[20:43:07] La ciudad parpadea.
Primero es un zumbido apenas audible, como un insecto atrapado entre líneas de código. Luego, los paneles publicitarios comienzan a mostrar imágenes mezcladas, voces superpuestas: un discurso corporativo, una canción infantil, coordenadas... y finalmente, estática.
Los terminales de datos reinician en bucle. Algunos asistentes personales susurran nombres en idiomas desconocidos. En el cielo, un dron de reparto gira en círculos erráticamente, luego cae como una piedra y se estrella cerca del viejo café de la esquina, sin provocar heridos.
Un pitido agudo invade los auriculares conectados a la red. El sistema de emergencias muestra un mensaje fragmentado en todas las pantallas activas:
>> “B4B3L… n0 3S iN73rpr374bL3… d35p13r74…”
Las comunicaciones comienzan a fallar por zonas. Los mensajes tardan en llegar, se duplican, aparecen modificados… o con respuestas que nadie recuerda haber enviado.
Una calma tensa se instala en el ambiente. Algo está mal. Y acaba de empezar.