Dices con acento madrileño, "nosotros decidimos quienes tienen acceso al poder y quienes quedan fuera"
Eliana dice: "perfecto"
Nicole asiente afirmativamente.
Efren dice: "bueno, ya está."
Dices con acento madrileño, "el control de la red global, ahora es nuestra arma más poderosa."
Nicole dice: "bárbaro"
Dices con acento madrileño, "habeis hecho un buen trabajo."
Dices con acento madrileño, "podeis retiraros."
Nicole se siente complacida
Nicole dice: "gracias"
Eliana dice: "a sido un gusto verlos"
Eliana Ortiz Núñez se marcha.