Entre rosas y pistolas

Aquí se irán publicando las escenas de rol tanto de trama principal, como las que querais publicar los jugadores. Debido a la naturaleza de este foro, si se admite contenido NSFW.
Larabelle Evans
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Re: Entre rosas y pistolas

Mensaje por Larabelle Evans »

Festejando la llegada de Alexei en casa de Tallana.

Punto de vista: MiaFiemma.

En casa de Tallana.
Una mesa baja de madera clara está decorada con pequeños detalles: flores secas en botellitas de cristal, galletas con forma de estrellitas, un pastel minimalista con glaseado blanco y la palabra Alexei escrita en azul grisáceo. Unas guirnaldas tejidas a mano cuelgan entre la ventana y el rincón del sofá, donde una manta tejida cubre los cojines.
MiaFiemma está sentada con una sonrisa radiante. Su barriga de ocho meses redondea su silueta con fuerza y ternura. Lleva un vestido de lino suave color lavanda claro, con botones nacarados y una cinta fina bajo el busto. Su cabello está suelto, recogido a medias con un pasador que Tallana le regaló esa misma tarde. Sus mejillas brillan —quizá por la emoción, quizá por las lágrimas que no se ha molestado en ocultar.
Jay está junto a ella, visiblemente relajado por primera vez en semanas. Le toma la mano con cariño, sin necesidad de palabras.
Tallana, elegante en pantalones amplios de seda negra y blusa de lino crudo, está sirviendo té de jazmín. La acompañan risas suaves y la voz pausada de Camelia, que acaba de contar una anécdota hilarante sobre una misión que tubo en Estados unidos hace años.
Dices con acento Sinaloense, "—"Mi niño va a nacer en un mundo raro, pero miren qué amor tan real lo espera..." —dice MiaFiemma, rompiendo el momento con una voz emocionada. "
MiaFiemma Se acaricia el vientre. Jay le besa la mano.
Tallana le acerca una pequeña caja envuelta en papel de arroz.
Tallana dice con acento ensenadense, "Es algo de mi abuela. Me lo dio antes de morir. Dijo que era para cuando una mujer valiente trajera nueva vida con amor."
MiaFiemma sonríe abriendo el regalo.
Dentro hay un collar antiguo con un dije en forma de luna creciente, en plata labrada.
MiaFiemma sostiene el collar en la palma como si fuera una reliquia sagrada. El metal frío contrasta con el calor de sus manos.
Murmuras con acento Sinaloense, "—Ay... está precioso —murmura con la voz rasposa de quien no quiere llorar más pero ya no lo puede evitar."
Camelia, que ha estado recostada en los cojines con una copa de infusión de hibisco en la mano, se incorpora un poco.
Camelia dice con acento mexicanno, "Parece que fue hecho para ti, Mía. "
Jay le acaricia el hombro a MiaFiemma mientras la ve sostener el dije contra su pecho.
Tallana se sienta por fin, dejando la tetera en su base de bambú, y suspira, mirándolos a los dos.
Tallana dice con acento ensenadense, "Mi abuela siempre decía que la luna no protege, la luna guía. Este niño va a tener su camino, pero sabrá quién es… por ti. "
MiaFiemma se pone el collar con manos temblorosas. El dije queda justo sobre su corazón. Luego toma aire y mira a las dos mujeres con una sonrisa que mezcla orgullo, nostalgia y una ternura infinita.
Dices con acento Sinaloense, "Saben que nunca pensé que llegaría a este punto. Que después de todo lo que viví, después de las noches sin nombre, después de tanto miedo… hace una pausa, sus labios tiemblan …pensé que no me iba a permitir ser feliz. Pero ustedes… ustedes me tejieron un hogar aquí, cabronas."
Tallana ríe bajito, con los ojos brillosos.
Camelia levanta su taza.
Camelia dice con acento mexicano, "Por Alexei. Que venga con la fuerza de su madre y la calma de su padre. "
Y con la locura de su tía —añade Tallana, alzando su copa también.
Te partes de risa.
MiaFiemma alza la suya con una sonrisa de esas que nacen desde dentro.
Dices con acento Sinaloense, "Por Alexei."
Tallana se pone de pie con esa energía suya que siempre parece tener guardada para los momentos justos.
Tallana dice con acento ensenadense, "Bueno… ¿y si partimos el pastel antes de que esta llorona hermosa dice señalando con ternura a MiaFiemma nos haga moquear a todos? "
Camelia suelta una risita.
Camelia dice con acento mexicano, "¡Ya estoy llorando desde hace tres brindis! Pero dale, que ese pastel se ve como pecado de lo bonito. "
Jay toma el cuchillo que Tallana le pasa y se lo ofrece a MiaFiemma. Ella lo toma con ambas manos, con cuidado, y él la ayuda guiando los movimientos.
Dices con acento Sinaloense, "Que sea la primera rebanada para el papá, ¿no? "
dice MiaFiemma entre risas.
Jay dice con acento ruso, "No, no —responde Jay con una sonrisa suave—, tú partes, yo sostengo. Como siempre. "
La primera rebanada cae delicadamente sobre un platito de cerámica artesanal. El interior es esponjoso, de vainilla con capas finas de limón. El aroma llena la sala. MiaFiemma parte otra y se la ofrece a Camelia, luego una a Tallana. Las tres la observan como si fuera un ritual.
—Bueno, ahora viene lo bueno —dice Camelia, frotándose las manos con picardía.
Dices con acento Sinaloense, "de qué?. "
Tallana se levanta, va a una esquina del salón y vuelve con una bolsita tejida.
Tallana Saca papelitos enrollados.
Tallana dice con acento ensenadense, "Cada quien va a sacar uno y va a responder en voz alta. Preguntas de futuro, de instinto, de lo que imaginamos del bebé. "
MiaFiemma sonríe, emocionada.
Dices con acento Sinaloense, "Ya me vi… vamos a ver qué tan brujas somos."
La primera en sacar un papel es Camelia. Lo desenrolla y lee:
—“¿Qué crees que va a ser lo primero que Alexei diga cuando empiece a hablar?”
Camelia se ríe antes de responder.
Camelia dice con acento mexicano, "“Tacos.” Va a ser igual de tragón que su mamá.
Jay se parte de risa.
Te partes de risa.
Todos sueltan carcajadas.
Le sigue Tallana. Su papel dice:
—“¿Qué talento oculto crees que tendrá?”
Tallana dice con acento ensenadense, "Uy… va a tocar el piano. Con esos deditos que ya le vimos en el eco, tiene manos de artista. Y va a tocar sin que nadie le enseñe. "
Jay sonríe, bajando la mirada, como si ya lo viera.
Jay dice con acento ruso, "Me gusta eso —dice en voz baja. "
MiaFiemma toma su turno. Desenrolla el papel y lee con voz un poco temblorosa: —“¿Qué vas a decirle cuando tenga miedo?”
Suspiras profundamente.
MiaFiemma Se queda en silencio unos segundos. Luego, con la voz profunda, suave, dice.
Dices con acento Sinaloense, "Le voy a decir que el miedo no lo define. Que lo escuche, pero que no le haga caso. Que respire… y que recuerde que tiene raíces más fuertes que cualquier tormenta."
Jay aprieta los labios y asiente, sin poder ocultar cuánto le ha tocado eso.
La luz cálida de la lámpara de papel envuelve la escena. El pastel ya tiene varias porciones menos, las tazas están medio vacías y la risa ha dado paso a una serenidad dulce. Alexei, desde su pequeño universo, da una patadita suave. MiaFiemma se lleva la mano al vientre y sonríe.
Larabelle Evans
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Re: Entre rosas y pistolas

Mensaje por Larabelle Evans »

el nacimiento de Alexey Morozov.

Punto de vista: MiaFiemma.

El sol se va escondiendo tras las colinas, tiñendo el cielo de un ámbar sereno. La casa rural respira una calma extraña, como si el tiempo se hubiese suspendido en los márgenes de un día cualquiera. Pero no lo es.
La chimenea crepita suavemente. El calor envuelve la estancia con ternura. MíaFiemma está sentada en el sofá, envuelta en una manta de lana color mostaza. Tiene una taza de té a medio terminar sobre la mesa baja. Sus pies descansan sobre un pequeño puff. La televisión está encendida en bajo volumen, mostrando un documental de México, pero ella no lo mira. Tiene la mirada perdida, su rostro pálido, los labios entreabiertos. Una contracción le recorre el vientre.
MiaFiemma Se lleva ambas manos a al vientre. Cierra los ojos. Respira hondo, como le enseñó Almendra. La contracción pasa, pero deja una sombra en su expresión.
Jay está de pie frente a la encimera, picando verdura para una sopa. Lleva auriculares puestos, escuchando algo en su móvil. Pero al escuchar un pequeño quejido desde el salón, se detiene. Se quita los audífonos.
Jay dice con acento ruso, "amor, todo bien?"
MiaFiemma lo mira desde el sofá. Intenta sonreír.
Dices con acento Sinaloense, "—No es nada… solo... otra contracción... "
Jay la mira preocupado
Dices con acento Sinaloense, "—Van viniendo… más fuerte… y ya no sé si es normal o si esto ya empezó, Jay. "
Jay niega con la cabeza.
Jay niega con la cabeza.
Jay dice con acento ruso, "vámos al hospital, mi amor"
Jay se acérca de manera rápida hasta ella tomandola en brazos
Una nueva contracción. MíaFiemma se encorva, su respiración se agita. Esta vez un gemido se le escapa, y Jay la sujeta.
MiaFiemma mira a jay algo asustada.
Jay la toma en brazos y rápidamente camina hasta el automovil
Jay Morozov se marcha.
un jardín privado
Salidas visibles: interior
Este lugar tiene conexión Wifi. Podrás usar un portátil si lo llevas encima.
Sales de la casa.
Fresnedillas de la Oliva; afueras de una casa rural
Ves una casa de estilo colonial con jardín privado y BDMW Sirakusa de color vino tinto metalizado aquí.
No ves salidas en este lugar.
BDMW Sirakusa de color vino tinto metalizado
No ves salidas en este lugar.
Jay entra en BDMW Sirakusa.
Jay cierra las puertas.
Jay la mete con cuidado al auto
Dices con acento Sinaloense, "Me da miedo esto… pero también no. Como si supiera que sí puedo."
Jay dice con acento ruso, "claro que puedes, tu puedes mi amor"
Dices con acento Sinaloense, "tenemos que llamar a almendra, dios cuanto va tardar en beniiiiiiiiiir "
MiaFiemma respira agitada.
Jay toma su celular para comunicarse con almendra
gritas: "dueeelee muchoo. "
Otra contracción. Más larga.
Jay llama en repetidas ocaciónes empesando a alterarse.
Dices con acento Sinaloense, "¡Ah! Esta fue distinta… más abajo… Jay…"
Jay no espera mas y tirándo el teléfono arranca el auto
El vehículo se pone en marcha.
Tiempo estimado de trayecto: 2 minutos.
El celular de Jay suena con la llamada de Almendra.
Jay contesta cási gritando al teléfono.
Jay grita: "ya va a nacer, te esperamos en el púto hospital. "
Jay cuelga la llamada sin dejarle que hable
El motor aún ronronea bajo el capó caliente. Las luces del hospital se reflejan en el parabrisas del BMW Sirakusa, y el neón de la entrada de Urgencias lanza destellos blancos sobre el rostro de Jay. MíaFiemma está en el asiento trasero, recostada sobre una manta gruesa. Tiene el vestido empapado en sudor, el cabello pegado a la frente. Jadea. Su cuerpo tiembla.
Jay condúce saltándose una que otra norma de tráncito, mirando a mía constantemente.
gritas: "joder jay!"
Jay dice con acento ruso, "aguanta mi amor aguanta, ya yegamos"
gritas: "ya no quiero otro, ya no más hijos. "
gritas: "—¡Ayyyy, Jay! ¡No puedo… no puedo! ¡Me va a partir!"
El vehículo se detiene al llegar a su destino.
Jay salta fuera del coche, abre la puerta trasera, y la ayuda a incorporarse, sosteniéndola con fuerza.
Fresnedillas de la Oliva; calle de la iglesia
Ves BDMW Sirakusa de color vino tinto metalizado aquí.
Salidas visibles: m521, norte, suroeste, noreste, oeste, calle-del-fresno, y centro
Jay sale de BDMW Sirakusa.
Pobladores van y vienen.
Jay Morozov se marcha.
Oyes perros ladrando.
Fresnedillas de la Oliva; Centro de Salud Fresnedillas
Este centro de salud ofrece atención médica primaria, servicios de enfermería y consultas para diversas especialidades. Está diseñado para atender a la población local y proporcionar atención básica y preventiva. Aunque no cuenta con servicios de urgencias ni de maternidad, es un lugar adecuado para consultas generales y seguimiento de salud.
Salidas visibles: fuera y consultorio
Dos enfermeros salen corriendo desde el vestíbulo. Uno de ellos es un joven pálido con uniforme celeste; el otro, una mujer de complexión fuerte con trenzas recogidas. Entre los tres colocan a MíaFiemma en la camilla. Ella se retuerce, grita, aprieta la mano de Jay como si fuera el ancla que la mantiene en este mundo.
Dices con acento Sinaloense, "—¡Jay, no me sueltes! ¡Te lo juro que si me sueltas te dejo para siempre. "
Jay dice con acento ruso, "no boy a soltarte mi amor, aquí estoy"
La camilla avanza a toda velocidad. Las luces del techo pasan como relámpagos sobre los ojos de MiaFiemma, que comienza a llorar sin contenerse, entre espasmos y respiros.
Jay Morozov se marcha.
Consultorio
Te encuentras en un consultorio bien iluminado, equipado con una cama ginecológica para exámenes. A la izquierda se encuentra el escritorio y a los pies de la cama, la mesa con el instrumental médico necesarios: ecógrafo, colposcopio y equipo de monitoreo fetal.
Salidas visibles: fuera
Mientras atienden a MiaFiemma. Jay hace todos los trámites correspondientes he informa que Mía tiene a una ginecóloga que la está atendiendo y que lleva su expediente. Solicita que se la deje entrar para que pueda atenderla y supervisar el parto.
hora y media después. Almendra Naguib entra ajustándose los guantes quirúrgicos. Lleva la bata abierta sobre la ropa de calle y el cabello recogido de prisa. La expresión de su rostro es una mezcla de urgencia y control absoluto.
Almendra dice con acento egipcio, "¿Cuánto tiempo desde las primeras contracciones regulares? "
Jay dice con acento ruso, "como 40 minutos o menos creo"
Almendra asiente, se inclina hacia MiaFiemma.
Almendra dice con acento egipcio, "Mía, escúchame. Ya no hay marcha atrás. Estás en trabajo de parto activo. Tu cuerpo ya empezó el descenso. El bebé viene. Y tú puedes con esto. ¿Me oyes? "
MiaFiemma asiente con un sollozo.
Dices con acento Sinaloense, "—Sí... sí, lo sé... Ayúdame, Almendra."
Dices con acento Sinaloense, "Quiero que nazca bien. "
Jay dice con acento ruso, "nacerá bien amor"
La luz blanca del plafón tiembla ligeramente con el paso del tiempo. El monitor fetal emite un pitido constante. En la camilla, MiaFiemma se arquea sobre un costado, respirando entrecortado. El sudor le recorre la nuca. Jay le sostiene la mano con ambas.
Almendra se coloca frente a ella.
Almendra dice con acento egipcio, “estás dilatada casi por completo… aún no empujes, vamos a preparar todo.”
La enfermera mueve bandejas, ajusta la cama. Colocan protectores, encienden la lámpara quirúrgica. El ambiente cambia. La calma previa se transforma en una tensión palpable.
Una nueva contracción.
gritas: ""¡No puedo… ayyy no! ¡Está bajando, lo siento! "
Dices con acento Sinaloense, "—¿Y si algo sale mal? ¿Y si no puede salir? ¿Y si me muero aquí, Jay? ¡No quiero morir!"
Jay dice con acento ruso, "no vas a morir! tu puedes nada va a pasar mi vida. tendrémos a nuestro pequeño, tu puedes. "
Jay dice con acento ruso, "no boy a dejarte mi vida, estóy contigo. "
Almendra interrumpe con voz decidida.
Almendra dice con acento egipcio, "¡Ahora sí, Mia! ¡Cuando te diga, empujas! Escucha mi voz y confía en tu cuerpo. ”
La enfermera ajusta el respaldo. Jay le acomoda un cojín tras la nuca.
El monitor muestra un pico.
Almendra dice con acento egipcio, “¡Contracción! ¡Empuja ahora, Mia! ¡Vamos! "
MiaFiemma Se encorva hacia adelante, todo su cuerpo empuja.
Almendra dice con acento egipcio, “¡Muy bien! ¡Así, así! ¡Ya casi, otra más y la cabeza corona!”
Jay dice con acento ruso, "¡Vamos amor, empuja! ¡Lo estás haciendo perfecto! "
Dices con acento Sinaloense, ¡No puedo, Jay, me quemo por dentro—! "
Niegas con la cabeza.
Jay dice con acento ruso, "claro que puedes!"
Jay dice con acento ruso, "bamos amor, házlo!"
Almendra dice con acento egipcio, “¡Sí puedes! ¡Sólo una más! ¡Ya veo el pelo, Mía! ¡Una más y lo tienes contigo!”
La siguiente contracción la toma como una ola de fuego. MíaFiemma grita, empuja con toda su fuerza.
Y entonces, un llanto. Un sonido agudo, nuevo, perfecto. Jay rompe en llanto.
Jay se cubre el rostro, no puede mas, se quiebra, se derrumba, no de tristesa, ni de dolor. si no de esa felisidad, de esa ilución de tener lo que le arrevataron a la fuerza.
Dices con acento Sinaloense, "Llora? ¿Llora, está bien verdad?. "
Alexey llora desconsoladamente.
Almendra sostiene al bebé en brazos. Lo envuelve con una manta blanca, le limpia el rostro con suavidad.
Almendra dice con acento egipcio, "está sano, Mía. Perfecto. Un varón precioso. "
MiaFiemma se desploma de cansancio, pero sus ojos no se apartan del bebé que le colocan en el pecho.
Alexey tiene los ojos cerrados y respira de forma acompasada.
El aire se ha vuelto denso, tibio, casi sagrado. El pitido del monitor baja de volumen. Todo se ha silenciado, salvo la respiración entrecortada de MiaFiemma y los suaves quejidos del recién nacido, acurrucado sobre su pecho.
MiaFiemma mira a su bebé.
Alexey
Recién nacido de cuerpo delgado y delicado, con piel bronceada clara, suave como terciopelo, y un tenue matiz dorado que resalta bajo la luz. Su cabello negro, finito y ligeramente ondulado, forma suaves mechoncitos sobre su cabecita. Los ojos, grandes y de un verde miel brillante, se asoman curiosos bajo unos párpados tranquilos. Tiene un rostro redondito, con mejillas suaves y levemente sonrosadas, adornadas por pecas diminutas que parecen pintadas con pincel. Su naricita pequeña y bien formada armoniza con sus labios carnosos y rojizos, que a veces se curvan en movimientos involuntarios, tiernos. Sus brazos y piernas, largos y finos, se mueven con suavidad, terminando en manitas y piececitos delgados, con deditos pequeños y perfectamente formados.
MiaFiemma lo envuelve con la manta que Almendra le colocó. Sus dedos tiemblan cuando lo acaricia por primera vez.
Jay se inclina, besa la frente de ambos. Sus ojos están rojos. No habla. Solo los mira. Como si por fin hubiera encontrado la imagen que lo justifica todo.
Dices con acento Sinaloense, "¿Tú crees que ya sabe quién soy? "
Jay sonríe.
Jay dice con acento ruso, "cláro que si. "
Almendra se acerca con un estetoscopio. Lleva una hoja de control y una linterna pequeña.
MiaFiemma se acomoda al bebé para alimentarlo.
Almendra dice con acento egipcio, "Mía, te voy a revisar rápido mientras él toma. Y luego lo reviso a él. Todo se ve bien, pero quiero confirmar. ¿Está bien para ti? "
MiaFiemma asiente, sin dejar de mirar al bebé.
Jay le acaricia el cabello. Se ha sentado en el borde de la camilla, sin despegarse de ella.
Almendra revisa la zona perineal con delicadeza, murmura datos a la enfermera.
Almendra dice con acento egipcio, "Hay un pequeño desgarro, nada grave. Lo voy a suturar en breve. No hay hemorragias, el útero responde bien. Tu presión está un poco elevada, pero estable. "
Almendra dice con acento egipcio, "Lo hiciste increíble. De verdad. Estoy muy orgullosa de ti. "
Dices con acento Sinaloense, "¿Y él? ¿Está bien? ¿Lo puedes revisar ya? "
Almendra asiente.
Almendra dice con acento egipcio, "Jay, ¿me ayudas a cargarlo un momento? "
Jay dice con acento ruso, "si, claro..."
Jay toma al bebé como si fuese vidrio soplado. Lo pasa a las manos de Almendra, que lo coloca sobre la camilla auxiliar. El pequeño patalea, hace un ruidito casi felino.
Almendra lo revisa con movimientos suaves pero firmes. Mide su cabeza, examina los reflejos, escucha su corazón y pulmones.
La enfermera anota todo.
Almendra dice con acento egipcio, "4 kilos con 200 gramos. Reflejos normales. Tono muscular excelente. Sin soplos. Apgar: 9 al primer minuto, 10 al quinto. Respira bien, se alimenta bien. Todo en orden. "
Jay suspira con un jadeo de alivio.
Dices con acento Sinaloense, "gracias almendra encerio, que gracias. "
Jay dice con acento ruso, "¿podemos volverlo a tener ya, doctora? "
Almendra sonríe.
Almendra dice con acento egipcio, "Sí. Y después le haré su primera vacuna. Pero ahora es momento de piel con piel. "
Jay toma al bebé con amor y lo coloca sobre el pecho de MiaFiemma. Ella lo envuelve con ambas manos, como si abrazara la eternidad.
Dices con acento Sinaloense, "Hola, bebé… Soy mamá. Y este es papá. Ya estás aquí…"
Jay se acerca, y envuelve a los dos.
Jay dice con acento ruso, "somos tres ahora. "
MiaFiemma se queda dormida con el bebé en brazos.
Una nueva historia ha comenzado, y lleva un nombre que resonará en dos lenguas, con raíces fuertes y muchos desafíos.
Larabelle Evans
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Re: Entre rosas y pistolas

Mensaje por Larabelle Evans »

Registrando a nuestro hijo.

Punto de vista: MiaFiemma.

Fresnedillas de la Oliva; Registro Civil Municipal Viernes, 23 de mayo de 2025 — 11:17 a.m.
El edificio es modesto, con paredes de yeso blanco y ventanales altos que dejan entrar la luz del mediodía. En el exterior, los geranios rojos en las jardineras contrastan con el suave gris de la fachada. El interior huele a madera vieja y papel sellado. Una campanilla suena con suavidad al abrirse la puerta de entrada.
Jay sostiene la puerta con una mano mientras con la otra lleva la sillita de transporte donde duerme Alexey, envuelto en una manta tejida a mano. MíaFiemma entra detrás, más recuperada, con el cabello suelto y una camisa blanca de lino que le da un aire etéreo. En sus brazos lleva una carpeta con documentos médicos y su identificación. Sus pasos son tranquilos, pero el leve temblor en sus dedos delata la emoción contenida.
Una funcionaria de rostro sereno, con un moño bajo y gafas de lectura, los saluda desde detrás de una mesa de roble. —Buenos días. ¿bienen a registrar al bebé?
Jay dice con acento ruso, “sí. Nuestro hijo… nació el martes 20.”
—Felicidades —responde la mujer, sonriendo mientras les indica que tomen asiento—. ¿Tienen los papeles del hospital y vuestras identificaciones?
Dices con acento Sinaloense, “—Sí, aquí están... y también la constancia firmada por mi doctora Almendra Naguib.”
La funcionaria revisa los documentos con eficiencia. Mientras tanto, Jay se inclina un poco para mirar a Alexey, que suelta un suspiro dormido. El bebé tiene las mejillas sonrosadas y un gesto sereno, como si aún no supiera el peso del mundo que lo espera.
—Muy bien —dice la mujer, comenzando a escribir en su ordenador—. Nombre completo del recién nacido.
Jay responde con voz firme, pero suave, como si pronunciara una promesa:
Jay dice con acento ruso, “Alexey Leyva Morozov"
—Entiendo —dice ella, mientras sus dedos teclean con fluidez—. Alexey Leyva Morozov, varón, nacido en Fresnedillas de la Oliva, el martes 20 de mayo de 2025, a las 19:42 horas.
Se hace un silencio corto. La mujer gira hacia la impresora, toma la hoja recién salida, la revisa. Luego coge el sello de caucho y lo presiona con fuerza sobre el documento, marcando la tinta roja con el escudo del estado.
—Aquí está. Registro oficial de nacimiento. Alexey ya es parte de este mundo, legalmente. Bienvenidos a esta nueva etapa.
Extiende la hoja a Jay, quien la recibe como si sostuviera algo sagrado. Mía la observa un momento y luego se inclina sobre la sillita para acariciar la frente de su hijo.
Dices con acento Sinaloense, "“Ya estás aquí, mi pequeño. Y todo lo que tenemos… es tuyo también.”"
La funcionaria los despide con una mirada cálida. En el exterior, el sol brilla con fuerza sobre el empedrado. El eco de los pasos de Jay y Mía se mezcla con el canto de los gorriones y el murmullo de una primavera que ya se va convirtiendo en verano.
Fresnedillas de la Oliva; Plaza del Parque Municipal
El parque está a unos pasos del registro civil, separado por una hilera de naranjos en flor y bancos de hierro pintados de verde. Las ramas se mecen con una brisa ligera que huele a tierra tibia y savia fresca. Jay empuja la sillita de Alexey por el sendero de grava mientras Mía camina a su lado, con la carpeta de documentos ahora bajo el brazo.
Dices con acento Sinaloense, "así está genial el día para el bebé amor. "
Dices con acento Sinaloense, "siempre imaginé que sería así. "
Jay dice con acento ruso, "así es perfecto. Solo nosotros y el mundo que empieza para él."
MiaFiemma se detiene junto a una fuente de piedra. El agua cae en ciclos constantes, creando un murmullo suave. Se sienta un momento en el borde y observa a Jay, que gira la sillita para que el sol no dé directamente en la cara de Alexey.
Dices con acento Sinaloense, "—¿Sabes? Es más real aquí. Viendo todo esto… me doy cuenta de que sí lo logramos."
Jay dice con acento ruso, "lo logramos. Y lo vamos a cuidar con todo y lo que somos."
El bebé hace un pequeño ruido, un bostezo leve, moviendo los deditos dentro de la manta. Mía sonríe sin levantar la vista.
Dices con acento Sinaloense, "—¿Y si nos vamos a casa ya? Quiero meterme a la cama con él… y solo estar ahí. Viéndolo respirar."
Jay dice con acento ruso, "te llevo, princesa. Vámonos."
Se ponen de pie. Jay toma la sillita con cuidado y Mía lo acompaña, su mano rozando apenas su brazo. El canto de una alondra marca su salida del parque, mientras los árboles agitan las hojas como en un aplauso secreto.
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